La familia charlaba y reía, ninguno notó la llegada de Missaell, el cual entraba con un portafolio en la mano derecha, mientras que con la izquierda desajustaba su corbata.
Se detuvo y contemplo la escena durante un momento y vio entonces una larga cabellera oscura y un cuerpo juvenil que le daba la espalda.
-¿Alice?- preguntó con voz fuerte, todos se giraron hacia él, siendo ella la última en observarlo.
-¡Missa! – dejó la copa en manos de Lyle y corrió hacia su hermano- ¡Missa, Missa! – Este la abrazó fuertemente, haciéndola girar en el aire, de la misma manera que lo hizo Mike. Rieron con entusiasmo, luego su hermano la colocó en el suelo y le besó las mejillas, los parpados, la frente y la nariz con desesperación.
-¡Oh Alice! Mi pequeña Alice – la estrechó- estás hermosa, mi pequeña.
A pesar de que los cuatros hermanos se amaban y se la llevaban muy bien, el cariño entre Alice y Missaell era un poco mayor. Con todos compartía algo fabuloso y especial.
Missaell, era el cariñoso y protector, la adoraba con el alma. Él era el tipo de hermano que se enfrentaría a cualquiera con tal de protegerla.
Mike, era el consentidor y encubridor, solía culparse por todo con tal de salvarle el pellejo. Recordó una vez que tiró un jarrón chino que era el favorito de Valeria. Su madre lloró de tristeza y Mike se culpó, como castigo le retiraron la mesada durante todo un mes, Alice se sintió muy culpable, pero Mike se negó a que ella dijera la verdad.
Con Nina tenía la típica complicidad entre mujeres, ella la protegía y era su confidente.
-¡Qué guapo estás! – le besó la mejilla.
-¡Exagerada!- dijo riendo.
-¡Vamos, vamos niños!- intercaló Michaell feliz de verlos a todos unidos- basta de tanto parloteo, pasemos a la mesa, que servirán la cena.
-¡Parece que llego justo a tiempo! – exclamó Missaell feliz.
La cena fue divertida, todos conversaban sobre temas diversos, manteniendo así una charla bastante animada.
-Alice, a ver- intervino Mike- ¿cuántos corazones rotos dejaste en Suecia? – Ella rió de buena gana, pero el rostro de Missaell reflejó severidad y su voz fue como un estruendo.
-¡Mike! – le reprendió- ¿qué tipo de preguntas son esas? ¿se te olvidas que estás hablando con la niña? – Alice rió a carcajadas nuevamente-¡la pequeña Alice no está en edad de noviazgo!
-Por favor Missa, no soy una <<niña>>, ya no tengo diez años.
-Para mí siempre serás mi pequeña Alice.
-¡Líbrame Dios de los hombres protectores! – dijo rodando los ojos.
-¡Alice!- espetó Missaell y ella volvió a reir.
-Vamos Missaell, no exageres – le dijo Nina- ¿cuántos corazones?
-A decir verdad. . . creo que ninguno.
-¡Yo no puedo creer eso! - intervino Mike riendo
-Yo tampoco lo creo – dijo Lyle- Alice es muy bonita, sin duda habrá dejado muchísimos corazones rotos.
-Bueno- sonrió- Salí con algunos chicos, pero solo como amigos, aunque. . .
-Siempre existe alguien especial- concluyó Cris sonriendo.
-Así es – dijo ruborizándose- su nombre es Billy.
-¿Dejaste un novio en Suecia?- pregunto Dyle con una sonrisa.
-¡Un novio!- exclamó Missaell alterado
-No, no era mi novio, solo un chico especial, además antes de comprar el boleto de avión, tuvimos una conversación. . . fue difícil hacerle entender que no podíamos llegar a mas- culminó encogiéndose de hombros.
-Evidentemente nuestra pequeña Alice no es tan pequeña como para amar.- dijo su padre.
-La edad no es una visa para amar, papá.
-Yo nunca amé a Billy, solo era un chico especial- y no mentía, por eso fue tan fácil para ella alejarse de él, de otra manera, la historia sería diferente.
Después de la cena y de conversar largo rato en familia se dirigió a su habitación, hacía mucho calor así que decidió ducharse nuevamente.
Luego de ducharse se introdujo bajo las sábanas y logró conciliar un dulce sueño en el que un par de brazos y un pecho fuerte la rodeaban y le impedían caer al suelo.
Alice se despertó sobresaltada. Había tenido un sueño muy extraño, no lo recordaba con claridad, solo supo que su cuerpo estaba perlado en sudor y su corazón latía desesperado.Extendió la mano en busca de un reloj para ver la hora.¡Eran las dos de la mañana!Su estómago rugió y Alice rió.-¿Cómo es posible que tengas hambre a las dos de la mañana, Alice?- se preguntó a sí misma.Salió de la cama con la intención de ir a la cocina en busca de un pequeño bocadillo nocturno.Bajó las escaleras percatándose de que la casa estaba a oscuras, le costó un poco llegar a la cocina, ya que tropezaba con todo. Sus pies descalzos eran sigilosos sobre la fría madera del suelo.Al llegar a la cocina encendió la luz y abrió el refrigerador, bueno lo más sencillo sería un sándwich. Se le antojó uno con queso amarillo, jamón, lechuga y tomate¡Alice, son las dos de la mañana. Es un bocadillo, no el desayuno!Pero su estómago ru
Tres semanas habían pasado desde su encuentro nocturno con Kyle, y no habían tenido contacto durante ese tiempo, al menos no más del necesario, durante las cenas él guardaba silencio absoluto, y Alice por su parte solo respondía a lo que le preguntaran, su conversación en la mesa era muy poca. Aunque Lyle siempre buscaba la manera de entretenerla, de conversar con ella para incluirla.Cuando Alice lo miraba, en ocasiones él la estaba mirando en silencio, y al cruzar sus miradas Kyle tensaba su mandíbula y apartaba sus ojos en dirección a otro lado, si se cruzaban se saludaban fríamente, en una ocasión coincidieron a la entrada de sus habitaciones, él la miró y por un momento lo sintió flaquear, sus ojos le demostraron deseo y rendición y ella esperaba en silencio, anhelando los besos que veía venir, pero de pronto todo se esfumó, sus ojos cambiaron, su ceño se frunció.-Buenas noches, Alice- fue lo único que dijo antes de girarse y cerrarle la puerta en la cara.&nb
Kyle estaba recostado sobre un bulto de almohadas, con una mano se cubría los ojos y apretaba los dientes intentando contener el dolor.-Este maldito dolor me va a matar- se dijo en voz alta, un llamado a la puerta produjo un gruñido en él.-Adelante – gritó sin descubrir sus ojos- madre, te advierto que no. . .-Soy muy joven para ser tu madre – dijo ella sonriendo, Kyle se giró en dirección al lugar de dónde provenía aquella voz.Y allí estaba ella, con su espesa melena suelta, cayendo sobre sus hombros en hermosas cascadas, de pronto sintió un inmenso deseo de introducir sus dedos en aquella fascinante cabellera. Kyle maldijo en silencio, había intentado toda la tarde borrar de su cabeza la imagen de aquella chica, de su cuerpo, de sus besos, y ahora ella se presentaba en su habitación con. . . ¡Una bandeja de comida!-Hola, Kyle- lo vio allí tan vulnerable y sintió deseos de tocarlo aunque fuese por un instante.-Alice. . .
Sus respiraciones se hicieron muy aceleradas, tanto Alice, como Kyle sentían cómo la sangre golpeaba con fuerza en sus venas.Kyle miró detenidamente los labios. Eran; llenos, sensuales, atrevidos, incitantes. Ella inconscientemente los humedeció y ese gesto tan inocente cómo erótico, no hizo más que incrementar el deseo de Kyle-Alice. . . – susurró sin dejar de mirarla.-Mmmm. . . – quiso sonar despreocupada, pero su respuesta había sido. . . ¡Un gemido!, ¡por Dios! Se sentía realmente avergonzada de su conducta. Su cuerpo reaccionaba tan solo de tenerlo cerca, su respiración, su olor, su tacto, no hacían más que encender y avivar una llamarada dentro de su ser. -Voy a morir si no te beso- su voz era sensualmente ronca.-No quiero que mueras- su respuesta no pudo haber sido más clara. -¿Te arrepentirás?-No lo haré, juro que no lo haré.
Alice supo que la noche sería difícil, lo que no imaginó es cuánto.Cada vez que lograba conciliar el sueño , se encontraba soñando y fantaseando de forma erótica, aquello nunca le había ocurrido, en esos sueños Kyle la besaba, la acariciaba llegando a lugares que nadie había explorado con anterioridad, lugares de su cuerpo que a excepción de ella, nadie más conocía. Aquellos sueños producían que su noche fuese inquietante y que cada vez que despertaba lo hiciese con su cuerpo perlado en sudor, y temblando de deseo. Aquello realmente le avergonzaba.Si pensó que su noche sería difícil debió ver la de Kyle.El masculino cuerpo temblaba al recordar cómo Alice se había abierto a él; dulce, tierna y espontánea. Era una dulce tortura imaginarla a tan solo unos pasos y no poder acudir a ella. Sentía que la piel le quemaba y su excitación no disminuía. En sus sueños imaginaba cómo la hacía suya, cómo ella gritaría su nombre en medio del éxtasis, cómo sería fundirse
Alice se metió en la tina , con el agua caliente cubriéndole hasta los hombros, suspiró satisfecha y se introdujo más para poder relajarse totalmente.Luego de la ducha se vistió con unos jeans y una blusa blanca, dejó su cabello suelto en hermosas cascadas. Se observaba en el espejo cuando un llamado a la puerta la sobresaltó.-Adelante- fue su padre quién entró a la habitación.-Papito- le besó ambas mejillas.-Princesa mía, un día en la piscina te ha sentado de maravilla.-Gracias- lo condujo hacia la cama- siéntate conmigo, papito. Quiero que conversemos.-Muy bien- le sonrió- ¿de qué quieres hablar?-Papá- empezó ella- el día en que llegué, estábamos teniendo una conversación importante, justo cuando me ibas a hablar del verdadero motivo por el cual me enviaste al extranjero, Lyle nos interrumpió.-Si- dijo asintiendo, su expresión cambió. Pa
Kyle corrió tras ella, Alice se giró y vio que él la perseguía, intentó correr más rápido, se sentía deshecha y no quería que él la viera así.Se perdió entre la maleza y los arbustos, no se detuvo sino que siguió corriendo hasta detenerse e n un pequeño puente, sobre un hermoso riachuelo, allí sintió que sus rodillas ya no podían sostenerla, así que se dejó hacer, hundió el rostro entre las manos y dio rienda suelta a su dolor.Fuertes sollozos convulsionaban su cuerpo, después de algunos segundos sintió que unos fuertes brazos la tomaban por los hombros en un cálido abrazo. Se giró para encontrarse con la mirada triste de Kyle.-¡Oh, Kyle!- gimió y se lanzó a sus brazos acurrucándose contra el fuerte pecho masculino.Kyle, la acunó sentándose en el suelo y estrechándola fuertemente contra él. Acarició su cabello y le susurró tiernas palabras de consuelo, con la intensión de tranquilizarla. Pronto los sollozos fueron disminuyendo. Cuando las conv
Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, era tan agradable estar en casa rodeada de su gente, teniendo el calor de las personas que más la amaban. Después de durar una semana enojada con su padre, no lo soportó más, le amaba demasiado y no podía mantenerse alejada de él, así que una triste tarde de lluvia, ella entró a su despacho y llorando se arrojó a sus brazos suplicando por un perdón. Su padre la abrazó con fuerza y después de algunas lágrimas, todo estuvo arreglado.Las cosas con Kyle, no podrían estar mejor. Una tarde dieron un paseo a caballo, se sentaron en la grama del campo, conversaron largo tiempo y entre besos se confesaron su amor. Ahora sin las sombras de la duda. Ambos reconocieron ampliamente que ya no podían vivir el uno sin el otro.Así que cuando tenían oportunidad, era imposible que Kyle mantuviese sus manos lejos de ella. Compartían besos furtivos, abrazos cálidos y sonrisas cómplices.Aquella mañana Alice