Al día siguiente, Celine despertó debido a la claridad que se filtraba por el enorme ventanal de vidrio. Desorientada, se sentó en la cama, escudriñando todo a su alrededor. Por un instante había olvidado dónde estaba, hasta que un suspiro lleno de alivio escapó de sus labios al recordar por qué se encontraba allí.
Después de llegar a la mansión de aquel hombre cuyo nombre desconocía, la habían conducido a la habitación donde se encontraba. No recordaba muy bien cómo su andrajosa ropa se había cambiado por aquella pijama limpia y cómoda, pero se sentía mucho más ligera con ella. Apenas había quedado a solas en el dormitorio, el cansancio en su cuerpo se hizo presente a los pocos minutos, impidiéndole observar detalladamente la elegante habitación en la que había dormido.El lugar estaba decorado al estilo clásico, con toques modernos. Las paredes tenían papel tapiz crema con detalles dorados, y el suelo era de parquet de roble. Había una chimenea de mármol blanco con un espejo grande sobre ella. Los muebles eran de madera oscura, incluyendo una mesa, un armario y un escritorio de caoba. Una estantería cerca del ventanal albergaba libros antiguos y adornos como esculturas de mármol y jarrones de porcelana. La iluminación era suave y romántica gracias a las lámparas de araña de cristal.Era un espacio que combinaba arte, historia y modernidad, y Celine lo encontraba acogedor.Levantándose de la cama, se dirigió al baño para tomar una ducha fría. Luego de vestirse con un vestido veraniego y zapatillas deportivas, bajó al comedor donde encontró a Enzo tomando su café.—Buenos días —saludó Celine con una sonrisa tímida.Al verla, Enzo se quedó mirando a la joven pelirroja. Lucía completamente diferente al día anterior, esta vez mostraba un rostro despejado, sin ningún mechón rebelde fuera de su coleta alta que caía en ondas sobre su espalda. Además, su piel pálida contrastaba con la ropa que llevaba, haciéndola lucir mucho más hermosa a sus ojos.Enzo parpadeó varias veces y aclaró su garganta antes de responder.—Buenos días, ¿Señorita...?—Celine —respondió la joven avergonzada por no haberle dicho su nombre antes.—Celine —repitió Enzo, encontrando dulce la manera de pronunciarlo—. Toma asiento, el desayuno se enfriará.Señaló la silla a su lado al ver que la pelirroja permanecía de pie sin hacer amago de sentarse. Celine cruzó el comedor y se sentó en el lugar indicado.—Gracias —dijo a una de las sirvientas que le había colocado un plato lleno de panqueques frente a ella, y luego ladeó la cabeza mirando a Enzo—. Agradezco mucho lo de anoche, señor. No sabría cómo pagarle por su ayuda...Él negó y la interrumpió diciéndole que habría hecho lo mismo si se tratara de cualquier otra persona.—Y descuida, no me debes nada. Puedes quedarte el tiempo que quieras aquí hasta que encuentres un lugar propio, ¿De acuerdo? —sus orbes grises la observaron fijamente, provocando una extraña sensación en la joven Celine.—Muchas gracias —dijo desviando su mirada a la comida.—Por cierto, ¿puedo preguntarte algo personal? —inquirió Enzo, dejando la taza de café sobre la mesa.—Eh, claro —respondió Celine, dedicándole una rápida mirada de soslayo.—¿Eres mayor de edad? —ella asintió, y un suspiro aliviado brotó de Enzo.—Recientemente cumplí veinticuatro —contestó Celine.—Ah, ya. Es bueno saberlo, podría haberme metido en problemas al traerte a casa si fueras menor de edad —explicó Enzo, observándola con seriedad.—Oh, comprendo —dijo la pelirroja mientras escondía un mechón de su cabello tras su oreja, nerviosa ante la mirada de aquel hombre.—Aún no sé cómo te llamas... —dijo ella, tímida.—Enzo Ivanov —respondió el pelinegro rápidamente—. Puedes tutearme, no tengo problemas con ello. No te llevo tantos años, soy más joven de lo que imaginas.—¿De verdad? —dudó la joven, y él se hizo el ofendido, provocándole una risita a Celine.—No creía aparentar más de veintiocho, pero al parecer me veo mayor, eh —bromeó con una sonrisa bailando en sus labios.La pelirroja ocultó su risa tras las palmas de sus manos en un intento de comportarse delante de él.—No, no es eso. Solo que ayer lucías un poco más... diferente con el traje —señaló, y Enzo miró su ropa. Vestía una camisa blanca y un pantalón de mezclilla negro—. ¿Siempre usas ropa así?Él negó.—En realidad, no acostumbro a usar trajes a menos que sea necesario. Me resultan incómodos y sofocantes —confesó y luego decidió cambiar de tema—. Sé que sería un poco apresurado preguntar esto, pero... ¿estás comprometida? Quisiera asegurarme de no haber traído a una chica que ya le pertenezca a alguien más.Celine comenzó a toser ante aquella pregunta tan inesperada. Él la miró preocupado al notar su rostro de color carmesí, y le ofreció un poco de agua, que la joven bebió en un sorbo.—No, no estoy comprometida... O al menos no por ahora —contestó en medio de un suspiro—. ¿Por qué lo preguntas?—Por nada, solo curiosidad —se encogió de hombros, y ella asintió con desinterés—. ¿Por qué has dicho "por ahora"? ¿Pensabas comprometerte?Su pregunta provocó que la joven se removiera incómoda en la silla. De pronto, la realidad la golpeó, cayendo como un balde de agua fría sobre ella. Había creído que se trataba de un sueño, y por un segundo había olvidado la razón por la que se encontraba allí. Un pensamiento se adueñó de su mente, provocándole ansiedad al solo imaginar lo que haría su padrastro cuando descubriera que no estaba en la cabaña.—Lo más probable es que sí, no lo sé. La verdad es que no tenía opción... —bajó la mirada a su regazo, un poco cohibida—. Me encuentro en una situación bastante complicada en este preciso instante.—Vaya, creía ser el único —murmuró Enzo.—¿También te han obligado a casarte? —indagó la joven, y él la miró sorprendido.—Sí, eso es exactamente lo que me está ocurriendo. ¿Y a ti también te han obligado? —ella asintió, haciendo un mohín—. Espera, ¿por eso has huido de casa? Pensé que estabas en peligro.La joven lo miró fijamente, sin haber querido contarle la razón por la que había escapado de su hogar. Pero temía que si no lo hacía, él creería que lo hizo por un simple impulso de rebeldía. Así que terminó diciéndole.—¿Asumes que no lo hice por una razón válida? —replicó ella con vehemencia—. Mi padrastro se había endeudado con unas personas peligrosas y lo amenazaron de muerte si no conseguía el dinero en dos semanas. Me planteé durante semanas qué hacer. Intenté ayudarle entregándole mis ahorros, pero él decidió malgastar cada centavo en alcohol, aun sabiendo que tenía poco tiempo para pagar al prestamista —las palabras brotaron rápidamente de sus labios, impregnadas de enojo y miedo—. Me debatí en constantes dilemas. Sentía un profundo malestar al solo imaginar que algo malo pudiera ocurrirle a mi padrastro, pero al parecer él no se preocupaba por mí ni un poco, de lo contrario no me habría tratado como un objeto que pudiera ofrecer a otros sin tener en cuenta mis deseos.Enzo la observó con estupefacción, incapaz de creer lo que estaba escuchando. ¿Cómo alguien podía ser tan cruel?Enzo solo llevaba un día conociendo a Celine, pero sentía el deber de ayudarla de alguna manera, no solo porque sentía empatía por su situación, sino también porque sabía que sería beneficioso para él. Se tomó un momento para pensar en la situación. Enzo tenía ciertos contactos que podrían ayudarlo a resolver el problema de las deudas del padrastro de Celine. A cambio, ella sería la solución al plan de su padre.—Tengo una propuesta para ti —habló después de un breve lapso.—¿Qué es? —lo observó con creciente curiosidad.—Mi padre no renunciará hasta conseguirme una esposa, pero yo no tengo intenciones de casarme o formar una familia en ningún momento. El compromiso está fuera de mis planes —comenzó a explicar Enzo—. Sin embargo, está dispuesto a hacer lo que sea necesario para proteger su legado. Tu situación no difiere mucho de la mía, si te soy sincero. Ambos estamos atrapados si no encontramos una solución rápidamente.—¿Y cuál es tu propuesta, entonces? —indagó Celine.—Mi propuesta es... casarnos —su respuesta provocó una expresión de sorpresa en el rostro de Celine.Por otro lado, las sirvientas no dejaban de susurrar y chismorrear entre ellas. A escondidas, observaban cuidadosamente a la joven pelirroja junto al señor Enzo, ellos eran ajenos a lo que sucedía, sin darse cuenta de que los demás estaban al pendiente de la mujer que había llegado la noche anterior. Se preguntaban quién era y por qué estaba allí. De repente, lograron escuchar algo que resolvería todas sus dudas.—¿Se van a casar? —susurró sorprendida una de las sirvientas, mirando hacia el comedor—. Ella es su novia...—Parece que sí, de lo contrario no le estaría hablando de matrimonio —dijo la más baja de ellas, Paula.—¿Por eso ha negado la visita de la señorita Jossie? —preguntó Claudia de nuevo.—Aparentemente, ella es la dueña de su corazón. Pero es muy joven, ¿no crees? —señaló a la pelirroja a escondidas. Claudia asintió.—Espero que el señor Enzo no esté en problemas, sería otro dolor de cabeza para su padre si se entera de que está saliendo con una jovencita —dijo con un s
Caminaron por el pasillo hasta llegar a una de las últimas puertas al fondo. Enzo la abrió y se adentraron a su interior. El lugar era elegante y lujoso. Estaba decorado con paneles de madera oscura y preciosos cuadros en las paredes. Había un gran escritorio de caoba en el centro de la habitación y una cómoda silla de cuero. En las estanterías de vidrio se encontraban libros sobre textiles y bonitas piezas de decoración hechas de hilos y telas. Celine pudo intuir a qué se dedicaba él al ver esto. Sin embargo, por mucha curiosidad que tenía por querer preguntar decidió volver al tema principal.—¿Cuáles son esas condiciones y beneficios? —quiso saber intrigada.—Pagaré las deudas que tienes, o bueno, tu padrastro, pagaré todo en absoluto. Y además, puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras. A cambio, sé mi esposa y finge ser el amor de mi vida —explicó Enzo con una seriedad que no dejaba lugar a dudas.Aquellos términos resonaron en el interior de la joven, quien mantuvo la res
El viento soplaba con fuerza, la brisa nocturna meciendo en un baile las cortinas y colándose por la ventana entreabierta. El aire frío inundó la habitación, provocando un estremecimiento en Celine. Había estado leyendo un libro que encontró en la biblioteca y no se había percatado del tiempo transcurrido. Al ver la hora, decidió pausar su lectura y se levantó de la cama para salir de la habitación. Sin embargo, apenas puso un pie afuera, se devolvió al dormitorio al avistar a Enzo en el pasillo.¿Por qué tenía que encontrárselo justo en ese momento?Miró su atuendo, llevaba una pijama de una talla más pequeña porque era la única que la sirvienta había conseguido. No creyó necesario cambiarse, ya que imaginaba que Enzo estaría encerrado en el despacho, como le había dicho Claudia.Se escondió tras la pared y esperó a que se marchara. Pero Enzo se detuvo justo en la puerta de la habitación para avisarle que la cena estaba lista.Mordió sus labios con nerviosismo al escuchar su voz. ¿Po
Enzo se dio cuenta de que la joven que vivía con él le atraía de manera inexplicable, a pesar de no conocerla en absoluto. No solía dejarse llevar por las apariencias, sino por las cualidades y la forma de ser.De repente, se encontró caminando hacia el balcón de su habitación para tener una mejor vista de la joven, quien continuaba disfrutando del viento en su rostro y con los ojos cerrados. Enzo se apoyó en el barandal, observándola en silencio.El sonido de un móvil la sobresaltó y se giró hacia él, dándose cuenta de que la había estado observando en silencio.Enzo carraspeó, avergonzado de ser descubierto, y desvió la mirada hacia el mensaje que acababa de recibir de George.Le informó que el señor Emir había invitado a dos de las mejores hijas de las familias más adineradas de su círculo de amigos, con el objetivo de que él eligiera con cuál de ellas se casaría. Hizo mención a Stacy, la menor de los Campbell. Y esto no provocó más que disgusto en Enzo.No soportaba a esa chiquill
Subieron al auto negro que estaba estacionado en la entrada, donde un hombre de piel morena les abrió la puerta y Enzo ayudó a Celine a subir en el coche. Una vez acomodados en el asiento trasero, se alejaron de allí adentrándose por las oscuras calles arboladas.El móvil de Enzo vibró sobre su regazo, la pantalla se iluminó anunciando una notificación de mensaje. Se trataba de su abogado, quien le informó que todo estaba finalizado y el señor Malcom había aceptado gustosamente la propuesta. Enzo sonrió con satisfacción al leer el mensaje, sintiendo que había cumplido su misión con éxito. Enzo informó a Celine. —La deuda de tu padre ha sido pagada, ya no tienes de qué preocuparte. Me he asegurado de que no se involucre de nuevo con aquellos prestamistas —Celine ladeó la cabeza, notó la certeza con la que Enzo había afirmado aquello.Y mirándolo insegura le preguntó.—¿Cómo sabes que no lo hará? —Le hice firmar un acuerdo donde tiene prohibido recibir dinero de ellos. A cambio, reci
Emir no había pasado por alto la forma en que su hijo trataba a esa mujer. Se mostraba pendiente de ella, lo que le hizo dudar si su interés era genuino. Decidió intervenir al notar que sus dos invitadas parecían a punto de levantarse de la mesa y mancharse. Así que primero se dirigió a Diana.—Diana, ¿Cómo va el negocio de tu padre? —preguntó interesado, logrando desviar la atención de la pareja.Diana limpió las comisuras de sus labios antes de responder.—Las ventas han aumentado, y nos espera un gran año. Recientemente mi padre ha cerrado un acuerdo con los italianos —presumió Diana.—Maravilloso. Será todo un éxito, estoy seguro —expresó Emir mientras tomaba un sorbo de la copa de vino, para luego dirigirse a Stacy—. ¿Y tu familia, Stacy?Ella dejó de comer para mirarlo.—En este momento han salido en un viaje de negocios, el futuro de mis hermanos es prometedor. Incluso, el mayor ha sido admitido en una de las mejores universidades de Londres —respondió Stacy, posando sus ojos e
Después de la cena, Enzo y Celine abandonaron la mansión del señor Emir luego de que este se disculpara con las invitadas que se habían marchado disgustadas ante el rechazo de Enzo. Ellas no podían creer que él hubiera preferido casarse con una mujer de clase baja solo por amor.Diana se sentía ofendida y enojada. Había perdido su tiempo y no dudó en levantarse de la mesa apenas escuchó al señor Emir ceder al compromiso de Enzo y Celine. Por otro lado, Stacy contó a su familia lo ocurrido en casa de los Ivanov, haciendo que su padre decidiera cortar lazos con ellos por haber lastimado las ilusiones de su preciada hija.Mientras tanto, Emir se quedó analizando si había hecho lo correcto al ceder fácilmente al matrimonio de su hijo y de Celine. Había estado insistiendo en que Enzo formara una familia y disfrutara de la vida en lugar de estar encerrado en la oficina todo el tiempo. Quería que su hijo entendiera la importancia de la familia. Además, de esta manera protegería su legado.Pe
Celine, quien se encontraba sumida en un profundo sueño, fue víctima de una pesadilla aterradora. En su sueño, se vio a sí misma siendo perseguida por un misterioso hombre en medio de un espeso bosque de sombras. Con cada paso que daba, la presencia del hombre se hacía más despreciable y su respiración se volvía más agitada, mientras su corazón latía con fuerza.La oscuridad del bosque parecía envolverla por completo, impidiéndole ver con claridad el rostro del hombre que la perseguía implacablemente. Sin embargo, ella sabía que su intención era maligna y que no descansaría hasta atraparla. Finalmente, el hombre logró alcanzarla, y en un instante, Celine se vio paralizada por el terror al notar que el desconocido empuñaba un arma en su mano.Un grito desgarrador brotó de lo más profundo de su ser al comprender la terrible situación en la que se encontraba. La sensación de desamparo y desesperación la invadió por completo, sumiéndola en un abismo de angustia y pavor.Repentinamente, co