El aire en el Otro Lado se tensó, cargado con una energía que se sentía como una advertencia. Lía observó cómo la sombra en la distancia se movía con una rapidez antinatural, acercándose cada vez más. Su forma no era clara, pero había algo en ella que provocaba un instinto primario de huir.
—Einar… —repitió Lía, su voz temblando, mientras retrocedía instintivamente.
Einar se levantó lentamente, su mirada fija en la sombra. Sus músculos se tensaron, listos para el combate.
—No te alejes del punto de anclaje —dijo con calma, aunque había una seriedad en su voz que Lía no pudo ignorar—. Si dejamos que nos saque de aquí, no podremos regresar.
—¿Qué es eso? —preguntó Lía, sin apartar la vista de la silueta que se acercaba.
—Un Cazador de Sombras —respondió Einar, con los ojos entrecerrados—. Son guardianes del Otro Lado. No permiten que nadie salga sin pagar un precio.
Lía tragó saliva.
—¿Y cuál es el precio?
Einar no respondió de inmediato. En cambio, extendió una mano hacia ella.
—No lo sabremos, porque no vamos a dejar que nos alcance.
Lía dudó solo un instante antes de tomar su mano. Sentir su firmeza le dio una seguridad que no esperaba, como si estuvieran conectados por algo más que la necesidad de sobrevivir.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó, intentando mantener la calma.
Einar observó la sombra que se acercaba rápidamente. Sus ojos dorados parecían brillar aún más en la penumbra.
—Prepara el portal. Yo me ocuparé de él.
—¿Qué? No, no puedes enfrentarlo solo —protestó Lía, con el miedo evidente en su voz.
Einar esbozó una sonrisa apenas perceptible.
—No estaré solo. Este lugar también responde a ti. Confía en eso.
Antes de que pudiera responder, Einar la soltó y avanzó hacia la sombra que se cernía sobre ellos. Lía lo observó con el corazón acelerado, sintiéndose impotente. Pero no podía quedarse paralizada. Recordó sus palabras: "Este lugar responde a la voluntad."
Respiró hondo y volvió a arrodillarse junto al cristal oscuro. Colocó las manos sobre la superficie fría y cerró los ojos. Sentía la vibración bajo sus palmas, una energía latente que parecía aguardarla.
—Vamos… abre… —susurró, concentrándose en la luz que había sentido antes.
Detrás de ella, Einar se plantó firme frente al Cazador de Sombras. Ahora que estaba más cerca, Lía pudo distinguir su forma: una criatura alta y delgada, envuelta en una capa de sombras que parecía moverse con vida propia. Sus ojos brillaban con un rojo intenso, y de su boca salían gruñidos bajos y amenazantes.
—Este no es tu territorio —dijo Einar, con voz firme—. Déjanos pasar.
El Cazador no respondió con palabras, sino con un rugido que resonó en toda la llanura. Las sombras alrededor de su cuerpo se agitaron, alargando extremidades afiladas como cuchillas.
Einar no retrocedió.
—Bien. Haremos esto a tu manera.
Con un movimiento rápido, Einar se transformó. Su cuerpo se alargó, sus músculos se tensaron, y su piel se cubrió de un pelaje gris oscuro. En segundos, donde antes estaba el hombre, ahora se erguía un lobo imponente, con ojos dorados que destellaban con ferocidad.
Lía abrió los ojos justo a tiempo para ver la transformación. Su aliento se quedó atrapado en su garganta. Sabía que Einar no era humano, pero verlo en su forma lupina era algo completamente diferente.
El Cazador atacó primero, lanzándose con una velocidad increíble. Einar esquivó el golpe con agilidad, girando sobre sus patas y lanzando un zarpazo que hizo retroceder a la criatura. Las sombras parecieron dispersarse momentáneamente, pero se reunieron de nuevo, como si la criatura no pudiera ser herida.
—¡Einar! —gritó Lía, mientras el lobo volvía a esquivar otro ataque.
—¡Sigue trabajando en el portal! —le respondió con un gruñido, sin apartar la mirada del enemigo.
Lía volvió a concentrarse en el cristal. La luz bajo sus manos parpadeaba, pero no era suficiente. Necesitaba más. Recordó las palabras de Einar: "Este lugar responde a ti."
—Está bien… vamos… responde… —murmuró, apretando los dientes.
Cerró los ojos de nuevo y se concentró en su interior, buscando esa conexión que parecía estar justo fuera de su alcance. La vibración en el suelo se intensificó, como si algo despertara bajo la superficie.
—¡Funciona! —se dijo a sí misma, sintiendo una chispa de esperanza.
Mientras tanto, Einar y el Cazador seguían en combate. Cada ataque del Cazador era rápido y letal, pero Einar lo enfrentaba con una combinación de fuerza y astucia. Cada movimiento era calculado, cada golpe dirigido a mantener a la criatura alejada de Lía.
Pero el Cazador no era fácil de derrotar. Con un movimiento rápido, extendió una de sus extremidades como una lanza de sombra y alcanzó a Einar en el costado. El lobo gruñó de dolor, retrocediendo unos pasos.
—¡No! —Lía abrió los ojos, viendo la herida en el costado de Einar.
La criatura avanzó, aprovechando la ventaja. Pero Einar no se rindió. Con un último esfuerzo, se lanzó hacia adelante, clavando sus colmillos en el brazo del Cazador. Las sombras se agitaron violentamente, y un rugido de dolor llenó el aire.
—¡Ahora, Lía! —gritó Einar con todas sus fuerzas.
Lía sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo. La luz bajo sus manos se intensificó, y el cristal comenzó a brillar con fuerza. Un zumbido resonó en el aire, y una grieta de luz se abrió frente a ella.
—¡El portal! —susurró, casi sin creerlo.
La grieta se expandió, formando un vórtice de luz azul y blanca que parecía tirar de todo a su alrededor.
—¡Einar, ven! —gritó Lía, extendiendo una mano hacia él.
Einar soltó al Cazador y corrió hacia ella, su forma lupina moviéndose con rapidez a pesar de la herida. El Cazador, debilitado pero no derrotado, intentó seguirlos, pero el vórtice ya estaba cerrándose.
Einar llegó al portal y se transformó de nuevo en humano justo antes de tomar la mano de Lía.
—¡Ahora! —dijo, y juntos saltaron al portal.
El vórtice se cerró tras ellos, dejando al Cazador de Sombras en el Otro Lado, rugiendo de frustración.
El salto fue como caer de nuevo al vacío, pero esta vez, Lía sintió algo diferente. La conexión que había sentido antes se mantenía, como si el Otro Lado no quisiera dejarla ir.
Finalmente, sus pies tocaron el suelo. El aire era frío, pero familiar. Abrió los ojos y vio que estaban de vuelta en el bosque, en el mismo lugar donde todo había comenzado.
—Lo logramos… —susurró, casi sin creerlo.
Einar, todavía sujetando su mano, asintió con una leve sonrisa.
—Por ahora.
Lía lo miró, confusa.
—¿Por ahora?
Einar miró alrededor, sus ojos dorados atentos a cada detalle.
—El portal respondió a ti, Lía. Eso significa que ya no eres una simple humana. Ahora eres parte de esto, y el Otro Lado… no olvidará tu presencia.
Lía sintió un escalofrío.
—¿Qué significa eso?
Einar la miró fijamente.
—Significa que la caza no ha terminado. Apenas ha comenzado.
El bosque estaba en calma, demasiado en calma. Ni el susurro del viento entre las hojas ni el canto de los pájaros rompían el silencio opresivo que envolvía a Lía y Einar. Apenas habían pasado unos minutos desde que atravesaron el portal, pero el aire a su alrededor ya parecía cargado de algo ominoso, como si el Otro Lado hubiera dejado una marca imborrable en ellos.—¿Dónde estamos exactamente? —preguntó Lía, tratando de controlar la ansiedad que crecía en su pecho.Einar inspeccionó el área con cautela. Sus ojos dorados brillaban bajo la tenue luz que atravesaba las ramas altas.—De vuelta en nuestro mundo. Pero no estamos solos. —Su voz era grave, y cada palabra parecía cargada de advertencia.Lía frunció el ceño.—¿Qué quieres decir con que no estamos solos?Einar no respondió de inmediato. En cambio, cerró los ojos y respiró hondo, concentrándose en algo que Lía no podía ver ni oír. Después de unos segundos, abrió los ojos.—Nos siguieron.Lía sintió que el estómago se le encogía
La cabaña, hasta hace unos minutos un refugio seguro, ahora parecía un ataúd de madera y piedra. Las paredes crujían como si algo antiguo y oscuro presionara desde fuera, intentando entrar. Lía sintió la opresión del aire, como si el mismo bosque estuviera conteniendo el aliento.—¿Cuántos son? —preguntó Einar al hombre herido que acababa de entrar.El extraño, jadeando, apenas podía sostenerse en pie. Fenrir lo ayudó a sentarse junto al fuego, pero la mirada en sus ojos dejaba claro que la seguridad no duraría.—Son… demasiados. —Su voz estaba rota, como si hubiera corrido días enteros para llegar hasta allí—. Están cerca. Cazadores… y algo más. Algo que nunca antes había visto.Fenrir se agachó a su lado, sus ojos dorados analizando cada gesto.—¿Algo más? —preguntó con gravedad.El hombre asintió, temblando.—Una criatura… diferente. No es humana ni lobo. Es… sombra pura.Lía sintió un escalofrío recorrerle la espalda.—¿Sombra pura? —susurró, temiendo la respuesta.—Una aberración
Lía respiraba entrecortadamente mientras observaba a Freya, la mujer que había emergido de las sombras para salvarla. Había algo inquietante en ella: sus ojos azules resplandecían con una intensidad casi sobrenatural, y su presencia emanaba una fuerza que Lía no podía comprender del todo. La luna, alta en el cielo, iluminaba el filo de la espada que Freya sostenía con firmeza.—¿Protección? —Lía se incorporó lentamente, sin apartar la mirada de la recién llegada—. ¿Por qué? ¿Quién eres en realidad?Freya le tendió una mano, ayudándola a levantarse del suelo cubierto de hojas.—Soy más de lo que parezco, pero eso ahora no importa. Lo que importa es que tú estás en peligro, y ese peligro no se detendrá hasta que te encuentren. Debemos seguir adelante antes de que lleguen más Cazadores.Lía dudó por un momento, pero la urgencia en los ojos de Freya la empujó a moverse. Se apartaron del claro, internándose en el bosque. A cada paso, Lía sentía cómo el aire se volvía más denso, como si el
El altar en el centro del claro vibraba con una energía antigua. Las runas brillaban con más fuerza mientras Lía se acercaba, como si reconocieran su presencia. La brisa nocturna se tornó densa, cargada de una tensión que se filtraba en el aire. Freya y Kael permanecían a su lado, uno con la mirada alerta y la otra con una expresión de cautela.—¿Qué debo hacer exactamente? —preguntó Lía, sintiendo el peso de su decisión como una losa sobre sus hombros.Kael, con los ojos dorados fijos en las runas, respondió con voz grave:—El Umbral es una puerta entre ambos mundos, pero no es un paso sencillo. Debes ofrecer algo a cambio… un sacrificio.Lía frunció el ceño, su corazón acelerándose.—¿Sacrificio? No mencionaste eso antes.Freya dio un paso adelante, colocando una mano firme sobre el brazo de Lía.—Cuidado. No confíes completamente en lo que dice. —Sus ojos se clavaron en Kael con una advertencia velada—. Él tiene secretos que aún no ha revelado.Kael mantuvo la calma, aunque una som
El aire en el Otro Lado era denso y vibrante, como si estuviera cargado de una energía antigua que susurraba secretos olvidados. Lía sentía cada uno de esos susurros recorrer su piel, una sensación extraña que le erizaba la nuca mientras seguía a Kael por un sendero estrecho, flanqueado por árboles cuyas ramas parecían extenderse hacia ellos como si tuvieran vida propia.—¿Adónde vamos? —preguntó Lía, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente inquietud que la invadía.Kael caminaba delante de ella, sus pasos firmes y seguros, como si conociera cada centímetro de ese mundo. Sin volverse, respondió con voz serena: —Al Bastión. Es el único lugar seguro en este territorio. Allí comenzaremos tu entrenamiento.—¿Bastión? —repitió Lía, frunciendo el ceño—. ¿Qué es exactamente?Kael hizo una pausa, girándose para mirarla. Sus ojos dorados reflejaban la luz pálida de las estrellas, dándole una apariencia casi irreal. —Un refugio construido por aquellos que resistieron la primera
La sala del Bastión estaba sumida en una quietud inquietante. Las antiguas piedras de sus muros parecían murmurar con el paso del tiempo, y cada rincón de ese refugio milenario contenía secretos que Lía aún no comprendía por completo. Después de su despertar en el Círculo, todo había cambiado en ella, pero había algo que seguía resonando en su mente: esa mujer, la figura que había visto en sus visiones. La mujer que se parecía a ella, una versión más fuerte, más segura.Lía sabía que esa visión no había sido una simple imagen del pasado; era un presagio. El futuro la llamaba, y ella tenía que desentrañar su papel en ese enigma.Kael había sido su guía hasta el momento, pero cada vez más, sentía que él ocultaba algo. Esa tensión que había sentido en su mirada cuando hablaba del sacrificio necesario para cruzar al Otro Lado, las sombras en sus ojos cuando mencionaba el poder que ella poseía... Lía sabía que no todo era lo que parecía. Y ahora, con el entrenamiento comenzando, algo más s
La puerta del Bastión se cerró con un estrépito, y la figura de Freya permaneció allí, bajo la luz titilante de las antorchas, con los ojos fijos en Kael y Lía. Aunque su rostro se mantenía impasible, había algo en su postura que indicaba una tensión contenida, como si sus palabras pudieran desatar una tormenta.Lía observó a la mujer que había entrado, intentando leerla. Su presencia era imponente, y la expresión que se reflejaba en sus ojos era una mezcla de preocupación y determinación. Pero no había tiempo para preguntar, no cuando Kael ya se había acercado a ella con una mirada de desconfianza.—¿Qué haces aquí, Freya? —su voz era baja, casi un gruñido.Freya no se inmutó ante el tono, pero su mirada se endureció. —Ya no puedo quedarme en las sombras, Kael. La situación ha cambiado. He seguido tus órdenes todo este tiempo, pero ahora es diferente. Lo que está ocurriendo no es solo cuestión de lobos o humanos… hay algo más. Algo que va mucho más allá de nuestra guerra.Lía dio un
La oscuridad había descendido sobre el Bastión, envolviendo el enorme refugio en un manto de silencio. Lía, junto a Kael y Freya, caminaban por los pasillos laberintos del lugar, con el peso de la decisión sobre sus hombros. No era solo el futuro de los mundos lo que se encontraba en juego, sino también la verdad sobre su propia existencia. Los Sellos, los Cazadores, la conexión entre los mundos… todo parecía entrelazarse de una manera que aún no comprendía.El sonido de sus pasos resonaba en los pasillos vacíos, amplificado por las paredes de piedra que parecían absorver la luz, como si los propios muros del Bastión guardaran secretos que ni siquiera los habitantes más antiguos del lugar se atrevían a desvelar.—Tenemos que movernos rápido —dijo Kael, su voz grave y decidida, como si las sombras que los rodeaban pudieran cobrar vida en cualquier momento. Su mirada estaba fija al frente, pero Lía notó que su mente parecía estar en otro lugar, calculando, planificando.Freya, al lado d