CAPÍTULO 24

Despierto a su lado, ambos bañados por la tenue luz de la mañana, muy diferente de como es en Miami.

—Buenos días.

Acaricio su oreja con mi dedo, provocándole cosquillas.

—Buenos días a la mujer más hermosa de toda la tierra. —Enreda sus piernas con las mías y se abraza a mi cintura.

Se ha vuelto todo un romántico, y eso me enamora más cada vez más.

Nos quedamos así por un rato y luego bajamos a desayunar al restaurante del hotel, tomados de la mano y con un poco de cansancio, ya que solo hemos dormido unas cuatro horas. Sí, ya se imaginarán el porqué...

Luego de saciar nuestros estómagos nos dirigimos a navegar en káyak hacia los glaciares, lo que me parece sumamente una locura, pero tan emocionante sentir el hielo vibrar y el misterio indómito de la naturaleza bajo mis pies. Recorremos los largos senderos en bicicleta, hablando de nosotros mientras observamos el paisaje digno de ser la pintura más cara del mundo. Al llegar la noche, vamos a cenar al restaurante Crow's Nest, un lug
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