–¡Me has estado viendo la cara de idiota todo este tiempo!–.
Me grito molesto Demian mientras yo negaba frenéticamente con la cabeza, las lágrimas me nublaban la visión pero aun así veía claramente el rostro enrojecido de mi novio, las venas de su cuello parecían a punto de estallar, su mandíbula estaba apretada con fuerza y sus ojos estaban rojos cargados de sangre.
–¡Eso no es verdad!–.
–¡Claro que sí!, como te has de haber reído de mi durante estos meses, yo como un idiota enamorándome de ti mientras que tú siempre planeaste largarte de regreso a Rusia con tus padres y su dinero–.
El caminaba como un león enjaulado de un lado al otro en la sala de mi departamento.
–¡Las cosas no son así!–.
Trate de hacerlo entrar en razón.
–¿Es por el jodido dinero verdad?–.
A pesar de la culpa que sentía una oleada de rabia e indignación barrió con mi corazón con esa pregunta.
–¡Claro que no!, ¡Esto no es acerca de eso!–.
–POR SU PUESTO QUE ES POR PUTO DINERO, ¿Cómo puedo darte la vida de lujos de la que estás tan acostumbrada?, ¿Solamente me viste como una maldita aventura antes de regresar a tu vida llena de cosas costosas y de prestigio verdad?, querías un poco de adrenalina antes de casarte con ese niñato millonario de mierda y llevar una vida de esposa florero ¿Eh?–.
–YO NO SABÍA QUIEN ERA ÉL, me enteré al mismo tiempo que tú acerca de ese compromiso arreglado por mis padres obviamente, y no eres una jodida aventura Demian, eres el amor de mi vida, jamás había amado a nadie como te amo a ti, ¿Por qué eres tan necio y te niegas a creerme?–.
–Porque durante casi un año me ha ocultado el hecho de que eres jodidamente millonaria y que te cuando este ciclo escolar terminara ibas a tomar un vuelo de regreso a Rusia para no volver jamás, ¿Acaso todo lo nuestro ha sido un juego para ti?, ¿Tanta vergüenza te doy como para ocultarle a tu familia que estamos en una relación?, claro, como un pobre diablo como yo que no ha nacido en una cuna de oro y con el jodido mundo a sus pies es digno de una heredera como tú ¿Es eso?–.
Su voz claramente herida hizo que se me rompiera el corazón.
–No es un juego, nada de lo que hemos vivido lo ha sido, si te oculte quien era desde el principio era para evitar justamente esto, no quería que me vieras de manera diferente–.
Digo entre sollozos.
–Sabes que, he tenido suficiente de esta mierda, estoy harto de todo este drama–.
Se da vuelta y se dirige a la puerta. Yo me limpió las lágrimas de la cara mientras me atrevo a preguntar.
–Eso que significa, ¿Qué pasa con nosotros?–.
Él se detiene con la mano en la perilla de la puerta y me voltea ver con los ojos dilatados del enojo.
–Eso significa que no hay un nosotros, es más, olvídate de que alguna vez hubo uno–.
Y sin dejarme decir nada y con el corazón hecho trizas Demian sale del departamento dando un fuerte portazo detrás de él.
Mis piernas son débiles y no soportan mi peso, caigo de rodillas mientras me pongo a llorar como una loca.
Mal, todo había salido mal, jodidamente mal.
La noche que debía ser una de las más especiales en mi vida se vuelto en un infierno.
–Ahora que vamos a hacer bebé–.
Le pregunté a mi abdomen mientras lo acariciaba.
Tenía once meses en viviendo en América, diez meses a lado del hombre más maravilloso del planeta, y hacia un mes que sospechaba que estaba embarazada.
Esta misma mañana lo había confirmado con la cita al médico, a parte de las tres pruebas de embarazo que me había hecho y en las que todas habían marcado como positivas.
Emocionada y asustada hasta la mierda había organizado una velada especial para Demian y para mí, había comprado un pequeño chaleco de cuero como el de él, y lo había puesto en una caja junto con los resultados y las pruebas, planeaba dárselo al final de la noche junto con toda la verdad acerca de quién era. También planeaba decirle que había decidido no regresar a Rusia si él aceptaba que formáramos una familia aquí. Porque no había ningún otro lado al cual quisiera estar si no era a su lado.
Todo eso se había ido al demonio cuando mientras me esperaba a que me terminara de cambiar prendió la televisión de mi sala, como mi padre pagaba todos los gastos del departamento, el cable transmitía canales Rusos, tuve la suerte del que el primer canal abierto era el de noticias, en donde anunciaban mi compromiso con uno de los hijos de los socios de papá, Demian no sabía ruso, pero entendió lo suficiente al ver mi foto junto con la del otro chico y la unión de nuestros apellidos.
Ahí fue que le conte toda la verdad, quien era y lo que representaba mi apellido, el trato que había hecho con mis padres acerca de venir a vivir a California durante un año y como yo no tenía la menor idea acerca del compromiso con el chico, claro que antes de que terminara de decirle todo, él había estallado y así habíamos empezado a discutir.
Al final no le había podido decir que iba a ser padre, y viendo que tan enojado estaba, tenía miedo de nunca tener la oportunidad de decírselo.
Mis manos temblorosas buscaron mi celular en la mesa de centro, mientras mis lágrimas manchaban la pantalla, busque entre mis contactos el nombre de mi mejor amiga y no dude en marcarle para suplicar por su ayuda.
–No sé quién jodidos eres, pero espero que tengas un buen motivo como para marcarme a estas malditas horas de la noche en semana de exámenes–.
La voz ronca de Cara me indicaba que estaba en el quinto sueño, en otro momento me hubiera reído por sus ocurrencias pero ahora no era el momento.
–Necesito tu ayuda–.
Le digo con mi voz rota por el llanto.
Necesitaba arreglar cuanto antes el desastre que había causado.
–¿Estás segura de querer irte?–.Me pregunto por millonésima vez Cara, veía en sus ojos como le dolía mi decisión, pero la respetaba, mientras que yo estaba segura de que estaba haciendo lo correcto.–No tengo nada que me mantenga aquí Cara–.–Eso es una jodida mentira pequeña rusa, me tienes a mí, y a Demian–.Mi mirada se desvía a la ventana de mi cuarto que daba a los demás edificios.–Ya no tengo a Demian y lo sabes–.–Solo porque el tipo es terco y no quiere escucharte, pero si le das un poco más de tiempo recapacitará y vendrá como perro arrepentido a buscarte–.Mis ojos se ponen en blanco ante la absurda comparación. Sigo haciendo la maleta sin importarme sus comentarios.–Desde hace dos semanas que él no quiere saber nada de mí, y hace un
–Es perfecta–.La voz de Demian me hace soltar un par de lágrimas, verlo de pie, en mi cuarto de hospital, mientras abraza con tanta devoción a nuestra pequeña hija, me llena de una emoción que nunca antes había conocido.–Se parece a ti amor–.Le digo con orgullo, pero él es necio y niega varias veces.–No no no, es igual de hermosa que su madre–.Una risita sale de mis labios.–Aunque agradezco el cumplido motero, mi pequeña hija traidora es una copia exacta de ti y de tu padre, no tiene nada mío, excepto tal vez el color de la piel–.–¿Toda una White eh?–.No puede ocultar el tono altanero y orgulloso cuando dice eso haciendo que me vuelva reír.Nuestra pequeña llego sana y sin complicaciones al mundo, ambos estábamos emocionados y esperamos ansiosos su llegada, y ahora que po
–...tu hijo–.Las palabras de la barbie que estaba enfrente de nosotros fueron como un balde de agua fría, sentí a Demian tensarse como un resorte a punto de saltar.–Una puta mentira, eso es lo único que estás diciendo Isadora–. Escupe con rabia mi marido.La mujer no se deja de intimidar por la mirada de enojo de él, solo se cruza de brazos y le da una mueca trastornada.–¿Realmente crees que de haber podido no hubiera evitado todo este embrollo?, a mí tampoco me complace estar atada a un hombre con dueña–.La irritada voz de la rubia suena increíblemente honesta a mis oídos, y mi corazón se llena de dolor, rabia, traición, decepción.–Si lo que dices es verdad...–.–No puedes estar hablando en serio–. Me interrumpe Demian, pero yo le doy una mirada de muerte que hace que se quede cal
–Mamá, papá–. Saludo a mis padres mientras los abrazo con fuerzas.–Hija, ¿Cómo va todo?, ¿Cómo esta nuestra nieta?– papá pregunta sin dejarme ir, y bajo su cálido abrazo no logro seguir fingiendo y rompo a llorar.–Oh papá, ¿Cómo voy a vivir sin él?, lo necesito, mi hija lo necesita, no creo que pueda seguir con esto mucho tiempo–. Digo sollozando como cuando era pequeña.–Shhhh, ya está mi niña, todo estará bien, sabes que todo ha sido para mantenerlas a salvo, tu marido daría su vida para asegurar su bienestar, piensa que esto no va durar para siempre, más pronto de lo que te imaginas todo va a regresar a la normalidad– Me trata de tranquilizar mientras acaricia mi pelo.–Tata, ¿Poque mi mamá 'ta llorando?, ¿Dónde eta mi papá?–.
9 años:–¿Mamá?–.Llamo la atención de mi mamá que está ocupada cortando el pastel de chocolate para darme un gran pedazo.–Dime hija–. Contesta con voz dulce.–¿Por qué mi papá no vino a cumpleaños?–.Mi inocente pregunta hace que mamá deje caer el plato que tenía en las manos y se rompa en mil pedazos.–¡Mierda!–.–¡Mamá!, no puedes decir malas palabras, tienes que poner una moneda en la mesa–.Mi mamá se agacha para recoger los pedazos y con cuidado los tira en el bote de basura, mientras yo sigo comiendo mi pastel.Mmhmmm.Chocolate.–Papá está ocupado princesa, pero te mando un regalo y todo su amor, ¿Quieres verlo?–.–¡Sí!, ¡Regalo!–.Me pongo a dar saltitos
–¿Natasha White?–.La voz de la maestra hizo que dejara de tomar apuntes y la mirara con irritación.–Kozlov, mi nombre es Natasha Kozlov, mi madre y yo cambiamos mi apellido el año pasado–.Acomodo los lentes sobre el puente de mi nariz mientras contesto a la vieja amargada que me ha estado aburriendo con su lección la última hora.–Señorita Kozlov, el director reclama por su presencia en su oficina, tome sus cosas y vaya–.Mi ceño se frunce ante sus palabras, pero me encojo de hombros antes de empezar a guardar mis cosas en la mochila. Una vez terminada esa tarea, me pare de mi asiento que estaba al fondo del salón y me dirigí a la puerta, sin despedirme de nadie, puesto que no tenía amigos realmente en la escuela, comencé a caminar a la oficina.Sin ninguna prisa me tome mi tiempo para llegar, me balance por los pasillos mientr
–¡No lo acepto!–. Grité con desesperación a la agente de servicios sociales que estaba en la puerta de mi casa, junto a ella se encontraba un oficial de policía, y uno de los abogados de confianza de mi madre.–No es cuestión de lo que lo acepte o no, al ser usted menor de edad y sin nadie que pueda hacerse cargo de usted el gobierno tiene la obligación de proporcionarle un hogar hasta que cumpla la mayoría de edad– Me explico pacientemente la señora, pero yo solo quería dedicarle una que otra palabra que en otra ocasión harían que mi madre me castigara por semanas.Le transmito todo lo que siento con mis ojos antes de contestar.–Yo puedo hacerme cargo de mí misma, no necesito que el gobierno me cuide, mi familia tiene el suficiente dinero para mantenerme por el resto de mi vida si quisiera–. Le digo con firmeza.–De hecho, esa es
Si algo aprendido desde que mi llegada a la primera casa de acogida que me recibió, es que el mundo era un lugar lleno de personas crueles y egoístas.Si, tal vez hubiera bondad y buenas intenciones en algunos, pero era una desgracia que ellos no abundaran.Cuando llegue al lugar donde según yo pasaría los siguientes tres años lo hice con resignación, ignorante a todos los acontecimientos que ocurrirían en un futuro y que me harían sacar una faceta de mi nunca antes conocida.No había pasado ni una semana de mi llegada, antes de que las adolescentes que vivían conmigo me exigieran que les entregara mis pertenencias argumentando que en esa casa todo era de todos. Obviamente me negué y me metí en una pelea para defender lo que era mío.<