Recién casados

A diferencia de Monty parecía que era Thomas el que se casaba. Miraba continuamente el reloj de su muñeca y observaba la calle desde la entrada de la iglesia donde esperaban a los invitados y a la novia. El flamante novio reía a las carcajadas junto con los compañeros de rugby del equipo de Los Espartanos, incluido al buen Red y al resto del plantel deportivo, pero Thomas estaba taciturno, preocupado de que Sophia no llegue a tiempo para la ceremonia.

—Relájate —le dijo Athos a Thomas en un susurro—. Esto tiene que ser divertido, o no tiene sentido casarse.

—Yo estoy relajado —mintió el capitán—. Pero Sophia no ayuda llegando tarde.

—De hecho, nadie está tarde hasta que no llegue la novia —reflexionó Castor.

Thomas no podía con sus nervios.

—Ya debería de estar aquí, ella no es de demorarse así… —repetía—. Estoy seguro de que no va a venir.

—Ella te dijo que iba a venir, ¿no? Entonces confía en ella.

—Pero ¿y si no viene? Ella siempre es puntual, ya tendría que estar aquí. La invitaci
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