Es viernes, y hoy era el inicio del fin de semana que estaba esperando al lado de mis amigos y de Bastian, después de ver aquel video que por un momento nos destrozó a Saskia y a mí, fuimos a ver a los chicos para que nos explicaran las cosas, nos debían una mucho, aún recordaba lo que pasó esa noche como si hubiera pasado hace cinco minutos atrás.
—¿Adónde vas? —le pregunto a Saskia mientras veo como se quita el pijama y comienza a vestirse.
—Voy al antro, Erick me va a explicar esto y después lo terminaré.
—No te alteres, recuerda que estás embarazada y...
—Crys, tu deberías hacer lo mismo, Bastian también
El sol estaba en lo alto regalando sus cálidos rayos de luz, ella no lo dejaba de ver, era imposible no admirar tanta belleza humana en aquel chico que le había robado el corazón, pero solo podía permitirse verlo de lejos, las reglas que establecieron las porristas, chicas de alto nivel tanto económico como social, eran simples; no tocarlo a menos de que él lo permita y así lo quiera, nunca desear ser su novia, Bastian Woodwryn no tenía novia, era famoso por andar con una y con otra, aunque muchos decían que después de la dolorosa separación de la única chica que consideró su novia, se volvió frío y distante, de hecho muchas chicas albergaban la esperanza de llegar a cambiarlo o conquistarlo. Querían que volviera a creer en el amor, pero era complicado, Bastian ya no tomaba a nadir en serio.
La luz de la luna se filtraba en aquella habitación oscura, dando como resultado una vigilancia celestial, era espectadora de aquel romance extraño y teñido de odio, rencor y mentiras.—Quiero hacerlo, aquí, ahora —dijo agitadamente aquella chica rubia.Él se quedó inmóvil, observándola, cada gesto, cada movimiento que hiciera quedaría grabado en su mente, por primera vez en su vida, él podía observar como su pecho se movía ligeramente con su respiración agitada, en efecto, estaba ida. Se acercó a ella y le quitó aquella bata de seda que cubría su cuerpo, el simple hecho de deslizar despacio la tela por sus brazos, lo embriagó, era una chica muy hermosa. Sus párpados se cerraron y aspiró su olor.—Hueles deliciosamente —él murmuró con un suspiro.Ella sonrió de oreja a oreja, le gustaba que todos los hombres le pusieran atención, ella tenía que ser la única para quien eligiera, nadie era mejor que ella, o al menos eso pensaba.—Es vainilla, con algo mez
—¡Crys!.Aquel grito deBastianme erizaba la piel, no pude evitar recordar su rostro lleno de furia, lleno de odio y confusión, apretando los puños al ver comoMilany yo nos besábamos.Intenté hablar, articular alguna palabra, había tanto que quería decirle, reclamarle, mentalmente lo culpé por lo que estaba pasando conMilan, con mi vida, esos breves momentos en los que nuestras miradas se cruzaron, fueron suficientes para saber que entre él y yo las cosas jamás volverían a ser las mismas, ambos estábamos rotos, ya no podíamos hacer nada. Incluso temí que iniciara una pelea conMilan, pero no fue así, solo se dio la media vuelta y siguió su camino, cuando lo observé, poco a poco sentía como si mi vida se fuera con él.—Estarás bienCrys—puedo escuchar la voz deMilan, que aunque sé que está a mi lado, lo escucho lejano— has tomado la mejor decisión, ahora yo me encargaré de amarte, respetar
—¿Estás seguro de la decisión que has tomado? —le preguntóErick, quien estaba recostado en la cama bebiendo una cerveza.—Estoy seguro —contestóBastianobservando por la ventana, en dirección a la casa deCrys— es lo mejor que puedo hacer.—Pues yo creo que ambos deberían dejarse de bobadas y regresar, las razones no importan si hay amor de verdad —Erickse escuchaba relajado pero con unligerotoque de preocupación.—¿Acaso estás escuchando lo que dices? —Bastianfrunció el ceño— se acostó conMilan, ese estúpido que se hizo pasar como su mejor amigo gay.
El leve viento provocaba que los árboles del bosque, incluyendo el gran árbol de cerezos, bailaran una melodía silenciosa que solo la naturaleza era capaz de escuchar, observaba como incluso algunas hojas caían, estábamos en invierno, pero aquí no había rastros de nieve, las vacaciones aún no llegaban a su fin y solo tenía en mente a alguien, aBastianWoodwryn, cada vez que mi mente acudía a todos los momentos que había vivido con él, sentía una fuerte opresión en mi pecho, me daba rabia, sentía dolor, angustia, y más de una vez tuve unas ganas inmensas de querer volver atrás, cambiar muchas cosas, y que todo fuera como antes, pero no era así,Bastiany yo jamás estaríamos juntos de nuevo, yo no podía perdonar lo que me hizo, y estaba segura de que él nunca me perdon
Nos dispusimos a salir de mi casa y cada quien tomó su lugar en el carro de mi madre,Milanmanejaría y aunque íbamos algo apretados, todo estaba bien, cuando pasamos por aquella casa amarilla perteneciente a la familiaWoodwryn, no pude evitar sentir nervios y nostalgia a la vez. Cuando llegamos al cine, todos nos bajamos en la entrada principal,Milanhabía ido a estacionar el carro, el aire chocaba contra mi rostro, era frío, y sentía como si mil agujas se incrustaban en mis mejillas.—No lo puedo creer —diceWarrenacomodándose los lentes— esto si que se va a poner bueno.—¿A qué te refieres? —preguntaCharlottebuscando algo en su bolso.—
¿Quién pensaba qué eraBastianpara hablarme así?, cuando regresé con mis amigos, todos estaban esperando tranquilamente, los amigos deBastianya no estaban, ellos se habían alejado al otro extremo del lugar, al parecer estaban entretenidos saludando a otrogrupitopopular de la universidad, al estar más cerca de mis amigos, me di cuenta queMilanestaba ahí también, con cara de pocos amigos.—¿Se puede saber dónde estabas? —me pregunta en tono tosco.—Hablando conErick—respondo sin darle importancia al tema.—¿Sobre qué?.—Nada importante.
Siento como si todo a mi alrededor da vueltas cuando observo queMilanaprieta los puños y se acerca aBastiancon toda la intención de golpearlo, pero reacciono rápidamente y me interpongo entre los dos, ya queBastianestaba preparado también.—¡Basta los dos! —les grito— solo faltaba que dieran un espectáculo en el cine.—¿Estabas con él? —me preguntaMilanecho una furia.—Yo...no...—Claro que estábamos juntos, en una sala vacía —Bastianle avienta una media sonrisa aMilan, en tono burlón— y algo oscura.
Último capítulo