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Capítulo 3: Cazadores y Presas

El aire en el Otro Lado se tensó, cargado con una energía que se sentía como una advertencia. Lía observó cómo la sombra en la distancia se movía con una rapidez antinatural, acercándose cada vez más. Su forma no era clara, pero había algo en ella que provocaba un instinto primario de huir.

—Einar… —repitió Lía, su voz temblando, mientras retrocedía instintivamente.

Einar se levantó lentamente, su mirada fija en la sombra. Sus músculos se tensaron, listos para el combate.

—No te alejes del punto de anclaje —dijo con calma, aunque había una seriedad en su voz que Lía no pudo ignorar—. Si dejamos que nos saque de aquí, no podremos regresar.

—¿Qué es eso? —preguntó Lía, sin apartar la vista de la silueta que se acercaba.

—Un Cazador de Sombras —respondió Einar, con los ojos entrecerrados—. Son guardianes del Otro Lado. No permiten que nadie salga sin pagar un precio.

Lía tragó saliva.

—¿Y cuál es el precio?

Einar no respondió de inmediato. En cambio, extendió una mano hacia ella.

—No lo sabremos, porque no vamos a dejar que nos alcance.

Lía dudó solo un instante antes de tomar su mano. Sentir su firmeza le dio una seguridad que no esperaba, como si estuvieran conectados por algo más que la necesidad de sobrevivir.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó, intentando mantener la calma.

Einar observó la sombra que se acercaba rápidamente. Sus ojos dorados parecían brillar aún más en la penumbra.

—Prepara el portal. Yo me ocuparé de él.

—¿Qué? No, no puedes enfrentarlo solo —protestó Lía, con el miedo evidente en su voz.

Einar esbozó una sonrisa apenas perceptible.

—No estaré solo. Este lugar también responde a ti. Confía en eso.

Antes de que pudiera responder, Einar la soltó y avanzó hacia la sombra que se cernía sobre ellos. Lía lo observó con el corazón acelerado, sintiéndose impotente. Pero no podía quedarse paralizada. Recordó sus palabras: "Este lugar responde a la voluntad."

Respiró hondo y volvió a arrodillarse junto al cristal oscuro. Colocó las manos sobre la superficie fría y cerró los ojos. Sentía la vibración bajo sus palmas, una energía latente que parecía aguardarla.

—Vamos… abre… —susurró, concentrándose en la luz que había sentido antes.

Detrás de ella, Einar se plantó firme frente al Cazador de Sombras. Ahora que estaba más cerca, Lía pudo distinguir su forma: una criatura alta y delgada, envuelta en una capa de sombras que parecía moverse con vida propia. Sus ojos brillaban con un rojo intenso, y de su boca salían gruñidos bajos y amenazantes.

—Este no es tu territorio —dijo Einar, con voz firme—. Déjanos pasar.

El Cazador no respondió con palabras, sino con un rugido que resonó en toda la llanura. Las sombras alrededor de su cuerpo se agitaron, alargando extremidades afiladas como cuchillas.

Einar no retrocedió.

—Bien. Haremos esto a tu manera.

Con un movimiento rápido, Einar se transformó. Su cuerpo se alargó, sus músculos se tensaron, y su piel se cubrió de un pelaje gris oscuro. En segundos, donde antes estaba el hombre, ahora se erguía un lobo imponente, con ojos dorados que destellaban con ferocidad.

Lía abrió los ojos justo a tiempo para ver la transformación. Su aliento se quedó atrapado en su garganta. Sabía que Einar no era humano, pero verlo en su forma lupina era algo completamente diferente.

El Cazador atacó primero, lanzándose con una velocidad increíble. Einar esquivó el golpe con agilidad, girando sobre sus patas y lanzando un zarpazo que hizo retroceder a la criatura. Las sombras parecieron dispersarse momentáneamente, pero se reunieron de nuevo, como si la criatura no pudiera ser herida.

—¡Einar! —gritó Lía, mientras el lobo volvía a esquivar otro ataque.

—¡Sigue trabajando en el portal! —le respondió con un gruñido, sin apartar la mirada del enemigo.

Lía volvió a concentrarse en el cristal. La luz bajo sus manos parpadeaba, pero no era suficiente. Necesitaba más. Recordó las palabras de Einar: "Este lugar responde a ti."

—Está bien… vamos… responde… —murmuró, apretando los dientes.

Cerró los ojos de nuevo y se concentró en su interior, buscando esa conexión que parecía estar justo fuera de su alcance. La vibración en el suelo se intensificó, como si algo despertara bajo la superficie.

—¡Funciona! —se dijo a sí misma, sintiendo una chispa de esperanza.

Mientras tanto, Einar y el Cazador seguían en combate. Cada ataque del Cazador era rápido y letal, pero Einar lo enfrentaba con una combinación de fuerza y astucia. Cada movimiento era calculado, cada golpe dirigido a mantener a la criatura alejada de Lía.

Pero el Cazador no era fácil de derrotar. Con un movimiento rápido, extendió una de sus extremidades como una lanza de sombra y alcanzó a Einar en el costado. El lobo gruñó de dolor, retrocediendo unos pasos.

—¡No! —Lía abrió los ojos, viendo la herida en el costado de Einar.

La criatura avanzó, aprovechando la ventaja. Pero Einar no se rindió. Con un último esfuerzo, se lanzó hacia adelante, clavando sus colmillos en el brazo del Cazador. Las sombras se agitaron violentamente, y un rugido de dolor llenó el aire.

—¡Ahora, Lía! —gritó Einar con todas sus fuerzas.

Lía sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo. La luz bajo sus manos se intensificó, y el cristal comenzó a brillar con fuerza. Un zumbido resonó en el aire, y una grieta de luz se abrió frente a ella.

—¡El portal! —susurró, casi sin creerlo.

La grieta se expandió, formando un vórtice de luz azul y blanca que parecía tirar de todo a su alrededor.

—¡Einar, ven! —gritó Lía, extendiendo una mano hacia él.

Einar soltó al Cazador y corrió hacia ella, su forma lupina moviéndose con rapidez a pesar de la herida. El Cazador, debilitado pero no derrotado, intentó seguirlos, pero el vórtice ya estaba cerrándose.

Einar llegó al portal y se transformó de nuevo en humano justo antes de tomar la mano de Lía.

—¡Ahora! —dijo, y juntos saltaron al portal.

El vórtice se cerró tras ellos, dejando al Cazador de Sombras en el Otro Lado, rugiendo de frustración.


El salto fue como caer de nuevo al vacío, pero esta vez, Lía sintió algo diferente. La conexión que había sentido antes se mantenía, como si el Otro Lado no quisiera dejarla ir.

Finalmente, sus pies tocaron el suelo. El aire era frío, pero familiar. Abrió los ojos y vio que estaban de vuelta en el bosque, en el mismo lugar donde todo había comenzado.

—Lo logramos… —susurró, casi sin creerlo.

Einar, todavía sujetando su mano, asintió con una leve sonrisa.

—Por ahora.

Lía lo miró, confusa.

—¿Por ahora?

Einar miró alrededor, sus ojos dorados atentos a cada detalle.

—El portal respondió a ti, Lía. Eso significa que ya no eres una simple humana. Ahora eres parte de esto, y el Otro Lado… no olvidará tu presencia.

Lía sintió un escalofrío.

—¿Qué significa eso?

Einar la miró fijamente.

—Significa que la caza no ha terminado. Apenas ha comenzado.

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