Otro día más de ir a mi empleo, en fin me levanto como siempre temprano a la misma hora. No suelo poner alarmas para que me despierte es como que ya el cuerpo se acostumbra.
Ayer fue un día que nunca olvidaré en mi vida, pase uno de los momentos diría yo más vergonzosos aunque siempre he tenido pero el de ayer superó hasta mis propios expectativas. Comprendí que va hacer más difícil trabajar con Eduardo no sé si lo que dijo ayer fue de broma o es la verdad, el asunto aquí es que se me está haciendo demasiado difícil comprenderlo.
Pero bueno hoy mi atuendo consiente nuevamente en una falda tubo un poco ajustada con una blusa de color rosa clara y unas zapatillas de tacón alto negra. Me veo en el espejo y me gusta mi ropa en el día de hoy, bien formal y lo mejor me siento cómoda. A mí no me gusta mucho ponerme vestidos ciento que no va con mi tipo de cuerpo. Es como que necesito siempre algo que marque mi cintura y un vestido para trabajar no lo creo o al menos eso me parece a mí, aunque me esté equivocando.
Salgo de mi departamento rumbo a mi trabajo y como siempre en todo el transcurso me pongo a escuchar música a volumen bajo. Escucho que suena mi teléfono, lo tomo y verifico quién podrá ser a esta hora.
—¡Hola!—respondí poniéndolo en alta voz.
—Buen día mi cafecito—susurra Daniel y de seguro tiene una gran sonrisa. Cómo le gusta verme molesta—. ¿Cómo amaneciste?—pregunta en un bostezo.
—No me llames así, no me gusta. Y estoy bien rumbo al trabajo ¿Y tú?—pregunté muy concentrada en la carretera.
—Me levanté ahora y dije; porque no llamar a Vanesa tengo mucho sin hablar con ella—dijo suspirando.
—No exageres, por favor—murmuré rodando los ojos.
—Si es la verdad. Pero claro tú nunca me crees—reveló como sin nada—. Estaba pensando en darme la vuelta por la empresa así te veo y aprovecho para pasar a saludar—indicó muy emocionado.
—Daniel estás de vacaciones ¿Cómo se te ocurre ir prácticamente todos los días? Piensa un poquito sí—dije lo más obvio y aprovechando de que no hay tanto tráfico.
—Eso no importa mujer. Voy por ti a comer y no acepto un no como respuesta mi chula—dice y cuelga el teléfono.
No me queda más que respirar profundo y continuar manejando para llegar temprano a la empresa.
No me desagrada la idea de que Daniel esté últimamente muy cerca de mí al contrario siempre es grato tener amistades así de locas y ocurrentes. Pero a veces pienso que las mayorías de las cosas que dice son ciertas en gran parte sobre mí. Pero bueno, eso es cosa de una linda amistad ¿No?
Entro al garaje de la empresa y antes de entrar verifico que todo esté bien con mi atuendo pero también que no se me quedé nada importante en el auto porque a veces suelo olvidar muchas cosas y me daría mucha pereza volver de nuevo para acá. Prosigo mi camino con un tanto de rapidez.
Directamente saludo a varias personas que están también en sus puestos de trabajo y continúo mi camino hacia el ascensor más cercano para dirigirme a mi oficina. Le doy gracias a Dios que Eduardo no esté por estos lados porque así estoy más calmada y lo más importante concentrada en lo mío que es trabajar, trabajar y trabajar.
Entro a mi oficina y de seguido Karen entra justo conmigo.
—¿El señor no ha llegado?—le pregunté enseguida y dejando mis pertenencias aún lado del escritorio.
—Sí, está desde muy temprano trabajando pero fue por un café—respondió sonriente—. ¿Necesitas algo? Decirte que las hermanas del jefe vienen para hablar contigo sobre las distribuciones del café y todo lo relacionado con ello—me explica y me pasa unos folders con varias hojas dentro.
—Perfecto eso le iba a preguntar a él. Gracias—dije respirando profundo y leyendo lo que me había pasado anteriormente.
—Como ya tengo conocimiento sobre eso pues te eche una mano hay e hice un pequeño diagrama con las distribuciones principales... Sólo tienen que ver cuáles de ellos quieren confirmar el producto—agregó tomando asiento.
—Mucho mejor, entonces yo me encargo de llamar a todas las sucursales para preguntarles directamente—respondí muy atenta—. Sabes, eres la mejor compañera. Tú y yo nos vamos a llevar de maravilla—murmuré en un apretón de manos.
De repente mi querido jefe entra sin tocar la puerta, cómo todo él. Nos mira confundido pero no quita su mirada de mí.
—Señorita Solano le recuerdo que es muy temprano para que esté estableciendo conversaciones con Rodríguez. Porque me imagino que no es de trabajo—dice con total autoridad pero claro si es el jefe de los jefes ¿No?
Ya empezamos, es una de las cosas que más detesto en el área de trabajo esas suposiciones.
—Disculpe señor pero antes de entrar tiene que tocar la puerta—confieso mirándolo directamente—. Y si no se había fijado estamos conversando de trabajo ¿Necesito algo?—finalice de los más cordial posible.
Él me mira bastante sorprendido y cruza sus brazos sin aún decir nada. Mientras Karen está en la silla con los ojos abiertos de par en par es más que decir lo asombrada que está.
Estoy segurísima que no me ha dicho nada porque Karen está aquí, ni me quiero imaginar la verdad.
—¿No necesita nada señor?—vuelvo y le pregunto ordenando los documentos que me había pasado Karen para tratar de calmar mis nervios.
Sin embargo mi amado jefe sólo asiente con la cabeza y esposando una gran sonrisa como de burla o desafiante. Todo de él me confunde.
—Perdone señor pero Vanesa no quiso decir eso. Le pedimos una disculpa y no se va a volver a repetir—interfiere Karen respirando profundo y mirándome directamente con los ojos abiertos.
¡Qué cobarde! Es obvio que soy la única perjudicada y miren estoy aquí hablando hasta por los codos.
—Yo no tengo porque disculparme ¿O sí? Así como usted exige que se cumplan las reglas pues yo le pido que cumpla las mías dentro de mi área de trabajo—expuse muy segura—. ¿No es así señor Lara?—pregunté directamente y recalcando la palabra señor recordando la otra vez lo que pasó.
Las cosas claras a tiempo resuelven muchas discusiones. Pero creo que él no lo está tomando nada serio el tema porque continúa con su estúpida y hermosa sonrisa. ¿Ahora soy payasa o qué? Es que a veces pienso que es tan infantil.
—Señorita Solano a su oficina...—es lo único que dice mi jefe y sin despegar su contacto visual de mí.
Ahora creo que estoy en un grave problema estoy segura que está muy enojado se ve en sus faciales. ¿Qué hago ahora? Eso me pasa por estúpida y confiada.
Karen va hacia la puerta y antes de salir pronuncia un suerte por lo bajito. Mientras yo no me queda nada más que respirar profundo y esperar, sólo esperar.
—Ahora quiero que me vuelva a repetir todo lo de ahorita señorita Rodríguez—murmuró caminando muy lentamente hacia mi escritorio.
Sólo puedo tragar saliva... ¡En qué me metí! Solo a mí se me ocurre.
—Muy dispuesta cuando hay más personas he—susurro mirando todo mi cuerpo—. Me dan unas ganas de...—deja lo que iba a decir y solo respira profundo.
¡Ah caray!
Madre mía nada más a mí se me ocurre comentar o mejor desafiar a Eduardo sabiendo yo como está la cosa entre nosotros o bueno como está la cosa conmigo.Y pues nada... Mi jefe salió como siempre acostumbra sin decir nada más y está vez se lo agradecí muchísimo porque no sabría que más decir. Nada más con eso que dijo y yo estaba a punto de desmayar literal, él tiene un porte que cualquiera estaría así en ese momento.No sé cuántos vasos de agua he bebido desde que Eduardo salió de mi oficina, estoy de un lado para el otro.En eso tocan la puerta y enseguida digo un adelante.—¡Estás como loca!—exclama Karen entrando a mi oficina—. No sé ni cómo estás aquí ahora mismo ¿Qué te dijo?—preguntó muy eufórica.—No me dijo nada. Pero tranquila creo que no va a volver a pasar—dije asintiendo muy segura.—Es lo mejor. Venía avisarte que las hermanas de Eduardo ya están aquí ¿Las dejo pasar?—pregunta.—Claro, por favor—comenté revisando que todo esté ordenado.Me muero por conocerlas. Tocan la p
Yo no sé porque me pasa todo esto a mí, sólo quería tener un empleo también pagar mis responsabilidades y uno que otros antojitos pero se me está haciendo muy difícil.Llevo una semana sin hablar absolutamente nada con mi jefe y eso me está desesperando además de que pienso que es muy infantil y demasiado testarudo. Ahora todo lo concerniente al lanzamiento de CaféVane lo tengo que platicar con las hermanas gemelas y con Karen es en realidad que me está excluyendo de mi trabajo principal y estoy segura sólo porque está molesto. Daniel tenía razón, él es un completo idiota y no me importa que sea mi jefe.Ya estoy bastante cansadita como para estar aguantando todo esto. Pero me canse y ahora mismo estoy yendo directo a su oficina para que me explique de una buena vez que es lo que le está pasando conmigo.Tocó la puerta y para mi mala suerte Karen viene detrás de mí.—¿Eduardo te llamó?—pregunta confundida y sin entender nada.—No, no lo ha hecho pero tengo que hablar con el jefe y urg
Han pasado tres días, tres días de angustia, desesperación y de felicidad. Tengo insomnio sólo pienso en el beso que nos dimos, es como que me estoy tomando una taza de café y aparece ese momento, o estoy viendo televisión y hay una escena súper emocionante y hay voy yo imaginando que es Eduardo.Y lo de preocupada es que no me he aparecido en la empresa durante estos tres días, no sé si continuaré allí después de... Quizás estoy siendo un poco paranoica, bueno eso dicen mis amigas. Pero ya es hora de tomar una decisión y creo que hoy es el momento.Es hoy cuando tengo que ir a la oficina y mi ropa consiste como todos los días, una falda tubo, tacones altos y blusa con adornos de flores. ¡Nada sorpréndete, lo sé! Observo mi maquillaje y todo en orden ¡Listo! Ahora a que me despidan con clase.Justo cuando voy abrir la puerta para salir de mi hogar, está Eduardo perfectamente vestido y cómo siempre con su aroma tan varonil. ¡Está divino!—¿Qué hace aquí?—pregunté de inmediato y con los
—¡Rodríguez a mi oficina ya!—grita mi jefe y pareciera que está enojado. Y si me preguntan que hice, no tengo ni idea. Voy de prisa y entró sin tocar. —¿Todo bien con la junta señor?— pregunté para tratar de calmar a la fiera que tengo delante de mí. Mi jefe no me responde y lo que hace es que se acerca lo suficiente a mí. Trato de alejarme pero Eduardo es más listo que yo y coloca sus manos en mi cintura atrayendome hacia él. —¿Señor que hace?—le pregunté un poco preocupada y tratando de soltarme de su agarre. —No siga moviéndose así—susurra aún con sus manos en mi cintura. —Necesito que me suelte y que se comporte—ordené mirándolo a los ojos. Ups, mala idea. Muy mala. ¿Por qué el condenado tiene que mirarme así? —La que me va a escuchar ahora es usted. Y déjeme decirle que no me importa que sea mi auxiliar de publicidad—reveló apartándose de mí y poniéndose a una distancia prudente. Respiro profundo y con dificultad trago saliva fuertemente. Todavía no estoy preparada para
—¿Pero cuando fue que lo supo?—me pregunta Eimy muy emocionada.Prácticamente salí corriendo del trabajo. No me quería topar nuevamente con Eduardo creo que no estaré lista para eso de nuevo. Pero eso si necesitaba hablar con alguien y una de mis amigas enseguida llegó a mi casa.—Creo que desde el primer día y que además había muchísimas coincidencias—comenté bebiendo de mi taza de café. Es sumamente relajante en estas situaciones para mí.—Estás en serios problemas—murmuró sonriente—. Por lo que me has contado es evidente que entre ustedes dos hay química y mucha—responde asintiendo.Sí, es cómo volver a recordar nuestros besos y encuentros... Es que están siempre es mis pensamientos.—Es que yo no puedo permitirme que esto pase a mayores. ¡Mírame a mí! Y míralo a él—exclamé negando varias veces con la cabeza—. Nada de lo que estás pensando puede ser—agregué la verdad triste por la situación que estoy pasando.Porque tengo unas ganas inmensas de estar con él pero, por otro lado sé q
—¿De acuerdo?—pregunta una segunda vez mi jefe.Asiento con la cabeza no muy decidida pero es lo que hay. Desde que entré nada más me está ordenando y tratando de ponerme nerviosa y créanme que siempre lo ha logrado.—Eso está mejor—susurro respirando profundo y ahora si alejándose de mi para lo siguiente arreglar su perfecto y varonil traje—. Lo primero que quería decirle es que quiero todo con usted—reveló con una enorme sonrisa.—¿Qué... Qué está diciendo?—pregunté sin poder creer lo que había escuchado.—Lo que escucho, no la voy a dejar ir—indicó—. Eres lo que yo estaba esperando durante mucho tiempo—murmuró acariciando mi rostro.Es que él es un lindo. Cómo no morir de amor con un hombre como el. Ya yo no puedo ocultar mis sentimientos porque llevo años con esta sensación y quiero ser feliz.—Así que váyase acostumbrando a mi cercanía—dijo por lo bajo.—Creo que eso será lo más difícil...— murmuré mientras tengo mis ojos cerrados disfrutando de sus caricias en mi rostro.Él sin e
Ayer pensé que todo iba a transcurrir fenomenal pero bonita sorpresa me lleve yo con Daniel. Todavía no he podido hablar seriamente con él. Y hoy llegué a la oficina temprano para ir a su área y así conversar a solas sobre lo nuestro, que obviamente sólo tengo con él una linda amistad.Nada más...Saludo a todas las personas que están en recepción sin darles mucha importancia. Y voy directo a dónde se encuentra Daniel.Y para mi suerte está afuera de su oficina.—Daniel ¿Cómo estás?—pregunté a una distancia prudente.Él sin embargo me ignora completamente y entra a su oficina. Evitó rodar los ojos y lo sigo sin pronunciar una sola palabra.—¿Necesita algo del trabajo señorita Rodríguez?—preguntó sentándose y sin mirarme.¡Ay! Cómo me choca que se comporte así conmigo.—Sabes muy bien que vine hablar sobre lo que paso ayer—respondí calmada—. No quiero finalizar nuestra amistad por este malentendido—dije con sinceridad, porque él es de las pocas personas en quién confiar.—Es que hay un
Eduardo y yo no logramos vernos anoche, se disculpó conmigo porque tenía una cena familiar de hecho me invitó pero ya saben mi respuesta. No estoy preparada para eso. Y pues, hoy tampoco pudimos cenar ya que él tenía asuntos de trabajo y yo tenía que salir con mis amigas.Pero no he dejado de pensar en él y menos después de que lo pasó en la oficina. Después que salí de allí sentí una vergüenza no suelo perder la cordura en realidad nunca lo hago pero con Eduardo todo ha sido diferente y me gusta.Voy a mi habitación y observo lo que había comprado que es exclusivamente para Eduardo. Es una lencería muy sexy de color negro, pero no he tenido la oportunidad de enseñársela por una u otra razón. Mi celular suena y leo un mensaje de Eduardo.Eduardo: Hola preciosa. ¿Qué haces?Sonrío cómo una tonta cada vez que me envía esos mensajes.Yo: Salí un rato con mis amigas, pero ya estoy en casa ¿Y qué tal tú cena?Eduardo: Nada interesante... Deseando verte.Y leyendo ese último mensaje se me o