–No crees que muestro mucha piel, es solo la primera cita, no quiero mandar el mensaje equivocado y piense que solo soy como una más de las chicas que se quitan las bragas y se abren de piernas para él–.
Le digo con voz preocupada a Cara, la única amiga que había hecho en todo el mes que llevaba en este país, la castaña que estaba sentada en mi cama mientras revisaba su celular lo dejo de lado mientras me veía con una ceja alzada y una sonrisa ladeada.
–Pequeña rusa, Hades nunca les pide a las chicas una cita, solo les pide una sesión de sexo caliente y duro, joder, si ni siquiera he visto que le invitara un trago a alguna, así que no importa si vas vestida solo con juego de lencería, ese hombre siente por ti algo más que solo deseo–.
Frunzo los labios no del todo segura de sus palabras y analizo en el espejo el vestido corto negro que deja ver casi todas mis piernas, el escote no era profundo, y el encaje abrazaba mis generosas curvas sin llegar a ser vulgar o hacerme sentir incómoda, lo único que no me gustaba era el largo de la falda.
–Basta, deja de pensar tanto, estás caliente y preciosa, Hades va caerse con su saliva cuando te vea, además de que estoy segura de que no podrá mantener sus manos lejos de ti mucho tiempo–.
Ruedo los ojos mientras le lanzo un zapato.
–Exactamente ese es mi punto, es solo la primera cita, hace casi un mes que lo conocí y solo ayer logro que accediera a que saliéramos, no me he estado haciendo la difícil todo este tiempo solo para llevármelo a la cama una noche, los rollos de una vez no me van–.
Intento sonar tranquila, pero una nota de inseguridad se filtra en mi voz, haciendo que mi amiga se pare de su lugar y me abrace.
–Tranquila, ya verás que toda saldrá bien, es obvio para todos los del campus no eres solo una chica del montón para el sexy hombre al cual todo el mundo teme, además de que no tienes que hacer nada que no quieras, y si intenta propasarse contigo me avisas para golpearle las pelotas y dejarlo sin descendencia–.
Su comentario me hizo reír y me relajo considerablemente, ya más tranquila busque en mi armario y me puse unas sandalias doradas sin tacón que hacían juego con mis accesorios.
Una vez lista me acerque al espejo para ver el resultado, admire las hermosas ondas y el asombroso maquillaje que me había hecho Cara, realmente me sentía guapa esa noche, y justo cuando me decidía por cambiar mi vestido por algo más largo el timbre del departamento sonó indicando que Demian ya estaba ahí por mí.
Mi amiga me guiño un ojo antes de salir de mi cuarto para abrirle la puerta mientras yo me terminaba de alistar.
Un suspiro tembloroso salió de mis labios, tome un pequeño frasco que tenía mi perfume favorito, rocié un poco en mi cuello y muñecas, después metí mi celular al bolso color oro y con una última mirada al espejo salí de mi cuarto y me llene de valor para volver a ver al hombre que me estaba volviendo loca desde el momento en que lo conocí.
Él estaba en la sala dándome la espalda mientras esperaba pacientemente por mí con mi amiga, Cara por el otro lado tenía una mano en su cintura mientras que con la otra lo señalaba muy acusadoramente, y lo veía con una expresión seria.
–... te cortaré los huevos si le pasa algo, no me importa si eres Hades, Lucifer, o el mismísimo demonio de Tasmania, más te vale tratarla bien–.
Solté un grito ahogado mientras exclamaba indignada.
–¡Cara!, aunque agradezco tu interés no es necesario que lo amaneces de esa manera–.
Le digo a mi amiga, el caliente hombre que está en mi departamento me voltea ver por fin y puedo ver cómo me come con la mirada, una gran sonrisa aparece en su cara y no pierde el tiempo en venir hasta donde estoy y volver a tomar mi mano para besar el dorso.
–Esta exquisita, seré el hijo de puta más afortunado de la noche por tenerte a mi lado–.
Todas mis dudas desaparecen en el momento en que sus palabras llegan a mis oídos y su cálida mirada abraza la mía, le regalo una sonrisa avergonzada.
–Gracias, tú también te ves muy bien–.
Sin exagerar, era el hombre más guapo que había conocido en toda mi vida, vestía unos pantalones negros y una camisa gris que le marcaban los poderosos músculos, con sus infalibles botas de combate y su chaleco de cuero hacía que a las mujeres de la calle se les cayeran las bragas cada vez que lo veían.
–Vamos, tenemos toda una velada por delante–.
Me dijo caballerosamente mientras se hacía a un lado para dejarme pasar primero.
Cara se despidió de nosotros con una sonrisa socarrona y un claro te lo dije en la mirada. Ella se quedaría en el departamento para engañar al encargado de la recepción de mi edificio y que él no les informará a mis padres de que me vio salir con Demian esta noche.
Por los mismos motivos le pedí que saliéramos por una de las salidas de emergencias en lugar de la puerta principal.
–Cómo la dama lo desee–.
Me dijo con su voz ronca que me calentó la sangre del cuerpo en un segundo.
Salimos de mi edificio y lo rodeamos para llegar a la moto de él, que estaba estacionada en la calle, Demian se apresuró a ponerme un casco para protegerme antes de ponerse el suyo. Se subió primero a la moto y después me ayudo a subir detrás de él, me paso una chamarra y le lance una mirada cargada de duda.
–Es para que te cubras y no muestras de más en el camino hermosa, no quiero matar a todo idiota que no valore su vida y desvíe sus ojos a esas infinitas piernas que tienes–.
Había perdido la cuenta de cuantas veces me había sonrojado por su culpa.
–Gracias–.
–No hay de que–.
Acomode la chamarra en medio de mis piernas para cubrir todo lo que pudiera y después me acerque todo lo que mi valentía me permitía a la espalda de Demian, en ella se podía ver el dibujo de un cuervo en pleno vuelo con las palabras Black Ravens arriba de él, debajo también se podía apreciar el nombre de Vicepresidente.
–Pon tus brazos alrededor de mi torso– Obedecí rápidamente, y me tense al sentir el fuerte cuerpo del tatuado pegado al mío– ¿Lista para la mejor noche de tu vida?–.
Una gran sonrisa apareció en mis labios aunque él no pudiera verla.
–Si es contigo, siempre estaré lista–.
Su contestación fue hacer rugir su moto antes de salir disparados hacía la noche.
Llevaba casi tres meses saliendo oficialmente con Demian "Hades" White, cuatro meses desde que lo conocí, y casi cinco desde que vivía en California.Mis padres aún no sabían que tenía a un caliente motero siendo mi novio, y no sabía cuándo dejaría de ser una gallina para confesárselos.Estos meses a lado de mi hombre, (porque si, era solamente mío), habían sido asombrosos, me trataba como a una reina, respetaba mis decisiones y me daba mi espacio. Siempre estaba al pendiente de mí, me recogía después de clases todos los días sin excepción y me dejaba a una calle del edificio donde vivía y no se iba hasta asegurarse que estaba segura dentro de él.Sus mensajes deseándome dulces sueños eran lo último que veía, y me despertaba con sus buenos deseos para el día. Era tan lindo cuando se lo proponía, a
–¡Me has estado viendo la cara de idiota todo este tiempo!–.Me grito molesto Demian mientras yo negaba frenéticamente con la cabeza, las lágrimas me nublaban la visión pero aun así veía claramente el rostro enrojecido de mi novio, las venas de su cuello parecían a punto de estallar, su mandíbula estaba apretada con fuerza y sus ojos estaban rojos cargados de sangre.–¡Eso no es verdad!–.–¡Claro que sí!, como te has de haber reído de mi durante estos meses, yo como un idiota enamorándome de ti mientras que tú siempre planeaste largarte de regreso a Rusia con tus padres y su dinero–.El caminaba como un león enjaulado de un lado al otro en la sala de mi departamento.–¡Las cosas no son así!–.Trate de hacerlo entrar en razón.–¿Es por el jodido dinero ver
–¿Estás segura de querer irte?–.Me pregunto por millonésima vez Cara, veía en sus ojos como le dolía mi decisión, pero la respetaba, mientras que yo estaba segura de que estaba haciendo lo correcto.–No tengo nada que me mantenga aquí Cara–.–Eso es una jodida mentira pequeña rusa, me tienes a mí, y a Demian–.Mi mirada se desvía a la ventana de mi cuarto que daba a los demás edificios.–Ya no tengo a Demian y lo sabes–.–Solo porque el tipo es terco y no quiere escucharte, pero si le das un poco más de tiempo recapacitará y vendrá como perro arrepentido a buscarte–.Mis ojos se ponen en blanco ante la absurda comparación. Sigo haciendo la maleta sin importarme sus comentarios.–Desde hace dos semanas que él no quiere saber nada de mí, y hace un
–Es perfecta–.La voz de Demian me hace soltar un par de lágrimas, verlo de pie, en mi cuarto de hospital, mientras abraza con tanta devoción a nuestra pequeña hija, me llena de una emoción que nunca antes había conocido.–Se parece a ti amor–.Le digo con orgullo, pero él es necio y niega varias veces.–No no no, es igual de hermosa que su madre–.Una risita sale de mis labios.–Aunque agradezco el cumplido motero, mi pequeña hija traidora es una copia exacta de ti y de tu padre, no tiene nada mío, excepto tal vez el color de la piel–.–¿Toda una White eh?–.No puede ocultar el tono altanero y orgulloso cuando dice eso haciendo que me vuelva reír.Nuestra pequeña llego sana y sin complicaciones al mundo, ambos estábamos emocionados y esperamos ansiosos su llegada, y ahora que po
–...tu hijo–.Las palabras de la barbie que estaba enfrente de nosotros fueron como un balde de agua fría, sentí a Demian tensarse como un resorte a punto de saltar.–Una puta mentira, eso es lo único que estás diciendo Isadora–. Escupe con rabia mi marido.La mujer no se deja de intimidar por la mirada de enojo de él, solo se cruza de brazos y le da una mueca trastornada.–¿Realmente crees que de haber podido no hubiera evitado todo este embrollo?, a mí tampoco me complace estar atada a un hombre con dueña–.La irritada voz de la rubia suena increíblemente honesta a mis oídos, y mi corazón se llena de dolor, rabia, traición, decepción.–Si lo que dices es verdad...–.–No puedes estar hablando en serio–. Me interrumpe Demian, pero yo le doy una mirada de muerte que hace que se quede cal
–Mamá, papá–. Saludo a mis padres mientras los abrazo con fuerzas.–Hija, ¿Cómo va todo?, ¿Cómo esta nuestra nieta?– papá pregunta sin dejarme ir, y bajo su cálido abrazo no logro seguir fingiendo y rompo a llorar.–Oh papá, ¿Cómo voy a vivir sin él?, lo necesito, mi hija lo necesita, no creo que pueda seguir con esto mucho tiempo–. Digo sollozando como cuando era pequeña.–Shhhh, ya está mi niña, todo estará bien, sabes que todo ha sido para mantenerlas a salvo, tu marido daría su vida para asegurar su bienestar, piensa que esto no va durar para siempre, más pronto de lo que te imaginas todo va a regresar a la normalidad– Me trata de tranquilizar mientras acaricia mi pelo.–Tata, ¿Poque mi mamá 'ta llorando?, ¿Dónde eta mi papá?–.
9 años:–¿Mamá?–.Llamo la atención de mi mamá que está ocupada cortando el pastel de chocolate para darme un gran pedazo.–Dime hija–. Contesta con voz dulce.–¿Por qué mi papá no vino a cumpleaños?–.Mi inocente pregunta hace que mamá deje caer el plato que tenía en las manos y se rompa en mil pedazos.–¡Mierda!–.–¡Mamá!, no puedes decir malas palabras, tienes que poner una moneda en la mesa–.Mi mamá se agacha para recoger los pedazos y con cuidado los tira en el bote de basura, mientras yo sigo comiendo mi pastel.Mmhmmm.Chocolate.–Papá está ocupado princesa, pero te mando un regalo y todo su amor, ¿Quieres verlo?–.–¡Sí!, ¡Regalo!–.Me pongo a dar saltitos
–¿Natasha White?–.La voz de la maestra hizo que dejara de tomar apuntes y la mirara con irritación.–Kozlov, mi nombre es Natasha Kozlov, mi madre y yo cambiamos mi apellido el año pasado–.Acomodo los lentes sobre el puente de mi nariz mientras contesto a la vieja amargada que me ha estado aburriendo con su lección la última hora.–Señorita Kozlov, el director reclama por su presencia en su oficina, tome sus cosas y vaya–.Mi ceño se frunce ante sus palabras, pero me encojo de hombros antes de empezar a guardar mis cosas en la mochila. Una vez terminada esa tarea, me pare de mi asiento que estaba al fondo del salón y me dirigí a la puerta, sin despedirme de nadie, puesto que no tenía amigos realmente en la escuela, comencé a caminar a la oficina.Sin ninguna prisa me tome mi tiempo para llegar, me balance por los pasillos mientr