Areliz Thatcher siempre fue una mujer estudiosa a la que le gustaba ser independiente, eso la llevó a ser la doctora más respetada de su ciudad y le creó una gran reputación y renombre incluso entre los círculos de ricos, ya que como se corrió la voz de sus grandes habilidades la gente de mucho dinero también solía acudir mucho a ella en casos difíciles. Ella se enorgullecía muchísimo de su gran destreza como doctora, pero nunca quiso sacar provecho de ello, le cobraba a los millonarios como le cobraría a cualquier paciente, mientras que si requerían un tratamiento costoso eso ya venía de parte del hospital o de lo que ellos quisieran contratar, Areliz no estaba tan al tanto de eso, pero por eso mismo tenía un buen sueldo de parte del hospital en el que trabajaba. Aun así, al ser una doctora cada vez más solicitada entre los círculos de gente adinerada, se había hecho ciertos amigos poderosos en la ciudad, cosa en la que no pensaba mucho, pero empezó a recibir invitaciones a evento
Noah se presentó ante ella por primera vez, con una sonrisa galante que la lleno de nervios, y Areliz sonrió con una sonrisa temblorosa, casi sin ser capaz de pensar correctamente al tener delante a semejante hombre que fue capaz de cautivar la solo en ese primer momento de conocerlo. Noah era un hombre que parecía unos años mayor que ella (que luego supo que sí, que era dos años mayor), alto y de hombros anchos, de cabello castaño bien peinado, una mandíbula fuerte y afilada y una leve barba recubriéndola, pero lo que más la cautivo fueron sus ojos castaños tan intensos y su boca… esos labios gruesos que no dejaban de sonreírle como nadie nunca le había sonreído. —Yo soy… emm, Areliz Thatcher. —Carraspeó, recordándose que ella no era ninguna chiquilla de secundaria incapaz de enfrentarse a un hombre guapo, ella era una profesional—. Soy la Dra. Areliz Thatcher. —Doctora, vaya. —Él se inclinó más hacia ella, poniendo la más nerviosa—. Me intrigas, ¿por qué no me cuentas sobre ti y
Pasaron un par de semanas y Areliz finalmente tuvo que ir a presentarse al juzgado junto con Noah y sus abogados. Era incómodo tener que estar con Noah ahora luego de que la última vez que se vieron a solas se besaron y ella rechazó sus intentos por hacer que lo perdonara, pero bueno, en realidad él había ido un par de veces a jugar con Nick, así que ella se sentía con la fuerza suficiente para estar a su lado allí en el juzgado ahora, más por que sabía que Noah estaba allí para apoyarla. Emma seguía en coma, claro, y Nia por supuesto que no había salido a dar la cara, pero sus abogados sí estaban allí para representarla por la causa de Emma, y eran varios abogados de renombre con porte muy serio que estaban contratados para dicha causa. Noah, por otro lado, solo tenía dos abogados, un matrimonio relativamente joven, pero eran abogados muy prestigiosos, los más caros del Estado, de hecho, y tenían muy buena reputación, por lo que Areliz se sentía un poco más tranquila. El juici
Nia estaba mirando una grabación en vivo del juicio desde la comodidad de la casa de Andrew, que le estaba dando asilo mientras fingía estar fuera del país para que Noah no se atreviera a molestarla. El juicio era público, cualquiera podía entrar mientras hubiera espacio, incluidos periodistas, y podían grabarlo y mostrar pedazos en televisión luego según la ley y lo impuesto por el juez, pero no podían transmitirlo en vivo. Sin embargo, Nia había mandado a alguien con una cámara oculta para grabar todo en vivo para ella. Andrew llegó a ver el juicio con ella con una bandeja con bebidas y bocadillos, sentándose a su lado, justo cuando sus abogados estaban atacando a diestra y siniestra a Areliz con todos los argumentos más bajos y de los que menos se podía defender, todo cuidadosamente planeado para hundirla. Sin embargo, Andrew no pareció contento de escuchar eso. —¿Por qué tus abogados atacan tanto a Lizzy? Ella es agradable, y gracias a ella nos conocimos, muñeca. —Le guiñó
El abogado le siguió preguntando cosas horribles de muy mal modo la siguiente media hora a Areliz, con una cosa más ridícula que la anterior, todo para intentar hacerla quedar mal incluso en los aspectos más pequeños, aunque solo hacía notar su desesperación, en opinión de Areliz, lo que le daba más fuerza para no caer en sus trucos ridículos. —Doctora, ¿es cierto que en más de una ocasión fue descubierta sin hacer nada en su oficina, conversando con amigos o incluso viendo series de televisión junto a su novio enfermero quien por cierto metió al trabajo chantajeando al Sr. Noah Cobain? —preguntó el abogado con una sonrisa que denotaba confianza en su jugada.Areliz sintió un nudo en la garganta ante esa pregunta, sabiendo que era una estrategia para desacreditarla. Recordó las veces que, agotada por todas las investigaciones en el hospital y las tensiones de su vida, había matado el tiempo conversando con la Dra. Amber o Remy, aparte de algunas enfermeras, y en alguna que otra ocasió
En medio del interrogatorio del abogado de Nia a Areliz, el secretario de Noah de repente llegó con una terrible noticia que hizo que todos voltearan a verlo con incluso más sorpresa de la que causó su repentina aparición en medio del juicio, pero que ahora se veía justificada por la impactante noticia de que algo muy grave le estaba pasando a Emma... y que incluso era probable que pudiera estar muriendo ahora mismo.—¡¿Q… qué dices?! —Noah palideció de inmediato, antes de voltear a ver a Areliz, que lo miró boquiabierta y sin saber ni qué pensar. Luego, Noah volteó a ver al juez—. Disculpe, pero debo retirarme. Lo siento, pero es una emergencia. —Dicho eso, salió corriendo junto con su secretario. Areliz lo observó con preocupación y sorpresa. Esto no sonaba a que fuera una trampa de Nia… en verdad sonaba a que algo grave podría estar pasándole a Emma… y ella seguía siendo su paciente, por más que se llevaran tan mal. Además, algo se le estaba comenzando a pasar por la mente de l
Lo que tanto temían se cumplió cuando Areliz recibió la llamada de Noah que tanto esperaron con tantos nervios, ahora era un hecho. Emma murió. Había fallecido a pesar de todos sus esfuerzos, de todos los meses que lucharon por salvarla, no hubo nada que hacer... ya era demasiado tarde. Areliz escuchó eso con la boca abierta, sintiendo un pinchazo de culpa en el pecho. Si hubiera entrado antes, si hubiera insistido un poco más o si hubiera encontrado la forma de resistirse a los guardias… ¿tal vez podría haber hecho algo para salvar su vida? Ella era su paciente… por más que no hubiera querido serlo, y Areliz de todas maneras no podía evitar sentirse un poco responsable por esta tragedia… —Noah… Lo siento mucho… —dijo con genuina pena—. Sé que tú hiciste mucho por intentar salvarla… y de verdad lamento no haber podido ayudar más… Lo oyó tomar aire lentamente. —Yo lo siento por… por haberte metido en esto… Los abogados de Nia están aquí y… me acaban de decir que quieren hacert
Teo llegó a la mansión Cobain, donde ahora mismo solo vivían Noah y su madre. Agatha había estado muy encerrada en su habitación las últimas semanas, sin querer enfrentar la furia de Noah por haberle mentido respecto a Nick, pero ahora era Noah el que se había encerrado en su habitación, deprimido por la muerte de Emma. Agatha fue la que lo recibió, viéndose también muy triste y quizás hasta un poco… ¿culpable? Como si ella supiera algo que no quería decirles. De todas maneras, Teo no quería interrogarla ni nada, respetaba mucho a la señora, por lo que solo le preguntó respecto a Noah mientras entraba a la casa.—Mi niño… ha estado muy triste. Intenté hablar con él, pero no quiere saber nada de mí, dice que yo estoy protegiendo a Nia y que no quiero ayudarlo a que pague por lo que le hizo a Emma… pero ella es mi niña también, no sé qué espera de mí… —Frotó sus ojos con pesar. Teo la miró con ojos entrecerrados, pero prefirió mejor no decirle nada ya que no quería faltarle al res