La enfermedad nunca existió

Luego de que el pequeño Nick viera a Noah y lo reconociera como el hombre que lo hizo divertirse mucho con los patos en el parque hace unas semanas, lo invitó a jugar con él y Dylan decidió dejarlo pasar aunque Areliz estaba dormida, ya que sabía que su mejor amiga y recién descubierta hermana quería que padre e hijo formaran un vinculo a pesar de los errores que cometió.

Fue así que Noah se encontró en la sala, rodeado de juguetes coloridos y peluches que decoraban el lugar. Nick lo miraba con ojos brillantes y llenos de emoción, esperando ansiosamente a que comenzara a jugar.

Noah se sentía un poco abrumado, no estaba acostumbrado a interactuar con niños tan pequeños. Recordó la última vez que había tenido contacto cercano con un niño de esta edad, y era cuando su hermana menor Nia… en la que ahora mismo no quería pensar, aún estaba en pañales.

Por lo que sí, no tenía casi nada de experiencia en niños tan pequeños.

Había leído muchos libros mientras Areliz estuvo embarazada, pe
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