Y así el oficiante empieza con un discurso que tarda unos minutos. Él y yo solo nos sonreímos unas que otras veces, trato de pedirle explicaciones con la mirada, pero solo me guiña un ojo. Entonces llega la parte más importante de esta improvisada pero muy bien elaborada ceremonia. Ya tendré tiempo de sobra para exigirle una explicación después, porque debe dármela o me volveré loca. —Así pues, les pregunto: Mark Michaels, ¿quieres contraer este matrimonio simbólico con Camila Vega y efectivamente lo contraes en este acto? —Acepto —responde con total seguridad, mirándome atento y respirando un poco más rápido. Suspiro ante todo esto, me ha tomado por sorpresa. ¿Es una locura? Sí, pero es que, ¿acaso todos somos totalmente cuerdos? Un poco de locura no le hace mal a nadie. —Camila Vega, ¿quieres contraer este matrimonio simbólico con Mark Michaels y efectivamente lo contraes en este acto? De repente se me forma una especie de nudo en el estómago, un tremendo vuelo de cosquillas n
Despierto a su lado, ambos bañados por la tenue luz de la mañana, muy diferente de como es en Miami.—Buenos días. Acaricio su oreja con mi dedo, provocándole cosquillas.—Buenos días a la mujer más hermosa de toda la tierra. —Enreda sus piernas con las mías y se abraza a mi cintura.Se ha vuelto todo un romántico, y eso me enamora más cada vez más.Nos quedamos así por un rato y luego bajamos a desayunar al restaurante del hotel, tomados de la mano y con un poco de cansancio, ya que solo hemos dormido unas cuatro horas. Sí, ya se imaginarán el porqué... Luego de saciar nuestros estómagos nos dirigimos a navegar en káyak hacia los glaciares, lo que me parece sumamente una locura, pero tan emocionante sentir el hielo vibrar y el misterio indómito de la naturaleza bajo mis pies. Recorremos los largos senderos en bicicleta, hablando de nosotros mientras observamos el paisaje digno de ser la pintura más cara del mundo. Al llegar la noche, vamos a cenar al restaurante Crow's Nest, un lug
Lo miro con tristeza. —¿Por qué hablas como si te estuvieras despidiendo? Nos queda un día, podemos hacer todo lo que queramos mañana. Ahora no te vayas de mi lado, por favor... —Me aferro a su pecho, con mis brazos rodeo su espalda, como si pudiera así retenerlo para que no desaparezca—. Sabes que también te amo, lo sabes.—No iré a ningún lugar, aquí me quedaré contigo, amor. —Besa mi cabello, una y otra vez—. Cálmate y duerme, que yo estaré aquí mañana y todos los días hasta que seamos viejos...Sus caricias en mi espalda y cabello terminan por tranquilizarme luego de un largo rato hasta conseguir el sueño, sin embargo, en medio de la madrugada tengo una horrible pesadilla, por lo que despierto y busco a mi pelicastaño favorito, el que se encuentra durmiendo abrazado a mí. Sonrío al verlo aquí conmigo, pero de repente se me escapa un sollozo horrizado cuando parece que comienzo a caer en un profundo hoyo negro, el cual me traga solo a mí rápidamente. Grito, pido ayuda y trato de s
Camila observa el cielo lleno de estrellas desde el amplio balcón de su habitación, la que se encuentra en el tercer piso de su mansión alejada de la ciudad. El cantar de los grillos y el sonido del viento vienen y van en la silenciosa madrugada llena de calma. Eleva el rostro y cierra los ojos, olfateando el aroma a rocío de la mañana. Esperar el amanecer se ha convertido en uno de sus pasatiempos favoritos.Después de llenarse de energía, comienza el día tomando un largo baño de burbujas y un desayuno bajo en grasas y calorías. Ahora que es famosa, el superficial manager Patrick le exige mantener una buena figura. Se ve un poco más delgada y alta, tiene la presencia de una modelo. Su cabello castaño luce largo y recto hasta las caderas, y su expresión es seria y muchas veces severa. Ha recibido educación de etiqueta y protocolo en todos los aspectos, tanto de su día a día, como en su trabajo. Se comporta recatada, callada y un poco despreocupada. Hubo un cambio en ella desde que Mar
Camila se detiene frente a su cama y seca sus lágrimas. ¡Era él! Son la misma persona. ¡Mark Michaels sí existe! Corre hacia la computadora y busca información acerca del nuevo dueño de la editorial y de inmediato aparecen datos importantes: tiene 30 años, es tauro, mide 1.90, es doctor en economía y soltero. Bueno... puede que algunas cosas sean muy distintas, pero se podría decir que el Mark que ella conoció era físicamente igual.Sonríe al pensar que todo se trata de una simple coincidencia y que esa noche no alucinó nada. A lo mejor esté mejorando su salud mental. Quien sabe.Se mete a la cama luego de beber un poco de agua, lista para tener un sueño reparador...A la mañana siguiente se levanta a las nueve y va hacia el parque, para hacer un poco de ejercicio. Es sábado y aún está muy solitario por allí. Aprovecha para calentar y hacer unos estiramientos antes de trotar. Coloca los audífonos en sus oídos, mientras hace lo suyo con mucho esfuerzo.Mark se detiene en el parque y beb
Camila despierta enredada entre las sedosas sábanas, con un sabor extraño en la boca. Oh, cielos, parece que bebió mucho la noche anterior. Bosteza y sus ojos caen sobre el cuerpo desnudo de Mark. —Oh-Di-os-mí-o... —Cubre su boca con ambas manos. —Hmmm Mamasita... ¿Despertaste? —Mark dice aquello con cierta gracia en el tono de voz. Ella no deja de apreciar el cuerpo musculoso que se encuentra a su lado. De repente frunce el ceño apenas escucha aquella palabra en español. —¿Mamasita? —Anoche me pediste que te llamara así y tú me llamabas papi... Ven aquí, bonita... Camila se queda con las palabras atoradas en la garganta. Mark la toma de la cintura y la trae hacia su pecho, ambos se quedan acostados de lado. —No recuerdo nada. ¿Esta es tu casa? —inquiere, un poco confundida. —Sí, esta es mi casa. —Mark responde, con una sonrisa dibujada en los labios y le roba un beso que se torna intenso—. Yo podría hacerte recordar...—Sí, por favor... —dice aquello mordiéndose el labio infe
Desde aquella vez, Mark no la ha vuelto a ver. Hace ocho semanas Camila pidió adelanto de vacaciones y luego un descanso médico, después de eso se marchó. No responde el teléfono celular, nadie sabe dónde está.Habló con Steven, su asistente, quien le comentó acerca de los calmantes que toma, sus crisis y alucinaciones:«A Camila le sucedió algo terrible hace un tiempo y dejó de ser la misma, a partir de ahí toma medicinas y tiene crisis que yo mismo he presenciado, siempre he estado con ella para ayudarla. Algunos dicen que enloqueció cuando su prometido desapareció o murió, otros dicen que sus novelas esconden algo extraño y tiene que ver con su vida; no lo sé muy bien, pero ella es muy buena y se ha ganado el cariño de todos... Últimamente se encontraba más alegre y había dejado de tener esas alucinaciones, pero de repente recayó y se ha ido a descansar. Quizá se siente avergonzada porque usted la vio en ese estado. Ya volverá, dele su tiempo...», fueron las palabras de Steven.—Dio
Acomodo mi falda corta y me pongo una camisa blanca con mangas tipo tres cuartos, acompañando mi atuendo con unos tacones rojos a juego. Tomo mi bolso que está algo sucio, ya que trabajo y escribo tanto, que no me queda mucho tiempo para limpiar y consentirme a mí misma. Otro día lo haré. Por último, pinto mis labios con un rojo cereza y peino mi largo cabello de color castaño, el cual amaneció rebelde hoy como nunca en la vida. Guardo el ejemplar de mi novela en físico —por si acaso—, mis llaves, identificación y lentes de aumento. Salgo del departamento corriendo hacia el ascensor y llego rápidamente a la estación del Metrobus, aquí en Downtown, el centro de Miami.Tengo un buen sueldo y soy una de las más sobresalientes editoras en la compañía literaria donde trabajo, gracias a mis estudios en lenguas. Me introduje en la escritura sin darle muchas vueltas, solo le permití a mi imaginación volar y escribí una novela romántica que me puso en el ojo de la mejor editorial de América de