11. CASADOS

Al otro día, Trinidad y Hugo se dieron cuenta que ambos habían bebido tanto, que se quedaron dormidos vestidos, abrazados uno al lado del otro en la cama. Se separaron despacio apenados.

—Señor Fuentes —habló Trinidad sentada en la cama de espaldas a Hugo. Tratándolo de usted, para delimitar su relación a una muy respetuosa. — Tome esta tarjeta y vaya a resolver todos sus asuntos, tiene saldo ilimitado. No se preocupe por mí, yo también tengo que ocuparme de algunos asuntos personales.

Hugo la miró fijamente y se levantó tratando de arreglar lo más que podía su saco. Luego de tomar todas sus cosas le dijo.

—No hace falta que me des esa tarjeta Trinidad —siguió tratándola de tú, no quería perder eso. —Ya me las arreglaré con lo que me enviaste ayer. Y no quiero que me trates de usted, prefiero que sigamos como ayer, se siente más la relación y podremos convencer a todos de que nos conocemos de hace tiempo.

Estaba realmente desesperado por ir a su trabajo y ver si Federico había sid
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