El sonido ahogado de los pasos en el exterior advertía de la pronta llegada de su padre. Sabía a lo que venía y se preparaba para enfrentarlo. No transcurrió menos de un minuto cuando la puerta fue abierta de golpe, mostrando la figura de un señor entrado en años cuya presencia formidable imponía respeto a su paso. Su cuerpo erguido pero frágil se sostenía en un bastón negro que le otorgaba cierta aura aterradora.
—Enzo, ¿puedes explicarme qué hiciste para que la señorita Jossie acabara llorando? —preguntó demandante.Enzo volteó a mirarlo desde su lugar. Había pasado un rato frente al ventanal que daba hacia el jardín, observando un punto en específico; el árbol de cerezo que su madre había plantado años atrás.—¿Qué quieres que te diga? —inquirió en medio de un bostezo—. Le he dejado claro algunas cosas. Eso es todo.—¿Ah sí? ¿Y era necesario hacerlo delante de todos? Pobre muchacha, debió sentirse avergonzada... —un resoplido escapó de Enzo, ganándose una mirada de recriminación por parte de su padre, quien indagó sobre lo sucedido—. ¿Exactamente qué le dijiste, Enzo?Enzo soltó un chasquido, le resultaba molesta la intromisión de su padre.Hacía pocos minutos que se había escabullido del salón de fiestas donde se llevaba a cabo una recaudación de fondos para los orfanatos. Pero solo hacía un bulto más en el lugar, como muchos de los presentes. Se esforzó por mantener la conversación con el señor Reynolds, sin embargo, fue evidente su incomodidad al haber llamado la atención minutos antes. No había sido su intención gritarle a Jossie, pero había llegado al límite y su actitud no hacía más que empeorar su desagrado hacia ella.No tenía el derecho de esparcir rumores falsos sobre una supuesta relación entre ellos. Le había dejado en claro a Jossie lo que quería para su vida, y entre sus planes no estaba el compromiso. Además, en cualquier cambio de parecer no sería ella la mujer con la que se casaría.Sus palabras quizás fueron bastante duras, pero su sinceridad era su mayor virtud y no podía fingir ni mentir al respecto. Era mejor detener los rumores y así evitar malentendidos, ya que no dejaban de sacar a relucir el mismo tema a cada rato.Matrimonio.¿Cuántas veces le preguntarían lo mismo? ¿Acaso no podía permanecer soltero por elección propia? No todos debían casarse para ser felices en la vida, y estaba harto de la mentalidad cerrada de la mayoría que solo pensaban en el matrimonio como la solución a los problemas financieros de sus negocios.Para Enzo, la felicidad no dependía de lo mucho o poco que tuviera en sentido material, sino de disfrutar de la vida a pesar de la situación, fuera mala o buena, en compañía o solo. Y el dinero no reemplazaría jamás eso.Por ello, se había encerrado en el despacho de su padre, un lugar que creyó no sería interrumpido por nadie. Lo último que quería era lidiar con los invitados que se encontraban abajo, presumiendo de sus riquezas. Solo alardeando de ellos mismos y presumiendo del éxito que lograban a costa de los demás.Enzo no soportaba estar en ese ambiente rodeado de personas que a su parecer eran superficiales y engreídas. Prefería la soledad, la tranquilidad que le otorgaba su propia compañía.Sin embargo, esa noche sería imposible escapar de la persona que más lo sacaba de quicio en los últimos meses.Emir Ivanov.Un profundo suspiro escapó de Enzo antes de dirigirse a su padre.—Papá, conoces perfectamente a Jossie. Es tan sensible que ni siquiera es capaz de controlar sus emociones en público —emitió en respuesta, su voz reflejando el fastidio que le provocaba aquella mujer.—Sensible o no, debes ser considerado con ella. Su esposo ha muerto y la está pasando mal. Eres tan insensible que tu desinterés por los demás es percibido incluso por un niño —dijo su padre en reprimenda—. Así no es como tu madre quería que fueras, Enzo.El rostro de su hijo se contrajo al escucharlo.—Entonces no me obligues a serlo, padre. Permíteme elegir lo que quiero o no hacer con mi vida y no tomes decisiones que no te corresponden —espetó con reproche.—¿Y dejar que arruines el legado de la familia? No voy a arriesgarme de esa manera. Si de mí dependiera el futuro de la empresa, no estaría tan preocupado. Pero he depositado todas mis esperanzas en mi único hijo. Sin embargo, tú te niegas al matrimonio, sabiendo que garantiza muchos beneficios para nosotros si te comprometes con la señorita Jossie —objetó su padre, el rostro de su hijo se mostraba impasible.Era incapaz de entender por qué su padre no tomaba en cuenta lo que él quería y sentía. Enzo respiró hondo, tratando de buscar las palabras adecuadas para no entrar nuevamente en discusión con lo que estaba por decir.—Debe haber otra manera de asegurar tu legado, y no necesariamente es a través del matrimonio arreglado, o un nieto —argumentó con firmeza.—¿Acaso pretendes vivir con alguien sin casarte? Eso sería un escándalo total y una deshonra para la familia...—No malinterpretes mis palabras, padre. Me estoy refiriendo a que, dadas las circunstancias en este momento, podemos encontrar otra solución —se apresuró a decir Enzo—. La empresa está funcionando bien hasta ahora, no debemos adelantarnos y ser tan pesimistas. Solo relájate un poco, ¿quieres?—No voy a desperdiciar ni un momento de mi tiempo mientras esté vivo. Lo aprovecharé al máximo, y con esto me refiero a buscar una compañera de negocios para ti. Estás al tanto de mi situación y no desconoces el delicado estado de salud en el que me encuentro. A mi edad, hay más probabilidades de morir mientras duermo, y si eso sucede, no podría asegurarme de que mi hijo esté manejando la empresa mejor de lo que yo lo hubiera hecho —emitió de manera exagerada.—Padre, estás yendo demasiado lejos. El doctor claramente dijo que solo era una jaqueca por el estrés. No te vas a morir, por favor —un bufido escapó de sus labios.—¿Nada de lo que diga te hará cambiar de opinión, verdad? —su hijo negó con la cabeza—. La señorita Jossie es una buena opción...—No me casaré con Jossie, papá. No siento ni una pizca de amor por ella y no creo sentirlo nunca —expresó sinceramente—. Así que por favor, te pido que no le hagas creer a Jossie y su familia que tendremos un futuro juntos, eso no pasará.—Bien, bien, no puedo obligarte. Sabía que ibas negarte—admitió su padre en rendición, mientras Enzo lo miraba—. Y por eso, he preparado una lista de las jóvenes más hermosas. Tú solo decídete por la que te parezca mejor, tendrá mi aprobación.Enzo sostuvo el puente de su nariz, cada vez más impaciente.—Te he dicho que no necesito a nadie, estoy perfectamente bien así...—Tonterías —intervino su progenitor—. Todos en algún momento de nuestra vida necesitamos compañía, aunque creamos que estamos bien solos, pero una vez que nos acostumbramos a tener a alguien a nuestro lado nos volvemos tan dependientes de su presencia que nada vuelve a ser lo mismo.Su hijo pudo percibir cierta melancolía en las palabras de su padre, él sabía que hablaba de su madre. Habían pasado doce años desde su muerte y aún seguía doliendo como si hubiera sido ayer. La echaba mucho de menos y no era el único. Su padre no había sido capaz de superarla y él tampoco.—No creo jamás encontrar una persona que se parezca a mamá, ni mucho menos experimentar el amor que ustedes tuvieron. Preferiría una vida sin compromiso que lamentar estar con la persona incorrecta —expresó Enzo suavizando su voz—. Así que espero respetes mi decisión, padre. Ahora, si me disculpas, iré a descansar.—Enzo... —llamó su padre, pero él lo ignoró y continuó caminando hacia la puerta—. Enzo, aún no he terminado de hablar contigo. Regresa aquí...El susodicho abandonó el despacho, sin importar la voz amenazante de su padre. Se dirigió a una de las salidas traseras de la mansión para no tener que toparse con los invitados que aún no se habían marchado. Subió a su coche y arrancó el motor antes de ser detenido por alguien más. Adentrándose en las calles abarrotadas de la ciudad, condujo hacia lo que últimamente se había vuelto su hogar esos últimos meses. La pequeña residencia quedaba ubicada un poco alejada de la ciudad, cerca del bosque.Un lugar pacífico que había descubierto años atrás con su madre, y se había convertido en el sitio preferido de Enzo. Sitio que guardaba secretos que pronto descubriría.Por otro lado, a varios kilómetros de la residencia de Enzo, se encontraba una cabaña aislada situada en el bosque cerca del lago. En ese lugar vivía una joven junto a su padrastro, un hombre viudo que se había refugiado en el alcohol después de la muerte de su esposa hace diez años. Durante ese tiempo, la joven había soportado los maltratos por parte de su padrastro, convirtiéndose en víctima de él sin poder hacer nada al respecto. Estaba atrapada en una vida miserable, esclavizada.Como si eso no fuera suficiente, el padrastro tenía muchas deudas por pagar y decidió ofrecer a Celine como esposa a uno de los hijos de sus prestamistas, sin importar que este fuera veinte años mayor que ella.—Por favor, no me hagas esto... —suplicó Celine entre lágrimas—. Encontraré el dinero y pagaré cada centavo que debes, pero no permitas que ese hombre me lleve con él.Celine se dirigió hacia su padrastro al verlo entrar a la sala, luego de haber despedido al prestamista que pocos minutos había est
—No tendría problema en llevarte, pero como ves, mi auto está atascado en un bache. Será imposible sacarlo a menos que llame a una grúa, pero mi celular no tiene señal —respondió con un suspiro, su situación no era la mejor en ese momento—. ¿Hacia dónde te diriges en la ciudad? Puedo indicarte dónde encontrar la estación de tren que está más cerca.Celine negó con la cabeza, al borde del colapso. Las lágrimas inundaron su rostro, pero intentó contenerse frente a aquel desconocido. Aunque estaba indecisa acerca de recurrir a él, ya que no lo conocía, tenía pocas opciones y escapar de su padrastro era lo más importante en ese momento.—N-no, no tengo dinero para un boleto. Solo necesito salir de este lugar lo antes posible... —su voz se quebró en la última oración y trató de reponerse—. Si no me voy de aquí pronto, temo que mi vida se volverá un completo infierno. Por favor, se lo suplico, ayúdeme. La desesperación en su rostro hizo que Enzo comprendiera que aquella joven estaba huyend
Al día siguiente, Celine despertó debido a la claridad que se filtraba por el enorme ventanal de vidrio. Desorientada, se sentó en la cama, escudriñando todo a su alrededor. Por un instante había olvidado dónde estaba, hasta que un suspiro lleno de alivio escapó de sus labios al recordar por qué se encontraba allí.Después de llegar a la mansión de aquel hombre cuyo nombre desconocía, la habían conducido a la habitación donde se encontraba. No recordaba muy bien cómo su andrajosa ropa se había cambiado por aquella pijama limpia y cómoda, pero se sentía mucho más ligera con ella. Apenas había quedado a solas en el dormitorio, el cansancio en su cuerpo se hizo presente a los pocos minutos, impidiéndole observar detalladamente la elegante habitación en la que había dormido.El lugar estaba decorado al estilo clásico, con toques modernos. Las paredes tenían papel tapiz crema con detalles dorados, y el suelo era de parquet de roble. Había una chimenea de mármol blanco con un espejo grande
Por otro lado, las sirvientas no dejaban de susurrar y chismorrear entre ellas. A escondidas, observaban cuidadosamente a la joven pelirroja junto al señor Enzo, ellos eran ajenos a lo que sucedía, sin darse cuenta de que los demás estaban al pendiente de la mujer que había llegado la noche anterior. Se preguntaban quién era y por qué estaba allí. De repente, lograron escuchar algo que resolvería todas sus dudas.—¿Se van a casar? —susurró sorprendida una de las sirvientas, mirando hacia el comedor—. Ella es su novia...—Parece que sí, de lo contrario no le estaría hablando de matrimonio —dijo la más baja de ellas, Paula.—¿Por eso ha negado la visita de la señorita Jossie? —preguntó Claudia de nuevo.—Aparentemente, ella es la dueña de su corazón. Pero es muy joven, ¿no crees? —señaló a la pelirroja a escondidas. Claudia asintió.—Espero que el señor Enzo no esté en problemas, sería otro dolor de cabeza para su padre si se entera de que está saliendo con una jovencita —dijo con un s
Caminaron por el pasillo hasta llegar a una de las últimas puertas al fondo. Enzo la abrió y se adentraron a su interior. El lugar era elegante y lujoso. Estaba decorado con paneles de madera oscura y preciosos cuadros en las paredes. Había un gran escritorio de caoba en el centro de la habitación y una cómoda silla de cuero. En las estanterías de vidrio se encontraban libros sobre textiles y bonitas piezas de decoración hechas de hilos y telas. Celine pudo intuir a qué se dedicaba él al ver esto. Sin embargo, por mucha curiosidad que tenía por querer preguntar decidió volver al tema principal.—¿Cuáles son esas condiciones y beneficios? —quiso saber intrigada.—Pagaré las deudas que tienes, o bueno, tu padrastro, pagaré todo en absoluto. Y además, puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras. A cambio, sé mi esposa y finge ser el amor de mi vida —explicó Enzo con una seriedad que no dejaba lugar a dudas.Aquellos términos resonaron en el interior de la joven, quien mantuvo la res
El viento soplaba con fuerza, la brisa nocturna meciendo en un baile las cortinas y colándose por la ventana entreabierta. El aire frío inundó la habitación, provocando un estremecimiento en Celine. Había estado leyendo un libro que encontró en la biblioteca y no se había percatado del tiempo transcurrido. Al ver la hora, decidió pausar su lectura y se levantó de la cama para salir de la habitación. Sin embargo, apenas puso un pie afuera, se devolvió al dormitorio al avistar a Enzo en el pasillo.¿Por qué tenía que encontrárselo justo en ese momento?Miró su atuendo, llevaba una pijama de una talla más pequeña porque era la única que la sirvienta había conseguido. No creyó necesario cambiarse, ya que imaginaba que Enzo estaría encerrado en el despacho, como le había dicho Claudia.Se escondió tras la pared y esperó a que se marchara. Pero Enzo se detuvo justo en la puerta de la habitación para avisarle que la cena estaba lista.Mordió sus labios con nerviosismo al escuchar su voz. ¿Po
Enzo se dio cuenta de que la joven que vivía con él le atraía de manera inexplicable, a pesar de no conocerla en absoluto. No solía dejarse llevar por las apariencias, sino por las cualidades y la forma de ser.De repente, se encontró caminando hacia el balcón de su habitación para tener una mejor vista de la joven, quien continuaba disfrutando del viento en su rostro y con los ojos cerrados. Enzo se apoyó en el barandal, observándola en silencio.El sonido de un móvil la sobresaltó y se giró hacia él, dándose cuenta de que la había estado observando en silencio.Enzo carraspeó, avergonzado de ser descubierto, y desvió la mirada hacia el mensaje que acababa de recibir de George.Le informó que el señor Emir había invitado a dos de las mejores hijas de las familias más adineradas de su círculo de amigos, con el objetivo de que él eligiera con cuál de ellas se casaría. Hizo mención a Stacy, la menor de los Campbell. Y esto no provocó más que disgusto en Enzo.No soportaba a esa chiquill
Subieron al auto negro que estaba estacionado en la entrada, donde un hombre de piel morena les abrió la puerta y Enzo ayudó a Celine a subir en el coche. Una vez acomodados en el asiento trasero, se alejaron de allí adentrándose por las oscuras calles arboladas.El móvil de Enzo vibró sobre su regazo, la pantalla se iluminó anunciando una notificación de mensaje. Se trataba de su abogado, quien le informó que todo estaba finalizado y el señor Malcom había aceptado gustosamente la propuesta. Enzo sonrió con satisfacción al leer el mensaje, sintiendo que había cumplido su misión con éxito. Enzo informó a Celine. —La deuda de tu padre ha sido pagada, ya no tienes de qué preocuparte. Me he asegurado de que no se involucre de nuevo con aquellos prestamistas —Celine ladeó la cabeza, notó la certeza con la que Enzo había afirmado aquello.Y mirándolo insegura le preguntó.—¿Cómo sabes que no lo hará? —Le hice firmar un acuerdo donde tiene prohibido recibir dinero de ellos. A cambio, reci