16. El incidente.
Me detuve cuando hube llegado a la orilla de la laguna, sintiendo las aguas sobre mis zapatos, inundándolos y llenándome de una sensación mojada. Sonreí con melancolía al recordar la última vez que tuve aquella sensación, fue con Aaron, ambos nos metidos en la laguna con los zapatos puestos, y reíamos feliz, intentando mojarnos el uno al otro.
Siempre fui tan sobre protectora con mi hermano mayor, como si en lugar de ser la pequeña, yo fuese la mayor de los dos. Y él siempre fue tan bueno conmigo. Siempre supe que era su preferida, así que no me extrañaba que Elena me acusara de ello.
Ya no tenía a nadie que me salvase de mi horrible vida, recordaba que cuando era niña y discutía con mamá, Aaron y Shally siempre estaban ahí para recomponerme, y cuando discutía con mi hermana, pap
17. Miedo.Me repetí las pruebas esa misma semana, teniendo que tomarme algunos días más de vacaciones en la empresa. Los nervios porque aquella prueba saliese negativa me habían jugado malas pasadas, pues no dejaba de vomitar y sufrir leves mareos a causa de lo histérica que estaba. Pero entonces caí en que aquellos síntomas eran los mismos que los que tiene una mujer embarazada, y mi miedo aumentó considerablemente.Caleb me llamaba todos los días para preguntarme por mi estado, y yo me sentía cada día más perdida.¿Qué haría si estaba embarazada? ¿Qué haría para continuar con mi vida? ¿Debía tener un hijo fruto de una mentira?Estaba sentada en el porche, pensando en todo esto, y en las muchas ganas que tenía de hablar con alguien. Pero Tyler había desaparecido del pueblo y nadie ten&iac
18. Deja que te ayude.No sabía cómo, pero allí había acabado, frente al lago, sintiendo la agradable brisa nocturna sobre mi rostro.Estaba descalza, con los pies metidos en el agua, mientras esta me llegaba hasta la rodilla. Cerré los ojos, dejándome llevar por mis pensamientos, recordando a Shally.“Una Shally de no más de doce años de edad jugaba conmigo en la laguna, mientras hablábamos sobre nuestras madres.Estoy segura de que en el fondo ella te quiere, Sara – aseguraba mi amiga - ¿cómo no iba a quererte si te has pasado nueve meses dentro de ella? Creo que todas las madres deben querer a sus hijos, al fin y al cabo, son parte de ellos.Cuando tenga hijos los querré así, y se los mostraré cada día – aseguré, con una tenue
19. Una visita inesperada. Me gustaría poder deciros que dejé el trabajo, que me aferré a él y ambos decidimos darnos otra oportunidad, que mi hermana y Ty se casaron, y sobre todo, que fuimos felices y comimos perdices. Pero los finales felices sólo existen en los cuentos de hadas, y nada de aquello sucedió. Tyler no volvió al pueblo y mi hermana estuvo esperándole durante mucho tiempo, aunque sin dejar de ser estúpida y malvada conmigo. Caleb y yo necesitábamos tiempo para sanar nuestras heridas, así que me marché a la ciudad, a continuar con mi trabajo. Y él se quedó en el pueblo, ayudando a su familia con la granja. No me arrepiento en lo absoluto de la decisión que tomé, necesitaba tiempo para mí, para pensar, y empezar una relación con Caleb después de tantas mentiras no era algo bueno para nosotros. Así que me marché, y continué con mi vida, dejando el pasado atrás, el dolor, la tristeza y el marchi
Como si nada.¿Soy la única a la que todo aquello le parecía una maldita locura?¿Cómo iba a ayudar yo a mi hermana a convertirse en mejor persona, después de todo lo que me había hecho?¿Cómo iba a volver al pueblo si ni siquiera había pasado el suficiente tiempo como para olvidarme de Caleb?Arropé a mi hermana mayor, que descansaba en el sofá de mi pequeño apartamento, lucía realmente cansada.Sabía perfectamente lo duro que era para ella estar allí, pues nuestra relación siempre había sido difícil.Le acaricié la frente, apartándole el flequillo, observándola con tranquilidad, haciendo que ella dejase escapar una lágrima y a mí se me encogiese el corazón al verla hacer aquello.Todo i
La oveja negra. Papá estaba encantado de tenerme en casa, mi hermana seguía mis consejos sobre ser una buena persona al pie de la letra, y había hecho muchos progresos en tan sólo tres días, Caleb iba a buscarla a diario. Parecía que estaban muy unidos. Así que, esa tarde, aproveché para ir a visitar a mi mejor amigo, Tyler. Cuando le vi, arreglando la vieja cabaña de su abuelo, estaba irreconocible: con cabellos largos y barba abundante. Pero sonrió hacia mi nada más verme aparecer por la colina. Había escuchado rumores de que habías vuelto – aseguró, con una gran sonrisa en el rostro – pero no pensé que fuesen ciertos. La oveja negra de la familia ha vuelto a The Green Place – bromeó, haciéndome reír con ello. Parecía que era el mismo. Dejó el rastrillo sobre la mesa de trabajo, cogió mi mano, de improviso y tiró de mí hacia el pequeño estanque de patos que el mismo
El baile de navidad. Ayudaba a Tyler a lijar la madera, en su jardín, mientras pensaba en lo que aquel idiota me había propuesto. Mi hermana y Ty necesitaban una oportunidad de ser felices, y aquel idiota iba a estropearlo todo, si yo no decía a sus chantajes. ¿Dónde estás hoy? – preguntó, dejando de prestar atención al trabajo, observándome con detenimiento – Sarah – me llamó, sacándome de mis pensamientos - ¿en qué piensas? Este sábado es el baile de navidad – le dije – sería una buena oportunidad para que Elenah y tú… No quiero arreglar las cosas con ella, Sara – me dijo, cansado de que insistiese tanto en ese tema – estaba ciego, ella no es la persona que creí que era. Pero ella ha cambiado mucho, lo juro – me quejé, haciendo que él negase con la cabeza, incapaz de creerme. <
No es amor. Descansaba sobre su cama, en su habitación, con una camiseta suya puesta, que me quedaba enorme, lo cual agradecía, pues estaba muerta de frío. Sus padres estaban aún en la fiesta, pues aún no había ni rastro de ellos, lo cual fue una suerte, pues de otro modo él nunca me habría dejado subir a su habitación. Me acurrucaba, sin atreverme aún a cubrirme con la colcha, mientras escuchaba de fondo la ducha, pues él se estaba dando una en su cuarto de baño. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de bien, de relajada, sin que me importase estar en una habitación ajena, a punto de ser descubierta por sus padres o por mi propia hermana. Lo cierto, es que no me preocupaba nada de aquello ni lo más mínimo. La puerta del baño se abrió, haciendo que tirase de su colcha y me tapase las piernas, aterrada de que me viese con tan poca ropa. Él sonrió, divertido con la situación, para luego acercarse al
Cosas que no debieron pasar. Salí del armario tan sólo unos cinco minutos después, atravesé la habitación, mientras él me llamaba para que me detuviese, importándome bien poco estar en bragas, con tan sólo su camiseta. Bajé las escaleras, corriendo, abrí la puerta y salí al porche, sintiendo la brisa invernal sobre mi rostro, al mismo tiempo que me picaban los ojos, y me dolía el corazón. Sarah – me llamó, llegando hasta mí, agarrando mi mano para que no pudiese irme a ninguna parte. Me dio la vuelta y me observó, mientras yo dejaba escapar una lágrima por mi mejilla y apretaba los labios, para reprimir mi llanto, pues dolía demasiado, todo aquello – puedo explicarlo todo – aseguró, mientras yo negaba con la cabeza, en señal de que no quería escuchar nada más, pues aún dolía al pensar en las palabras de mi hermana “Me sedujiste, a pesar de que te dije que estaba enamorada de Tyler” Una segu