Nikos no queria contenerse mas,queria amra su esposa tal y como ella se merecia. Asi que comenzó a chuparle un pezón por encima del sujetador de encaje.Leandra sintió una sensación aguda que la atravesó y estuvo a punto de hacerla perder el equilibrio. Él se apresuró a abrazarla para mantenerla en pie, y continuo lamiéndole el otro pezón. Por las reacciones que Leandra no podia contenr sabia bien que estaba provocando estragos en las emociones y lo que estaba sintiendo y eso le encanto, experimentar la autentica liberacion dejando que sus instintos primitivos le guiaran.—Ven conmigo —le dijo tomándola de la mano.A continuación, la guió hacialas eguridad del mirador, la temperatura estaba descendiendo y no queria que ninguno de los dos se refriara asique entraron al mirador. Una vez allí, Leandra se quitó las sandalias y sintió las losas frias bajo los pies. Las paredes eran un muro que los aislaba de todo. Sólo estaban ellos dos y la luna que se estaba elebando en el cielo.Niko
El aire frio de la noche hizo que Leandra se estremeciarea un poco, Nikos al notarlo la abrazo un poco mas fuerte, le dio un suabe beso en la frente. Luego se incorporo y fue recogiendo la ropa que estaba esparcida en el mirador. Luego se acerco a su mujer para entregarle la ropa.— ¿Ahora que Nikos?—Le pregunto Leandra, la mayor parte de sus problemas se habian solucionado hoy pero no podia tampar el sol con un dedo sabia que su relacion era un trabajo en progreso — ¿ Que vamos hacer ?— Ahora cariño — Nikos aparto su cabelo alborotado de su rostro y le dio un pequeño y tierno beso — vamos a casa, mañana sera un nuevo dia. No te voy a mentir habra momentos que me comportare como antes, pero te puedo asegurar que no te apartare... Leandra sintio que su esposo le estaba hablando con sinceridad, le abrazo y le dio un beso, por el momento la idea de ir a casa se le hacia muy apetecible. Los dias que no habia estado con el fueron horrible ahora su marido queria ir a casa y ella no se iba
Leandra se hecho en la boca la piruleta, el sabor a fresa le lleno y poco a poco se fue calmando. Comenzó analizar la forma de decirle a su esposo que de cierta manera habia llegado a un acuerdo con su padre, de que si ellos lograban solucionar sus problemas tendrían o intentarían tener un hijo. Suspiro cuando termino con el dulce, habia dado mil vueltas en su cabeza pero aun no sabia como decirle a Nikos lo que su padre había sugerido y que ella de cierta manera había estado de acuerdo, miro el paisaje que iba cambiado conforme se acercaban a la ciudad. Y decidio que era mejor callar hasta que estuvieran en la seguridad de su apartamento. Este tipo de conversación era de las cuales solo se deberían de tener en casa y estando cómodos los dos. Casi una hora después Nikos se estacionaba, estaba inquieto conocia a Leandra y si aún después de terminar el dulce había decidido guardar silencio, no podia ser bueno o por lo menos era algo que podía clasificar como delicado. Se imagino miles
Doce años más tarde — ¡Corre, Nikos, corre! -vociferó Leandra cuando su marido llegó a la tercera base y se dirigió hacia el home píate.. — Caramba, mamá, ¿no podrías gritar más fuerte? Nos vas a dejar sordos a todos... Leandra miró a su hijo mayor, Nick, sonriente. El pequeño era la viva imagen de su padre y ya todo un rompe corazones según su amigo Dom. Nick podía dedicarse a ser modelo. Cuando Nikos se enteró casi pone el grito en el cielo. — Sí — vio que Nikos se lanzaba al suelo en los últimos metros y tocaba la base. Sabia que estaba contento le iba a restregra a su cuñado Santos que era el picher contricante que le habia conectado un cuadrangular. Gritó de alegría y bailó el baile de la victoria en honor del hombre al que amaba, confiando en no romperse algún hueso en el intento, ya no era una jovencita pero sabia que el amaba cada de sus locas ideas. Vio como su hijo quiso minimizar su precencia a su lado mientras que las gemelas intentaban seguir cada paso que ella d
– Oficialmente, podemos estar al borde de un ataque de pánico –Leandra Kours terminó de leer el mensaje de su hermana Reanna y miró a su padre Jose. Este tenía cara de sorpresa y Leandra no podía culparle. Ella se sentía igual esto era un shock, todo el mundo estaba allí, desde hacía una semana habían comenzado a llegar los adornos, mesas, mantel, en fin todo estaba planeado al detalle según sus preferencias, no sabia como su hermana se habia atrevido a tanto a solo unas horas de estar en el altar con sus prometido. Porque ahora y no antes, Dios los adornos estaban puestos y la tarta estaba hecha. Habían alertado a los medios de comunicación, y se había realizado una selección de las mejores y prestigiosas revistas para que presenciaran la boda del año como le había apodado las celebritys y todos estaban allí o estaban por llegar. Oficialmente no era momento para tener un ataque de pánico como el que ella quería tener, tras haber leído el mensaje que Reanna le habia mandado minutos
Su padre se dio la vuelta, salió de la habitación y Leandra tuvo que controlar la necesidad de ir tras él. De intentar razonar con él y buscar una mejor solución al problema que representaba el hecho de que Reanna escapara de la manera que lo hizo, pero se dio cuenta que sería más fácil que tratar con Nikos a sola pero sabia tambien que su padre no cedería. Había dado su palabra ante el consejo de la empresa de que respetaría las cláusulas del testamento y los acuerdos que se tomaron en su momento y en el mundo de Jose Kours donde los hombres tenían honor y no se rebajaban a utilizar a una mujer como peón en una batalla empresarial, la palabra era lo único necesario y su padre había empeñado la suya Pero ese no era el mundo real que se estaba viviendo, la época de su padre había pasado ahora todo era ganar, ganar no importaba el metodo. Ella lo sabía, Nikos lo sabía tenían que encontrar una manera de poder solucionar todo. Miro al impresionate hombre en el traje que utilizaria en l
Nikos se quedó mirando a Leandra, la mujer que hasta hacía media hora, el la consideraba su futura cuñada. Ahora estaba hablando de ser su esposa. En su cabeza seguía siendo la chica rellenita chica de dieciséis años con afición por los dulces. Si era sincero consigo mismo hubo un momento en el que ella trastocó su mundo, pero eso era algo del pasado y el ya no era el chico de casi veinte años lleno de hormonas, el era un hombre. Aún recordaba con claridad encontrarse un caramelo esperándole con sus herramientas de jardinería todos los días cuando había empezado a trabajar en la finca. Y, lo que había empezado como un juego de niños, se había convertido en una tradición. Cuando había empezado las prácticas en las oficinas de centrales de Oros, allí había un caramelo sobre su escritorio. Y después, al establecerse por su cuenta y comenzar su propia empresa, un enorme surtido de bombones en su despacho. Sí, cada vez que veía alguno de sus regalos, se imaginaba a Leandra, la niña. La ch
–Tengo que... –Leandra se aclaró la garganta–. Bueno, creo que tengo que empezar a prepararme y algunas llamadas que hacer. Asi que por favor sal... A Leandra le temblaban las manos cuando agarró el ramo de rosas, el ramo que su hermana habia elegido era blaco mientras el que ella sostenia era en Rojo. Gracias a Dios, jamás habría podido ponerse el vestido o los zapatos de su hermana. Eso sería un auténtico desastre. Del cual la prensa de seguro habría hecho bastante dinero con los grandes titulares. Miro la habitación en la que había pasado las ultimas horas en un estado de estres constante, Dominic fue como el hada madrina de cualquier cuento de hadas, se encargo de ayudarle en solo unas horas apareció con un hermoso vestido de novia e incluiso le ayudo a preparar su maquillaje y terminar la tradición que siempre acompaña a la novia, algo nuevo, prestado y algo azul. Aún se sonroja con solo pensar en la lenceria azul que esta usando hoy. Dominic recordo lo que años antes habia dich