Las cosas fueron de bien a mejor. Mi relación con Kim volvió a la normalidad y ella se concentró en aplicar a varias universidades.
—¿Qué harás si me voy lejos? —preguntó mientras llenábamos los formularios de Princeton.
—No te preocupes por nosotras. Me las arreglaré. Solo quiero que puedas estudiar en una buena universidad. Y con tus calificaciones conseguirás una buena escuela.
—Papá prometió ocuparse de la matrícula y el hospedaje y conseguiré trabajo para el resto.
—Suena a un buen plan.
—Pero no quiero dejarte sola…
—No estoy sola, tengo a Hope.
Luego del cuarto cumpleaños de Hope, finalmente las cartas comenzaron a llegar.
Kim se había convertido en una excelente candidata y muchas universidades la aceptaron.
Se decidió por la Universid
—Teniente Gilbert, ¿listo para irnos? —preguntó mi mejor amigo y hermano por elección Tyler.—Sí sargento Perry. Prepare a los chicos. Y abastezca el convoy, partimos a las 0600 —ordené a mi hombre de confianza y segundo al mando.Revisé mi uniforme, asegurándome de tener todo lo que necesitaba. Mi chaleco, mi arma, municiones, agua. Una vez todo estuvo chequeado me metí en la campaña de los oficiales a hablar con mi superior para recibir las ordenes.—Jake, ¿todo está listo? —preguntó el general Kelley.—Todo en marcha, ¿cuáles son las ordenes?—Tu equipo cubrirá a los Marines que harán un reconocimiento. Quiero un ojo de halcón en todo momento sobre ellos. Y Jake… sin prisioneros.—Así se hará general.Me reuní con mis hombres
Poder mantener ambos trabajos me estaba costando mucho. Por suerte mi padre y Tina se ofrecieron a cuidar de Hope mientras hacía el turno de la noche los fines de semana. Entrené a una chica, pero no estaba hecha para esto y renunció de inmediato, por lo que mis dos semanas de entrenamiento se esfumaron y tuve que volver a la búsqueda y empezar de cero.Violet ya me había enseñado cómo funcionaba todo y ese día sería el primero como encargada de la cafetería.Cuando la alarma marcó las 7.15 a.m. salté de la cama y me metí a la ducha. Luego del baño, cepillé mis dientes y sequé mi cabello. Lo levanté en un moño con mechones descuidados, y me maquillé un poco, solo una línea negra sobre mi párpado, algo de rímel y brillo en mis labios. Me puse el nuevo uniforme, que consistía de un pantalón de vestir negro
—¿Cómo está todo por allá? —pregunté a Tyler por la video-llamada de Skype. Le dieron permiso médico y estaba en Londres recuperándose. Pero claro, no podía estar quieto y sin saber de nosotros.—Insoportablemente monótono, estoy muriendo.—Deja de quejarte, eso es el cielo en comparación con esto.—Sí claro, preferiría estar allí.—¿Y Blair?—¿Por qué sigues con eso hermano? ¿Acaso te odias a ti mismo? ¿Es una especie de culpa a pagar?—¿Otra vez con lo mismo Tyler? La amo, ya te lo he dicho miles de veces.—No lo entiendo Jake. Blair es mi hermana y sabe Dios que la amo, pero no es buena para ti, no es buena para nadie.—Sí lo es. Es una mujer increíble. Saldrá adelante, ya verás —odia
Hay quienes sostienen que el tiempo cura todas las heridas…Les tengo noticias, no es cierto. El tiempo puede ser tu aliado o tu peor enemigo.Cuando quieres que pase rápidamente, siempre lo hace lento…Y cuando necesitas que vuele, simplemente se detiene.Pero a pesar de todo, a veces, el tiempo te demuestra que el verdadero amor es inmune a él.Que no importa cuánto lo intentes, hay personas que se aferran a tu corazón con uñas y dientes. Se graban tan profundo en tu piel que se vuelven parte de ti.El tiempo puede borrar recuerdos, o volverlos imborrables.El tiempo puede hacerte olvidar, o volverte inolvidable.El tiempo puede curar heridas, o causarte nuevas.Tengo una teoría… cuando es un amor puro, verdadero y desinteresado, no hay tiempo alguno que pueda borrarlo… &nbs
—Voy de salida mamá. Te veo a la noche —me despedí de ella mientras tomaba una manzana de la encimera y corría hacía la puerta. Otra vez me había quedado dormida y se me hacía tarde para ir al colegio.—¡No te entretengas a la salida Becca! —me recordó mientras la puerta se cerraba.Cuando llegué a la acera aminoré el paso, mi estómago gruñó, la noche anterior tampoco pude comer nada y ya estaba por morir de hambre. Di un gran mordisco a mi manzana y me supo a gloria. Me coloqué los cascos de mi MP3 y seleccioné para el camino algo de Eminem.Unas manos rodearon mi cintura y me apretaron contra su pecho. Sonreí sin siquiera voltear, sabía que era él. Podía notarlo, incluso sin verlo. Su aroma a bosque, el calor de su cuerpo y su dulce aliento en mi nuca me avisaron que se trataba de mi &uacu
—¿Qué rayos te pasa Jake? —Mike me traía de vuelta a la tierra con un fuerte golpe en mi hombro.—Nada, solo intentaba concentrarme, pero parece que no puedes estar callado nunca —respondí dándole un empujón y él cayó sentado sobre el banco de los vestuarios.—Eso tienes por nenaza —rebatió Dexter desde el otro costado, entre risas, apuntando a Mike con el dedo.—¡Ya déjense de tonterías niñas! ¡A entrenar! —El entrenador Spencer cortó los juegos de manos entre nosotros en un grito.Terminé de cerrar mis tennis y nos dirigimos hacia la cancha de futbol. Luego de una hora de sudar como cerdos dando vueltas en la pista de atletismo y la sesión de ejercicios de abdominales, sentadillas y lagartijas, nos metimos en la cancha cubierta para realizar algunas técnicas de piso. Mi contrincante f
—Despierta bella durmiente —la cariñosa voz de mi madre me sacó de mis sueños. Para variar, soñaba con Jake. Me estiré en el colchón, aún remolona.—Cinco minutos más…—Levántate. Tengo que irme y el desayuno está listo y se enfría.—¿Tan temprano?—¿Temprano? Son las diez de la mañana Becca.—Vaya… me dormí.—Como siempre hija.—Ya, lo siento —di un salto de la cama y le di un beso en la mejilla.—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó mientras yo me metía al baño.—Iremos con Jake, Candice y Kim al centro comercial.—Eso suena fantástico, ¿necesitas algo de dinero?—No te preocupes mamá. A la noche habrá una fiesta en casa de Dexter. &iqu
La alarma sonó incansablemente, pero por más que lo intentaba no podía abrir los ojos. No quería abrirlos. Finalmente, unos minutos después desistí y me levanté. Era sábado y desearía dormir hasta tarde, pero no había caso eran las 7.00 a.m. y tenía torneo. Aún dormido me metí al baño, abrí la llave del agua caliente y dejé que la temperatura se ajustara. Último torneo intercolegial del año. Si ganábamos, al año siguiente íbamos a los estatales otra vez. Lavé mis dientes y me metí a la ducha, me enjaboné con pereza, odiaba las mañanas y odiaba pasar el fin de semana lejos de Becks. Desde aquella noche en casa de Dexter estaba más enamorado de ella, justo cuando pensé que no era posible amarla más.Sequé mi cuerpo y me metí en mi armario buscando el equipo deportivo del