Cuando Trinidad despertó le dolía todo y tenía su cabeza incluyendo los ojos vendados. Estaba desorientada y sólo los sollozos de alguien a su lado escuchó. Movió la mano a la cual sintió llena de agujas provocándole un gran dolor, que hizo que se quejara, para al momento sentir que la persona que lloraba a su lado, venía corriendo a su lado.—Trini hija, Trini. ¡Doctor, al fin despertó! ¡Doctor, enfermera, señor Muñóz…!Escuchó la voz emocionada de su nana, seguida de muchos pasos de personas entrando a su habitación. Hasta que unas manos conocidas que atraparon las suyas la hicieron sentir segura. De un lado, las de su padre, del otro las de su esposo, en una pierna las de Viviana y en la otra las de su nana. Todos la acariciaban y le infundía paz, tranquilidad y amor.—Por favor, sepárense de ella —se escuchó una voz desconocida— dejen que la revise. Todos menos su padre lo hicieron, porque ella lo apretó con fuerza impidiendo que se alejara.—Estaré aquí, Trini.—Puede quedarse
Está junto a Leviña en una sala de espera del hospital, los guardias de seguridad no han dejado que entre en el área privada. No puede entender por qué su madre que es tan hermosa no ha logrado enamorar a su padrastro, y mucho menos que a pesar de que la trate muy bien, ella haya conseguido sustituir a Trinidad en su corazón.—Mamá, tenemos que hacer algo. Estoy segura que Trinidad se va a aprovechar de que la tumbaste para separarte de papá.—No es tu padre, deja de llamarlo así que no le gusta, te lo dijo la otra vez. Y no la tumbé, tropezó con la silla y se cayó sola.—No me importa, le diré así siempre. ¿Por qué tenías que hacerle eso a Trinidad? En un final papá jamás dejaría que tocáramos las cosas de su difunta esposa Isabel. ¿Qué más te daba si ella se las llevaba?—¡Que no le hice nada, te digo! —protesta Leviña, le cansa que Valeria no le crea y ni siquiera su sobrino, ambos creen que ella movió la silla— te dije que es verdad que moví la silla, pero no fue intencionalmente,
Andrés Muñóz no dice nada, avanza pasando por el lado de Leviña que lo mira aterrada. Llega a dónde está la maleta que tiene recogida e introduce los papeles que le dio el doctor de lo que deberá hacer Trinidad. Luego se gira despacio para enfrentar a su esposa.—¿Qué haces aquí? ¿No te dije que no quería verte?—¡Querido! —Deja de decirme así, te lo he repetido montones de veces, tú y yo no somos nada, solo existe un papel firmado entre nosotros que desharé muy rápido. Mi hija tiene razón, estos años son más que suficientes, ya cumplimos. Trini es una mujer y no necesita una madre, lo cual no fuiste nunca. —Andrés, no te daré el divorcio.—No me interesa, me divorciaré, porque si no lo recuerdas unas de las cláusulas del contrato era ese, podíamos divorciarnos cuando cualquiera de los dos lo decidiera aunque él otro no estuviera de acuerdo. Te regalaré el condominio que tanto te gusta en el centro y te daré una cantidad del dinero que he ganado en estos años. No esperes más de mi L
Hugo se detuvo en seco al escuchar la voz de Trinidad y giró para verla. Estaba sentada con su hermoso cabello cayendo por el lado de su cara que le cubría parte de ella. Se acercó y con cuidado trató de acomodarlo, viendo como ella se alejaba asustada. Dejó su mano en el aire y cuando la vio regresar a dónde estaba dijo.—Solo quiero mirar tus ojos, tus cabellos te lo cubren, los pondré detrás de tu oreja —y sin esperar su respuesta lo hizo.—Hugo, debemos hablar Volvió a decir esa frase Trinidad que ya a él le estaba pareciendo odiosa. De seguro iba a tratar de volver a escapar del matrimonio. Lo cual no iba a permitir, Trinidad Muñóz se le había regalado aquel día en que le pidió ser su esposa. No la había buscado, ella sola había venido a él, y no la iba a dejar escapar sin importar todas las imperfecciones que tuviera. Ella era su esposa y lo seguiría siendo el resto de su vida.—Tienes razón, ya Viví regresa hoy —comenzó a hablar de otra cosa para no dejarla decir lo que querí
Se había introducido en el baño y a tientas buscó la bañera que Hugo le había dejado preparada. Sonrió, desvistió y se introdujo en ella, cuando sintió que la puerta de su cuarto se habría.—Trini, ¿necesitas ayuda? —escuchó a su papá.—No papá, Hugo lo dejó todo listo. ¿La nana no ha venido?—No, ¿te hace falta?—¿Y Viví? ¿Sabes si llegó del viaje? —No me ha llamado, tenía pasaje para el último vuelo. ¿Qué es esto que veo en la cama? —Es el proyecto de Hugo que lo hizo así para que lo ayudara. Estoy muy feliz papá, porque me acabo de dar cuenta de que si hago que todos los arquitectos hagan eso, puedo acompañar a Viví a trabajar en mi empresa.—¡Tú no vas a salir de aquí hasta que estés mejor y termines de operarte!—No lo haré, todo el trabajo lo haré aquí. ¿Qué te parece?—Sí es así y mientras que no te excedas no me opondré. Me voy a desayunar, ¿segura no necesitas que te ayude con algo?—Segura papá, no demoro. Voy a desayunar contigo. No sabes lo feliz que me hace tenerte viv
Hugo realmente estaba sorprendido de que Trinidad hubiera invitado a su abuelo sin preguntarle antes. ¿Dónde tenía la cabeza para hacer algo como eso? ¿Y qué es lo que salió en el periódico que dijo que era una emergencia? Levantó la cabeza para chocar con la mirada de Federico y Landon que todavía estaban en su despacho.—¿Tienes el periódico de hoy, Federico?—Sí, ¿por qué? ¿Hay algo que deba interesarnos?—Préstamelo un segundo. Y sí, estoy de acuerdo en que hagamos eso que propones Lando, ve con Federico y pónganse de acuerdo en los detalles. Pero mi amigo que no se te vaya la mano y cuídate.—Gracias Hugo, no te vas a arrepentir. Te aseguro que me adueñaré del mundo oscuro de la calle y te defenderé de todo el que quiere hacerte daño. Nos vemos y felicidades de nuevo en tu matrimonio —terminó de hablar Landon, extendió su mano para apretar la de Hugo que está realmente preocupado por lo que le acababa de decir su esposa. Los vio marcharse y en cuanto la puerta se cerró, abrió e
Hugo llega a la sala donde ve y escucha cómo su abuelo frente a su esposa Trinidad y se encuentra interrogándola y amenazándola. Está furioso al ver lo que está haciendo su abuelo y rápidamente evalúa la situación. A pesar de que llevan ya unos meses de casados, ella se lo ha pasado prácticamente en el hospital, cosa que él no le había dicho a su abuelo ni a su familia en general. Y mucho menos quiere que se enteren de que ella es ciega por el momento. Ahora resulta que su abuelo decidió visitarlos sin anunciarse ni avisar. ¿Qué significaba eso? ¿Se habría enterado? Podía observar como su suegro parado al lado de su hija, no participaba de la conversación y supuso que le habían mentido a su abuelo como a él la primera vez.—¿Abuelo te pregunté qué haces aquí? No puedes aparecerte en nuestra casa así no más sin avisar. Trini acaba de llegar del hospital y está convaleciente y tú la estás incomodando con esta visita no anunciada. ¿Recibiste nuestra invitación?Hugo cambió de tema al v
A Andrés Muñóz siempre le gustó estudiar, era hijo de unos mercaderes que solo lo tuvieron a él y se esforzaban por mandarlo a las mejores escuelas, por lo que en agradecimiento estudiaba hasta desfallecer para ganarse una beca pagada y así que ellos no tuvieran que sacrificarse tanto, hasta que lo logró. Fue admitido en la mejor universidad para estudiar leyes. Como había venido haciendo hasta ese entonces, siguió esforzándose al máximo para hacer a sus padres orgullosos de él y lograr al terminar sus estudios que lo escogieran en un buen bufete de abogados. Isabel por otro lado era la niña mimada de sus padres, era muy talentosa en muchos sentidos desde que nació. Era una excelente pintora y entró en ese mundo desde la edad de cinco años en que su padre vendió uno de sus cuadros en un millón de dólares, ocultando la identidad de la pintora que se rodeó de un misterio total, y que le fue ganando fama, hasta convertirla casi en un mito. Sus cuadros estaban valorados en millones, pe