Entramos al lugar y parecía un quirófano, los conocía bien, había sido intervenida por una fractura expuesta en mi pierna cuando tenía unos 7 años de edad.
Volvieron a cambiarme de camilla, una enfermera muy amable me puso los pies sobre los estribos y colocó una manta sobre mis piernas. Me pusieron una mascarilla de oxígeno para ayudarme a respirar mejor.
Las contracciones eran cada vez más y más seguidas, apenas si me dejaban recuperarme de una que enseguida llegaba la próxima.
Alicia entró vestida con una bata quirúrgica y una mascarilla.
—¿Lista preciosa? —preguntó. Yo asentí— Bien, comienza a pujar y mantén la fuerza hasta que Kate cuente hasta diez —prosiguió.
Cuando sentí la contracción me esmeré en pujar con fuerza, como me habían enseñado en las clases prena
Los primeros días de Hope en casa fueron difíciles. Ambas debíamos adaptarnos a nuestro nuevo papel. Ser madre era todo un desafío. La pequeña lloraba todo el tiempo y solo quería estar conmigo. Alimentarla, cambiarla, lograr que se durmiera. Todo era un continuo reto. Pero pronto, adoptamos un buen ritmo.Su primer baño… bueno, creo que como mínimo lloré todo el tiempo, tenía miedo de lastimarla, pero por suerte Kimmy me ayudó y entre las dos logramos el cometido.Cristina me había avisado que su ombligo se caería, pero igual me asusté cuando pasó.Las clases terminaron a finales de mayo. Y ya recuperada del parto, pude asistir a mi graduación.Mi padre, que venía cada día al salir del trabajo, a ver a Hope, me había regalado un precioso vestido de gasa negro, cubría mis rodillas y se ataba al cuello. Me puse
La primera Navidad de Hope fue algo que siempre recordaré. Ver sus curiosos ojos mirando a Santa, mientras hacíamos la cola junto a los niños en el centro comercial, fue tan especial…La cena de Nochebuena, al igual que Acción de Gracias, lo pasamos en casa de mi padre. Cristina y yo cocinamos el banquete y fue una noche maravillosa. La mañana siguiente abrimos los regalos acompañados de chocolate caliente con malvaviscos. Mi pequeña recibió una gran cantidad de obsequios, pero se enamoró de un corderito de peluche que Kim le regaló.Por la tarde, ya en casa, Jenny vino a traer su regalo y disfrutar con nosotras de las exquisitas sobras.Año nuevo nos encontró en casa, María y Theo vinieron de visita. Cuando los pequeños se durmieron, nosotras descorchamos una botella de champaña fría.La mañana de mi cumpleaños. Kim junto a
A medida que Hope fue creciendo, también aumentaron los gastos de la casa. Así que tuve que tomar un segundo empleo. De lunes a sábados de 9 a 17 trabajaba en la cafetería y los viernes, sábados y domingos en un restaurante de 21 a 2 a.m. El poco tiempo libre que me quedaba lo ocupaba con mi pequeña y Kim. Por suerte a la noche ella se ocupaba de mi bebé. Y siempre podía contar con su abuelo y Tina, que adoraban cuidarla.Veía a Jenny de vez en cuando, entre sus clases, fiestas y mi trabajo apenas si teníamos tiempo de vernos una vez al mes. Pero el día que lo hacíamos hablábamos durante horas.Un día mientras estábamos en el parque, Hope miraba cómo un padre jugaba con su hijo y entonces de la nada dijo.—¿Papá? —su vocecita confundida me estrujó el corazón.—Papá está muy lej
Unos días después mientras atendía la barra de pedidos del café. Una hermosa sonrisa captó mi atención.—¿Qué haces aquí? —pregunté sorprendida. Corey estaba siguiente en la fila, tenía una sonrisa encantadora y lucía mejor de lo que recordaba. Ahora sin los efectos del alcohol, era más apuesto que en mis recuerdos, y mucho más alto.—Pedir un café… eso hacen aquí, ¿no? —dijo divertido.—¿No hay cafeterías por el campus?—Ninguna que sea atendida por una mujer con tu sonrisa —respondió y mis mejillas se encendieron. Sonreí como una tonta.—¿Qué tomas?—Latte grande.—Siéntate, ya te lo alcanzo yo —lo preparé y le pedí a Silvi, mi compañera, si podía cubrirme uno
El almuerzo con Corey fue maravilloso, me llevó a un restaurante de L.A. y comimos en la terraza. Luego paseamos por la ciudad. Por todo el Boulevard Hollywood. Reímos y hablamos mucho. Me contó un poco de su vida, su padre era inglés, conoció a su madre en la universidad y al poco tiempo de que él naciera se mudaron a New York. También me habló de sus hermanas y de cuánto las quería, pero que lo volvían loco. También de su amor por el cine. Tarantino era uno de sus directores favoritos. Me habló de sus sueños, y de lo mucho que yo le gustaba. Yo le conté un poco de mi vida, de la muerte de mi madre y cómo cambió nuestras vidas, de la mudanza a Pasadena y luego de Hope.—No quiero ser entrometido Becca, pero… ¿qué hay de su padre? —preguntó finalmente.—Su padre,
El verano llegó y mi padre y su familia estaban listos para ir a Florida, Kim iría con ellos otra vez e insistieron en llevarse a Hope, me venía bien, ya que, sin Kim, no tenía quién la cuidara mientras yo hacía los turnos de la noche en el restaurante.—Ven con nosotros Becca, a Hope le encantará —insistió Cristina.—Sabes que no puedo, tengo que trabajar.—Pero puedes tomarte unos días, ¿no? —prosiguió mi padre.—Cuando me den unos días los alcanzaré allí, ¿de acuerdo?—De acuerdo, como tú quieras cariño —contestó Tina.Tomé a mi pequeña en brazos. Era la primera vez que pasaríamos tanto tiempo separadas y se me estaba dando fatal dejarla ir.—¿Sabes cuánto te amo?—Más que a tu vida.
Los siguientes meses fueron de lo más normal. Llevaba una vida tranquila y rutinaria.Entre mis dos trabajos, mi hija, Kim y mi novio. Apenas si me quedaba tiempo para la familia y amigos.Kimmy estaba en el anteúltimo año de la prepa y cada vez, estaba más difícil. Entre sus continuos cambios de humor, su falta de comunicación conmigo y mi poca paciencia, era una guerra continua.Una noche al volver del trabajo la encontré teniendo sexo en el sofá de casa con Logan. No era estúpida, sabía que lo hacían, pero me pareció espantoso ver esa escena, y con mi hija durmiendo en la otra habitación. Sabiendo que podía levantarse en cualquier momento, ya que había pasado de la cuna, a la cama de "nena grande" como ella la llamaba.—Logan, tienes tres segundos para vestirte y salir de mi casa… —dije segura y en un tono no muy fuerte para no de
—Feliz cumpleaños a ti… —la dulce voz de mi hija me despertó del sueño. Abrí los ojos lentamente y sus hermosos rizos rubios resplandecían bajo los rayos de sol que entraban por la ventana, sus avellanados ojos azules me miraban divertidos y su boca en forma de corazón se curvaba en una inmensa sonrisa. «La imagen más hermosa del mundo», pensé mientras sonreía.—Gracias muñequita.—Pide un deseo, mami —me animó mi pequeña sosteniendo una torre de hot cakes con una vela encima. Cerré los ojos y lo hice.—Ayúdame a apagar la vela cariño —ambas soplamos a la vez y se acomodó a mi lado en la cama.—Es para ti, pero puedes compartir si quieres.—Hmmm, ¿habrá alguien que quiera compartir conmigo estos deliciosos hot cakes?—YO,