CÁLIDO VERANO 4

Estas cuatro palabras fueron pronunciadas en más de una ocasión durante el transcurso de las tres semanas continuas. “Buenas noches, joven Aldrich”. “Buenas noches, señorita Hoffman”. Sus tropiezos resultaron ser frecuentes, generalmente de manera ocasional. Los sentimientos de Aldrich se arraigaron, al punto de olvidar su objetivo. Su misión de regresar al pasado comenzaba a prolongarse intencionalmente. Los ataques de histeria y las punzadas ardientes en su pecho, no habían vuelto a hacerse presente, lo que para él significaba poder permanecer un corto lapso del tiempo en el futuro. No era consciente de las consecuencias que podría acarrear su precipitada e inmadura decisión.

En alguna parada de autobuses de Ulm, Mark y Aldrich aguardaban pacientemente la llegada de Carsten, quien traería las identificaciones y documentos falsificados delictuosamente por él. Estos les valdrían
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