Han pasado tres semanas y las cosas están súper bien con Eduardo, también en la empresa y con mis amistades ni se diga. Fue tan cómico cuando se enteraron de que mi jefe y yo lo estamos intentando que todas corrieron hacia mí para abrazarme y felicitarme, y todo delante de Eduardo que nos miraba como loco de qué pasaba aquí. Ese día será muy difícil de olvidar.—Amiga tienes que ir por Dios...—dice Loren ya desesperaba y enojada.Lo que pasa es que Eduardo me invitó a una gala donde siempre la empresa hace con sus socios y personas de la industria y yo de tonta le dije que lo iba a pensar, y la verdad se puso con poco molesto que hasta me ignoro.¡Pero es que nadie me entiende! Todos me dicen si, si, ve, no importa ¿Por qué piensas tanto? Pero es que ajá, es algo que todavía no he podido solucionar conmigo. No soy de las personas que toman todo a la ligera.—La verdad es que eres terca—murmuró caminando muy exagerada—. Con razón sé porque Eduardo se enojó contigo es que amiga tú no co
Llegó el día siguiente y estoy en mi oficina bastante nerviosa. No pegue los ojos en toda la noche de sólo pensar en lo que Eduardo me dijo. Y todavía ni me he aparecido en su oficina cómo todas las mañanas con su café, es más prefiero que Marleny se lo lleve hoy porque no lo quiero ni ver. Tocan la puerta y mi modo alarmante sale a flote, miro para todos los lados viendo dónde me esconderé. Con lo enojado que estaba mi jefe ayer estoy segurísima que hoy está hasta más. —¿Puedo pasar?—escucho que dice Karen tocando otra vez la puerta. Gracias a Dios que es ella. —Sí, pasa por favor—respondo y viendo cómo ella entra al interior de mi oficina. —Aquí te dejo algunos diseños y colores que serían útil para CaféVane—explica y los deja en mi escritorio—. Todos los hicieron las hermanas de Eduardo. Deberías escoger el que va más acordé con el tema y el eslogan—comentó. —Está bien, ahora mismo me pongo a trabajar en eso—expresé observando cada diseño y la verdad es que todos son muy lindo
Por fin me decidí a ir a esa dichosa discoteca dónde mis amigas me rogaban que fuera. Si voy a empezar a trabajar en mí pues creo que este es un buen comienzo, para divertirme y olvidarme de todo por unas cuantas horas. Y también me atreví a vestirme un poquito más revelador con un vestido rojo muy ajustado y por la altura de mis muslos y por último con unas zapatillas de tiras. La verdad es que no me reconozco pero maldición mi cuerpo realmente se ve voluptuoso, simplemente agradecer a quién hizo está pieza.Salgo de mi departamento de prisa porque ya voy tardísimo pero dejo mi andar cuando veo a Eduardo fuera del edificio y caminando hacia dónde mí. ¿Qué hace él aquí?Su mirada recorre todo mi cuerpo sin ningún pudor, tome largas respiraciones cuando aquél hombre delante de mí se mordió el labio inferior y pasó uno de sus dedos por la comisura de su boca. Eduardo hacía que se me nublara la mente por completo.Él respira profundo y me mira confuso.—¿Vas de salida?—pregunta con ambas
Y si, se cumplió todo lo que dijo anoche y hasta más. Eduardo estaba súper celoso. Ni quiso saber nada más de Javier.Pero hoy vamos a comer con la familia de Eduardo y no me pude negar para nada. Y mi atuendo consiste en un vestido blanco con escote bajo y unas zapatillas de color negro y mi cabello suelto. Anoche Eduardo no dejo que me fuera de su casa y justo en la mañana envío a comprarme algunas cosas para estar lista a tiempo.—¿Estás lista?—preguntó mi jefe con una enorme sonrisa.—Sí, vamos—comenté tomando su mano.Salimos de su departamento, yo un poco nerviosa porque dar este paso para mí es algo bien enserio y Eduardo me ha apoyado en todo.(...)Llegamos a la lujosa mansión de los padres de Eduardo y tengo que admitir que es grandísima y súper moderna. A mí me ha encantado.Eduardo toma mi mano para dirigirme al interior de la casa. Tomo un respiro profundo parar tratar de calmar un poco mis nervios.—Tranquila, ya conoces a mi padre y mis hermanas. Sólo sé tú—murmuró con u
Llegué a la empresa pero todavía no he subido a mi oficina ya que mi jefe me envió un mensaje que por cierto fue muy temprano diciendo que lo esperé a la entrada de la empresa y eso hago.—Buenos días bonita—saluda Eduardo llegando hacia mí y nuestros labios se unen en un magnífico beso.—¿Qué has hecho?—le pregunté alejándome un poco de él.—Hice lo más normal, besé los labios de mi mujer—responde con un índice de su sonrisa.Eduardo lleva su mano a mi cuello y me acerca más a su cuerpo para de nuevo besar mis labios de forma lenta y tierna.—No lo vuelvas hacer—susurré avergonzada y tratando de esconder mi rostro.—¿Qué has dicho?—preguntó, pero estoy segura que escucho perfectamente—. Hablaremos en la oficina, mientras vamos a entrar juntos a la empresa—ordena y toma rápidamente mi mano para prácticamente arrastrarme al interior de la empresa.Mientras caminamos agarrados de las manos varias personas se nos quedan viendo y empiezan a murmurar entre ellos. Trato de quitar mis manos d
Hace treinta minutos llegamos a una lujosa suite dónde se hará la sesión de fotos y veo tantas cosas cómo maquillajes, cámaras, vestuario que de sólo de verlos me causan nervios.—Así estás perfecta, un maquillaje simple nada llamativo—dice Miguel mirándome sobre el espejo.—Ya estoy lista ¿Vamos a empezar?—le pregunté un poquito ansiosa.—Espera, falta el fotógrafo que contraté si hubiera sabido que carece de puntualidad pues no lo hago—gruñe con molestia—. Pero tú tranquila no quiero que estropees el maquillaje—ordena llegando por todos los lados.—Tranquila estoy, el que no parece tranquilo eres tú. Cálmate que te puede dar un colapso—bromeó arreglando un fleco de cabello.Tocan el timbre y para la suerte de Miguel tiene que ser el dichoso fotografo.—¡Llegó quién faltaba!—grité sin voltearme a ver.—Vanesa ven, deja que los presente—comentó Miguel del otro lado de la grande suite.Respiro profundo y voy en marcha hacia él. Abro los ojos más de la cuenta cuando llego a ver quién es
—¿Me vas a explicar cómo ese llegó aquí?—me preguntó lo más lejos de mí. —No sabía que él era el fotógrafo, me di cuenta cuando estaba en la puerta—dije diciendo la verdad porque era así. Eduardo asiente y cruza sus brazos. —Me tienes que creer por favor. No podía hacer nada más, Miguel y él tenían un contrato no podía intervenir con eso—explique respirando profundo. —Obviamente te creo a ti pero no a ese estúpido—murmuró pasando su mirada por todo mi cuerpo—. ¿Y esa camisa? ¿Y delante de él?—pregunta directamente. —Miguel quería hacer un concepto parecido al eslogan y me pareció una buena idea—comenté levantando mis hombros a modo de restarle importancia. Eduardo asiente sin decir nada más y juro que cuando se pone en ese plan me dan unas ganas... De todo. —¿Sabes qué fue lo primero que vi cuando entre por esa puerta?—me pregunta señalando en la dirección por dónde había entrado a la habitación. —Supongo que a Javier—dije. —No, no menciones el nombre de ese idiota—murmuró—. P
Llego el viernes y admitir que he estado muy cansada con todo lo de las fotos, el asunto de Eduardo y Javier. No sé porque no entiende que no quiero nada con él ¿Es difícil de que una persona pueda entender eso? Está poniendo mi relación en aprietos y solo porque tiene una pequeña obsesión conmigo ni más ni menos.—¡Hey, Vane!—escucho que me llaman cuando estaba caminando para llegar a mi oficina.—¡Daniel! Tengo días sin verte ¿En qué estás?—le pregunté dándole un abrazo.—Perdóname es que tengo mucho trabajo hermosa...—se disculpa con una enorme sonrisa.Y siempre sonriendo es que todo de él es contagioso.—¿Y cómo vas con Eduardo? ¿No te molesta que te pregunte cierto?—preguntó en un susurro y mirando para todos los lados.—No, para nada. Estoy muy feliz Daniel, la verdad es que nunca me imaginé que estando con Eduardo iba a encontrar esa paz y esa plenitud que tanto buscaba en estos últimos años—explique sonriente y diciendo la verdad.Lo más bonito es estar con una persona que te