La imagen lo es todo

Thomas permanecía de pie en ese local, esperando a que el idiota de Monty termine de cambiarse. Castor y Athos también estaban con él, pero ellos ya tenían un traje seleccionado y reservado para la boda de Monty. Sólo faltaban Thomas y el futuro novio. De brazos cruzados, y con su habitual gesto de pocos amigos, Thomas aguardaba impaciente.

—Sí sabes que hay personas que tienen que seguir con sus vidas, ¿no? —le preguntó Thomas en voz alta a la cortina cerrada del vestidor. Aunque era muy difícil que Monty no pueda escucharlo del otro lado—. ¡Llevas diez minutos en ese probador! ¿Tanto problema tienes para ponerte un miserable traje?

—Sólo un poco más, amigo. Entiende, es mi boda. —la voz de Monty atravesó la cortina. El tono que usaba era alegre y juguetón, casi como si estuviese contando un chiste. Thomas dejó salir un suspiro y siguió aguardando.

—Lo está haciendo a propósito —le susurró Athos a Thomas.

—Ya lo sé —gruñó el capitán—. Por eso es por lo que me saca de las casillas. Sa
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