Areliz se apresuró a salir de la casa, dejando allí a Noah, sintiendo cómo el nudo en su garganta se aflojaba momentáneamente por la distancia. Aun así, el conflicto en su corazón persistía. Había una parte de ella que aún anhelaba la cercanía y el cariño que compartieron en el pasado, mientras que la otra parte recordaba las heridas que le causó su orgullo y su abandono en momentos difíciles.Mientras se dirigía hacia el hospital para recoger las pruebas, los recuerdos de momentos románticos que compartieron antes del terrible día de la separación inundaron su mente, desencadenando una tormenta de emociones. Recordó aquella noche bajo las estrellas en la que Noah le había prometido amor eterno, el calor de sus abrazos y la ternura de sus palabras. Cada caricia y cada risa compartida se grabaron en su memoria de forma indeleble.Recordó la primera vez que cocinaron juntos, riendo mientras intentaban seguir la receta. Noah había intentado impresionarla con sus habilidades culinarias, p
—Mu… muy bien, yo… —Se escuchó a Noah volver a tomar aire—. Creo que… debo hablar con Emma y… pedirle que me diga la verdad y… tomar las represalias necesarias. Su voz se escuchaba clara a través del micrófono que Nia había escondido en la sala de la casa de la doctorcita que tenía como ex cuñada. —Creo que será mejor que me vaya… —dijo Noah finalmente, con evidente tristeza, y se escuchó como se ponía de pie—. Tenía muchas cosas que hablar contigo, Lizzy, pero… Ahora debo encargarme de Emma y ver… ver qué voy a hacer. Siento haberte molestado. Nia gruñó y pausó la grabación, para luego voltear a ver a Emma, que parecía al borde del llanto.—¿Y ahora qué se supone que voy a hacer? ¡Ya me descubrió! ¡Ya nos descubrió a ambas! ¡Tú también estás acabada, Nia! —Cierra la boca. —Nia envolvió una mano alrededor de la mandíbula de Emma, que de inmediato se calló y permaneció muy pálida, mirando la con los ojos muy abiertos—. Yo no estoy acabada, querida. Lo que vamos a hacer ahora es se
Areliz no estaba esperando que Noah regresara tan rápido esa misma noche a su casa.—¿Noah? —Lo miró con la boca abierta desde el marco de su puerta luego de abrirle cuando tocó aireadamente con golpes suaves que casi no la hacen reconocer que era él—. ¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que ibas a hablar con Emma? —No pude… —Bajó la mirada, antes de mirar ansiosa mente al interior de su casa—. Pasaron muchas cosas en poco tiempo, yo… ¿puedo pasar? —Oh, emm… —Hizo una mueca. Dylan ya se había ido después de cenar y ahora estaba sola con su hijo que acababa de dormirse y era muy tarde en la noche y… ¿realmente era buena idea dejarlo pasar en medio de la noche estando practica mente sola? Bueno, pero si tenían que hablar sobre lo que pasó con Emma, entonces tampoco era correcto hablar allí a fuera en medio de la noche. Suspiró y asintió lenta mente.—Ok, ok… pasa. —Se hizo a un lado y le permitió entrar a su casa. Noah se sentó en su sala y Areliz le dijo que iba a hacer un poco de ca
Areliz escucho con la boca abierta como Noah le pedía perdón y además le pedía que volvieran juntos. ¿De verdad este hombre se atrevía a tener el enorme descaro de pedirle que volvieran luego de todo lo que le hizo, de todo lo que tuvieron que pasar por culpa de su maldito orgullo?—Sé que te fallé… Créeme que lo sé, pero… no pasa un día que no me arrepienta y… solo quisiera… tener otra oportunidad para demostrarte que puedo hacerte feliz… si me perdonas, Lizzy… te prometo que esta vez haré las cosas bien… Te lo juró por mi vida. Al verla mirarlo con los ojos muy abiertos, él no pudo controlarse, bajo la cabeza y la besó. La besó con fuerza, como hace tanto que no la besaba… con desesperación, anhelo y arrepentimiento… pero con tanta ternura y amor… Ella casi se deja llevar, al tener sus brazos envueltos a su alrededor, al ella misma continuar con sus brazos en vueltos alrededor de su torso, no pudo evitar sentir todo ese deseo y anhelo por los dos años de soledad y de amor repri
Areliz Thatcher siempre fue una mujer estudiosa a la que le gustaba ser independiente, eso la llevó a ser la doctora más respetada de su ciudad y le creó una gran reputación y renombre incluso entre los círculos de ricos, ya que como se corrió la voz de sus grandes habilidades la gente de mucho dinero también solía acudir mucho a ella en casos difíciles. Ella se enorgullecía muchísimo de su gran destreza como doctora, pero nunca quiso sacar provecho de ello, le cobraba a los millonarios como le cobraría a cualquier paciente, mientras que si requerían un tratamiento costoso eso ya venía de parte del hospital o de lo que ellos quisieran contratar, Areliz no estaba tan al tanto de eso, pero por eso mismo tenía un buen sueldo de parte del hospital en el que trabajaba. Aun así, al ser una doctora cada vez más solicitada entre los círculos de gente adinerada, se había hecho ciertos amigos poderosos en la ciudad, cosa en la que no pensaba mucho, pero empezó a recibir invitaciones a evento
Noah se presentó ante ella por primera vez, con una sonrisa galante que la lleno de nervios, y Areliz sonrió con una sonrisa temblorosa, casi sin ser capaz de pensar correctamente al tener delante a semejante hombre que fue capaz de cautivar la solo en ese primer momento de conocerlo. Noah era un hombre que parecía unos años mayor que ella (que luego supo que sí, que era dos años mayor), alto y de hombros anchos, de cabello castaño bien peinado, una mandíbula fuerte y afilada y una leve barba recubriéndola, pero lo que más la cautivo fueron sus ojos castaños tan intensos y su boca… esos labios gruesos que no dejaban de sonreírle como nadie nunca le había sonreído. —Yo soy… emm, Areliz Thatcher. —Carraspeó, recordándose que ella no era ninguna chiquilla de secundaria incapaz de enfrentarse a un hombre guapo, ella era una profesional—. Soy la Dra. Areliz Thatcher. —Doctora, vaya. —Él se inclinó más hacia ella, poniendo la más nerviosa—. Me intrigas, ¿por qué no me cuentas sobre ti y
Pasaron un par de semanas y Areliz finalmente tuvo que ir a presentarse al juzgado junto con Noah y sus abogados. Era incómodo tener que estar con Noah ahora luego de que la última vez que se vieron a solas se besaron y ella rechazó sus intentos por hacer que lo perdonara, pero bueno, en realidad él había ido un par de veces a jugar con Nick, así que ella se sentía con la fuerza suficiente para estar a su lado allí en el juzgado ahora, más por que sabía que Noah estaba allí para apoyarla. Emma seguía en coma, claro, y Nia por supuesto que no había salido a dar la cara, pero sus abogados sí estaban allí para representarla por la causa de Emma, y eran varios abogados de renombre con porte muy serio que estaban contratados para dicha causa. Noah, por otro lado, solo tenía dos abogados, un matrimonio relativamente joven, pero eran abogados muy prestigiosos, los más caros del Estado, de hecho, y tenían muy buena reputación, por lo que Areliz se sentía un poco más tranquila. El juici
Nia estaba mirando una grabación en vivo del juicio desde la comodidad de la casa de Andrew, que le estaba dando asilo mientras fingía estar fuera del país para que Noah no se atreviera a molestarla. El juicio era público, cualquiera podía entrar mientras hubiera espacio, incluidos periodistas, y podían grabarlo y mostrar pedazos en televisión luego según la ley y lo impuesto por el juez, pero no podían transmitirlo en vivo. Sin embargo, Nia había mandado a alguien con una cámara oculta para grabar todo en vivo para ella. Andrew llegó a ver el juicio con ella con una bandeja con bebidas y bocadillos, sentándose a su lado, justo cuando sus abogados estaban atacando a diestra y siniestra a Areliz con todos los argumentos más bajos y de los que menos se podía defender, todo cuidadosamente planeado para hundirla. Sin embargo, Andrew no pareció contento de escuchar eso. —¿Por qué tus abogados atacan tanto a Lizzy? Ella es agradable, y gracias a ella nos conocimos, muñeca. —Le guiñó