Llegó el día de poder trabajar a fondo con la campaña, estoy ansiosa y mucho más nerviosa. Es que cada vez que lo veo mi nerviosismo es prácticamente inevitable y cuando me mira ¡Eso es lo grande! Es una mirada con intensidad como si quisiera saber algo más allá de todo y sus ojos recorriendo todo mi cuerpo... Es que pensar en ese momento se me pone los pelos de punta.
Pero ya estoy preparada mentalmente y es no dejarme intimidar y ser lo más profesional posible. Y hoy más que nunca mi atuendo es reluciente consiste en una falda de tubo con una camisa marrón clara y un chaleco del mismo color de la falda y por último unos tacones no tan altos, mi maquillaje es siempre bien sencillo y mi cabellera en unas simples ondas ¡Permiso que curvas hay de más! Hasta me envidio de yo misma.
Salgo de mi departamento bien temprano porque dicen por ahí que la puntualidad enamora ¡Na! Sólo es que con todos estos nervios quiero llegar a tiempo.
Ahora se me hizo costumbre que siempre en el camino le rezo a Diosito y lo primero que le pido es que él nunca se dé cuenta de nada, absolutamente nada.
Y ya con el trabajo me estoy haciendo una brillante idea de cómo va a quedar todo es que el café es mi pasión. Y el nombre debe ser perfecto junto con el eslogan eso atrae mucho al consumidor y obviamente garantizar un precio exequible.
¡Ya quiero trabajar! Porque sé que me voy a divertir muchísimo y eso me entusiasma de más. Ya estoy llegando a la empresa donde tengo que acostumbrarme y ver muchas caras constantemente. Y siempre he dicho que para no cansarte de más tienes que vivir el momento con alegría y con un buen aprendizaje.
Ahora el único problemita que tengo es que no sé dónde queda la sala de reuniones, eso debí preguntar ayer pero como ya saben con el personaje que me encontré se me olvidó todo y lo único que quería era salir corriendo literal. Pero no es nada que no se pueda solucionar.
Voy dónde la joven que me atendió por la llamada y la que también he hablado abiertamente.
—Buen día—saludé con una gran sonrisa a la chica.
—Hola señorita ¿En qué le puedo ayudar?—pregunta de inmediato igual sonriendo.
—Sí, he... Para hoy está programada una reunión y no sé dónde dirigirme—confieso un poco apenada—. El señor Lara me explicó dónde iba hacer mi oficina pero no quiero ser imprudente, ¿Y quería saber si alguno de los señores se encuentran?—pregunté mirándola directamente.
—Entiendo, pero no sé preocupe señorita yo le voy a indicar dónde será ahora mismo y los señores todavía no han llegado de seguro hay mucho tráfico—me explica ella muy amable.
Asiento con la cabeza y voy detrás de la chica. Las personas como está joven siempre están en mi lista y sé muy bien que ella está cumpliendo con su trabajo pero siento su sinceridad y es bastante cordial la verdad.
—Aquí va hacer la reunión—dijo y entramos las dos.
Es un área bastante grande y muy bien ordenada. Todo aquí está cómo debe de estar.
—Muchas gracias—murmuré mirando con atención el sitio.
—Puede esperar aquí no hay problema con eso ya usted es parte de esta empresa—agregó un poco emocionada—. Bienvenida—comentó sin más.
—¡Gracias!—exclamé feliz y yendo a darle un fuerte abrazo de esos que te sacan el aire.
Ya es oficial ella será una de mis amigas, es muy buena onda la chica. La sigo abrazando bastante emocionada y con una sonrisa en mi rostro.
—Señorita perdón pero me está faltando un poco el aire—susurra en el abrazo todavía.
—Gracias una nueva vez de verdad, mil gracias—dije separándome—. ¿Cómo te llamas?—le pregunto.
—Karen Solano... Un gusto poder trabajar con usted—dijo respirando profundo.
—Trátame de tú, por favor—respondí asintiendo.
—Está bien—responde—. Que te parece si seguimos hablando en la hora de almuerzo es que deje mi puesto solo y ya sabes cómo es—agrego de prisa.
—Bien, perfecto. Yo voy a buscarte—respondo sin más.
Ella sale guiñando un ojo y en una carcajada la verdad que a cómo van las cosas es mi empleo ideal. Voy hacia una de las sillas que corresponden del grande escritorio y me siento, tomo mi teléfono y verifico que tengo varios mensajes luego les respondo porque ahora tengo que estar bien concentrada.
Observo la hermosa vista que entra por el ventanal y es imposible no poder pensar todo mi proceso que pase para convertirme en la mujer que soy ahora y lo capaz que un ser humano puede ser.
Decido caminar un poco por toda la sala y mirar los cuadros que están en las paredes, me llamo mucho la atención una puerta que está al fondo de la gran sala de reuniones ¿Será un baño? Bueno, no está demás ver y así verifico para cualquier situación. Lo primero que hago es tocar la puerta y no recibo ninguna respuesta y por fin me decido a entrar con cuidado.
Es un espacio muy pequeño y es como una oficina privada donde hay muchas fotografías de Eduardo y su familia pero también tiene algunas cajas y una de ellas me llamo mucho la atención porque tiene como nombre Eduardo universidad.
No debo de meter mis narices dónde no me llaman pero tengo la necesidad de saber que hay en esa caja, voy directo a ella y busco la forma de abrirla pero en eso escucho un leve sonido de una puerta y hay me pregunté yo misma, ¿Por qué soy tan metiche? Ahora probablemente esté en un problema.
—¿Me puede decir que hace usted aquí?—pregunta esa voz, esa bendita persona.
Volteó mi cuerpo para tratar de mirarlo directamente y Dios mío creo que no podré con este hombre la verdad que no, su rostro y cuerpo, hasta la forma de hablar es mi perdición.
—Le hice una pregunta ¿Qué hace aquí? ¿Y con mis cosas personales?—vuelve y me pregunta cruzando sus brazos y mirándome fijamente.
Y me doy cuenta que todavía tengo en mis manos la caja con su nombre ¡Si para estúpida que me busquen a mí! ¿Qué le digo ahora?
Él se acerca a pasos lentos y yo aún en mi estado de nerviosismo y más ahora que lo tengo tan pero tan cerca. Me quita con sutileza la caja sin dejar de mirarme en estos momentos tengo que estar como una tonta.
—No quiero que vuelva a entrar aquí y sin mí autorización menos ¿Entendido?—preguntó a centímetros de mi rostro.
Asiento de prisa y sin pronunciar una sola palabra ¡Me va a dar algo! ¡Ahora sí es verdad!
—Bien, cuando se decida en hablar con gusto podemos salir—murmuró dándome una leve mirada a todo mi cuerpo.
¡Magnífico Vanesa! Ahora él pensará que soy una idiota ni más ni menos. Respiro profundo y evitó mirarlo.
—Perdón, pero déjeme decirle que sus cosas personales deberían estar en su casa y no en el lugar de trabajo— confieso pasando muy cerca de él y llegando a la puerta.
—¡Por fin se dignó hablar!—exclama con burla en su tono de voz—. Pero siempre ha tenido la razón y no tengo nada que decir sobre eso—responde suspirando y sin ningún pudor mirándome.
¿Qué dijo? Es que esto cada vez se está complicando entre nosotros se ve que sigue igual de bromista.
—Con permiso—respondo ignorando lo que acaba de decir.
Él asiente sin más aún con sus brazos cruzados.
—Claro puede, yo aquí la observo—murmura pensativo pero llegué a escuchar todo antes de salir.
Ya cuando salí voy de prisa y me siento para tratar de respirar profundo, cierro mis ojos y coloco mis manos en mi frente. ¿¡Por qué!? A él le divierte todo mientras yo me moría de los nervios.
(...)
—Hijo entonces, ¿Cuál va hacer el nombre?—pregunta el señor Emilio muy atento.
Y así hemos pasado la reunión en constantes pregunta acerca del proyecto y con Eduardo con sus miradas con intensidad he igual de intimidante y pues yo siendo lo más profesional posible. Y es que desde que pasó ese pequeño encuentro no me puedo concentrar.
—El nombre es un factor muy importante y por eso estuve pensando en CaféVane—reveló con una pequeña sonrisa y mirándome fijamente.
¿Y por qué ese nombre? Ahora sí que no entiendo nada. Todos en la sala nos miramos confundidos y sin entender el porqué del nombre.
—¿Y a qué viene ese nombre?—pregunto ahora sí mirándolo—. Porque digo, pensaba que pues quería un nombre más comercial—confieso sin más.
—¿No sabe usted a qué viene ese nombre?—me preguntó directamente y con una pequeña sonrisa.
¡Este hombre! ¿Cómo sabré yo eso? Si estoy más que confundida, niego con la cabeza pensativa y aun mirándolo.
—Si nos haría el favor de explicarnos con gusto comprendemos—murmuré sin más.
—Si hijo, anda coméntanos un poco—dijo el padre de Eduardo muy emocionado.
—Es un nombre que lo llevo pensando mucho tiempo y es muy especial porque fue mi inspiración con este proyecto—expresó aún con su mirada en mí.
¿Por qué hace eso? Está tratando de volverme a intimidar y no se lo voy a permitir, claro que no.
—Y ya por favor. Es una decisión tomada y espero que me puedan entender—responde respirando profundo y un poco nervioso se podría decir.
—Entendimos perfectamente es como un acto de agradecimiento y de verdad se aprecia mucho—agregué asintiendo.
Eduardo cada vez me sorprende más, es que ponerle un nombre a tu primer producto y que además muchas personas saben lo importante que es la familia Lara. Es de admirar. Esa persona debería sentirse muy agradecida la verdad.
Cuando salimos de la junta ahora sí me dirijo a mi oficina junto con Eduardo que prácticamente es la misma porque nos divide una puerta. Caminamos en silencio que para mí se está volviendo súper incómodo cuando entramos al elevador.Ambos nos miramos en el pequeño espacio pero ninguno dice nada aún. Y yo de mi parte no diré nada porque cada vez que hablo solo digo estupideces y más cuando estoy con él.—¿Hoy tampoco dirá nada?—preguntó evitando mirarme.—¿Y qué tendría que decirle señor?—pregunté cruzando mis brazos por debajo de mis pechos.Él sin embargo se acerca a pasos lentos a mí sin perder nuestro contacto visual y yo más nerviosa de lo normal ¿Por qué es tan lindo? Pero no me dejo y camino unos pasos hacia atrás hasta que choco con una de las paredes del elevador.—¿Qué va hacer?—le pregunto respirando profundo sin saber que hacer justo ahora.—¿Qué usted quiere que haga?—me pregunta en un susurro y a centímetros de mi cuerpo.Puedo sentir un calor inmenso por todo mi cuerpo c
Otro día más de ir a mi empleo, en fin me levanto como siempre temprano a la misma hora. No suelo poner alarmas para que me despierte es como que ya el cuerpo se acostumbra.Ayer fue un día que nunca olvidaré en mi vida, pase uno de los momentos diría yo más vergonzosos aunque siempre he tenido pero el de ayer superó hasta mis propios expectativas. Comprendí que va hacer más difícil trabajar con Eduardo no sé si lo que dijo ayer fue de broma o es la verdad, el asunto aquí es que se me está haciendo demasiado difícil comprenderlo.Pero bueno hoy mi atuendo consiente nuevamente en una falda tubo un poco ajustada con una blusa de color rosa clara y unas zapatillas de tacón alto negra. Me veo en el espejo y me gusta mi ropa en el día de hoy, bien formal y lo mejor me siento cómoda. A mí no me gusta mucho ponerme vestidos ciento que no va con mi tipo de cuerpo. Es como que necesito siempre algo que marque mi cintura y un vestido para trabajar no lo creo o al menos eso me parece a mí, aunqu
Madre mía nada más a mí se me ocurre comentar o mejor desafiar a Eduardo sabiendo yo como está la cosa entre nosotros o bueno como está la cosa conmigo.Y pues nada... Mi jefe salió como siempre acostumbra sin decir nada más y está vez se lo agradecí muchísimo porque no sabría que más decir. Nada más con eso que dijo y yo estaba a punto de desmayar literal, él tiene un porte que cualquiera estaría así en ese momento.No sé cuántos vasos de agua he bebido desde que Eduardo salió de mi oficina, estoy de un lado para el otro.En eso tocan la puerta y enseguida digo un adelante.—¡Estás como loca!—exclama Karen entrando a mi oficina—. No sé ni cómo estás aquí ahora mismo ¿Qué te dijo?—preguntó muy eufórica.—No me dijo nada. Pero tranquila creo que no va a volver a pasar—dije asintiendo muy segura.—Es lo mejor. Venía avisarte que las hermanas de Eduardo ya están aquí ¿Las dejo pasar?—pregunta.—Claro, por favor—comenté revisando que todo esté ordenado.Me muero por conocerlas. Tocan la p
Yo no sé porque me pasa todo esto a mí, sólo quería tener un empleo también pagar mis responsabilidades y uno que otros antojitos pero se me está haciendo muy difícil.Llevo una semana sin hablar absolutamente nada con mi jefe y eso me está desesperando además de que pienso que es muy infantil y demasiado testarudo. Ahora todo lo concerniente al lanzamiento de CaféVane lo tengo que platicar con las hermanas gemelas y con Karen es en realidad que me está excluyendo de mi trabajo principal y estoy segura sólo porque está molesto. Daniel tenía razón, él es un completo idiota y no me importa que sea mi jefe.Ya estoy bastante cansadita como para estar aguantando todo esto. Pero me canse y ahora mismo estoy yendo directo a su oficina para que me explique de una buena vez que es lo que le está pasando conmigo.Tocó la puerta y para mi mala suerte Karen viene detrás de mí.—¿Eduardo te llamó?—pregunta confundida y sin entender nada.—No, no lo ha hecho pero tengo que hablar con el jefe y urg
Han pasado tres días, tres días de angustia, desesperación y de felicidad. Tengo insomnio sólo pienso en el beso que nos dimos, es como que me estoy tomando una taza de café y aparece ese momento, o estoy viendo televisión y hay una escena súper emocionante y hay voy yo imaginando que es Eduardo.Y lo de preocupada es que no me he aparecido en la empresa durante estos tres días, no sé si continuaré allí después de... Quizás estoy siendo un poco paranoica, bueno eso dicen mis amigas. Pero ya es hora de tomar una decisión y creo que hoy es el momento.Es hoy cuando tengo que ir a la oficina y mi ropa consiste como todos los días, una falda tubo, tacones altos y blusa con adornos de flores. ¡Nada sorpréndete, lo sé! Observo mi maquillaje y todo en orden ¡Listo! Ahora a que me despidan con clase.Justo cuando voy abrir la puerta para salir de mi hogar, está Eduardo perfectamente vestido y cómo siempre con su aroma tan varonil. ¡Está divino!—¿Qué hace aquí?—pregunté de inmediato y con los
—¡Rodríguez a mi oficina ya!—grita mi jefe y pareciera que está enojado. Y si me preguntan que hice, no tengo ni idea. Voy de prisa y entró sin tocar. —¿Todo bien con la junta señor?— pregunté para tratar de calmar a la fiera que tengo delante de mí. Mi jefe no me responde y lo que hace es que se acerca lo suficiente a mí. Trato de alejarme pero Eduardo es más listo que yo y coloca sus manos en mi cintura atrayendome hacia él. —¿Señor que hace?—le pregunté un poco preocupada y tratando de soltarme de su agarre. —No siga moviéndose así—susurra aún con sus manos en mi cintura. —Necesito que me suelte y que se comporte—ordené mirándolo a los ojos. Ups, mala idea. Muy mala. ¿Por qué el condenado tiene que mirarme así? —La que me va a escuchar ahora es usted. Y déjeme decirle que no me importa que sea mi auxiliar de publicidad—reveló apartándose de mí y poniéndose a una distancia prudente. Respiro profundo y con dificultad trago saliva fuertemente. Todavía no estoy preparada para
—¿Pero cuando fue que lo supo?—me pregunta Eimy muy emocionada.Prácticamente salí corriendo del trabajo. No me quería topar nuevamente con Eduardo creo que no estaré lista para eso de nuevo. Pero eso si necesitaba hablar con alguien y una de mis amigas enseguida llegó a mi casa.—Creo que desde el primer día y que además había muchísimas coincidencias—comenté bebiendo de mi taza de café. Es sumamente relajante en estas situaciones para mí.—Estás en serios problemas—murmuró sonriente—. Por lo que me has contado es evidente que entre ustedes dos hay química y mucha—responde asintiendo.Sí, es cómo volver a recordar nuestros besos y encuentros... Es que están siempre es mis pensamientos.—Es que yo no puedo permitirme que esto pase a mayores. ¡Mírame a mí! Y míralo a él—exclamé negando varias veces con la cabeza—. Nada de lo que estás pensando puede ser—agregué la verdad triste por la situación que estoy pasando.Porque tengo unas ganas inmensas de estar con él pero, por otro lado sé q
—¿De acuerdo?—pregunta una segunda vez mi jefe.Asiento con la cabeza no muy decidida pero es lo que hay. Desde que entré nada más me está ordenando y tratando de ponerme nerviosa y créanme que siempre lo ha logrado.—Eso está mejor—susurro respirando profundo y ahora si alejándose de mi para lo siguiente arreglar su perfecto y varonil traje—. Lo primero que quería decirle es que quiero todo con usted—reveló con una enorme sonrisa.—¿Qué... Qué está diciendo?—pregunté sin poder creer lo que había escuchado.—Lo que escucho, no la voy a dejar ir—indicó—. Eres lo que yo estaba esperando durante mucho tiempo—murmuró acariciando mi rostro.Es que él es un lindo. Cómo no morir de amor con un hombre como el. Ya yo no puedo ocultar mis sentimientos porque llevo años con esta sensación y quiero ser feliz.—Así que váyase acostumbrando a mi cercanía—dijo por lo bajo.—Creo que eso será lo más difícil...— murmuré mientras tengo mis ojos cerrados disfrutando de sus caricias en mi rostro.Él sin e