Rodeada de tanto afecto y con el apoyo de las personas más importantes de su vida, Alessia se fue recuperando del parto con bastante rapidez, algo que, tras lo difícil que había sido su embarazo, ella agradecía, y entonces comenzó un nuevo camino que hace semanas le habría parecido imposible: organizar los detalles de su boda con el hombre que amaba, el señor de la mafia.A pesar de la idea que tenía ella de hacer algo pequeño e íntimo, Valentino poseía planes por completo diferentes, ya que pensaba que su mujer se merecía la fiesta de una verdadera y poderosa reina, así que, aunque la ceremonia sería en la seguridad inexpugnable de la mansión Amato, el evento que preparaban era impresionante, y él estaba atento a los detalles. Quería demostrarle su amor, aunque para Alessia no era necesario que lo hiciera de ese modo.Para él esta era una de las tantas formas de pedir perdón por hacerla sufrir con sus amenazas.Y quería que el mundo viera cuánto la respetaba y adoraba.El jardín hab
Durante varias semanas, Valentino había estado dedicado a su familia, iniciando junto a la mujer que lo enloquecía de amor, una nueva vida.Una vida que no había esperado tener, pero que al fin estaba a su alcance.El destino había cruzado sus caminos de un modo singular y misterioso.Primero estuvo ocupado vigilándola desde que la conoció, instantáneamente atraído pero sin saber cómo avanzar, luego usó su tiempo reteniéndola en contra de su voluntad en la mansión, y luego tuvo que invertir recursos para reconquistarla.Eso tomaba días, dinero, y tenía además un precio tácito que él había estado dispuesto a pagar a la mafia, sin dudarlo. Valentino estaba seguro de que había cultivado suficientes lazos y adquirido el poder necesario para protegerse y proteger a su familia.Y, aunque su reputación lo precedía y mucha gente lo respetaba y por supuesto que lo temía, su trabajo no era precisamente de esos que se dejan a un lado por un tiempo, como si se tomara unas vacaciones.La mafia no
A pesar de todo lo que sus enemigos creían, Valentino en realidad no había perdido su tiempo en esos meses.Cada movimiento del jefe de la mafia tenía un objetivo calculado, y a veces incluso sin verdadera intención de que fuera así.Había estado ocupado creando un vínculo inquebrantable con su actual esposa, Alessia, un vínculo poderoso, y ella se había visto en la tarea de aprender bastante sobre la mafia, sus métodos, su funcionamiento y sus alcances, al principio, por supuesto, en contra de su voluntad. Pero luego fue cediendo tanto al amor, que decidió a conciencia asumir su rol, y comenzar a definir cómo viviría en ese sub mundo que la había marcado para siempre, aún antes de conocer a Valentino.Su historia era especial por muchas razones, incluso algunas bastante mágicas.En las historias de la mitología griega, justo unas de las más importantes de su cosmogonía y sus creencias, Hades había raptado a la joven y bella Perséfone, hija de Démeter, abriendo un pozo a sus pies y ar
Alessia se disponía a cruzar la puerta de entrada de la casa de su padre, seguida por sus guardaespaldas, para ir a esperar una respuesta en su vehículo, tal como lo había dicho. Sus guardias se acomodaban uno para abrir la puerta y otro detrás de ella, cuando la esposa de su padre se puso de pie, amenazadora y la increpó, exasperada por lo que ella consideraba una insolencia.Casi gritaba mientras le decía:-¡Estás loca! No eres más que una chiquilla arrogante que viene aquí a dárselas de reina, como ama y señora del crimen organizado, y no tienes ni idea de cómo funciona de verdad este mundo, apenas si lo conoces desde hace unos meses y siempre bajo la protección del señor Amato, tratándote de seguro como la princesita malcriada que eres... Si tu padre ha sobrevivido por tantos años en el negocio, y salido con vida del ataque en el que murió tu madre, ha sido porque es un hombre inteligente y ha sabido moverse de sitio cuando fue necesario, y si tuvo que alejarse de tí en el proce
Valentino estaba encerrado en su oficina, revisando sus posibilidades.Lo acompañaba un Francis silencioso.El señor Amato se veía algo desaliñado, con la camisa abierta en el pecho, con el cabello revuelto de tanto sujetarse la cabeza y con la mirada vidriosa por el cansancio y la falta de sueño. Estaba agotado, física y mentalmente, pensando una y otra vez en cómo coordinar las escasas fuerzas de choque que le quedaban disponibles. Evaluando cómo minimizar el daño para sus leales, aún si el mismo debía sacrificarse.Valentino no se había ido a su casa en varios días, no quería moverse hasta que resolviera la crisis que se había desatado entre sus manos, ni exponer su hogar a un posible ataque, pero sabía que todos estaban bien o, de lo contrario, se habría enterado enseguida, ya que había dado órdenes estrictas. Eric le habría informado que algo pasaba, aunque su flamante y orgullosa esposa no quisiera molestarlo en esos momentos cruciales para "Terra Inferno".No había llamado a
Unos pocos días más tarde, luego de pasar tiempo con sus pequeños hijos y de organizar todos sus asuntos de negocios y nuevos juramentos de fidelidad, cuando la calma había regresado a sus vidas, por fin no había más obstáculos entre Valentino y Alessia para intentar ser felices.Para planificar su futuro como una unidad.Juntos, habían logrado vencer a sus enemigos, siendo cada uno la verdadera fuerza del otro, y no su punto débil. Habían derrotado a sus oponentes a pesar de su enorme cantidad y de su fuerza unificada, a pesar de las traiciones y deslealtades, y su vínculo se había fortalecido mucho más tras vencer las adversidades.Por supuesto, eso no quería decir que fueran inmunes a todo y no pudieran surgir nuevos enemigos en el futuro, a pesar de que el poder de Hades era demasiado grande como para osar desafiarlo abiertamente.Pero siempre existirían ambiciosos que podrían desear intentar algo así de arriesgado.En su mundo, el poder era un bien demasiado atractivo, una tentac
Sus ojos azules y nostálgicos observaban el enorme jardín de la casa de campo en medio de los Alpes italianos. A lo lejos, coronadas por algunas nubes bajas, se podían ver las altas colinas flanqueadas de bosques centenarios, reverdeciendo en esa época del año. Al pie de las montañas, en un valle apacible, se extendía un lago tranquilo y liso como un espejo, tan azul como su mirada, que brillaba en las orillas por los reflejos dorados del sol de la tarde.Bebía pensativo un cafe de grano tostado, aromático y negro, cuando la risa cantarina de una niña pequeña le hizo esbozar una sonrisa de ternura.La casa en la que estaban era enorme y tranquila, con un estilo sobrio entre clásico y moderno, pero sobre todo, muy cómoda y sin excesos de lujo, aunque fuera literalmente el hombre más rico del país.Ese era su refugio, y lo único que necesitaba allí no era precisamente algo que se compre con dinero.El lugar perfecto para que la mente se perdiera en los colores y luces del horizonte, y
Alessia detestaba ir a trabajar en días de lluvia. Era casi imposible llegar a horario, aunque saliera temprano a tomar su autobús. A menudo iba tan repleto de gente, que no se detenía, y debía esperar al siguiente, mojándose sus zapatos y apenas protegida con un paraguas.Eso significaba estar con sus pies húmedos y helados durante toda su larga jornada laboral, luego de soportar una reprimenda de su jefe.Ese día no fue la excepción. Pero con un agravante.Estaba esperando el siguiente autobús, segura de que llegaría al menos diez minutos tarde, cuando un automóvil de lujo pasó a su lado a toda velocidad, ignorando el enorme charco de agua junto al cordón de la vereda… y empapándola de pies a cabeza.Alessia maldijo en voz alta, y apeló a su magnífica memoria fotográfica, apuntando en su mente las señas y patente de ese vehículo.Cinco minutos más tarde, subía por fin a su vehículo, temblando de frío e intentando secarse un poco con una pequeña toalla de mano que llevaba en su bolso