Eduardo y yo no logramos vernos anoche, se disculpó conmigo porque tenía una cena familiar de hecho me invitó pero ya saben mi respuesta. No estoy preparada para eso. Y pues, hoy tampoco pudimos cenar ya que él tenía asuntos de trabajo y yo tenía que salir con mis amigas.Pero no he dejado de pensar en él y menos después de que lo pasó en la oficina. Después que salí de allí sentí una vergüenza no suelo perder la cordura en realidad nunca lo hago pero con Eduardo todo ha sido diferente y me gusta.Voy a mi habitación y observo lo que había comprado que es exclusivamente para Eduardo. Es una lencería muy sexy de color negro, pero no he tenido la oportunidad de enseñársela por una u otra razón. Mi celular suena y leo un mensaje de Eduardo.Eduardo: Hola preciosa. ¿Qué haces?Sonrío cómo una tonta cada vez que me envía esos mensajes.Yo: Salí un rato con mis amigas, pero ya estoy en casa ¿Y qué tal tú cena?Eduardo: Nada interesante... Deseando verte.Y leyendo ese último mensaje se me o
Anoche fue una de las mejores noches de vida. Eduardo es un lindo y lo digo en todos los sentidos. Ahora mismo estamos acostados en mi cama yo arriba de su pecho pensando en la noche movidita que tuvimos.Es increíblemente sensacional...—¿En qué piensas?—pregunta con sus caricias en mi cintura.Depositó un beso en mi mejilla.—En que tenemos que ir a trabajar—murmuré pasando mis manos por su abdomen.Él respira profundo y no me contesta, luego lo miré a los ojos con una sonrisa.—Me iré a bañar—dije sin hacer ningún tipo de movimiento porque no me quiero separar de él.—Porque mejor no nos quedamos aquí y compramos comida, vemos una película y luego... no sé, podría comerte enterita—agregó besando mis labios.—Una propuesta muy tentativa pero, no. Tenemos que irnos—comenté entrando en el baño.Eduardo me sigue hasta ahí, lo atraje hacia mí para besarlo, sus manos fueron a parar en mi cintura, acariciando mi piel desnuda. Llevó sus labios a mi cuello y sentí un sin números de sensacio
Ya después de hablar un rato más con Daniel vuelvo a mi oficina con el café de mi jefe y además feliz... El día está espectacular. Tocó a la puerta antes de entrar a la oficina de Eduardo y escucho por su parte un adelante y me dispongo a entrar con una enorme sonrisa.Observo a mi jefe que está acompañado de esa tal Mejía y para mi mala suerte es su asistente. No sé qué tiene pero me cae tan mal y sé que no debería ser así porque apenas la conozco pero a simple vista no es como que de mi agrado.—Rodríguez. Llega tarde—responde mi jefe desde que entré a su oficina.Pero será loco. Evitó poner los ojos en blanco y sólo respiro profundo. No diré nada al respecto.—¿No cree que me deba una explicación?—pregunta con un índice de burla en su tono de voz.Y se está salvando porque Marleny está aquí y es obvio que lo hace a propósito quizás para verme avergonzada cómo siempre.—Disculpe señor pase una mala noche y eso me impidió no llegar a tiempo—mentí en su cara porque fue una de las mejo
Han pasado tres semanas y las cosas están súper bien con Eduardo, también en la empresa y con mis amistades ni se diga. Fue tan cómico cuando se enteraron de que mi jefe y yo lo estamos intentando que todas corrieron hacia mí para abrazarme y felicitarme, y todo delante de Eduardo que nos miraba como loco de qué pasaba aquí. Ese día será muy difícil de olvidar.—Amiga tienes que ir por Dios...—dice Loren ya desesperaba y enojada.Lo que pasa es que Eduardo me invitó a una gala donde siempre la empresa hace con sus socios y personas de la industria y yo de tonta le dije que lo iba a pensar, y la verdad se puso con poco molesto que hasta me ignoro.¡Pero es que nadie me entiende! Todos me dicen si, si, ve, no importa ¿Por qué piensas tanto? Pero es que ajá, es algo que todavía no he podido solucionar conmigo. No soy de las personas que toman todo a la ligera.—La verdad es que eres terca—murmuró caminando muy exagerada—. Con razón sé porque Eduardo se enojó contigo es que amiga tú no co
Llegó el día siguiente y estoy en mi oficina bastante nerviosa. No pegue los ojos en toda la noche de sólo pensar en lo que Eduardo me dijo. Y todavía ni me he aparecido en su oficina cómo todas las mañanas con su café, es más prefiero que Marleny se lo lleve hoy porque no lo quiero ni ver. Tocan la puerta y mi modo alarmante sale a flote, miro para todos los lados viendo dónde me esconderé. Con lo enojado que estaba mi jefe ayer estoy segurísima que hoy está hasta más. —¿Puedo pasar?—escucho que dice Karen tocando otra vez la puerta. Gracias a Dios que es ella. —Sí, pasa por favor—respondo y viendo cómo ella entra al interior de mi oficina. —Aquí te dejo algunos diseños y colores que serían útil para CaféVane—explica y los deja en mi escritorio—. Todos los hicieron las hermanas de Eduardo. Deberías escoger el que va más acordé con el tema y el eslogan—comentó. —Está bien, ahora mismo me pongo a trabajar en eso—expresé observando cada diseño y la verdad es que todos son muy lindo
Por fin me decidí a ir a esa dichosa discoteca dónde mis amigas me rogaban que fuera. Si voy a empezar a trabajar en mí pues creo que este es un buen comienzo, para divertirme y olvidarme de todo por unas cuantas horas. Y también me atreví a vestirme un poquito más revelador con un vestido rojo muy ajustado y por la altura de mis muslos y por último con unas zapatillas de tiras. La verdad es que no me reconozco pero maldición mi cuerpo realmente se ve voluptuoso, simplemente agradecer a quién hizo está pieza.Salgo de mi departamento de prisa porque ya voy tardísimo pero dejo mi andar cuando veo a Eduardo fuera del edificio y caminando hacia dónde mí. ¿Qué hace él aquí?Su mirada recorre todo mi cuerpo sin ningún pudor, tome largas respiraciones cuando aquél hombre delante de mí se mordió el labio inferior y pasó uno de sus dedos por la comisura de su boca. Eduardo hacía que se me nublara la mente por completo.Él respira profundo y me mira confuso.—¿Vas de salida?—pregunta con ambas
Y si, se cumplió todo lo que dijo anoche y hasta más. Eduardo estaba súper celoso. Ni quiso saber nada más de Javier.Pero hoy vamos a comer con la familia de Eduardo y no me pude negar para nada. Y mi atuendo consiste en un vestido blanco con escote bajo y unas zapatillas de color negro y mi cabello suelto. Anoche Eduardo no dejo que me fuera de su casa y justo en la mañana envío a comprarme algunas cosas para estar lista a tiempo.—¿Estás lista?—preguntó mi jefe con una enorme sonrisa.—Sí, vamos—comenté tomando su mano.Salimos de su departamento, yo un poco nerviosa porque dar este paso para mí es algo bien enserio y Eduardo me ha apoyado en todo.(...)Llegamos a la lujosa mansión de los padres de Eduardo y tengo que admitir que es grandísima y súper moderna. A mí me ha encantado.Eduardo toma mi mano para dirigirme al interior de la casa. Tomo un respiro profundo parar tratar de calmar un poco mis nervios.—Tranquila, ya conoces a mi padre y mis hermanas. Sólo sé tú—murmuró con u
Llegué a la empresa pero todavía no he subido a mi oficina ya que mi jefe me envió un mensaje que por cierto fue muy temprano diciendo que lo esperé a la entrada de la empresa y eso hago.—Buenos días bonita—saluda Eduardo llegando hacia mí y nuestros labios se unen en un magnífico beso.—¿Qué has hecho?—le pregunté alejándome un poco de él.—Hice lo más normal, besé los labios de mi mujer—responde con un índice de su sonrisa.Eduardo lleva su mano a mi cuello y me acerca más a su cuerpo para de nuevo besar mis labios de forma lenta y tierna.—No lo vuelvas hacer—susurré avergonzada y tratando de esconder mi rostro.—¿Qué has dicho?—preguntó, pero estoy segura que escucho perfectamente—. Hablaremos en la oficina, mientras vamos a entrar juntos a la empresa—ordena y toma rápidamente mi mano para prácticamente arrastrarme al interior de la empresa.Mientras caminamos agarrados de las manos varias personas se nos quedan viendo y empiezan a murmurar entre ellos. Trato de quitar mis manos d