–Mamá, papá–. Saludo a mis padres mientras los abrazo con fuerzas.
–Hija, ¿Cómo va todo?, ¿Cómo esta nuestra nieta?– papá pregunta sin dejarme ir, y bajo su cálido abrazo no logro seguir fingiendo y rompo a llorar.
–Oh papá, ¿Cómo voy a vivir sin él?, lo necesito, mi hija lo necesita, no creo que pueda seguir con esto mucho tiempo–. Digo sollozando como cuando era pequeña.
–Shhhh, ya está mi niña, todo estará bien, sabes que todo ha sido para mantenerlas a salvo, tu marido daría su vida para asegurar su bienestar, piensa que esto no va durar para siempre, más pronto de lo que te imaginas todo va a regresar a la normalidad– Me trata de tranquilizar mientras acaricia mi pelo.
–Tata, ¿Poque mi mamá 'ta llorando?, ¿Dónde eta mi papá?–.
Pregunta mi pequeña hija en los brazos de su abuela, mi madre le sonríe con cariño mientras besa su mejilla.
–Mamá esta triste porque extraña a tu papá dulce mía, pero pronto estará mejor, papá está lejos, pero vendrá dentro de poco, así que no te pongas triste tú también, tienes que ser fuerte por mamá, ¿De acuerdo?–. Le dice mi madre mientras trato de recuperarme entre los brazos de mi padre, mi princesita me ve con duda, pero asiente con las palabras de su abuela.
–Yo soy fuete tata–. Afirma la pequeña antes sonreír con todos sus dientes muy orgullosa. Mamá ríe y la vuelve a besar.
–Claro que eres fuerte dulce, tan fuerte como tu padre y tu madre, ahora, ¿Por qué no mejor vamos a elegir tu habitación?–.
–¡Sí!, ¡sí!, ¡Mi habitación color rosa tata!–. Exclama emocionada y con los ojos brillantes.
–Todo lo que tú quieras dulce, la vamos a decorar como tu sueñes–.
Mi madre desaparece por las escaleras de la mansión que fue mi hogar durante toda mi infancia y adolescencia.
Solo cuando mi pequeña Tasha ya no me puede ver es cuando encuentro fuerzas para despegarme del abrazo de mi padre.
–Gracias por recibirnos papá–.
Le digo sincera, él sacude la cabeza y le quita importancia con un movimiento de la mano.
–Bobadas, está siempre será su casa y son bienvenidas a quedarse todo el tiempo que necesiten–.
Yo sonrió temblorosa y me acerco para dejar un beso en su rostro ya arrugado por la edad.
–Aun así muchas gracias, y aunque me encante estar de regreso aquí y pasar tiempo con ustedes, espero que no me tomes a mal si te digo que espero volver a mi hogar con mi esposo cuanto antes–.
Mi padre me ve una sonrisa dulce antes de darme un beso en mi frente.
–Entiendo el sentimiento de querer regresar junto al hombre al que amas hija, pero espero que el tiempo que estén aquí sirva para algo provechoso y disfrutemos de cada segundo–.
Un suspiro lastimero sale de mi mientras limpio el resto de las lágrimas de mi cara.
–Son los mejores padres del mundo–. Digo con amor impregnando cada sílaba.
–Lo sé, ahora vamos con tu madre y mi nieta, antes de ambas decidan tirar toda la casa y construir un castillo de princesas tamaño real–. Me dice mientras me ofrece un brazo para escoltarme, mi papá es todo un caballero, yo me río y entrelazo nuestros brazos.
Ambos nos dirigimos a las escaleras para buscar a nuestras razones de existir.
Meses después...
–No es seguro para ninguna que regresen Kore–. La voz herida de Demian hace mis esperanzas desaparezcan.
Me había emocionado al leer su nombre en el identificador de llamadas, pensando que me iba dar la noticia de que volveríamos a su lado.
–Pero, ¿Por qué?, Demian esto ya es mucho, hace meses de los ataques, y aún no hay rastro de los responsables, lo más probable es que se hayan olvidado de su estúpido propósito, por favor, necesito a mi esposo, Tasha necesita a su padre, y ambas necesitamos regresar a nuestro hogar–.
Un suspiro cansado suena del otro lado de la línea, y se con certeza que mi motero está frotándose sus ojos con frustración.
–No es tan fácil Anabella–.
–¡Claro que lo es!, solo tengo que tomar el jet de la empresa y volar a California para que estemos juntos de nuevo, ¿Por qué te opones tanto?–. La voz se me corta al final.
–Kore...–.
–¡No!, ¡No me vengas con Kore!, ¡Te extrañó maldita sea!, te extraño tanto que me duele, cada segundo que pasamos separados me asfixia, me ahoga, no puedo estar sin sentir tus besos, sin el calor de tus brazos, o el sonido de tu risa, ¡Si no me das un buen motivo para no regresar tomaré el vuelo en este jodido instante y al diablo si no te gusta!–. Grito molesta.
–NO VUELVAS, ¡Maldita sea Anabella!, no he querido decirte todo esto para no preocuparte pero han ocurrido tres ataques más desde que ustedes se fueron, la casa está hecha mil pedazos, los bomberos dicen que fue una fuga de gas, pero yo no me creo esa mierda, a los hermanos les han tendido una emboscada y los molieron a golpes. Y ni hablemos del hecho que atacaron a Isadora con Bruno mientras salían del centro comercial–.
El miedo me recorre entera al escuchar la voz molesta de mi motero.
–¿Qué?, Dioses, ¿Todos están bien?, ¿Ha habido alguna baja o algún herido de gravedad?–.
Pregunto nerviosa. Esto peor de lo que creí. Un jadeo se escucha al otro lado de la línea.
–No ha muerto nadie por suerte, y solo tenemos a unos cuantos en el hospital recuperándose de unos huesos rotos, pero eso es todo, Isadora y Bruno están bien, asustados hasta la mierda, pero he duplicado su seguridad, y le he dicho a tu padre que haga lo mismo con la tuya y la de Tasha–.
Mis manos pasan por mi pelo mientras mi mente trabaja a toda velocidad pensando en quien puede querer hacernos daño.
–No te preocupes por nosotras, estamos a salvo gracias a ti, fija toda tu atención en atrapar a estos hijos de puta, quiero regresar a tu lado cuanto antes–.
–Yo también te extraño amor, pero no dejaré que vuelvan para ponerlas en riesgo, no me perdonare nunca si resultan heridas, lo mejor será que estén lejos hasta que todo esto se calme, cuando sea posible, yo mismo tomare el primer vuelo a Rusia para traerlas de vuelta–.
–¿Lo prometes?– Le digo con mis ojos llenos de lágrimas.
–Lo juro Anabella, lo juro–. Responde con la voz firme.
9 años:–¿Mamá?–.Llamo la atención de mi mamá que está ocupada cortando el pastel de chocolate para darme un gran pedazo.–Dime hija–. Contesta con voz dulce.–¿Por qué mi papá no vino a cumpleaños?–.Mi inocente pregunta hace que mamá deje caer el plato que tenía en las manos y se rompa en mil pedazos.–¡Mierda!–.–¡Mamá!, no puedes decir malas palabras, tienes que poner una moneda en la mesa–.Mi mamá se agacha para recoger los pedazos y con cuidado los tira en el bote de basura, mientras yo sigo comiendo mi pastel.Mmhmmm.Chocolate.–Papá está ocupado princesa, pero te mando un regalo y todo su amor, ¿Quieres verlo?–.–¡Sí!, ¡Regalo!–.Me pongo a dar saltitos
–¿Natasha White?–.La voz de la maestra hizo que dejara de tomar apuntes y la mirara con irritación.–Kozlov, mi nombre es Natasha Kozlov, mi madre y yo cambiamos mi apellido el año pasado–.Acomodo los lentes sobre el puente de mi nariz mientras contesto a la vieja amargada que me ha estado aburriendo con su lección la última hora.–Señorita Kozlov, el director reclama por su presencia en su oficina, tome sus cosas y vaya–.Mi ceño se frunce ante sus palabras, pero me encojo de hombros antes de empezar a guardar mis cosas en la mochila. Una vez terminada esa tarea, me pare de mi asiento que estaba al fondo del salón y me dirigí a la puerta, sin despedirme de nadie, puesto que no tenía amigos realmente en la escuela, comencé a caminar a la oficina.Sin ninguna prisa me tome mi tiempo para llegar, me balance por los pasillos mientr
–¡No lo acepto!–. Grité con desesperación a la agente de servicios sociales que estaba en la puerta de mi casa, junto a ella se encontraba un oficial de policía, y uno de los abogados de confianza de mi madre.–No es cuestión de lo que lo acepte o no, al ser usted menor de edad y sin nadie que pueda hacerse cargo de usted el gobierno tiene la obligación de proporcionarle un hogar hasta que cumpla la mayoría de edad– Me explico pacientemente la señora, pero yo solo quería dedicarle una que otra palabra que en otra ocasión harían que mi madre me castigara por semanas.Le transmito todo lo que siento con mis ojos antes de contestar.–Yo puedo hacerme cargo de mí misma, no necesito que el gobierno me cuide, mi familia tiene el suficiente dinero para mantenerme por el resto de mi vida si quisiera–. Le digo con firmeza.–De hecho, esa es
Si algo aprendido desde que mi llegada a la primera casa de acogida que me recibió, es que el mundo era un lugar lleno de personas crueles y egoístas.Si, tal vez hubiera bondad y buenas intenciones en algunos, pero era una desgracia que ellos no abundaran.Cuando llegue al lugar donde según yo pasaría los siguientes tres años lo hice con resignación, ignorante a todos los acontecimientos que ocurrirían en un futuro y que me harían sacar una faceta de mi nunca antes conocida.No había pasado ni una semana de mi llegada, antes de que las adolescentes que vivían conmigo me exigieran que les entregara mis pertenencias argumentando que en esa casa todo era de todos. Obviamente me negué y me metí en una pelea para defender lo que era mío.<
Dirigida a Natasha White Kozlov:Espero que se encuentre bien, y que este tiempo le haya sido de provechoso aprendizaje, como seguramente es consciente, sabemos de qué su cumpleaños número 21 se acerca, y como podrá recordar, se podrá legalmente abrir el resto del testamento de su madre y ser leído propiamente. Por eso mismo, pedimos su presencia en las oficinas del centro de la firma de los abogados de su familia, (abajo adjuntamos la dirección en caso de que la haya olvidado), el día 2 de Noviembre del año presente, un día después de que se declare mayor de edad según las leyes de todo el mundo. Le rogamos por la discreción y por su puntualidad. La estaremos esperando al medio día.A sus servicios, Lic. Vladimir Petrov.El corazón me latía fuertemente en el pecho con cada palabra que leía. Joder, me había olvidado de que mi jodido cumpl
Estaba recargada en mi moto en la calle de enfrente del bufete de abogados mientras me fumaba otro cigarro. Mi consumo de tabaco había aumentado exponencialmente desde que esa puta carta llego a mis manos.Faltaban unos minutos para la hora estipulada y yo todavía no sabía que esperar de aquella reunión. La gente que caminaba por la calle, eran mayormente empresarios que salían a almorzar, con sus trajes limpios he impecables no podía juzgarlos por las miradas de desconfianza que me daban. No es que me viera como una indigente, pero el conjunto de mis botas de combate, un pantalón negro que abrazaba como una segunda piel mis piernas, seguida de mi chamarra de piel, guantes y bufanda, mientras fumaba a lado de mi moto causaba cierta impresión.Vamos, deja de ser una maldita cobarde y entra.Hice una mueca ante la voz de mi conciencia, y esperé otro minuto entero antes de apagar por fin mi cigarro y cr
Menudo humor de mierda que tenía en estos momentos. La irritación y molestia salía en grandes ondas a través de mi cuerpo, estaba segura de que todo ser humano cerca de mi podía sentirlo.Pero no se me podía culpar de nada, después de un vuelo de quince horas, donde me tocó compartir asiento rodeada de una familia de cinco integrantes, (tres hijos menores a diez años según mis cálculos), donde no pude tener un momento de paz. El hecho de que la mamá me viera con asco y superioridad, y el papá con lasciva, ponía a prueba la paciencia de cualquier persona.Me alejo lo más rápido que puedo de las personas desembarcando el avión, y buscó la salida de este laberinto de personas. Una ventaja de no haber tenido que documentar mi equipaje, (porque mi mochila no era lo suficientemente grande como para hacerlo), era que no tenía nada por lo cual re
Camine sin importarme las miradas que los hombres daban en mi dirección. El lugar estaba igual que cuando lo había visitado teniendo dieciséis años. Cuatro pisos, fachada blanca, gran patio trasero, amplio estacionamiento lleno de motos de todo modelo, color, o tamaño, amplio, con un bar en la parte de enfrente. Y enormes hombres con el chaleco de cuero con un cuervo negro en pleno vuelo y el nombre del club en la espalda. Hice una mueca cuando sus gritos hacía mi persona se hicieron presentes.–¡¿Estás perdida princesita?!– –¡O tal vez busques un poco de diversión!– –¡Qué tal si te acercas para que pueda apreciar ese cuerpo como se debe!–.Muchos otros comentarios machistas se escucharon, pero mantuve mi cara fría. Tenía un objetivo en mente y ningún simio con complejo de cavernícola iba a interponerse en mi camino.