Volver a creer

Unos días después mientras atendía la barra de pedidos del café. Una hermosa sonrisa captó mi atención.

—¿Qué haces aquí? —pregunté sorprendida. Corey estaba siguiente en la fila, tenía una sonrisa encantadora y lucía mejor de lo que recordaba. Ahora sin los efectos del alcohol, era más apuesto que en mis recuerdos, y mucho más alto.

—Pedir un café… eso hacen aquí, ¿no? —dijo divertido.

—¿No hay cafeterías por el campus?

—Ninguna que sea atendida por una mujer con tu sonrisa —respondió y mis mejillas se encendieron. Sonreí como una tonta.

—¿Qué tomas?

Latte grande.

—Siéntate, ya te lo alcanzo yo —lo preparé y le pedí a Silvi, mi compañera, si podía cubrirme uno

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