Ya le di la mala noticia a mi familia de que nueva vez no tengo empleo y tengo que hacer los mismos procedimientos de siempre. Pero jamás me voy a rendir y hoy me levanté bien temprano para enviar currículum online.
Mientras busco más opciones me preparo un delicioso desayuno y obvio el café nunca se puede quedar es como una bendita adicción.
Cierro mis ojos para disfrutar del aroma que es un atributo de un buen café, cómo también la densidad del mismo y la acidez. Esas son las tres características para identificar un buen café y esté lo es.
Escucho que tocan la puerta y me sorprende la verdad, una porque es muy temprano y dos será él hombre que cobra la renta ¿Cómo le digo que no tengo trabajo ahora? ¿Y que no se preocupe porque le pagaré? Tal vez de paso tenga que buscar otro departamento. Son tantos pensamientos en mi cabeza que vuelvo a la realidad y escucho nuevamente que golpean fuertemente la puerta.
¡No! Y mi ropa tampoco es adecuada para abrir, yo la verdad duermo como sea y justo ahora estoy con un camisón que me llega hasta mis grandotes y hermosos muslos.
—¡Vanesa...!—exclama un chico. ¡Ah sí, ya sé quién es!
Es mi súper amigo Daniel vive justo al lado mío ¿Pero no se iba de vacaciones? Abrí la puerta de inmediato y sus ojos pasan por todo mi cuerpo con una sonrisa pícara.
—¡Señor de los cielos! ¿Y qué es lo que mis ojos están viendo? Ah, sí. Es la mujer más sexy que he visto en mi miserable vida—expresó pasando al interior de mi departamento.
—Ya déjate de decir tonterías...—respondí con una sonrisa—. ¿Tú no te ibas de vacaciones? ¿Qué haces aquí tan temprano?—pregunté confundida y buscando un pantalón para ponerme.
—No me fui. Vine ayudarte porque me dijeron por ahí que ya no tienes trabajo—reveló mirándome directamente a los ojos.
—Sí, me despidieron por un motivo absurdo pero están en su derecho—dije suspirando—. ¿Quieres un café?—pregunto.
—No gracias. Cómo sabes trabajo en una empresa muy reconocida y escuché de una fuente muy cerca al jefe que buscarán personal para un nuevo proyecto del hijo del jefe—explica sentándose en uno de los muebles.
—¿Y crees que me puedan dar trabajo?—pregunté por curiosidad—. Porque ya sabes... Mi físico y eso—murmuré apenada.
—Linda, ellos buscan personas capaces y eficaces. Estoy segurísimo que tú físico no les importará en los absoluto aunque tienes un cuerpo que muchas quisieran así que tú tranquila que yo me encargo de todo—indicó asintiendo con la cabeza.
—Sí, sé que mi cuerpo para ti es como una obra de arte pero hay muchas veces que precisamente no me siento cómoda ni segura ¿Me entiendes?—expliqué con total realidad.
—Perfectamente... Mira, tú envíame el currículum ahora que se lo voy a enviar a una de las secretarias del jefe—expuso.
—¿No te vas a buscar un problema con eso verdad?—le pregunté preocupada por cualquier situación que pudiese pasar con su puesto de trabajo.
—No, para nada—comentó tranquilo.
Nos quedamos un buen rato platicando y de paso enviamos el currículum a la persona encargada y nos dio una buena noticia que lo revisaría y a más tardar mañana en eso de las nueve recibiremos una respuesta. Al menos eso para mí es muy bueno porque mi hoja de vida está perfectamente elabora, he hecho cursos, mi proceso en la universidad fue satisfactorio y no habrá problema con eso. Lo único que sí me preocupa es cuando me vean ¿Qué dirán? ¿Me contratarán?
Le estoy pidiendo a Diosito que me eché una mano, y que no sean las personas con el prototipo ideal que las empresas buscan.
(...)
Ya al día siguiente estoy levantada y justo antes de las nueve que es la hora que la chica indicó y esperando a ver que nos dice con respecto al empleo.
Una nueva vez Daniel está en mi departamento acompañándome.
—¿Crees que la joven va a llamar?—le pregunté más ansiosa que antes—. Digo porque nada es seguro, y luego nos sale con la excusa que se le olvidó porque tenía mucho trabajo—indique mirándolo.
—Va a llamar, tú tranquila. Ella sería incapaz de hacer eso y menos a mí—revelo rodando los ojos.
—No te creas no, todos lo hacen para salir del paso dímelo a mí que lo llegué hacer unas cuantas veces—respondí como sin nada y yendo de un lugar a otro.
Él me mira y me cuestiona con la mirada.
—¡No seas tan negativa mujer!—exclama también caminando por todo mi departamento—. Sí ella no llama pues lo haré yo y listo—expreso restándole importancia a la situación.
Escuchamos que suena mi teléfono y ambos nos miramos rápido y sorprendidos. Busco como loca mi teléfono y me guío por la música del tono.
—¿¡Dónde estás!?—exclamé vuelta loca.
—¡Lo encontré!—grita Daniel llegando corriendo hacia mí y contesto de inmediato.
—Hola...—respondí respirando profundo.
—Con la señorita Rodríguez por favor—responde una joven muy cortes para mi gusto.
—Sí, soy yo ¿En qué le puedo ayudar?—pregunté observando a Daniel que está prácticamente brincando de la felicidad.
—Recibimos su currículum y personalmente el jefe lo reviso, quedó encantado con su hoja de vida. Le informa que el puesto de auxiliar de publicidad es suyo para un nuevo proyecto, si gusta pasar en eso de las diez estaría perfecto—anuncia ella.
Y lo único que escuche fue cuando dijo que tengo el puesto de ¡Auxiliar de publicidad! Estoy más que contenta con esta buena noticia. ¡Gracias Diosito! ¡Y a Daniel también por supuesto!
—Señorita ¿Sigue ahí?—preguntó la chica por el teléfono.
—Sí, claro—comenté con una enorme sonrisa y abrazando a Daniel.
—¿Qué me dijo entonces? ¿Está de acuerdo con la hora?—me pregunta ella.
—A las diez está más que perfecto, gracias—respondo.
—Bien, cuando venga solo tiene que dar su nombre en recepción y le van a indicar a dónde se tendrá que dirigir. Que pase un feliz resto del día señorita, nos vemos luego—finaliza y cuelga el teléfono.
¡Pero si estoy más que feliz! Por fin ya tengo trabajo. Y escucharon eso el jefe vio mi hoja de vida y le gustó. Estoy sin palabras la verdad.
—Felicidades—agrego Daniel dándome un fuerte abrazo—. Ahora tienes que cambiarte y ponerte más bella de lo que eres, yo te llevo—expuso él con una sonrisa.
—Gracias a ti por todo—susurre sonriendo—. Esto que hiciste jamás en mi vida lo voy a olvidar y de ahora en adelante te considero como uno de mis mejores amigos—comenté en una carcajada.
—Hasta si quieres puedo ser tú novio con eso no tengo ningún problema—revelo sin más.
Me separo completamente de él y lo miro mal. Voy a mi habitación y él me sigue hasta ahí.
—¿Es una invitación?—pregunta en un tono de voz juguetón.
—¡Es un lárgate de mi habitación y de mi departamento!—exclamé sacándolo del brazo de mi acogedora habitación.
—Te espero aquí entonces—murmura sentándose en el mueble que está en mi sala.
Busco un atuendo apropiado para ir a mi primer día de trabajo que consiste en una falda de tubo bien ajustada en mi cintura, una blusa no muy pegada a mi cuerpo, un saco elegante y por último unas zapatillas altas. Me coloco sólo un poco de maquillaje en parte de mis ojeras y listo.
Salgo de mi habitación y lo primero que hace Daniel es pitarme con una sonrisa de oreja a oreja ¿Qué puedo hacer con él?
—¿Sabes de esos flechazos a primera vista?—pregunta él muy coqueto.
—Sí, casi siempre matan a las personas—respondí desviando el tema principal porque ya se con lo que va a salir.
—No linda, al contrario esos te salvan la vida eso me paso contigo bombón de chocolate—susurro acercándose bastante a mí.
—¡He! Ya párale, estás como muy empalagoso últimamente. No vaya hacer que sufras de azúcar o algo así—digo dizque preocupada.
—Mira mejor vámonos antes de que te pongas más insoportable—ordenó furioso y saliendo de mi departamento.
Me pasé si lo sé, pero es que quién lo aguanta cuando se pone en ese plan.
Salí casi corriendo de mi departamento para dirigirme hacia su auto porque él se atreve a dejarme ir sola.
En el trascurso el amigo aquí volvió a lo mismo y muy intenso para mi gusto. Pero como soy una gran amiga me coloque los audífonos y empecé a leer. Sí, me gusta muchísimo la lectura es una parte esencial que realizo todos los días y más cuando estoy trabajando para una campaña.
—Ignórame que sé que soy el amor de tu vida—confiesa con una sonrisa.
Y así es que está la cosa yo si soy afortunada de encontrarme tantos locos.
Llegamos enseguida a la empresa, Daniel saluda algunas personas incluyendo al guardia de seguridad. Y nos dirigimos ambos hacia recepción.—Buen día...—anuncié mirando a la chica que está enfrenté de mí.—Buenos días señorita ¿En qué le puedo ayudar?—pregunta ella mirándome directamente.Ya veo, todos aquí son muy profesionales y cordiales.—Mi nombre es Vanesa Rodríguez y fui contratada para el puesto de auxiliar de publicidad en un nuevo proyecto—explique con una enorme sonrisa.—Sí, comprendo. Tiene que dirigirse a la segunda planta el jefe espera por usted—informa con una leve sonrisa en su rostro perfecto.—Gracias linda—comentó Daniel echándole el ojo.¡Él es increíble! Ni así deja pasar una.Vamos a dónde nos indicó la joven y lo primero que observo es que hay varias personas pareciera que haciendo turno. Respiro profundo y sigo caminando, las mujeres no me dejan de mirar y me fijo que están criticando entre ellas. ¿¡Qué!? ¿¡No han visto una chica con curvas!? Pues déjenme deci
Tenemos aquí en la empresa aproximadamente media hora esperando al que próximamente será mi jefe y ya tengo una inmensa curiosidad por conocerlo.Este nuevo proyecto es magnífico poder hacer una campaña y con lo que más me gusta obviamente después de la pizza y el chocolate claro está.Pero le voy a poner mi cien por ciento y así lo haré como todos.—Vanesa, el señor que ya puedes pasar a su oficina—indicó su secretaria.Asiento con la cabeza y le doy una sonrisa a modo de gracias.Entro al interior de la oficina y el señor Lara me espera de inmediato.—Mi hijo viene en camino—responde—. Le dije que venga enseguida, pero tome asiento por favor—dijo sonriendo.—Está bien—murmuré llegando a las sillas que están delante del escritorio.Tocan dos veces a la puerta y el señor responde.—Adelante...—informa él alzando un poco la voz.—Permiso papá—escuche detrás mío.Esa voz...Esa voz... ¿De dónde la conozco?Estoy pensativa en mi asiento y con los ojos a punto de salirse literalmente.—Pa
Ninguno ha podido apartar la mirada y es que la sorpresa he impresión fue tan grande que estoy literal sin poder creer que sea la misma persona.—¡Chicos! Pueden sentarse. Les estoy diciendo eso hace más de tres minutos ¿Están bien?—pregunto el señor Emilio sin mirarnos.Ambos nos sentamos y yo sin embargo respiro profundo para tratar de controlar mis nervios y ponerme en modo profesional.—¿Y qué opinan?—nos pregunta el señor Emilio ahora sí mirándonos fijamente.¿Qué? ¿Él estaba hablando? Porque no escuché absolutamente nada. ¿Y qué estaba haciendo yo que no escuché? Sí, si yo sé perfectamente recordando todas las burlas y las inseguridades que tenía cuando conocí al que va hacer mi jefe.—Disculpe señor Emilio ¿Pero puede repetir lo que estaba diciendo?—pregunté ya un poco más calmada.—Sí, por favor papá—agrego él asintiendo un poco.—Les decía que es preferible que ustedes hablarán sobre el proyecto así se ponen de acuerdo donde van a trabajar y así mi hijo le enseña la empresa—e
Después que él salió de la oficina me dirijo directamente a buscar a mi amigo con toda prisa. Tengo que salir de aquí cuánto antes.Siento que no podré con todo esto y más si lo tendré así de cerca como fue el pequeño encuentro en esa oficina.Observo que Daniel está platicando con una de las secretarias y me acerco a él con cuidado.—¡Daniel tenemos que irnos!—exclamé desde que llegue.—¿Qué? Tan rápido—susurró sorprendido.Él mira a la joven con una sonrisa preocupada y luego dirige su mirada para dónde mí. Daniel me indica con la mirada que saludé y evito rodar los ojos.—Hola, un gusto conocerte pero mi amigo y yo tenemos que irnos ahora—digo puntualizando la última palabra y abriendo un poco más los ojos.—¿Amigos?—preguntó la joven muy confundida y mirando con mirada acusadora a Daniel.Él me observa un poco enojado y sonríe falsamente.—Es que mi chocolatito me dice así de cariño ¿Verdad mi cafecito?—me pregunta cruzando sus brazos y ambos esperando una respuesta de mi parte.¿
Llegó el día de poder trabajar a fondo con la campaña, estoy ansiosa y mucho más nerviosa. Es que cada vez que lo veo mi nerviosismo es prácticamente inevitable y cuando me mira ¡Eso es lo grande! Es una mirada con intensidad como si quisiera saber algo más allá de todo y sus ojos recorriendo todo mi cuerpo... Es que pensar en ese momento se me pone los pelos de punta.Pero ya estoy preparada mentalmente y es no dejarme intimidar y ser lo más profesional posible. Y hoy más que nunca mi atuendo es reluciente consiste en una falda de tubo con una camisa marrón clara y un chaleco del mismo color de la falda y por último unos tacones no tan altos, mi maquillaje es siempre bien sencillo y mi cabellera en unas simples ondas ¡Permiso que curvas hay de más! Hasta me envidio de yo misma.Salgo de mi departamento bien temprano porque dicen por ahí que la puntualidad enamora ¡Na! Sólo es que con todos estos nervios quiero llegar a tiempo.Ahora se me hizo costumbre que siempre en el camino le re
Cuando salimos de la junta ahora sí me dirijo a mi oficina junto con Eduardo que prácticamente es la misma porque nos divide una puerta. Caminamos en silencio que para mí se está volviendo súper incómodo cuando entramos al elevador.Ambos nos miramos en el pequeño espacio pero ninguno dice nada aún. Y yo de mi parte no diré nada porque cada vez que hablo solo digo estupideces y más cuando estoy con él.—¿Hoy tampoco dirá nada?—preguntó evitando mirarme.—¿Y qué tendría que decirle señor?—pregunté cruzando mis brazos por debajo de mis pechos.Él sin embargo se acerca a pasos lentos a mí sin perder nuestro contacto visual y yo más nerviosa de lo normal ¿Por qué es tan lindo? Pero no me dejo y camino unos pasos hacia atrás hasta que choco con una de las paredes del elevador.—¿Qué va hacer?—le pregunto respirando profundo sin saber que hacer justo ahora.—¿Qué usted quiere que haga?—me pregunta en un susurro y a centímetros de mi cuerpo.Puedo sentir un calor inmenso por todo mi cuerpo c
Otro día más de ir a mi empleo, en fin me levanto como siempre temprano a la misma hora. No suelo poner alarmas para que me despierte es como que ya el cuerpo se acostumbra.Ayer fue un día que nunca olvidaré en mi vida, pase uno de los momentos diría yo más vergonzosos aunque siempre he tenido pero el de ayer superó hasta mis propios expectativas. Comprendí que va hacer más difícil trabajar con Eduardo no sé si lo que dijo ayer fue de broma o es la verdad, el asunto aquí es que se me está haciendo demasiado difícil comprenderlo.Pero bueno hoy mi atuendo consiente nuevamente en una falda tubo un poco ajustada con una blusa de color rosa clara y unas zapatillas de tacón alto negra. Me veo en el espejo y me gusta mi ropa en el día de hoy, bien formal y lo mejor me siento cómoda. A mí no me gusta mucho ponerme vestidos ciento que no va con mi tipo de cuerpo. Es como que necesito siempre algo que marque mi cintura y un vestido para trabajar no lo creo o al menos eso me parece a mí, aunqu
Madre mía nada más a mí se me ocurre comentar o mejor desafiar a Eduardo sabiendo yo como está la cosa entre nosotros o bueno como está la cosa conmigo.Y pues nada... Mi jefe salió como siempre acostumbra sin decir nada más y está vez se lo agradecí muchísimo porque no sabría que más decir. Nada más con eso que dijo y yo estaba a punto de desmayar literal, él tiene un porte que cualquiera estaría así en ese momento.No sé cuántos vasos de agua he bebido desde que Eduardo salió de mi oficina, estoy de un lado para el otro.En eso tocan la puerta y enseguida digo un adelante.—¡Estás como loca!—exclama Karen entrando a mi oficina—. No sé ni cómo estás aquí ahora mismo ¿Qué te dijo?—preguntó muy eufórica.—No me dijo nada. Pero tranquila creo que no va a volver a pasar—dije asintiendo muy segura.—Es lo mejor. Venía avisarte que las hermanas de Eduardo ya están aquí ¿Las dejo pasar?—pregunta.—Claro, por favor—comenté revisando que todo esté ordenado.Me muero por conocerlas. Tocan la p