—Yo llevo esto—, quitó de mis manos el carbón y al momento que nuestras manos rozaron mi corazón se detuvo, era como si se hubiera quedado inerte, pero aún continuaba viviendo, luego arremetió con latidos que parecían tambor en pleno desfile, me quedé perpleja mirándolo partir.
Estaba absorta recordando aquella pequeña escena donde solo un roce despertó todas las células de mi cuerpo. Joder, que sería si sus labios se unieran a los míos o sus manos recorrieran mi cuerpo, yo creo que me desmayaría en ese instante.Cuando escuché el auto de mis padres llegar me volteé a verlos, me parecía que hubiera sido un excelente día si no hubieran traído a él asqueroso de Diego, pero como iban a dejarlo fuera, si mi padre jamás dejaría a su hermana fuera de un día como este.—Mantente alejado de mi rata asquerosa—, le dije una vez que le vi acercarse.Nadie escuchó, puesto que todos estaban acomodando las cosas que habíamos traído para preparar.—Adiel jamás te hará caso— sonrió de forma despreciable —Tiene una rica hembra y crees que se fijaría en una mocosa como tú. Solo en tus sueños.—¿Y crees que me importa? ¡No seas tarado! — refuté y me fui.Me paré cerca de mi padre y lo contemplé armar la cocina, luego me aburrí y me senté en el césped a contemplar como Adiel y Jack jugaban con el balón, de pronto el balón cayó por mis pies y Adiel se acercó a verlo. Cuando se agachó a tomarlo me quedó mirando y nuevamente me quiñó ese hermoso ojo. Fue un movimiento mínimo, pero alteró todas las válvulas de mi corazón.Demonios, que estremecimiento provocó en mi cuerpo.Las horas pasaban de apoco y yo deseaba que este día fuera eterno. Quería que nunca se acabara, haber estado casi todo el fin de semana compartiendo con mi profesor Adiel me tenía feliz. Pero cuando la noche llegó sentí mi corazón apechugarse, de la misma forma que llegamos al camping de esa misma forma regresamos a casa, solo que esta vez Jack se desvió hacia la casa de Adiel. Caray, me sentí morir cuando se bajó y se despidió de mi hermano, por órdenes de Jack me crucé a delante, una vez que bajé, mi mirada la acarreé a la ventana, pude ver claramente la silueta de la esposa de Adiel tras las cortinas.Adiel bajó del auto y me dio paso para que ingresara, me introduje en el antes nombrado y él cerró la puerta para luego afirmarse en la antes nombrada con los brazos posados sobre esta, se quedó así mientras hablaba con Jack.Carajo, que la cercanía en la que lo tenía me hacía revoletear el estómago, su cálido aliento chocaba contra la parte derecha de mi rostro, no podía ni respirar con normalidad.—Entonces pila mi pana—, dijo Jack al estirar su mano y chocar su puño con la de Adiel.—Listo, nos vemos—, dijo mi profesor y seguido me miró —Hasta mañana Crysthel.—Hasta mañana profesor.Con una media sonrisa se giró y se adentró a su casa. Jack encendió el auto y nos fuimos. Durante todo el camino no dejé de imaginar Adiel con su esposa, joder, como mi mente podía hacerse tantas películas.Llegamos a casa casi cuando la noche caía, subí hasta mi habitación me di una ducha y luego me dirigí a la sala de visualización dónde se encontraban todos viendo una película.Después de la cena me dirigí a la habitación y me abracé a la almohada, cerré mis ojos y pensé en Adiel y con él en mente me quedé dormida.Por la mañana me levanté y realicé una llamada a mis amigas, nos pusimos de acuerdo en lo que usaríamos este día y una vez lista bajé a la cocina. Mamá ya había preparado mis huevos revueltos con pimiento, tomate y cebolla, mi batido de mora y unas frutas picada. También preparó mi lonche relleno de uvas y manzanas.—Buenos días ma…—Hola hermosa, ya está listo todo, desayuna pronto, el recorrido está por llegar.Asentí y me senté. Una vez lista agarré mi mochila que la había dejado preparada desde el día de ayer y salí a esperar el recorrido que no tardó en llegar.Subí y me senté junto a un chico, porque el asiento dónde solía sentarme ya estaba ocupado. Luego recogieron a Diego que vivía a dos cuadras de mi casa, dirigí mi mirada hacia un costado cuando pasó, definitivamente no soportaba ver a ese niño, me daba tanta rabia su presencia.Cuando llegamos al colegio bajé a toda prisa y corrí hasta la formación. Una vez ahí vi Adiel llegar en su púlsar N200, tras de él su esposa y cuando le ayudó a retirar su casco sentí un dolor en mi pecho. Dirigí la mirada al suelo y parpadee un par de veces para disipar la picazón en mi ojo lagrimal, las lágrimas querían salir y yo me rehusé a dejarlas escapar.Minutos después ingresamos al aula, saludé a mis amigas y me senté en el pupitre, seguido me rodearon y empezaron a cuestionar sobre las fotografías que había subido a I*******m en la mañana antes de venir.—Hablaremos de eso en el recreo—, dije cuando vi Adiel ingresar.—A sus asientos—, Bufó con su potente voz.Hoy lucía una camisa manga corta blanca, cuello y puños tejidos tono a tono por fuera y en contraste por el revés, perilla de botones y aberturas en los costados, y un pantalón tubo ajustado.Su peinado perfecto y su barba sin pelo alguno, Adiel era uno de los pocos hombres que no le nacía barba, lo digo porque su rostro siempre lucía perfecto y ni se reflejaba seña de que alguna rasuradora hubiera pasado por ahí.—Deberes sobre el escritorio—, dijo al acomodarse en este. Todos mis compañeros empezaron a levantarse y entregar sus cuadernos —Tomen asiento, no los quiero a todos agrupados, haber señorita Bruce, usted primero, déjeme su cuaderno sobre la mesa.Solté un suspiro y caminé hasta su escritorio, coloqué el cuaderno a un costado.Volví a mi lugar y llamó a otro de mis compañeros, cuando tocaba la fila de la otra pared, Adiel giró su rostro y el rápido movimiento dejó reflejado un chupón en su cuello, chupón que no solo yo vi, porque algunos sonrieron y empezaron a murmurar.Pasé gruesa saliva por mi garganta y bajé la mirada, no sé porque me sentí tan mal, podía ser una adolescente inexperta en esas cosas, pero para eso estaba internet, ahí había aprendido tantas cosas que aún no conocía y no experimentaba.Sentí un dolor profundo en mi pecho solo de imaginar su noche de reconciliación.—¿Puedo ir al baño?— Solicité acarreando su mirada. Le vi arquear una ceja y mirar su reloj.—Apenas ingresamos… Vaya y no sé tarde, explicaré la clase en unos minutos.Me levanté y salí sosteniendo las ganas de llorar. Una vez que llegué al baño me miré al espejo y me reprendí, “Joder Crys, ¿cómo puedes llorar por una bobada?, eres tan bruta que derramas tus lágrimas sin haber razón alguna, él es un hombre casado y ni siquiera te da bola”.Inhalé y exhalé. Lavé mi rostro y volví al salón.Cuando abrí la puerta los ojos negros de Adiel me observaron hasta que evadí la mirada. Seguido se levantó y empezó a explicar la clase, cada cinco segundo arreglaba el cuello de su camisa, trataba de esconder lo que ya todos habíamos visto.Bajé la mirada a mi libro y me concentré a recordar el fin de semana hermoso que pasé junto a mi familia, tenía que sacar Adiel de mis pensamientos, me rompía pensarlo y verlo con otra.—Crysthel Bruce, al frente.Puse los ojos en blanco y me levanté. Saqué mi marcador y me paré al frente a hacer no se qué, puesto que yo no entendía ni m****a de lo que había explicado.—Resuélvalo—, dijo al caminar hasta el fondo del aula.Mordí mi labio y empecé a mover uno de mis pies, me crucé de brazos observando el pizarrón, no sabía por dónde empezar, no tenía mi idea de que se hacía con esos pinche números y letras.—Estoy esperando—, se escuchó desde atrás. Puse los ojos en blanco y continúe moviendo mi pierna por cinco minutos —Siéntese—, sugirió —Quiero decirles que esto va calificado como el aprovechamiento—, me alcé de hombro y caminé hasta mi asiento. Seguido llamó a otro y así hasta que se terminó la hora de su clase.La siguiente hora era de lenguaje y era una de mis materias favorita. Se me hizo tan corta que cuando menos lo esperaba la sirena ya sonó.Como todos los días mis compañeros salieron a toda prisa, yo hice lo mismo con mis amigas. Llegamos al bar, compramos y nos dirigimos al comedor.—¿Vieron el chupón de Adiel?— Preguntó Carol. Tragué grueso y negué —¿En serio no lo viste Crys?—¡No!— Dije y me levanté para salir de ahí. Le escuché a Cleo reprender a Carol y seguido caminó hasta mi y me abrazó.—Crys, me preocupas.—¿Qué te preocupa?—Que sigas sufriendo por ese profesor.—No estoy sufriendo—, dije y continúe caminando.—Claro que sufres, a mí no puedes engañarme. Porque mejor no te buscas un novio, mira a tu alrededor, hay muchos chicos guapos que seguro querrían salir contigo. Elige a cualquiera, yo me encargaré de acercarte a él.Solté un suspiro y miré alrededor, y cuando mis ojos depararon en la figura masculina que se acercaba dije.—Me gusta el que viene ahí—. Carol se volteo a ver y puso los ojos en blanco.—Señorita Crysthel ¿puede acompañarme a la oficina? —. Dijo Adiel al detenerse delante de nosotras.Conteniendo la respiración asentí. Dio media vuelta y se fue, miré a Cleo y sonreí. Seguido fui tras de él, mis piernas temblaban y mis manos estaban completamente heladas, joder, que temblor el que se había apoderado de mi. Cuando llegamos a la oficina había pocos maestros, entre ellos estaba su esposa, la cual me miró de forma normal y segundos después continuó en lo que se encontraba. —Míreme a mí—, dijo Adiel con voz suave —No mire a los demás licenciados. Succioné gruesa saliva y lentamente dirigí la mirada a él, conectar mi mirada con la suya fue un impacto al corazón. Este último se disparó como bombos y platillos, creo que incluso mi rostro se encendió porque una calentura recorrió mi cuerpo. Los ojos negros de Adiel no se despegaban de los míos, carajo que su mirada era intensa y asechadora.De pronto me vi obligada a bajar la mirada, porque su esposa se acercó y le dio un beso, cuando eso sucedió sentí un nudo en mi estómago y una inmensas ganas de llorar. Mordí mi labio
Mamá ladeó la cabeza y se fue. Comí de prisa y subí a mi habitación, cepillé mis dientes y abrí la laptop para escribirle a mis amigas. Cómo siempre Cleo me dio ánimos y Carol siempre con su quemí importismo, muchas veces me hacía pensar que no era del todo sincera, se suponía que una amiga siempre debía alegrarse de los logros y sueños de su amiga, pero Carol siempre trataba de apachurrarme. Estaba concentrada escuchando música y en el chat con Cleo cuando llegó un mensaje. Al abrirlo mi corazón latió desenfrenadamente, era de Adiel y me estaba pidiendo disculpas por no haberme respondido antes, decía que estaba ocupado, bla, bla. Suspiré profundo y lancé el móvil a un costado, ahora era yo que lo dejaría en visto. Me valía un culo si estuvo ocupado, debió responderme cuando yo quería. El teléfono volvió a sonar y era otro mensaje suyo, envió unas caritas lo que me hizo acelerar el corazón. Cerré mis ojos y volví a dejarlo en visto, minutos después me estaba llamando, joder, ¿qu
Una vez que se fue solté el aire por mi boca y me senté. Minutos después me dirigí al coliseo, me senté en las últimas sillas y desde ahí lo contemplé, estaba sentado con una pierna sobre la otra formando el cuatro al lado de otro profesor y su mirada fija en mí. Entre ratos asentía en lo que hablaba el otro profesor y luego volvía a mirarme. Cuando nos tocó volver a las aulas pasé por su costado. Estaba abrazado a ella y sobre el hombro me miró. No entendía como podían permitirle que se hicieran cariños en el instituto, eso era una falta de respeto para nosotros los alumnos y más para mí pobre corazón. Pero si al director no le importaba, menos le iba a importar a los demás licenciados que se encontraban junto a ellos. Antes de girar hacia el pasillo donde quedaba mi salón, regresé a mirar, Adiel estaba sujetado con una mano del poste donde se encontraba recostado y la otra la mantenía colgando, desde ahí se podía notar que era ella quien lo había abrazado. Cuando la mano que le colg
—Bueno, yo me retiro, los dejo para que continúen. —Gracias Mami—. Mamá me sacó la lengua y se fue. Adiel posó el vaso en la charola y volvió a explicarme. En esta vez puse más atención y algo se me quedó. —¿Seguro entendió? —Si. —Cualquier cosas si no entiende puede escribirme y preguntar. —Para que me deje en visto— musité sobre bajo pero llegó a sus oídos y sonrió. —En serio, no fue mi intensión. Cuando llegó su mensaje estaba por ingresar a la ducha. Y ya luego me ocupé en otras cosas y no pude responder. —Profesor, en serio, no tiene que darme explicaciones. —Ok, solo quería que supieras que no fue mi intensión dejarte en visto. Sonreí y Asentí. —Ahora ya me trata de tú. El sonrió y se vio tan hermoso, como un Dios griegos, como un príncipe de esas películas, pero inalcanzable para una plebeya como yo. —¿Cómo quiere que le diga? Bajé la mirada y apretando mis labios dije. —Me gusta… señorita Bruce. Volvió a sonreír y colocó su brazo sobre el espaldar del sillón, sus ojos negros m
Los días pasaron y Diego no se volvió a meter conmigo, creo que después del golpe que Will le dio, le sirvió de escarmiento. En el recreo ya no era Carol, Cleo y mi persona, ahora éramos Will, Cleo y yo. Mi grupo de trillizas se rompió, gracias a que Carol se volvió mi rival. Como si yo tuviera la culpa de que el tonto de mi primo se hubiera enamorado de mí, y por eso no quisiera tener algo con ella. Me dolía que ya no formara parte de nuestro grupo, pero tampoco iba a rogarle que volviera, si había algo que tenía era orgullo, por ello mis sentimientos por Adiel eran ocultos. Cuando el fin de semana llegó Adiel me escribió. Vaya que su puto mensaje me avivó el corazón, y ni siquiera era un mensaje de amor o algo parecido, era el mensaje dándome el ultimátum. —¿Podemos vernos? Pero no en casa—, vio el mensaje y segundos después respondió. —¿Entonces dónde? Le envié la dirección y empecé a vestirme. Le dije a mamá que iría con Cleo a dar una vuelta, y mi madre llamó a confirmar y como e
Me quedé impresionada de escuchar la mentira de Adiel, caray que no se inmutaba en hacerlo, hablaba con tanta firmeza como si estuviera diciendo la verdad. Cuando logró controlar a la fiera de su esposa se acercó a cancelar. Mientras Adiel se encontraba frente a la caja, la profesora se acercó a mí y masculló. —¿Crees que me comí ese cuento de que tú hermano estuvo aquí? No soy estúpida como ustedes creen, me bastó ver dos pozuelos sobre la mesa para saber que no había nadie más que ustedes dos… pero escúchame bien mocosa, que sea la última vez que sales con Adiel, ve y búscate un novio de tu edad y deja de andar tras mi marido. Con dificultad tragué la saliva, quise defenderme pero que iba a decirle, si ella tenía razón, Jack no había estado ahí, y yo siempre he estado tras de Adiel, pero jamás he tenido el valor de confesar mis sentimientos ni mucho menos lo haré. Minutos después salimos del centro comercial. Adiel detuvo un taxi y me envió a casa, sin voltear a verlo subí y una vez
—No terminaré mi amistad con Will solo porque tú y mamá lo quieran—, dije y pasé por su lado. Pero antes que pudiera irme, el fuerte agarrón en mi mano me obligó a detenerme. Jack me volvió a colocar frente a él y me miró con ojos afilados, se veía súper molesto, puesto que Jack odiaba que le desobedezca, pero yo tampoco iba a dejar que él y los demás intervenga en mi amistad con Will. —Jack. ¿Está todo bien?— Cuestionó Adiel. Mi hermano esforzó una sonrisa y asintió. —Ve dónde está papá y mamá—, culminó y se dirigieron al baño. Yo volví dónde mí familia y me acomodé en una silla alejada de ellos. Me quedé ahí hasta que volvimos a casa. El tema de Will murió ahí, al menos eso creía yo. Sin embargo, al día siguiente mi mamá me prohibió que me acercara a Will. —Cariño, no creo que sea para tanto. El muchacho es divertido… Papá intentó intervenir pero mi mamá le lanzó una mirada fulminante y él se calló. Nadie más dijo nada, no porque estuvieran de acuerdo, si no porque una orden que mi
Las últimas horas de clases se fueron de prisa. Al sonar la sirena empecé a guardar las cosas con lentitud, todo para que los demás se fueran. Cuando Cleo guardo todo vino a mí —¿Tú y Will son algo? —, negué al momento que cerré el cierre de la mochila —Creí que se te iba a declarar, por eso me pidió que te dejara el receso libre. —Lo hizo—, dije mientras salíamos —Pero no quiero lastimarlo, no quiero que se enamore de mí mientras yo estoy clavada con alguien más. —Pero Crys, Adiel ni siquiera te pela. Quien quita que termines enamorada de Will. —Mi familia no quiere que salga con Will—, dije dirigiéndome al parqueadero, al llegar a este vi Adiel subiendo en su motocicleta, atrás de él subió ella, se aferró de la cintura de él y se marcharon. —¿Lo vez? Ese profesor ni siquiera te voltea a ver. —Igual, Will no se merece que lo use—, dije antes de subir al autobús —Nos vemos mañana Cleo—. Fui la última en subir, y preferí irme parada antes que sentarme al lado de ese estúpido. El idiota