—Suéltame.
—Escucha bien Crys, tu eres mía y de nadie más.—¡Eres un asqueroso!, ¡soy tu prima!—¿Y? Eso no quiere decir que no podamos estar juntos—. Intentó besarme y le di un rodillazo.—¡Me das asco!, ¿entiendes? ¡Asco! —.Salí corriendo para ir a mi habitación por las gradas de la parte trasera, él me siguió y me apegó a la pared.—En cambio tú, tu me encantas.—¡Aléjate o grito!—Escucha Crys, el profesor Adiel jamás pondrá sus ojos en ti, solo eres una niña para él, en cambio nosotros tenemos la misma edad.—Aléjate cerdo—, lo empujé —No me sigas porque grito y le cuento a mis hermanos todo, ya imaginas lo que Jack te hará.Dicho eso se quedó quieto y me dejó ir, subí corriendo las gradas hasta llegar a la habitación, me encerré en ella y puse seguro en la puerta, una vez dentro me lancé a la cama y lloré con fuerzas.Lloraba por todo lo que tenía guardado dentro, por tener que soportar al asqueroso de Diego y por el amor imposible que sentía por Adiel.Aquella noche no volví a bajar a la sala, creo que se quedaron hasta altas horas de la noche bebiendo y bailando, yo no sé en qué momento me quedé dormida, cuando desperté ya era otro día.Me di una ducha y volví acostarme, abrí mi laptop y empecé a chatear con mis amigas, quedamos en salir a dar una vuelta, seguido cerré la computadora y bajé a desayunar, mamá ya estaba despierta en cuanto a papá y mis hermanos aún dormían.—¡Buenos días cariño! ¿Cómo amaneciste? ¿Te fuiste a dormir temprano?—Así es ma…—Entonces te perdiste de lo mejor—, dijo Xime al acomodarse en uno de los taburetes.—¿De que me perdí?—Vino la esposa de Adiel, le armó un show y discutieron. Quiso llevarlo a la fuerza, pero él no se fue.—¿Adiel está aquí?—Si—… Musitó Xime hincándome con sus dedos.—Ya deja de molestarla—, intervino mi madre al colocar mi plato de comida —Crys ya no es una niña, ella ya creció y ese jueguito de que le molestaban con Adiel ya no me gusta que lo sigan realizando. Más ahora que, es su profesor, sobre todo, está casado.—¡Ay, Ma!, solo es una broma, además, a Crys no le molesta, a ella le encanta—, dijo sonriendo, le codeo haciendo que se encasquille con el jugo.—¿Es cierto eso, Crys? ¿Te gusta Adiel?—¡Claro que no mamá! Son solo inventos de Ximena.—Mas te vale hijita, porque de ser así te cambio de colegio y le prohíbo el ingreso a Adiel a esta casa.Con lo que dijo mi madre menos podía dar a notar mis sentimientos por Adiel, no quería que me sacara del cole y me alejara de él, quería estar siempre junto a él, quería verlo así fuera desde lejos, así estuviera casado y mil hijos, no me importaba. Yo solo quería pensarlo, soñarlo y seguirlo amando en silencio.No iba a negar que me alegró saber que discutió con su esposa, eso me hacía inmensamente feliz.Sonreí, y Ximena me dio un puntapié, le miré con el ceño fruncido y con su cabeza indicó en dirección a las gradas. Pasé gruesa saliva cuando lo vi bajar con su cabello alborotado y aun soñoliento. Usaba prendas de dormir de Jack, se veía tan guapo que podría comérmelo a besos en este mismo instante. Escuché la risita estúpida de Ximena, y antes que mamá también lo notara despegué la mirada de Adiel.—¡Buenos días! —, dijo al parase a un costado.Las tres saludamos, pero mi voz se escuchó muy baja, porque el nudo en mi garganta no me dejó hablar con normalidad.Adiel le pidió a mi madre un vaso de agua helada, en cuanto yo tenía la mirada pegada en el plato. Su olor mesclado con el trago se adentró a mis fosas nasales.Joder que, si era complicado tener a la persona amada a tu lado y no poder expresar lo que sientes, era tan difícil sentirlo y verlo, pero no poder tocarlo ni besarlo.Rayos, creo que terminaría muriendo por contener el aire que respiraba cada vez que tenía Adiel cerca de mi.—¿Comerás ahora o esperarás a Jack? —, preguntó mi madre.—Solo tomaré esto—, dijo con media sonrisa. Lo sé porque lo estaba viendo de reojo.Agradeció a mamá y se alejó de la cocina, se paró cerca de la grande ventana del pequeño comedor.Cuando Jack bajó nos saludó con un beso a las tres. Mientras mi hermano sacaba algo del refrigerador dirigí la mirada hacia Adiel, estaba de espaldas a mi, creo que contemplaba el hermoso día. Al momento que Jack lo nombró giró el rostro y la posó en mí por un segundo, luego la llevó a mi hermano quien le mostraba una cerveza y con una sonrisa negó.Volvió a mirarme y rápidamente evadí la mirada, la llevé a mi plato, solté un suspiro y bebí del jugo para rodar la comida que se me había atorado en la garganta.Adiel y Jack no quisieron desayunar. Se dirigieron a la alberca donde imaginé estaban refrescando sus cuerpos musculosos. Pienso que es así porque mi madre me pidió que no me acercara a ese lugar, porque según ella, ver a dos hombres en paños menores no era apropiado para una joven como yo. Si supiera que cada noche sueño con Adiel desnudo subiendo sobre mi, o peor aún, que en el colegio no dejo de imaginarlo sin ropa.—Iré con las chicas al centro comercial—Esta bien, que te lleve Flavio…—Pero es día de chicas.—¿Qué pasa conmigo? — Inquirió mi hermano al abrazarme y darme los buenos días.—Le decía que tú la llevaras al centro comercial con sus amigas.—Por mi no hay problema, siempre y cuando lleves amigas guapas, de lo contrario las dejo botadas.Mamá soltó una carcajada al igual que Ximena.Entonces Flavio quedó de llevarme a dar una vuelta con mis amigas. Subí a la habitación y empecé a prepararme. Mientras me ponía las botas escuché la voz de Adiel, caminé lentamente hasta el balcón y lo vi. Joder, que espalda tenía.Me quedé observando su rico trasero al mismo tiempo me mordía el labio. Como si sintiera que lo vigilaba giró su rostro y levantó la mirada en mi dirección.Rápidamente me escondí y sentí mi rostro enrojecer. Caray, esperaba no me hubiera cachado.Continué arreglándome y una vez lista bajé a toda prisa. Al llegar al pie de las gradas miré hacia la alberca y volví a encontrarme con su mirada.¡Dios santo! Este hombre me ponía a volar solo con la mirada.—¿Estás lista? — Preguntó Flavio y Asentí —Entonces vamos.Primero pasamos por Cleo, quién no dejaba de mirar a mi hermano, le sacaba preguntas que así por decir eran estúpidas. Cuando llegamos por Carol mí hermano frunció el ceño.—¿Hay alguna cuatrilliza o son solo trillizas?— Ambas reímos.—Solo somos las tres.Ladeó la cabeza y continuó manejando. Nos dirigimos al cerro más alto de la capital de Estaquía, en aquel lugar había cualquier tipo de diversiones.Pasamos un día excelente, aunque vigiladas por mi hermano, pero fue genial.Cuando volvimos a casa, Adiel ya no estaba, se había ido y como una niña tonta me encerré en mi habitación a imaginarme que a estas horas debería estar en plena reconciliación con su esposa.Suspiré profundo y lo saqué de mi cabeza, pensarlo me haría daño, mucho daño.Al día siguiente, cuando Jack estaba mejor, libre de resaca nos llevó a dar un paseo, de camino al lugar mis ojos no dejaban de mirar el retrovisor, Adiel también se sumó al paseo y mi corazón se había vuelto loco puesto que me tocó ir en el mismo auto que él.Hablaba con Jack de cosas las cuales ni siquiera podía opinar, entre rato sus ojos miraban al retrovisor, pero su mirada solo era instantánea. Deseaba poder entrar en él y descubrir que sentía.Joder que si solo supiera que le gusto un poquito haría todo por nuestro amor.Cuando llegamos al lugar donde tendríamos nuestro camping, Jack bajó primero y la mirada de Adiel y la mía volvió a encontrarse en el retrovisor. En esta vez perduró un instante más, tanto así que tuve que bajar la mirada porque la suya era intensa.—¿Ayudas Adi?—Ahí voy.Salió del auto y solté un suspiro profundo. Me daba ánimos así misma como siempre lo hacía. Recobré el valor necesario y salí del auto. Luego les ayudé a cargar las cosas en las cuales prepararíamos una parrillada.—Yo llevo esto—, quitó de mis manos el carbón y al momento que nuestras manos rozaron mi corazón se detuvo, era como si se hubiera quedado inerte, pero aún continuaba viviendo, luego arremetió con latidos que parecían tambor en pleno desfile, me quedé perpleja mirándolo partir. Estaba absorta recordando aquella pequeña escena donde solo un roce despertó todas las células de mi cuerpo. Joder, que sería si sus labios se unieran a los míos o sus manos recorrieran mi cuerpo, yo creo que me desmayaría en ese instante.Cuando escuché el auto de mis padres llegar me volteé a verlos, me parecía que hubiera sido un excelente día si no hubieran traído a él asqueroso de Diego, pero como iban a dejarlo fuera, si mi padre jamás dejaría a su hermana fuera de un día como este.—Mantente alejado de mi rata asquerosa—, le dije una vez que le vi acercarse. Nadie escuchó, puesto que todos estaban acomodando las cosas que habíamos traído para preparar. —Adiel jamás te hará caso— sonrió de forma despre
Conteniendo la respiración asentí. Dio media vuelta y se fue, miré a Cleo y sonreí. Seguido fui tras de él, mis piernas temblaban y mis manos estaban completamente heladas, joder, que temblor el que se había apoderado de mi. Cuando llegamos a la oficina había pocos maestros, entre ellos estaba su esposa, la cual me miró de forma normal y segundos después continuó en lo que se encontraba. —Míreme a mí—, dijo Adiel con voz suave —No mire a los demás licenciados. Succioné gruesa saliva y lentamente dirigí la mirada a él, conectar mi mirada con la suya fue un impacto al corazón. Este último se disparó como bombos y platillos, creo que incluso mi rostro se encendió porque una calentura recorrió mi cuerpo. Los ojos negros de Adiel no se despegaban de los míos, carajo que su mirada era intensa y asechadora.De pronto me vi obligada a bajar la mirada, porque su esposa se acercó y le dio un beso, cuando eso sucedió sentí un nudo en mi estómago y una inmensas ganas de llorar. Mordí mi labio
Mamá ladeó la cabeza y se fue. Comí de prisa y subí a mi habitación, cepillé mis dientes y abrí la laptop para escribirle a mis amigas. Cómo siempre Cleo me dio ánimos y Carol siempre con su quemí importismo, muchas veces me hacía pensar que no era del todo sincera, se suponía que una amiga siempre debía alegrarse de los logros y sueños de su amiga, pero Carol siempre trataba de apachurrarme. Estaba concentrada escuchando música y en el chat con Cleo cuando llegó un mensaje. Al abrirlo mi corazón latió desenfrenadamente, era de Adiel y me estaba pidiendo disculpas por no haberme respondido antes, decía que estaba ocupado, bla, bla. Suspiré profundo y lancé el móvil a un costado, ahora era yo que lo dejaría en visto. Me valía un culo si estuvo ocupado, debió responderme cuando yo quería. El teléfono volvió a sonar y era otro mensaje suyo, envió unas caritas lo que me hizo acelerar el corazón. Cerré mis ojos y volví a dejarlo en visto, minutos después me estaba llamando, joder, ¿qu
Una vez que se fue solté el aire por mi boca y me senté. Minutos después me dirigí al coliseo, me senté en las últimas sillas y desde ahí lo contemplé, estaba sentado con una pierna sobre la otra formando el cuatro al lado de otro profesor y su mirada fija en mí. Entre ratos asentía en lo que hablaba el otro profesor y luego volvía a mirarme. Cuando nos tocó volver a las aulas pasé por su costado. Estaba abrazado a ella y sobre el hombro me miró. No entendía como podían permitirle que se hicieran cariños en el instituto, eso era una falta de respeto para nosotros los alumnos y más para mí pobre corazón. Pero si al director no le importaba, menos le iba a importar a los demás licenciados que se encontraban junto a ellos. Antes de girar hacia el pasillo donde quedaba mi salón, regresé a mirar, Adiel estaba sujetado con una mano del poste donde se encontraba recostado y la otra la mantenía colgando, desde ahí se podía notar que era ella quien lo había abrazado. Cuando la mano que le colg
—Bueno, yo me retiro, los dejo para que continúen. —Gracias Mami—. Mamá me sacó la lengua y se fue. Adiel posó el vaso en la charola y volvió a explicarme. En esta vez puse más atención y algo se me quedó. —¿Seguro entendió? —Si. —Cualquier cosas si no entiende puede escribirme y preguntar. —Para que me deje en visto— musité sobre bajo pero llegó a sus oídos y sonrió. —En serio, no fue mi intensión. Cuando llegó su mensaje estaba por ingresar a la ducha. Y ya luego me ocupé en otras cosas y no pude responder. —Profesor, en serio, no tiene que darme explicaciones. —Ok, solo quería que supieras que no fue mi intensión dejarte en visto. Sonreí y Asentí. —Ahora ya me trata de tú. El sonrió y se vio tan hermoso, como un Dios griegos, como un príncipe de esas películas, pero inalcanzable para una plebeya como yo. —¿Cómo quiere que le diga? Bajé la mirada y apretando mis labios dije. —Me gusta… señorita Bruce. Volvió a sonreír y colocó su brazo sobre el espaldar del sillón, sus ojos negros m
Los días pasaron y Diego no se volvió a meter conmigo, creo que después del golpe que Will le dio, le sirvió de escarmiento. En el recreo ya no era Carol, Cleo y mi persona, ahora éramos Will, Cleo y yo. Mi grupo de trillizas se rompió, gracias a que Carol se volvió mi rival. Como si yo tuviera la culpa de que el tonto de mi primo se hubiera enamorado de mí, y por eso no quisiera tener algo con ella. Me dolía que ya no formara parte de nuestro grupo, pero tampoco iba a rogarle que volviera, si había algo que tenía era orgullo, por ello mis sentimientos por Adiel eran ocultos. Cuando el fin de semana llegó Adiel me escribió. Vaya que su puto mensaje me avivó el corazón, y ni siquiera era un mensaje de amor o algo parecido, era el mensaje dándome el ultimátum. —¿Podemos vernos? Pero no en casa—, vio el mensaje y segundos después respondió. —¿Entonces dónde? Le envié la dirección y empecé a vestirme. Le dije a mamá que iría con Cleo a dar una vuelta, y mi madre llamó a confirmar y como e
Me quedé impresionada de escuchar la mentira de Adiel, caray que no se inmutaba en hacerlo, hablaba con tanta firmeza como si estuviera diciendo la verdad. Cuando logró controlar a la fiera de su esposa se acercó a cancelar. Mientras Adiel se encontraba frente a la caja, la profesora se acercó a mí y masculló. —¿Crees que me comí ese cuento de que tú hermano estuvo aquí? No soy estúpida como ustedes creen, me bastó ver dos pozuelos sobre la mesa para saber que no había nadie más que ustedes dos… pero escúchame bien mocosa, que sea la última vez que sales con Adiel, ve y búscate un novio de tu edad y deja de andar tras mi marido. Con dificultad tragué la saliva, quise defenderme pero que iba a decirle, si ella tenía razón, Jack no había estado ahí, y yo siempre he estado tras de Adiel, pero jamás he tenido el valor de confesar mis sentimientos ni mucho menos lo haré. Minutos después salimos del centro comercial. Adiel detuvo un taxi y me envió a casa, sin voltear a verlo subí y una vez
—No terminaré mi amistad con Will solo porque tú y mamá lo quieran—, dije y pasé por su lado. Pero antes que pudiera irme, el fuerte agarrón en mi mano me obligó a detenerme. Jack me volvió a colocar frente a él y me miró con ojos afilados, se veía súper molesto, puesto que Jack odiaba que le desobedezca, pero yo tampoco iba a dejar que él y los demás intervenga en mi amistad con Will. —Jack. ¿Está todo bien?— Cuestionó Adiel. Mi hermano esforzó una sonrisa y asintió. —Ve dónde está papá y mamá—, culminó y se dirigieron al baño. Yo volví dónde mí familia y me acomodé en una silla alejada de ellos. Me quedé ahí hasta que volvimos a casa. El tema de Will murió ahí, al menos eso creía yo. Sin embargo, al día siguiente mi mamá me prohibió que me acercara a Will. —Cariño, no creo que sea para tanto. El muchacho es divertido… Papá intentó intervenir pero mi mamá le lanzó una mirada fulminante y él se calló. Nadie más dijo nada, no porque estuvieran de acuerdo, si no porque una orden que mi