—Tome. Léalo cuando este en casa —anunció con una amplia sonrisa.
Se puso en pie y observó con anhelo al sol que ya se había ocultado. El hermoso cielo diáfano y rosado, permanecía aún con los destellos amarillos y naranjas del crepúsculo. Se mezclaban pintorescamente con el pálido rosa que hacía un lindo contraste con el blanco de las nubes. Ya se podía notar con ligereza la conjugación de tonos púrpuras y oscuros de la noche que se avecinaba.
—Comienza a anochecer —indicó Aldrich en un pesado suspiro—. La acompañaré a casa —añadió tomando su mano para ayudarla a incorporarse. Esos fueron segundos mágicos. El suave roce de sus manos que encajaban dulcemente bien y sus miradas conectadas que delataban las sensaciones que recorrían sus cuerpos. Ambos parecieron disfruta
De vuelta en su habitación, Mina cerró de un golpe su puerta y se dejó caer fastidiada en la cama. Permanecía atónita y con el cuerpo ardiendo. Aparentemente se había vuelto sin intención alguna, más cercana a Yi Zhou y comenzaba a sentirse cada vez más confundida con las actitudes de él: le consultaba antes de tomar alguna decisión importante. Se preocupaba por ella. La invitaba a salir. Le compraba comida y siempre hacia un esfuerzo por hacerla sonreír. Aunque la mayoría del tiempo fracasaba, no se rendía. Además, de ser muy apasionado con cuando ella se escurría a su habitación.Había sido muy extraño lo de hace un rato. Ella solo se había acercado para golpearlo y el acabó abrazándola. «¿Qué clase de persona normal hace eso?» No lo comprendía. Aun así, un
Bettina se acercó a Mina con una sonrisa y no pregunto sobre esas chicas, solo dijo: “Se que debí buscarte hace muchos años y decir “lo siento”. ¿Sabes? En realidad, nunca fue mi intención lastimarte, ella me manipuló. ¿Podríamos ser amigas una vez más?” Por alguna razón, Mina aceptó. Fue extraño. Tal vez lo que la impulsó a cometer ese delito en primera instancia, había sido la idea de recuperar a su amiga de la infancia. No, esa no era la razón. Tenía muy en claro cuál había sido; venganza y satisfacción.El discurso de aquella noche comenzó a reproducirse en su cabeza. Escuchaba claramente sus propias palabras, su risa y sus jadeos. «Últimamente he estado muy aburrida y eso me ha dado la oportunidad de recordar que pronto comenzaré una nueva carrera musical, en la cual tú
Las personas continuaban bailando y bebiendo animados por la voz de The Weeknd: “No puedo sentir mi cara cuando estoy contigo, pero me encanta, me encanta”. Literalmente Mina no podía sentir su cara por tanto alcohol en su sistema. Se reía sola y aún no estaba embriagada. «Déjame informarte que vas a tener que sentirla para hablar, Mina. Si prestas un poco de atención a las personas, observarás como Aldrich se está acercando a ti». Expuso la voz de su cabeza que de cierto modo le recordaba a la regañona Sonn. Al tiempo en que asimilaba aquellas indicaciones, Aldrich tocó su hombro. Se veía excepcionalmente atractivo bajo los focos coloridos, vestido con ropa negra y una expresión taciturna.—¡Oh! Pero si es mi vecino el acosador —dijo con una risita divertida. Su expresión era de picardía y su voz sumamente relajada &i
—Mina —dijo Yi Zhou mientras cerraba la puerta de la casa a su espalda. Ella se volvió hacia él y lo observó desde lo alto de las escaleras, con los tacones en la mano y una mirada intensa—. ¿Quién era ese chico que estuvo hablando contigo en la fiesta?—¿Cuál de tantos, Yi Zhou?—Sabes bien de quien te estoy hablando. No te hagas la tonta —afirmó con voz muy seria y una expresión que reflejaba su enojo interno—. ¿Por qué ese chico te susurraba cosas al oído?—¿Eso que te importa? —replicó Mina observándolo juguetona. Se volvió y continuó subiendo los escalones.—¡Estoy hablando contigo, Mina!—Pero, yo no.Yi Zhou la siguió escaleras arriba y cuando llegó a ella la tomó por los brazos y la estampó en la pared. Estaba irritado
—¡¿Está seguro que desea hacer esto, mi señor?! —exclamó Baham, observando preocupado en todas direcciones—. ¡¿Tiene en cuenta que podría morir?! La infame ráfaga de viento agitaba todo objeto sobresaliente del suelo, azotando con fuerza los árboles y produciendo un estruendoso sonido. —¡Estoy dispuesto a tomar el riesgo por el bien de la ciencia! —afirmó Axel, volviéndose hacia el señor Baham al tiempo que se adentraba en la curiosa máquina. Las gotas de sudor resbalaban lentamente sobre su frente. Su corazón palpitaba azoradamente y su apretada sonrisa, ocultaba la sensación de ansiedad presente en su garganta. Nadie más que él tenía en claro que su vida podía acabar en ese instante, sin embargo, anhelaba ese momento como ningún otro. Axel Joll era mejor conocido por ser el príncipe heredero de un reino llamado Midzan y el segundo al mando de las tropas reales. Su tenaz y competitiva actitud en el ámbito intelectual y militar, lo conv
El aparato se esfumó en medio de una luz cegadora, dejando un camino de llamas azules, que también se extinguieron un par de segundos más tarde. No había rastro ni evidencia que demostrara que Axel Joll o la máquina, hubiesen estado en aquel lugar. Baham se encontraba pensativo, no tenía la certeza de que habría ocurrido con su alteza, pero de lo que si estaba seguro, era que, si el joven Axel Joll no regresaba para el amanecer, su vida sería tomada sin piedad alguna. Le juzgarían de traidor, lo encerrarían, a diario lo torturarían y finalmente le cortarían la cabeza. Por favor, no falle mi señor. Pensó mientras seguía a toda prisa el sendero que lo conduciría a la residencia de su alteza. Cort Después de la explosión de partículas, el palanquín ingresó en el universo cuántico. Viajando por brumas ocres e infinitos agujeros purpúreos. Dentro, Axel permanecía con los ojos cerrados, tomando con manos temblorosas la palanca a su lado derecho. Toda la maquina se
Axel Joll entró en completa desesperación. No comprendía donde estaba ni que estaba ocurriendo. Azorado, prosiguió. —He tratado de ser paciente y amistoso, no obstante, usted no para de llamarme Aldrich Grape, cuyo nombre nunca había oído. Eso, sin mencionar que no ha contestado lo que ya os preguntado —expuso Axel en un intento de permanecer calmado, sin embargo, comenzaba a frustrarse, estallando así en un alto estado de histeria—. ¡Mi nombre es Axel Joll y exijo que me sea devuelta mi máquina! Se levantó de la cama y se acercó al doctor Schulze, tomándolo del cuello de su bata. —¡¿Qué año es este?! —inquirió alterado—. ¡Dígame de inmediato sino desea ser ejecutado cuando salga nuevamente el sol! —Señor Grape, acuéstese nuevamente. Su cuerpo no está preparado aun para que retome el movimiento —El doctor Schulze trataba de tranquilizarlo, pero era inútil, solo lograba que se alterara más y más. —¡Aldrich siéntate de inmediato en esa cama! —o
La semana concluyó y fue dado de alta una tarde soleada. Axel salió de la pequeña habitación, siendo esta el único territorio que conocía desde su llegada. Su mirada se fijaba en aquellos objetos fascinantes para su vista, los pasillos, ascensores, pinturas, personas, plantas, iluminación, muebles y pisos. Todo era sumamente extraño y extraordinario. En varias ocasiones se desvió́ del camino que debía seguir solo para acercarse a las ventanas y observar con atención y detenimiento los enormes edificios que se alzaban desde el suelo, con luces y diferentes diseños arquitectónicos. —¡¿Qué es eso?! —preguntó con tono exagerado a una de las enfermeras, al tiempo que retrocedía dos pasos y casi caía al suelo, al ver que un avión volaba en el cielo—. ¿Qué clase de ave se supone que es? Los pacientes y doctores lo ignoraron. Axel aclaró su garganta e hizo un intento por actuar normal, mientras que era tomado del brazo por los guardaespaldas. —¿Qué tenéis en la cara?