Han pasado tres días, tres días de angustia, desesperación y de felicidad. Tengo insomnio sólo pienso en el beso que nos dimos, es como que me estoy tomando una taza de café y aparece ese momento, o estoy viendo televisión y hay una escena súper emocionante y hay voy yo imaginando que es Eduardo.Y lo de preocupada es que no me he aparecido en la empresa durante estos tres días, no sé si continuaré allí después de... Quizás estoy siendo un poco paranoica, bueno eso dicen mis amigas. Pero ya es hora de tomar una decisión y creo que hoy es el momento.Es hoy cuando tengo que ir a la oficina y mi ropa consiste como todos los días, una falda tubo, tacones altos y blusa con adornos de flores. ¡Nada sorpréndete, lo sé! Observo mi maquillaje y todo en orden ¡Listo! Ahora a que me despidan con clase.Justo cuando voy abrir la puerta para salir de mi hogar, está Eduardo perfectamente vestido y cómo siempre con su aroma tan varonil. ¡Está divino!—¿Qué hace aquí?—pregunté de inmediato y con los
—¡Rodríguez a mi oficina ya!—grita mi jefe y pareciera que está enojado. Y si me preguntan que hice, no tengo ni idea. Voy de prisa y entró sin tocar. —¿Todo bien con la junta señor?— pregunté para tratar de calmar a la fiera que tengo delante de mí. Mi jefe no me responde y lo que hace es que se acerca lo suficiente a mí. Trato de alejarme pero Eduardo es más listo que yo y coloca sus manos en mi cintura atrayendome hacia él. —¿Señor que hace?—le pregunté un poco preocupada y tratando de soltarme de su agarre. —No siga moviéndose así—susurra aún con sus manos en mi cintura. —Necesito que me suelte y que se comporte—ordené mirándolo a los ojos. Ups, mala idea. Muy mala. ¿Por qué el condenado tiene que mirarme así? —La que me va a escuchar ahora es usted. Y déjeme decirle que no me importa que sea mi auxiliar de publicidad—reveló apartándose de mí y poniéndose a una distancia prudente. Respiro profundo y con dificultad trago saliva fuertemente. Todavía no estoy preparada para
—¿Pero cuando fue que lo supo?—me pregunta Eimy muy emocionada.Prácticamente salí corriendo del trabajo. No me quería topar nuevamente con Eduardo creo que no estaré lista para eso de nuevo. Pero eso si necesitaba hablar con alguien y una de mis amigas enseguida llegó a mi casa.—Creo que desde el primer día y que además había muchísimas coincidencias—comenté bebiendo de mi taza de café. Es sumamente relajante en estas situaciones para mí.—Estás en serios problemas—murmuró sonriente—. Por lo que me has contado es evidente que entre ustedes dos hay química y mucha—responde asintiendo.Sí, es cómo volver a recordar nuestros besos y encuentros... Es que están siempre es mis pensamientos.—Es que yo no puedo permitirme que esto pase a mayores. ¡Mírame a mí! Y míralo a él—exclamé negando varias veces con la cabeza—. Nada de lo que estás pensando puede ser—agregué la verdad triste por la situación que estoy pasando.Porque tengo unas ganas inmensas de estar con él pero, por otro lado sé q
—¿De acuerdo?—pregunta una segunda vez mi jefe.Asiento con la cabeza no muy decidida pero es lo que hay. Desde que entré nada más me está ordenando y tratando de ponerme nerviosa y créanme que siempre lo ha logrado.—Eso está mejor—susurro respirando profundo y ahora si alejándose de mi para lo siguiente arreglar su perfecto y varonil traje—. Lo primero que quería decirle es que quiero todo con usted—reveló con una enorme sonrisa.—¿Qué... Qué está diciendo?—pregunté sin poder creer lo que había escuchado.—Lo que escucho, no la voy a dejar ir—indicó—. Eres lo que yo estaba esperando durante mucho tiempo—murmuró acariciando mi rostro.Es que él es un lindo. Cómo no morir de amor con un hombre como el. Ya yo no puedo ocultar mis sentimientos porque llevo años con esta sensación y quiero ser feliz.—Así que váyase acostumbrando a mi cercanía—dijo por lo bajo.—Creo que eso será lo más difícil...— murmuré mientras tengo mis ojos cerrados disfrutando de sus caricias en mi rostro.Él sin e
Ayer pensé que todo iba a transcurrir fenomenal pero bonita sorpresa me lleve yo con Daniel. Todavía no he podido hablar seriamente con él. Y hoy llegué a la oficina temprano para ir a su área y así conversar a solas sobre lo nuestro, que obviamente sólo tengo con él una linda amistad.Nada más...Saludo a todas las personas que están en recepción sin darles mucha importancia. Y voy directo a dónde se encuentra Daniel.Y para mi suerte está afuera de su oficina.—Daniel ¿Cómo estás?—pregunté a una distancia prudente.Él sin embargo me ignora completamente y entra a su oficina. Evitó rodar los ojos y lo sigo sin pronunciar una sola palabra.—¿Necesita algo del trabajo señorita Rodríguez?—preguntó sentándose y sin mirarme.¡Ay! Cómo me choca que se comporte así conmigo.—Sabes muy bien que vine hablar sobre lo que paso ayer—respondí calmada—. No quiero finalizar nuestra amistad por este malentendido—dije con sinceridad, porque él es de las pocas personas en quién confiar.—Es que hay un
Eduardo y yo no logramos vernos anoche, se disculpó conmigo porque tenía una cena familiar de hecho me invitó pero ya saben mi respuesta. No estoy preparada para eso. Y pues, hoy tampoco pudimos cenar ya que él tenía asuntos de trabajo y yo tenía que salir con mis amigas.Pero no he dejado de pensar en él y menos después de que lo pasó en la oficina. Después que salí de allí sentí una vergüenza no suelo perder la cordura en realidad nunca lo hago pero con Eduardo todo ha sido diferente y me gusta.Voy a mi habitación y observo lo que había comprado que es exclusivamente para Eduardo. Es una lencería muy sexy de color negro, pero no he tenido la oportunidad de enseñársela por una u otra razón. Mi celular suena y leo un mensaje de Eduardo.Eduardo: Hola preciosa. ¿Qué haces?Sonrío cómo una tonta cada vez que me envía esos mensajes.Yo: Salí un rato con mis amigas, pero ya estoy en casa ¿Y qué tal tú cena?Eduardo: Nada interesante... Deseando verte.Y leyendo ese último mensaje se me o
Anoche fue una de las mejores noches de vida. Eduardo es un lindo y lo digo en todos los sentidos. Ahora mismo estamos acostados en mi cama yo arriba de su pecho pensando en la noche movidita que tuvimos.Es increíblemente sensacional...—¿En qué piensas?—pregunta con sus caricias en mi cintura.Depositó un beso en mi mejilla.—En que tenemos que ir a trabajar—murmuré pasando mis manos por su abdomen.Él respira profundo y no me contesta, luego lo miré a los ojos con una sonrisa.—Me iré a bañar—dije sin hacer ningún tipo de movimiento porque no me quiero separar de él.—Porque mejor no nos quedamos aquí y compramos comida, vemos una película y luego... no sé, podría comerte enterita—agregó besando mis labios.—Una propuesta muy tentativa pero, no. Tenemos que irnos—comenté entrando en el baño.Eduardo me sigue hasta ahí, lo atraje hacia mí para besarlo, sus manos fueron a parar en mi cintura, acariciando mi piel desnuda. Llevó sus labios a mi cuello y sentí un sin números de sensacio
Ya después de hablar un rato más con Daniel vuelvo a mi oficina con el café de mi jefe y además feliz... El día está espectacular. Tocó a la puerta antes de entrar a la oficina de Eduardo y escucho por su parte un adelante y me dispongo a entrar con una enorme sonrisa.Observo a mi jefe que está acompañado de esa tal Mejía y para mi mala suerte es su asistente. No sé qué tiene pero me cae tan mal y sé que no debería ser así porque apenas la conozco pero a simple vista no es como que de mi agrado.—Rodríguez. Llega tarde—responde mi jefe desde que entré a su oficina.Pero será loco. Evitó poner los ojos en blanco y sólo respiro profundo. No diré nada al respecto.—¿No cree que me deba una explicación?—pregunta con un índice de burla en su tono de voz.Y se está salvando porque Marleny está aquí y es obvio que lo hace a propósito quizás para verme avergonzada cómo siempre.—Disculpe señor pase una mala noche y eso me impidió no llegar a tiempo—mentí en su cara porque fue una de las mejo