Capítulo 3

¿Quién pensaba qué era Bastian para hablarme así?, cuando regresé con mis amigos, todos estaban esperando tranquilamente, los amigos de Bastian ya no estaban, ellos se habían alejado al otro extremo del lugar, al parecer estaban entretenidos saludando a otro grupito popular de la universidad, al estar más cerca de mis amigos, me di cuenta que Milan estaba ahí también, con cara de pocos amigos.

—¿Se puede saber dónde estabas? —me pregunta en tono tosco.

—Hablando con Erick —respondo sin darle importancia al tema.

—¿Sobre qué?.

—Nada importante.

—¡No te creo, en este preciso momento me dirás de qué hablaron! —Milan me gritó.

—Será mejor que los dejemos solos, la función empezará en cinco minutos, no tarden y portate bien con Crys, Milan —habló Charlotte observando la hora en su reloj de mano.

—Vale —dije sin apartar la mirada de Milan.

Cuando mis amigos se fueron, Milan se veía tenso y muy furioso.

—¿Y bien?.

—Ya te dije que no hablamos de nada importante —puse los ojos en blanco.

—¡Mientes! —me volvió a gritar.

—¡Deja de gritarme! —me estaba exasperando.

—No quiero que le vuelvas a hablar a Erick ni a ninguno de sus amigos —Milan me tomó del brazo con fuerza.

—Tu no eres nadie para prohibirme cosas, ni mucho menos elegir a quién debo o no hablarle —me zafé de un tirón de él.

—Soy tu novio.

—Si, eres un novio, posesivo, celoso, e inseguro —le solté— no eres el Milan de antes, eres alguien totalmente diferente.

Milan guardó silencio, su expresión había cambiado a una más serena y triste.

Entonces siento la mirada de alguien, y cuando coloco mi atención, detrás de Milan, a lo lejos, estaba Bastian, observándonos fijamente, en la mano traía una piedra y la aventó contra la pared que estaba a su lado, provocando que sus amigos le pusieran atención, después les dijo algo y todos voltearon a nuestra dirección, me veían a mí, y no dudaba de que a Milan también.

—Escucha...yo...

—Mejor entremos, después hablaremos —le dije dándome la media vuelta para entrar al cine.

Estaba cabreada, y yo sabía perfectamente que me podía encontrar con Bastian, por más que intentara enamorarme de Milan, se comportaba como un celoso inseguro. Y así solo hacía las cosas difíciles, cuando pagamos las entradas nos dirigimos a la sala que nos tocaba, nuestros amigos nos hablaron para a que nos sentáramos junto a ellos, ese cine era algo distinto a los que conocía, solo pagabas y podías sentarte donde quisieras, no te daban un número que indicaba cual debía de ser tu asiento. Milan ya no me volvió a dirigir la palabra en un buen rato, cosa que agradecí. Al poco tiempo la película empezó, era una romántica, en la que el protagonista traicionaba a su novia con su mejor amiga, y ella terminaba conociendo a otro chico, del que se tendría que enamorar perdidamente, al comenzar a verla, supe de inmediato que la había escogido Charlotte, ella estaba empeñada en que yo me enamorara de Milan.

El tiempo transcurría, cuando me dieron unas ganas inmensas de una soda, por lo que tomé la decisión de salir a comprar una.

—Enseguida vuelvo —le dije al oído a Milan.

—¿A dónde vas?.

—Por una soda.

—Vamos, te acompaño.

—No, prefiero ir sola.

—Como quieras —me dice molesto.

Salgo de la sala con cuidado y una vez estando afuera, me siento libre, el pasillo que llevaba a las salas estaba vacío, por lo que caminé rápidamente, se escuchaban a lo lejos los ruidos de todas las proyecciones, y poco a poco aquella sensación de que alguien me vigilaba volvía a mí. Volteé detrás de mi pero no había nadie, solo yo, estaba a punto de llegar a mi destino, cuando alguien me jaló y me metió dentro de una sala vacía, aquella persona me tapaba la boca con la mano y me tenía abrazada por la cintura.

—No grites Crystalle.

Aquella voz la conocía perfectamente, se trataba de Bastian. Me destapó la boca y me soltó.

—¿Qué crees que haces? —le reclamé.

—Lo que ves.

Todo estaba oscuro, con excepción de una lámpara tenue en medio de aquel lugar.

—Me voy —digo caminando hacia la puerta de salida, pero Bastian me jaló estrechándome contra su cuerpo— ¡suéltame Woodwryn!.

—No —Bastian sonrió— dime, ¿por qué estás sola?.

—No es tu asunto —respondí desafiante.

—¿Acaso hay problemas en el paraíso? —suelta una carcajada que me hace temblar las piernas— los vi discutir.

—Vaya, el gran Bastian Woodwryn vigilándome —digo al tiempo que hago otro esfuerzo por alejarme de él, pero no obtengo un buen resultado.

—Siempre te observo.

Aquellas simples palabras hicieron que mi corazón se acelerara.

—No digas tonterías.

Bastian cambió su expresión a una más seria.

—¿Te ha gritado?.

—No.

—Si lo hizo.

—Deja de meterte en asuntos que no son tuyos —respondo incómoda.

Es entonces es cuando Bastian me vuelve a apretar con más fuerza, aquel simple tacto me derretía, y me besó, al principio yo no quería acceder, pero debo admitirlo, lo amaba con locura, y aunque también lo odiaba, lo necesitaba. Sentir su lengua bailando con la mía, era algo exquisito, sus manos comenzaban a acariciar mis senos, para después comenzar a besar mi cuello con frenética pasión.

—Bastian —dije agitadamente— para.

—No —Bastian comenzaba a quitarme la chamarra— mi Crys, te deseo.

—Bastian, no... —traté de decirle algo para detenerlo, pero me calló con otro beso apasionado, tanto que los labios comenzaban a dolerme.

—Se acabó, no aguanto más —dice bajándose la bragueta— necesito hacerte mía.

—Olvídalo, no puedo, yo estoy... Milan es mi novio —digo alejándome de él, o de lo contrario sería suya y me sentiría mal.

Bastian me observó fijamente, se subió el cierre del pantalón, y aquella mirada tierna y de desenfrenada pasión, se convirtió en una fría y despiadada.

—¿Te gusta como te hace suya?.

—¿Qué? —abro los ojos como platos.

Bastian se acerca a mí.

—Lo que has oído, ¿por eso me has rechazado?, porque Milan te hace suya en todo momento.

—¿Qué? —lo miro echa una furia— no digas estupideces, no ha pasado nada entre Milan y yo desde aquella vez, no me ha hecho suya...y...

Al ver la sonrisa de Bastian me pude dar cuenta de que sin querer, le di lo que él estaba buscando.

—Eso es lo que quería saber —con un movimiento rápido se acercó hasta mi y me dio un beso brusco, metiendo su lengua a mi boca y apretándome contra su cuerpo— yo sé que no puedes ser de él porque todavía sigo en tu corazón.

—No es...verdad —murmuré.

—Sabes, acabo de comprobarlo.

—¿El qué? —fruncí el ceño.

—Que sigues siendo solo mía —me sonríe de oreja a oreja.

Eso, lo que acababa de decir y hacer Bastian no era porque lo deseara, solo era un juego para comprobar que aún me tenía en sus manos.

—Patán.

—Mía.

—Idiota.

—Mentirosa.

—Eres...eres de lo peor —le reclamo.

—Y tu eres lo mejor...

—No soy tuya, y jamás lo volveré a ser, ¿entiendes?, ¡nunca!.

—Crystalle, eres mi enemiga, pero...

No quise esperar ni seguir escuchando lo que me iba a decir, por lo que antes de que tuviera tiempo de detenerme y de que me volviera a envolver en sus falsas palabras, me fui corriendo del lugar, pero al hacerlo tan rápido, a los pocos metros choqué con Milan, quien al verme dudó por un segundo si preguntarme o no, el motivo de mi carrera.

—¿Qué te sucede? —Milan me observa fijamente y comienza a verme de pies a cabeza, como si él fuera una especie de máquina detectora.

—Nada, solo no quería perderme el final de la película —respondí entre jadeos.

—¿Y tu soda?.

—Ummm, no quise al final, prefiero ver la película sin soda.

—¿Y por eso te has tardado?.

—Supongo que si —tomé su mano y lo acerqué hasta mí para que regresáramos juntos.

—Hay algo que no me cuadra —Milan frunce el ceño.

—Si vas a empezar con tus celos, es mejor que me vaya sola.

—¿Estabas con Erick de nuevo?.

Cada día desconocía a Milan, pero una parte de mí sabía que él solo buscaba que yo respondiera a sus sentimientos. Estaba a punto de responderle, cuando Bastian se apareció detrás de mí.

—Estaba conmigo —dice con una mirada desafiante que la colocó en Milan.

Entonces es cuando me doy cuenta de lo que estaba provocando Bastian, él no me buscó para un simple beso, ese era su plan, con sencillos pasos: comprobar que me tiene en sus manos, y provocar una fractura en mi relación con Milan.

—Eres hombre muerto Woodwryn.

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