Alessia despertó con un terrible dolor de cabeza y una agobiante sensación de vacío, aún mareada. Vio a un hombre a su lado, y recuerdos borrosos atacaron su mente. Se incorporó de golpe, y cuando vio con terror que el sujeto abría los ojos, lo golpeó en la cara e intentó correr, con tanta mala suerte que se enredó en una sábana mientras el hombre la sujetaba por el brazo.
Valentino la sujetó con fuerza, aún algo adormecido.-¿Qué demonios haces?Alessia comenzó a forcejear con él, todavía algo confundida.-¡Suéltame! ¡Déjame ir! ¡Socorro! No me hagas daño, por favor…Valentino la sujetaba contra la cama, con todo su cuerpo, intentando que dejara de golpearlo y evitando que ella se diera un golpe contra el suelo. La cercanía con Alessia y el perfume dulce de su piel, eran intoxicantes. Nunca se había sentido así.-¡Cálmese de una vez! Se hará daño…Ella estaba inmovilizada bajo el fuerte y pesado cuerpo de él. Podía sentir la firmeza de ese hombre contra ella y su cálido aliento en el rostro, mientras un aroma sensual la envolvía y su cuerpo se aflojaba, traicionandola. Valentino le sujetaba las muñecas con una mano, mientras bajaba lentamente la otra a lo largo de su cintura, rozaba su cadera y bajaba hasta su muslo descubierto a causa del minúsculo vestido. Alessia respiraba agitada y cerró los ojos al sentir sus dedos tocar su piel.Él desenredó la sábana que atrapaba la pierna de la joven, mientras sentía la redondez de sus pechos agitados contra su pecho, y la soltó antes de que pudiera sentir los efectos que ella producía en su cuerpo.Valentino se alejó sin decir palabra, dejándola sola en la habitación, para ir a su cuarto a ducharse y cambiarse.Tenía sus propios asuntos por tratar, y esa joven lo había excitado un poco, demasiado, por lo que necesitaba alejarse para no cometer un error lamentable.Sólo entonces, Alessia abrió los ojos y miró a su alrededor, con el corazón inquieto y desbocado, dándose cuenta de que, por alguna razón, había ido a parar a la casa del señor Amato.Pasaron horas, y nadie entró a la habitación. Alessia no sabía qué hacer, yendo y viniendo, mientras notaba que había un cuarto de baño al lado. Así que se decidió por entrar allí, darse una ducha, vestirse nuevamente con el vestido azul, juntar valor, y salir de allí para poder buscar el modo de volver a su casa.Cuando se atrevió a atravesar la puerta, se encontró con una serie de laberínticos pasillos, sin saber hacia dónde ir. Hasta que en un recodo, vio una puerta abierta y entró pensando que habría alguien a quien preguntarle. Pero allí estaba el pequeño Santino, jugando.-¿Tú?- dijo el pequeño- ¿Viniste a visitarme? ¿Papá te trajo?Sin esperar respuesta, el pequeño comenzó a dar saltitos.-¡Siii!… ¡siii!… ¡vino la chica bonita!...-Hola… pequeño… en realidad…El pequeño la miraba con ilusión.-¿Papá te trajo para que seas mi nueva mami?Ella no sabía cómo explicarse, mientras temía que el niño explotara en otro berrinche.-No… no… Santino…-Dime Santi…-Santi, no sé bien cómo llegué acá. No soy tu nueva madre… tengo que llegar a mi casa…Santino no explotó, lo que le pareció raro, pero habló con mucha angustia.-¡No! ¡Tú vives aquí! Te quedarás conmigo… Papá te trajo para mí…Ella se agachó y le habló con calma.-Cariño, lo siento, ha sido sólo un malentendido…Los ojos del pequeño, no tan azules como los de Valentino, pero de una belleza inocente, se llenaron de lágrimas. Alessia pensó que tal vez Santino sólo hacía escándalos cuando estaba en presencia de su padre.-Tú… también… me… dejas… solo…-No, pequeño, no llores. Lo siento… no estás solo. Tienes a tu papi…-Papi… no… tiene… tiempo…-Oh… lo siento…-¿Por… qué… nadie… me… quiere?...El corazón de Alessia se estrujó.-Eso no es verdad, Santi. No puedo vivir aquí ni ser tu mami… pero te prometo que vendré a verte, si tu padre me lo permite.Se dio cuenta de la locura en la que se estaba metiendo, pero no podía dejar llorar al niño.-¿De… de verdad?Ella pasó sus manos suaves por las mejillas del pequeño, secando sus lágrimas.-De verdad. Lo intentaré. La verdad es que casi no tengo tiempo… trabajo mucho…Valentino había aparecido y estaba observando apoyado en el marco de la puerta de la habitación del niño. Observaba en silencio las curvas suaves del cuerpo de la joven, y la dulzura con la que razonaba con el niño.Su hijo lo vio, y agregó mirando a Alessia, ahora con firmeza y más insistencia en su voz.-¿Y serás mi madre?-Eh, no, eso no cariño…Santino miraba a Alessia, y luego a su padre. Iba a comenzar a gritar y patalear, pero fue en ese momento cuando ella descubrió la presencia de él.-¡Señor Amato! Lo siento… ¿podría explicarle al pequeño?...-¡Papi! Dile que sea mi nueva mami… Papiiii…El niño ya subía la voz.-Por favor, señor, aclare con el pequeño este malentendido.Valentino simplemente levantó una ceja, y dio media vuelta mientras decía:-Luego conversamos, Santi. Usted, señorita, venga conmigo.Alessia estaba desconcertada, y el pequeño le gritaba.-¡Lo prometiste! ¡Vuelve a visitarme!…Ella no tuvo más opción que decirle, antes de salir detrás de Valentino:-Está bien, lo prometo…Una vez en el pasillo, el hombre se giró, y la miró con frialdad mientras preguntaba, realmente molesto al imaginarla en peligro:-¿Qué demonios le sucedió anoche? ¿Cómo se le ocurre ir sola a un lugar así?Alessia estaba confundida con su reacción. De un segundo al otro parecía interesado en ella.-Yo… no fui sola… estaba con una amiga… y ella se fue…-¿Y acostumbra a beber con hombres desconocidos y quedarse en bares hasta tan tarde?-¡No! Estaba saliendo… y me interceptaron… no pude hacer nada… eran tres… y uno era el dueño… nadie quiso ayudarme…-Usted es demasiado ingenua, señorita. Debería tener más cuidado.Ella se puso a la defensiva.-¿Perdón? No crea que no agradezco su ayuda, pero le aseguro que es la primera vez que me sucede algo así… y que de no haber sido por mi "amiga"... nada hubiera pasado…-¿Y siempre bebe tragos de dudoso contenido?-¡Claro que no! La camarera le puso algo… ¿cómo iba a saberlo? Sólo quería salir de allí.-Bien. Espero que en adelante se cuide mejor. Y que pronto cumpla la promesa que le hizo a Santino.-Pues, le agradezco su intervención, pero no está en mis planes volver aquí.Valentino se acercó a ella amenazadoramente, haciendo que ella retrocediera hasta encontrarse con la pared. Estaba atrapada entre ese hombre impresionante y un muro sólido. Oleadas de calor le electrizaron la piel. Un calor que la derretía por dentro, pero además le daba un excitante temor.-Usted no me conoce, señorita, no sabe de lo que soy capaz. Así que si le hace una promesa al niño, me la está haciendo a mí. Y puedo ser muy peligroso con quienes no me cumplen. Así que, señorita…-Marino… Alessia Marino.-... señorita Marino, o me jura que vendrá pronto a ver a mi hijo, como prometió, o me aseguraré de que sufra… mucho. No sólo usted, si no toda su familia.Ella tragó saliva, intimidada. Ese hombre daba miedo. Aún así, logró murmurar.-No… no tengo familia aquí… con la que usted pueda amenazarme… pero… está bien. Cumpliré… déjeme irme… señor Amato.Él seguía tan cerca de ella, que su perfume le aflojaba las piernas. ¿Sería el miedo?Valentino no quería dejarla ir tan pronto. Además, aún se la veía frágil.-Aún no puede irse. Está demasiado débil por esa cosa que tomó, no correré riesgos. Almorzará con Santino en su habitación y luego mi chofer la llevará a su casa.-Por favor, señor Amato. Sólo quiero ir a mi departamento, y dormir. Estoy cansada.-No es una pregunta. Es una orden.Valentino al fin se alejó unos pasos, se dio la vuelta, y se fue. Y ella suspiró. Había contenido el aire todo el tiempo, impactada por el fuego que brotaba de Valentino.Bueno, aparentemente Alessia no tenía opción. Ni siquiera sabía dónde estaba esta casa, y su viejo móvil estaba descargado en su cartera junto a su delgada billetera.Así que entró a la habitación del pequeño, y lo acompañó en sus juegos, mientras esperaba. El niño era realmente dulce y agradable cuando no estaba la intimidante presencia de su padre, lo cual era bastante lógico.Era como si Santino necesitara llamar su atención y sentirse validado.Luego de almorzar, y sin volverse a cruzar con Valentino, una empleada la guió al vehículo que la llevaría a su casa.Llegó a su minúsculo departamento, se acostó en la cama, agotada, aunque agradecida por no haber terminado mal. Nunca saldría de nuevo con Celina, realmente estaba enojada con ella.Puso a cargar su móvil y cerró los ojos.De repente, el aparato sonó avisándole que había recibido un mensaje. ¿Sería Celi?Tomó su teléfono y miró la pantalla.Número desconocido.Leyó: "No olvide su promesa, señorita Marino, o las consecuencias serán terribles para usted".Uf, ese sujeto hablaba como un capo de la mafia. Ella ni se molestó en responder.Sin duda, Valentino Amato había visto demasiadas películas y series de mafiosos.Lo ignoraría y seguiría con su vida, que bastante difícil era ya como para complicarla con hombres engreídos y ricos, con hijos pequeños.Despertó muchas horas después, sintiéndose al fin descansada. Lo que hubieran puesto en su trago, era de verdad muy fuerte. Por suerte, ya no le dolía la cabeza, pero su estómago estaba revuelto y tenía mucha sed.Cuando miró su móvil, tenía como veinte mensajes de Celina y otras veinte llamadas perdidas.Así que decidió llamarla.-Hola-¡Ale! Estaba preocupada.-¿De verdad? No lo parecías anoche.-Lo siento, Ale. No me pude resistir a ese bombón…-Pues no cuentes conmigo nunca más. Lo pasé horrible…-¿Qué sucedió? ¿Por qué no me respondías antes?-Porque aún estaba agotada a causa de los narcóticos… mala amiga…-¿Qué? ¿De qué hablas?-El idiota del dueño de ese lugar, y dos de sus secuaces, quisieron intoxicarme… y quién sabe qué más… me dejaste Celina, nunca te lo perdonaré. Podría estar… Alessia se estremeció pensando en todo lo que pudo haberle pasado, en todo lo que a diario veía en las noticias. De no haber sido por el tal señor Amato…-De verdad lo siento, Ale, no sabía nada…
Aunque Alessia tenía intenciones de cumplir su promesa con Santino, no estaba segura de que hubiera un modo adecuado de hacerlo. No deseaba buscar la casa de Valentino Amato, ni tenía el tiempo para hacerlo.Esto fue evidente cuando al día siguiente se levantó para ir a trabajar. Llegó preparada para soportar con estoicismo el acoso de Julio Gianni y conservar su empleo, al menos hasta que regresara su padre, pero él se propuso torturarla a causa de la humillación que había sentido frente al señor Amato. Le tocó atender todas las mesas sola, Julio no dejó que Celina le ayudara, y luego le asignó horas extras para que se encargara de la limpieza de todo el establecimiento, incluso de la cocina.Aunque ninguna de esas tareas le correspondía, Alessia decidió que eso era mejor que ser toqueteada por él, y prefería mil veces limpiar todo, antes que tenerlo cerca.Sin embargo, eso significó que tuvo que salir del trabajo demasiado tarde, lo que no le gustaba para nada. Ya en la parada del a
Era otra mañana nublada y gris, aunque por fortuna no llovía todavía en la ciudad, por lo que Alessia se apresuró para salir de su vivienda y llegar temprano, y sin embarrarse, a la cafetería. Por supuesto, tenía incertidumbre sobre lo que le hubiera sucedido desde la noche anterior a su jefe, luego de que Valentino lo hubiera golpeado por intentar abusar de ella. Se sintió asqueada al recordar la horrible situación… y no se pudo borrar de la cabeza la imagen imponente de ese hombre que parecía hecho de hierro y hielo.Cuando llegó a su trabajo, se sorprendió al ser recibida por el padre de Julio, el señor Gianni, su jefe real, que la interceptó a mitad de camino hacia la sala de empleados:-Buenos días, señorita Marino. -dijo con un gesto de fastidio -. Me temo que no tengo buenas noticias para usted.Alessia lo miró sin entender.-¿Qué sucede, señor Gianni?-Lamentablemente tengo que despedirla, mi hijo ha dejado algunos informes muy… elocuentes… sobre su comportamiento que no pued
Alessia se había quedado congelada en su sitio luego de que Valentino la dejara allí de pie, en la entrada de su magnífica residencia, sin saber ni siquiera qué era lo que se esperaba de ella, cuáles eran sus tareas para ese primer día como niñera.Por suerte, un rostro amable aunque desconocido, se le acercó con una sonrisa. -Buenos días, me imagino que usted es la nueva niñera, la señorita Alessia Marino.Ella salió de su ensimismamiento y le sonrió también.-Buenos días, señor. Sí, esa soy yo.-Mucho gusto, soy Eric, el mayordomo del señor Amato. Acompáñeme, el pequeño Santino está en su habitación jugando. -Gracias.- dijo ella siguiéndolo por los pasillos de la residencia y subiendo las escaleras hacia los dormitorios.-Si usted me lo permite, le contaré brevemente sobre sus tareas. No es nada de gran complejidad, en principio tiene que pasar el día con Santino, jugar y cuidar de él durante las horas que el señor Amato lo requiere, generalmente hasta la cena. Ocasionalmente pued
Alessia se subió por fin al vehículo que la llevaría a su pequeño y humilde departamento. Iba sumida en sus pensamientos, puesto que habían sido días extraños y cargados de novedades y emociones confusas. Hace apenas unas semanas, su vida era tranquila, rutinaria y corriente. De pronto, y desde que conoció a Valentino Amato, todo se había puesto de cabeza. Y aquí estaba, camino a su monoambiente en un auto de lujo conducido por un chofer, trabajando para el déspota señor Amato. Se sentía una verdadera tonta por no haber leído bien y con meticulosidad el contrato que había firmado. Eso había sido una locura, algo que nunca en su vida había hecho. Era como si su propia consciencia se hubiera complotado en su contra, haciéndola comportarse de un modo absurdo e irracional. ¿Quién en su sano juicio firma así un contrato de trabajo? Claro que, en su defensa, ella había imaginado un simple y normal contrato como niñera, no ese extraño documento redactado por el mismísimo demonio. ¿Y si ha
Casi sin darse cuenta, el sueño la venció por fin y Alessia se quedó profundamente dormida mientras cuidaba con celo a Valentino, vigilando que aún respirara. Por supuesto, soñó con él, un sueño hermoso y sensual en el que la recorría con sus labios con devoción, la besaba profunda y apasionadamente. Estaban en una cama mullida de una pequeña habitación iluminada con calidez, desnudos. El cuerpo de Valentino era un muro firme, deseable, acogedor, y la sujetaba con sus brazos férreos, apretándola contra su piel ardiente y aromática. Podía sentir el roce de esa piel de lava contra sus pechos, erizando sus pezones excitados. De repente, su sueño cambiaba, el ambiente idílico e iluminado se desintegraba, la luz cálida comenzada a ser de un azul de hielo, y percibía una sensación de terror que le recorría la nuca, una sensación de sudor frío descendiendo por su espalda, como si afuera de la habitación estuvieran ahora rodeados por centenares de enemigos armados, acorralados e incapaces d
Luego de dormir unas horas en casa, que fueron realmente reparadoras, Alessia se levantó con la intención de relajarse y tal vez leer un libro de enfermería, mientras esperaba que se requirieran sus servicios como niñera. Es decir, hasta que él la necesitara a su lado.Estaba concentrada en la lectura, y pensando en ese hombre enigmático que en cierto modo deseaba conocer mejor, aunque la intimidara, cuando alguien golpeó su puerta.Cuando Alessia abrió la puerta, se encontró con el rostro conocido y algo amargado del casero.Él carraspeó antes de hablar:-Buenas tardes, señorita Marino. Espero no interrumpir nada, pero temo que es urgente.-Buenas tardes, señor Kant, ¿A qué se debe su visita? ¿Cuál es la urgencia?-Vengo a notificarle que lamentablemente necesito que desocupe este departamento. Mi hijo menor regresó, luego de estar estudiando abogacía fuera de la ciudad, y vivirá aquí a partir de ahora. Por desgracia, usted es la única inquilina que no tiene un contrato bianual, le q
Pasaron varios días de una maravillosa calma. Alessia debía reconocer que era muy agradable estar allí en la residencia Amato, cuidar del dulce Santino, compartir desayunos y otras comidas con el pequeño y su aparentemente inconmovible padre, descansar y leer sobre su carrera en las horas de escuela, y tener la comodidad de una hermosa casa. Hasta se planteaba la posibilidad de retomar su carrera.Sin embargo, valoraba demasiado su independencia como para dejar de buscar su propio lugar en el que vivir. Lejos de la tentación de Valentino. Cada noche sus sueños eran más atrevidos.Era una tarde tranquila en la que Santino estaba haciendo sus tareas mientras ella lo acompañaba, cuando Valentino irrumpió de golpe en la habitación, con una gran caja en sus manos.-Señorita Marino, necesito que me acompañe un momento a su habitación. Tengo un asunto que tratar con usted.Ignorando el peligro que significaba estar entre cuatro paredes a solas con ese hombre que emanaba un aura de fuego, Ale