–¡No lo acepto!–. Grité con desesperación a la agente de servicios sociales que estaba en la puerta de mi casa, junto a ella se encontraba un oficial de policía, y uno de los abogados de confianza de mi madre.
–No es cuestión de lo que lo acepte o no, al ser usted menor de edad y sin nadie que pueda hacerse cargo de usted el gobierno tiene la obligación de proporcionarle un hogar hasta que cumpla la mayoría de edad– Me explico pacientemente la señora, pero yo solo quería dedicarle una que otra palabra que en otra ocasión harían que mi madre me castigara por semanas.
Le transmito todo lo que siento con mis ojos antes de contestar.
–Yo puedo hacerme cargo de mí misma, no necesito que el gobierno me cuide, mi familia tiene el suficiente dinero para mantenerme por el resto de mi vida si quisiera–. Le digo con firmeza.
–De hecho, esa es
Si algo aprendido desde que mi llegada a la primera casa de acogida que me recibió, es que el mundo era un lugar lleno de personas crueles y egoístas.Si, tal vez hubiera bondad y buenas intenciones en algunos, pero era una desgracia que ellos no abundaran.Cuando llegue al lugar donde según yo pasaría los siguientes tres años lo hice con resignación, ignorante a todos los acontecimientos que ocurrirían en un futuro y que me harían sacar una faceta de mi nunca antes conocida.No había pasado ni una semana de mi llegada, antes de que las adolescentes que vivían conmigo me exigieran que les entregara mis pertenencias argumentando que en esa casa todo era de todos. Obviamente me negué y me metí en una pelea para defender lo que era mío.<
Dirigida a Natasha White Kozlov:Espero que se encuentre bien, y que este tiempo le haya sido de provechoso aprendizaje, como seguramente es consciente, sabemos de qué su cumpleaños número 21 se acerca, y como podrá recordar, se podrá legalmente abrir el resto del testamento de su madre y ser leído propiamente. Por eso mismo, pedimos su presencia en las oficinas del centro de la firma de los abogados de su familia, (abajo adjuntamos la dirección en caso de que la haya olvidado), el día 2 de Noviembre del año presente, un día después de que se declare mayor de edad según las leyes de todo el mundo. Le rogamos por la discreción y por su puntualidad. La estaremos esperando al medio día.A sus servicios, Lic. Vladimir Petrov.El corazón me latía fuertemente en el pecho con cada palabra que leía. Joder, me había olvidado de que mi jodido cumpl
Estaba recargada en mi moto en la calle de enfrente del bufete de abogados mientras me fumaba otro cigarro. Mi consumo de tabaco había aumentado exponencialmente desde que esa puta carta llego a mis manos.Faltaban unos minutos para la hora estipulada y yo todavía no sabía que esperar de aquella reunión. La gente que caminaba por la calle, eran mayormente empresarios que salían a almorzar, con sus trajes limpios he impecables no podía juzgarlos por las miradas de desconfianza que me daban. No es que me viera como una indigente, pero el conjunto de mis botas de combate, un pantalón negro que abrazaba como una segunda piel mis piernas, seguida de mi chamarra de piel, guantes y bufanda, mientras fumaba a lado de mi moto causaba cierta impresión.Vamos, deja de ser una maldita cobarde y entra.Hice una mueca ante la voz de mi conciencia, y esperé otro minuto entero antes de apagar por fin mi cigarro y cr
Menudo humor de mierda que tenía en estos momentos. La irritación y molestia salía en grandes ondas a través de mi cuerpo, estaba segura de que todo ser humano cerca de mi podía sentirlo.Pero no se me podía culpar de nada, después de un vuelo de quince horas, donde me tocó compartir asiento rodeada de una familia de cinco integrantes, (tres hijos menores a diez años según mis cálculos), donde no pude tener un momento de paz. El hecho de que la mamá me viera con asco y superioridad, y el papá con lasciva, ponía a prueba la paciencia de cualquier persona.Me alejo lo más rápido que puedo de las personas desembarcando el avión, y buscó la salida de este laberinto de personas. Una ventaja de no haber tenido que documentar mi equipaje, (porque mi mochila no era lo suficientemente grande como para hacerlo), era que no tenía nada por lo cual re
Camine sin importarme las miradas que los hombres daban en mi dirección. El lugar estaba igual que cuando lo había visitado teniendo dieciséis años. Cuatro pisos, fachada blanca, gran patio trasero, amplio estacionamiento lleno de motos de todo modelo, color, o tamaño, amplio, con un bar en la parte de enfrente. Y enormes hombres con el chaleco de cuero con un cuervo negro en pleno vuelo y el nombre del club en la espalda. Hice una mueca cuando sus gritos hacía mi persona se hicieron presentes.–¡¿Estás perdida princesita?!– –¡O tal vez busques un poco de diversión!– –¡Qué tal si te acercas para que pueda apreciar ese cuerpo como se debe!–.Muchos otros comentarios machistas se escucharon, pero mantuve mi cara fría. Tenía un objetivo en mente y ningún simio con complejo de cavernícola iba a interponerse en mi camino.
–Natasha–. Mi nombre volvió a salir de los labios de mi progenitor, esta vez con claro tono de advertencia que me hizo poner los ojos en blanco.–Me alegro de saber que aún recuerdas mi nombre, pero me gustaría tener esta conversación en privado si no es mucho pedir–. Pero solo fue cuando el chico que estaba parado atrás de él le puso una mano en el hombro y le dijo algo al oído que hizo que Hades por fin se diera cuenta de la situación en la que estaba metida.–Relájense todos de una maldita vez y ocupen su culo en algo antes de que les rompa la cara por iniciar una pelea en el bar–. Ordenó con una mirada furiosa a todos.–Si Prez–. La afirmación colectiva hizo que todos regresaran a sus asuntos como si nada, aunque una que otra mirada aún se mantenía en mi persona.Cuando los humores de los moteros se calmaron mis ga
–¿De qué te ríes?, esté es un asunto muy serio, estás en serios problemas jovencita, en este momento le vas a llamar a tu madre para decirle dónde estás si no quieres que lo haga yo y te vaya peor–.Su amenaza corto de golpe mi risa y lo mire con todo el asco y desprecio que fui capaz.–Puedes intentarlo pero dudo mucho que haga algo al respecto o tan siquiera te conteste–.–Por qué los adolescente siempre saben lo que van a hacer sus padres ¿Verdad?– La voz ronca del hasta ahora callado motero me desconcentro he hizo que me tardará un segundo más del planeado el contestarle.–No estoy hablando contigo cavernícola con sobredosis de testosterona, así que hazme el favor de seguir callado en lo que resta de la discusión–.–¡Basta!, ¡No te voy a permitir que nos sigas insultando!, ¡Yo
Me desperté agitada y sudada de la pesadilla. El suéter se me pegaba de una manera asquerosa, y sentía como las gotas de sudor se deslizaban por mi cara.Estiré mi mano en busca de mi celular en mis pantalones que había dejado tirados en el suelo la noche anterior. Las ocho de la mañana. Se leía en la pantalla. Un bufido salió de mis labios al ver la hora. Me volví a acostar y me quede viendo el techo mientras normalizaba mi respiración.Espere a que los latidos desbocados de mi corazón se normalizaran, pase mi lengua por mis labios secos y tragué saliva tratando de mojar mi garganta seca. Cuando por fin tuve las energías suficientes para afrontar el día quite las sabanas que cubrían la mitad de mi cuerpo, y me arrastré hasta el baño.A diferencia del día de ayer, ahora me tomé mi tiempo, disfrutando de cada segundo de la caí