21. VALERIA

Está junto a Leviña en una sala de espera del hospital, los guardias de seguridad no han dejado que entre en el área privada. No puede entender por qué su madre que es tan hermosa no ha logrado enamorar a su padrastro, y mucho menos que a pesar de que la trate muy bien, ella haya conseguido sustituir a Trinidad en su corazón.

—Mamá, tenemos que hacer algo. Estoy segura que Trinidad se va a aprovechar de que la tumbaste para separarte de papá.

—No es tu padre, deja de llamarlo así que no le gusta, te lo dijo la otra vez. Y no la tumbé, tropezó con la silla y se cayó sola.

—No me importa, le diré así siempre. ¿Por qué tenías que hacerle eso a Trinidad? En un final papá jamás dejaría que tocáramos las cosas de su difunta esposa Isabel. ¿Qué más te daba si ella se las llevaba?

—¡Que no le hice nada, te digo! —protesta Leviña, le cansa que Valeria no le crea y ni siquiera su sobrino, ambos creen que ella movió la silla— te dije que es verdad que moví la silla, pero no fue intencionalmente,
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