Tenemos aquí en la empresa aproximadamente media hora esperando al que próximamente será mi jefe y ya tengo una inmensa curiosidad por conocerlo.
Este nuevo proyecto es magnífico poder hacer una campaña y con lo que más me gusta obviamente después de la pizza y el chocolate claro está.
Pero le voy a poner mi cien por ciento y así lo haré como todos.
—Vanesa, el señor que ya puedes pasar a su oficina—indicó su secretaria.
Asiento con la cabeza y le doy una sonrisa a modo de gracias.
Entro al interior de la oficina y el señor Lara me espera de inmediato.
—Mi hijo viene en camino—responde—. Le dije que venga enseguida, pero tome asiento por favor—dijo sonriendo.
—Está bien—murmuré llegando a las sillas que están delante del escritorio.
Tocan dos veces a la puerta y el señor responde.
—Adelante...—informa él alzando un poco la voz.
—Permiso papá—escuche detrás mío.
Esa voz...
Esa voz... ¿De dónde la conozco?
Estoy pensativa en mi asiento y con los ojos a punto de salirse literalmente.
—Pasa, pasa, hijo quiero presentarte a la señorita Rodríguez auxiliar de publicidad—agregó él.
Me levanto y nuestras miradas se cruzan ¡Es él! No, esto es una m*****a broma. Es el hombre que nunca pude sacar de mi corazón durante todos estos años.
Él no dice nada y ambos nos miramos pensativo.
—¿Se conocen?—pregunto confuso él señor Emilio.
Ambos negamos con la cabeza pero él extiende su mano y yo decido dándole un apretón de mano. Siento una especie de cosquilleo y una electricidad por todo mi cuerpo. Mi respiración se vuelve pesada y es ahí cuando vuelven todos mis recuerdos del pasado y que tienen que ver con él.
Flashback
Era un viernes cuando lo conocí por uno de los pocos amigos que tenía. Hablamos de tarea y ambos descubrimos que teníamos muchas materias juntos.
Yo de por sí soy tímida y él era un chico muy guapo e inteligente. Desde que lo conocí me dio muy buenas vibras.
Nos fuimos tratando prácticamente todos los días y se nos hacía costumbre siempre antes de empezar las clases ir a tomar un café y platicar sobre las tareas que habían dejado el día anterior.
Yo sentía que mientras más hablábamos más nos entendíamos y más él me demostraba su confianza.
Mi corazón latía muy fuerte cuando estaba cerca de él, o cuando se preocupaba por mí. No podía dejarlo de mirar, de saber si estaba bien y de hecho buscaba la excusa perfecta para estar de alguna manera cerca. He investigue y lo que sentía era amor, un amor puro y verdadero que llegó a mi sin ni siquiera buscarlo.
(...)
Hoy es sábado y como de costumbre lo espere afuera de la universidad para ir a tomar un delicioso café.
—¡Vane!—exclama él cuando me ve enseguida.
—¡Hola Eduardo!—respondí con una enorme sonrisa.
—Vamos a la cafetería por nuestro café preferido y yo invito—comentó caminando delante de mí.
Caminamos un poco para llegar a la cafetería y nos sentamos para poder esperar nuestros cafés. Aprovecho que no me está mirando para fijarme en que lleva puesto hoy y es que siempre anda lindo.
—Vane ¿Yo te gusto?—preguntó sacándome de mis pensamientos.
Abro los ojos demasiado sin poder creer lo que había escuchado ¿Cómo me pregunta eso?
—¿Por qué lo dices?—pregunté bastante nerviosa y sin mirarlo.
—Por cómo me miras, como me cuidas, siempre estás al pendiente de mí con la universidad—responde sin más.
—Tú me caes muy bien eres uno de los mejores amigos que he tenido y además te conocí por una gran persona—digo tratando de ocultar mis nervios.
—La pregunta fue ¿Si yo te gusto? Es un sí o no, y listo. No hay porque preocuparse—reveló tomando un poco de su café.
Es que he pensado mucho en este momento y mírenme una chica como yo al lado de un chico como él. Somos de dos mundos muy diferentes. Yo soy una chica Voluptuosa y él tiene muchas niñas fresas detrás de él.
—No...—susurré mirando mi café y respirando profundo.
Él me mira sorprendido pero no dice nada por varios minutos.
—¿Nos vamos? Ya va a empezar una clase—expresó respirando profundo.
—Sí, claro—murmuré muy apenada por la situación pero además muy triste.
Nos levantamos y nos dirigimos hacia la universidad en todo el trascurso él no dijo nada más bien podría decir que estaba pensativo.
(...)
Salimos de las clases un poco tarde y Eduardo decidió acompañarme hasta mi casa, nos paramos afuera de la universidad para esperar el bus y lo observo que está muy inquieto y ansioso.
—¿Te pasa algo?—pregunto preocupada.
—Es que quiero decirte algo...—expuso respirando profundo.
—Dime...—respondí esperando lo que me iba a decir.
—Tú sí me gustas y mucho—confiesa con una pequeña sonrisa.
—Eduardo... Yo...—me interrumpe uniendo nuestros labios en un maravilloso beso.
¡Me besó! ¡Me besó! Sorprendida ya estoy pero le correspondo el beso con las mismas ganas que él, nuestros labios se mueven torpemente y es él que decide separarse.
—Perdón, perdón. Te pido una disculpa—dijo nervioso y llevando sus dedos hacia sus labios.
—No te preocupes—susurré bastante sorprendida y nerviosa.
Ambos nos miramos fijamente y con la respiración muy rápida mis mejillas están calientes y no tengo donde poner mi cara literal.
—Es... Es mejor que yo me vaya sola ¿Si? No te preocupes no me va a pasar nada—respondo para alejarlo de mí.
—Está bien, cuídate—murmuro.
En ese momento llego el bus y me subí para luego ver cómo me alejaba más de él.
¡Nos besamos! Yo todavía no puedo creerlo, estoy prácticamente asimilando todo lo que pasó hoy. ¿Y con que ojos lo miraré mañana? Será un día difícil y lleno de nervios.
Al día siguiente como de costumbre lo espero fuera de la universidad y mis nervios no me dejan tranquila ¿Y si no quiere hablar conmigo? Bueno al fin y al cabo él fue quien me besó aunque yo le correspondí pero él tuvo la iniciativa.
Pasan algunos minutos y lo veo qué está caminando hacia mí ¡Diosito ayúdame!
—Hola...—saluda sonriendo como siempre.
—Hola...—respondí asombrada por como sonríe.
—¿Entramos?—me pregunta mirándome por solo unos segundos.
—Si—conteste haciendo lo mismo.
Mientras vamos caminando hay muchos rumores entre todos incluyendo las risas. Verifico que todo esté bien con mi ropa y mi cabello porque ya esto no es normal. Eduardo me mira confuso pero luego decidimos ignorar todo a nuestro paso.
—¡Miren quiénes llegaron!—exclama una chica fresa de la universidad con un micrófono que se escucha todo.
Eduardo y yo nos miramos confundidos y preocupado ¿Qué pasa ahora? ¿Porque todo esté escándalo?
—Sí, aquí está en esta fotito de anoche la gordis y mí Eduardo—reveló haciendo eco para todas las personas del lugar.
Mis ojos están abiertos de par en par, mi cuerpo se tensa demasiado y es que tiene unas fotos en sus manos del beso que nos dimos Eduardo y yo.
—¿Qué haces?—le preguntó Eduardo a la chica.
—¿No me digas que te gustan las gordas? Yo pensé que estabas con ella porque te ayudaba con las tareas y nada más. Pero veo que te gustan las horripilantes— comentó haciendo cara de asco.
Todas las personas se ríen y empiezan hacer escándalos, a gritarnos cosas horribles e incluso a tirar las fotos donde estamos nosotros dos juntos.
—No puede ser—susurré para mí misma sin poder creer lo que está pasando.
¡A Eduardo le gustan las gordas! ¡Vanesa es muy fea! ¡Vanesa está rellenita! Cosas así es como dicen y exclaman con burlas.
Eduardo llega donde la joven que tiene el micrófono y se lo rebata de sus manos muy enojado.
—A mí no me gustan las gordas solo la bese a modo de un reto—confiesa mirándome directamente.
Y les juro que me sentí la mujer más idiota y estúpida de éste planeta. Durante todo este tiempo solo ha jugado conmigo. Ya pensaba yo que un chico como él nunca se fijaría en una gordita e insegura como yo.
Tomo una de las fotos que cayeron al suelo y me voy a toda prisa para mi casa. No puedo evitar que esa situación me duela y es que lo amo, este día jamás lo voy a poder olvidar. Una humillación como esa y de la persona que menos creía me parece muy descabellado.
¡Ya desde hoy te odio Eduardo! ¡Te odio!
Fin del Flashback
—Es él...—murmuré muy afectada por la situación.
Yo soy la primera en quitar mis manos y él mira fijamente mi cuerpo. Justo ahora siento un escalofrío y unas ganas inmensas de salir corriendo igual que lo hice la primera vez. ¿¡Pero porqué Diosito!?
¡Eduardo! ¡Mí Eduardo! ¡Tú y el café siempre han estado en mi vida!
Ninguno ha podido apartar la mirada y es que la sorpresa he impresión fue tan grande que estoy literal sin poder creer que sea la misma persona.—¡Chicos! Pueden sentarse. Les estoy diciendo eso hace más de tres minutos ¿Están bien?—pregunto el señor Emilio sin mirarnos.Ambos nos sentamos y yo sin embargo respiro profundo para tratar de controlar mis nervios y ponerme en modo profesional.—¿Y qué opinan?—nos pregunta el señor Emilio ahora sí mirándonos fijamente.¿Qué? ¿Él estaba hablando? Porque no escuché absolutamente nada. ¿Y qué estaba haciendo yo que no escuché? Sí, si yo sé perfectamente recordando todas las burlas y las inseguridades que tenía cuando conocí al que va hacer mi jefe.—Disculpe señor Emilio ¿Pero puede repetir lo que estaba diciendo?—pregunté ya un poco más calmada.—Sí, por favor papá—agrego él asintiendo un poco.—Les decía que es preferible que ustedes hablarán sobre el proyecto así se ponen de acuerdo donde van a trabajar y así mi hijo le enseña la empresa—e
Después que él salió de la oficina me dirijo directamente a buscar a mi amigo con toda prisa. Tengo que salir de aquí cuánto antes.Siento que no podré con todo esto y más si lo tendré así de cerca como fue el pequeño encuentro en esa oficina.Observo que Daniel está platicando con una de las secretarias y me acerco a él con cuidado.—¡Daniel tenemos que irnos!—exclamé desde que llegue.—¿Qué? Tan rápido—susurró sorprendido.Él mira a la joven con una sonrisa preocupada y luego dirige su mirada para dónde mí. Daniel me indica con la mirada que saludé y evito rodar los ojos.—Hola, un gusto conocerte pero mi amigo y yo tenemos que irnos ahora—digo puntualizando la última palabra y abriendo un poco más los ojos.—¿Amigos?—preguntó la joven muy confundida y mirando con mirada acusadora a Daniel.Él me observa un poco enojado y sonríe falsamente.—Es que mi chocolatito me dice así de cariño ¿Verdad mi cafecito?—me pregunta cruzando sus brazos y ambos esperando una respuesta de mi parte.¿
Llegó el día de poder trabajar a fondo con la campaña, estoy ansiosa y mucho más nerviosa. Es que cada vez que lo veo mi nerviosismo es prácticamente inevitable y cuando me mira ¡Eso es lo grande! Es una mirada con intensidad como si quisiera saber algo más allá de todo y sus ojos recorriendo todo mi cuerpo... Es que pensar en ese momento se me pone los pelos de punta.Pero ya estoy preparada mentalmente y es no dejarme intimidar y ser lo más profesional posible. Y hoy más que nunca mi atuendo es reluciente consiste en una falda de tubo con una camisa marrón clara y un chaleco del mismo color de la falda y por último unos tacones no tan altos, mi maquillaje es siempre bien sencillo y mi cabellera en unas simples ondas ¡Permiso que curvas hay de más! Hasta me envidio de yo misma.Salgo de mi departamento bien temprano porque dicen por ahí que la puntualidad enamora ¡Na! Sólo es que con todos estos nervios quiero llegar a tiempo.Ahora se me hizo costumbre que siempre en el camino le re
Cuando salimos de la junta ahora sí me dirijo a mi oficina junto con Eduardo que prácticamente es la misma porque nos divide una puerta. Caminamos en silencio que para mí se está volviendo súper incómodo cuando entramos al elevador.Ambos nos miramos en el pequeño espacio pero ninguno dice nada aún. Y yo de mi parte no diré nada porque cada vez que hablo solo digo estupideces y más cuando estoy con él.—¿Hoy tampoco dirá nada?—preguntó evitando mirarme.—¿Y qué tendría que decirle señor?—pregunté cruzando mis brazos por debajo de mis pechos.Él sin embargo se acerca a pasos lentos a mí sin perder nuestro contacto visual y yo más nerviosa de lo normal ¿Por qué es tan lindo? Pero no me dejo y camino unos pasos hacia atrás hasta que choco con una de las paredes del elevador.—¿Qué va hacer?—le pregunto respirando profundo sin saber que hacer justo ahora.—¿Qué usted quiere que haga?—me pregunta en un susurro y a centímetros de mi cuerpo.Puedo sentir un calor inmenso por todo mi cuerpo c
Otro día más de ir a mi empleo, en fin me levanto como siempre temprano a la misma hora. No suelo poner alarmas para que me despierte es como que ya el cuerpo se acostumbra.Ayer fue un día que nunca olvidaré en mi vida, pase uno de los momentos diría yo más vergonzosos aunque siempre he tenido pero el de ayer superó hasta mis propios expectativas. Comprendí que va hacer más difícil trabajar con Eduardo no sé si lo que dijo ayer fue de broma o es la verdad, el asunto aquí es que se me está haciendo demasiado difícil comprenderlo.Pero bueno hoy mi atuendo consiente nuevamente en una falda tubo un poco ajustada con una blusa de color rosa clara y unas zapatillas de tacón alto negra. Me veo en el espejo y me gusta mi ropa en el día de hoy, bien formal y lo mejor me siento cómoda. A mí no me gusta mucho ponerme vestidos ciento que no va con mi tipo de cuerpo. Es como que necesito siempre algo que marque mi cintura y un vestido para trabajar no lo creo o al menos eso me parece a mí, aunqu
Madre mía nada más a mí se me ocurre comentar o mejor desafiar a Eduardo sabiendo yo como está la cosa entre nosotros o bueno como está la cosa conmigo.Y pues nada... Mi jefe salió como siempre acostumbra sin decir nada más y está vez se lo agradecí muchísimo porque no sabría que más decir. Nada más con eso que dijo y yo estaba a punto de desmayar literal, él tiene un porte que cualquiera estaría así en ese momento.No sé cuántos vasos de agua he bebido desde que Eduardo salió de mi oficina, estoy de un lado para el otro.En eso tocan la puerta y enseguida digo un adelante.—¡Estás como loca!—exclama Karen entrando a mi oficina—. No sé ni cómo estás aquí ahora mismo ¿Qué te dijo?—preguntó muy eufórica.—No me dijo nada. Pero tranquila creo que no va a volver a pasar—dije asintiendo muy segura.—Es lo mejor. Venía avisarte que las hermanas de Eduardo ya están aquí ¿Las dejo pasar?—pregunta.—Claro, por favor—comenté revisando que todo esté ordenado.Me muero por conocerlas. Tocan la p
Yo no sé porque me pasa todo esto a mí, sólo quería tener un empleo también pagar mis responsabilidades y uno que otros antojitos pero se me está haciendo muy difícil.Llevo una semana sin hablar absolutamente nada con mi jefe y eso me está desesperando además de que pienso que es muy infantil y demasiado testarudo. Ahora todo lo concerniente al lanzamiento de CaféVane lo tengo que platicar con las hermanas gemelas y con Karen es en realidad que me está excluyendo de mi trabajo principal y estoy segura sólo porque está molesto. Daniel tenía razón, él es un completo idiota y no me importa que sea mi jefe.Ya estoy bastante cansadita como para estar aguantando todo esto. Pero me canse y ahora mismo estoy yendo directo a su oficina para que me explique de una buena vez que es lo que le está pasando conmigo.Tocó la puerta y para mi mala suerte Karen viene detrás de mí.—¿Eduardo te llamó?—pregunta confundida y sin entender nada.—No, no lo ha hecho pero tengo que hablar con el jefe y urg
Han pasado tres días, tres días de angustia, desesperación y de felicidad. Tengo insomnio sólo pienso en el beso que nos dimos, es como que me estoy tomando una taza de café y aparece ese momento, o estoy viendo televisión y hay una escena súper emocionante y hay voy yo imaginando que es Eduardo.Y lo de preocupada es que no me he aparecido en la empresa durante estos tres días, no sé si continuaré allí después de... Quizás estoy siendo un poco paranoica, bueno eso dicen mis amigas. Pero ya es hora de tomar una decisión y creo que hoy es el momento.Es hoy cuando tengo que ir a la oficina y mi ropa consiste como todos los días, una falda tubo, tacones altos y blusa con adornos de flores. ¡Nada sorpréndete, lo sé! Observo mi maquillaje y todo en orden ¡Listo! Ahora a que me despidan con clase.Justo cuando voy abrir la puerta para salir de mi hogar, está Eduardo perfectamente vestido y cómo siempre con su aroma tan varonil. ¡Está divino!—¿Qué hace aquí?—pregunté de inmediato y con los