Celine, quien se encontraba sumida en un profundo sueño, fue víctima de una pesadilla aterradora. En su sueño, se vio a sí misma siendo perseguida por un misterioso hombre en medio de un espeso bosque de sombras. Con cada paso que daba, la presencia del hombre se hacía más despreciable y su respiración se volvía más agitada, mientras su corazón latía con fuerza.La oscuridad del bosque parecía envolverla por completo, impidiéndole ver con claridad el rostro del hombre que la perseguía implacablemente. Sin embargo, ella sabía que su intención era maligna y que no descansaría hasta atraparla. Finalmente, el hombre logró alcanzarla, y en un instante, Celine se vio paralizada por el terror al notar que el desconocido empuñaba un arma en su mano.Un grito desgarrador brotó de lo más profundo de su ser al comprender la terrible situación en la que se encontraba. La sensación de desamparo y desesperación la invadió por completo, sumiéndola en un abismo de angustia y pavor.Repentinamente, co
La mañana transcurrió más rápidamente de lo habitual para Celine, quien se sentía aburrida de pasar todo el día encerrada en su habitación. Decidió dar un paseo por el jardín, vistiendo un largo vestido rosado y unas zapatillas blancas. Escogió un libro de la biblioteca para entretenerse un rato y salió de su dormitorio. En el pasillo, se topó con Enzo, quien caminaba en dirección contraria, visiblemente apresurado y con el ceño fruncido mientras leía un mensaje en su móvil.El mensaje era de su padre, quien le pedía llegar temprano a la empresa para una reunión con los empleados. Enzo se preguntaba qué podría estar tramando su padre al convocar repentinamente una junta. Algo importante se cocía en manos de su padre, pensó.Estaba a punto de continuar su camino sin notar la presencia de la pelirroja, cuando escuchó su voz.—Buenos días —saludó la joven de manera amable.Enzo levantó la cabeza de la pantalla de su móvil y la miró.—Buenos días —respondió él, imitando su tono pero con u
Mientras tanto, durante su recorrido por el jardín, Celine se topó con un invernadero cercano, el cual supuso que pertenecía a Enzo. Sin embargo, al observarlo detenidamente, notó que se encontraba en un estado de abandono, con plantas marchitas y sin signos de vida. Parecía que nadie tenía intenciones de arreglarlo o darle el cuidado que requería.Al ver las plantas moribundas, un sentimiento de melancolía se apoderó de Celine, recordando los tiempos de su infancia cuando su madre aún estaba presente. Recordaba con cariño la forma en que su madre solía dedicarse al pequeño jardín que tenían en casa, regándolo con amor y cuidado, junto a su padrastro.Cada mañana, su madre se encargaba de regar las plantas y flores que llenaban de color y vida su hogar, un refugio alejado de todo. El recuerdo de aquellos momentos la llevó a sentirse profundamente sola, al igual que el invernadero que poco a poco se marchitaba y deterioraba.Dejando atrás las memorias de su infancia, Celine decidió ret
Lentamente, Celine se fue acostumbrando a la claridad de la habitación, la cual resultó ser una tortura para sus ojos. Desorientada, miró hacia todos lados, cayendo en cuenta de su ubicación. Intentó levantarse de la cama, pero una mano la detuvo.—Señorita —la voz de Claudia la hizo girar la cabeza en su dirección—. Debe descansar, por favor, acuéstese.—¿Por qué? ¿Qué ha pasado? —inquirió Celine, sin recordar nada.—Tranquila señorita, simplemente sufrió un desmayo. Al parecer, se ha estado esforzando demasiado. Le dije que no era una buena idea encargarse de nuestra tarea... —Pero me sentía bien —murmuró Celine para sí misma.Después de despedir al doctor, Enzo indicó a sus empleados que no permitieran que Celine limpiara de nuevo bajo ninguna circunstancia. Aunque los empleados no estaban al tanto de las acciones de la joven, no dudaron en cumplir la orden de su amo.Mientras caminaba por el pasillo, escuchó a dos sirvientas hablando de lo ordinaria que era Celine al comportarse
En la penumbra de la habitación, Celine estaba sentada en la cama, con la mirada perdida en la ventana, sumida en sus propios pensamientos. Fue entonces cuando apareció Claudia, trayendo una bandeja de comida y los medicamentos que la joven debía tomar.—Le he traído la cena, señorita —mostró la bandeja, y Celine asintió resignada a comer a pesar de no tener mucho apetito.—Gracias, Claudia —le dedicó una sonrisa agradecida por su atención—. ¿Sabes dónde está Enzo?—Lleva un rato en su despacho, señorita —respondió—. ¿Desea que vaya a buscarlo?—No, estoy bien. Será mejor no molestarlo más —murmuró para sí misma, y luego se atrevió a preguntar—. ¿Crees que hice mal al intentar ayudar? No entiendo por qué se molestó tanto por haber limpiado la biblioteca.—El señor Enzo es impredecible, rara vez lo he visto enojado. Suele controlar sus emociones en situaciones difíciles, pero cuando no lo hace, es porque le importa mucho la persona y tiende a enfadarse —explicó Claudia, recordando vari
Los días se deslizaron rápidamente para Celine, quien se estaba acostumbrando a los lujos que disfrutaba en la mansión, siendo tratada con atención y cuidado al ser la prometida de Enzo. A medida que pasaba más tiempo a su lado, la joven no pudo evitar que los sentimientos surgieran sin previo aviso. Sin embargo, se resistió a expresar sus emociones por temor a ser rechazada o, peor aún, a arruinar el plan de la boda.Celine era consciente de que no podía ilusionarse falsamente y debía mantenerse firme hasta estar segura de lo que sentía por Enzo, quien se mostraba distante y, al mismo tiempo, la confundía con su repentina cercanía.Aquella mañana, se preparaba para formalizar su matrimonio falso y, aunque se tratara de una farsa, la joven se sentía nerviosa y ansiosa. Para los demás, aquella unión parecía auténtica, nadie sospechaba que todo era una actuación. Y debía asegurarse de que así fuera durante los meses que estaría fingiendo aquella mentira.—Vaya, has quedado bellísima —co
Georgina llevaba un tiempo observando a su exnovio, sintiendo un gran malestar al ver la felicidad en su rostro. No podía creer que Enzo se hubiera casado y que parecía ser una persona completamente diferente a la que ella conocía. Recordaba que solía ser reservado y enigmático, y nunca había demostrado sus sentimientos con palabras, algo que ahora estaba haciendo con Celine.—Enzo —dirigió su mirada a la joven a su lado y luego a él, notando sus manos entrelazadas—. ¿Podemos reunirnos dentro de poco para discutir la propuesta que te hice?—Tendrás que esperar a la próxima semana, estaré ocupado... —respondió de manera tajante.Georgina supuso que se refería a la luna de miel, y una ola de celos la invadió. No sabía a qué se debían esos celos, pero algo era seguro; odiaba tener que ver a Enzo con otra mujer que no fuera ella. A pesar de ello, forzó una sonrisa en su rostro.—Entiendo. En ese caso, esperaré a que regreses d
Horas más tarde, los invitados se retiraron de la majestuosa mansión, dejando a los recién casados y al señor Emir, quien se encontraba visiblemente ebrio tras haber bebido en exceso. Enzo se encargó de llevar a su padre a su habitación, a pesar de la resistencia que este mostraba para seguir bebiendo. Con determinación, Enzo se negó a permitir que su padre continuara consumiendo alcohol, ya que no era una persona dada a este hábito a menos que la ocasión lo ameritara.Para Emir, ver a su hijo casarse fue motivo de gran felicidad, a pesar de que no había sido según sus planes originales. Sin embargo, le reconfortaba saber que Enzo no estaría solo, que había encontrado alguien que lo amara de verdad. Había insistido tanto en que su hijo buscara compañía por motivos muy importantes y particulares, aunque Enzo no lo supiera.Una vez en la habitación, recostado en la cama y con Enzo a su lado, Emir tomó la mano de su hijo y, con voz apenas audible, le expresó su felicidad en ese momento.