¿Cuál será ese mal presentimiento de Lolita? ¿Tendrá Sayri el valor de comprometerse con otra?
New York - Usa. Alma bajó del taxi, y miró el edificio en el que vivía Oliver, su corazón retumbaba con fuerza con cada paso que daba, sostenía con firmeza su bolso, llena de ilusiones, que esperaba no fueran a derrumbarse. Subió al ascensor y las piernas le temblaron al instante que llegó al piso de él. Salió de la cabina y tocó el timbre. Oliver sostenía en sus manos una copa de whisky, caminaba de un lado a otro impaciente, cuando escuchó el sonido del timbre, bebió de un solo golpe el trago, tomó una gran bocanada de aire, se acercó a la puerta y abrió. El corazón de Alma dio un vuelco al tenerlo frente a ella, sin embargo, frunció el ceño cuando lo notó con ojeras, el cabello enmarañado, pálido. —¿Te encuentras bien? —cuestionó con curiosidad. —Todo en orden —respondió en tono seco, se hizo a un lado para dejarla pasar. Alma sintió un escalofrío recorrer su columna, ingresó al apartamento y lo observó a los ojos. —Qué es lo que tienes que decirme —indagó. Oliver t
Semanas después. Lolita finalizó de cepillar su cabello, inhaló profundo, pues en pocas horas conocería si era libre, o iba a pagar una condena por un crimen que no realizó. Suspiró profundo tomó su abrigo de paño blanco, y se colocó encima del vestido azul de lino, se calzó los stilettos beige y salió de la habitación, a buscar a Alex, pues desde que despertó, él no estaba. Cuando caminaba por el pasillo, miró a Aurora salir de la habitación de Sayri, las mejillas de la joven se enrojecieron, mientras que Lolita presionaba los labios para no reír. —Por favor —suplicó Aurora juntando las palmas de sus manos—, no se lo digas a mi hermano. María Dolores negó con la cabeza, y aunque tenía sus sospechas, las confirmó en ese momento. —Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo —indicó. —Eres la mejor cuñada —dijo Aurora y le besó la mejilla. —¿Sabes algo de Alex? —cuestionó Lolita arrugando el ceño. —Escuché ruidos en la cocina, y la voz de Emma, quizás están juntos. —Sonri
New York – Usa. Días después. Rose, se encontraba en el vivero, discutía con la chica encargada porque varias de las plantas se estaban marchitando. —Les falta abono y cariño —dijo una voz que provocó que la mujer se estremeciera. —¡No es posible! —exclamó y volteó a mirar. Parpadeó un par de veces y a grandes pasos se aproximó a la mujer que estaba en la puerta del vivero. —¿Eres tú? Lolita liberó las lágrimas que estaba conteniendo y la abrazó con fuerza. —Claro que soy, estoy viva, y vine a visitarte, a agradecerte por confiar en mí —sollozó. —Lolita —dijo Rose gimoteando y permanecieron abrazadas por un largo rato. Luego de ponerse al día con todo lo sucedido, Rose no quiso ser ave de mal agüero; sin embargo, una duda siempre le rondó la cabeza. —¿Alguna vez viste alguna foto de la madre de Emma? —indagó con curiosidad. Lolita arrugó el ceño y no comprendió a qué venía esa pregunta. —¿Por qué averiguas eso? —cuestionó sorprendida. Rose rodó los ojos. —Si la
El rostro de Alma se volvió carmín, intentó negarlo, pero su rostro la delató. —No vayas a hacer nada —suplicó—, por favor, yo no quiero saber nada de él, no lo necesito. Los músculos del rostro de Alejandro se tensaron, dejó a un lado el peluche que le trajo a su hermana y se puso de pie y caminó hasta la ventana intentando contenerse. Inhaló y exhaló un par de veces. —Es un cobarde —gruñó—, además faltó a nuestra amistad, no se lo voy a perdonar jamás —bramó, y antes de que Alma pudiera detenerlo salió desaforado de la habitación de su hermana. —¡Alex! —gritó Alma, y hasta que ella fuera tras de él, Alejandro bajo corriendo las escaleras y lanzó la puerta con fuerza. —¡No! —exclamó la chica, y se sentó a llorar en una de las gradas. El joven Vidal encendió su Lamborghini y pisó el acelerador hasta el fondo, no pensaba en otra cosa que romperle la cara al traicionero de su amigo. Recordaba la mirada llena de decepción y tristeza de su alma y su corazón se fragmentaba. Inst
Acapulco - México. Lolita, Emma, y Alexa observaban maravilladas el lujoso complejo hotelero del grupo Vidal Espinoza. María Dolores elevó una ceja, consideró que Andrew era un buen arquitecto, y era una pena que alguien con tanto talento, estuviera metido en negocios ilegales. —¿Qué les parece? —cuestionó Alex, sosteniendo en sus brazos a su hija. —El mar se ve enorme —dijo Alexa observando maravillada el océano. —Nunca pensé estar en un lugar así —dijo Lolita. —¡Wao! —exclamó Emma. Alejandro sonrió y las condujo por la reluciente baldosa del jardín hasta la entrada principal del hotel. —¡Alex! —exclamó una hermosa y esbelta joven, de impresionante altura, piernas largas y firmes, cintura estrecha, grandes pechos, vestida con un traje sastre, que era el uniforme del hotel. La chica sin importarle que Alejandro tenía en sus brazos a su hija lo besó con mucha confianza en ambas mejillas—. Debiste avisarme que venías —susurró guiñándole un ojo. María Dolores observó atenta la es
Luego de dejar a las niñas en la habitación. Ambos se dirigieron a la alcoba principal. Lolita observó la decoración, y quedó impresionada al ver la enorme cama King, cuando ingresó al baño notó que la cabina era muy grande al igual que la tina, los acabados eran de lujo, ella jamás imaginó en toda su vida estar en lugar como ese. Alex la abrazó por la cintura, y ella sonrió al sentir su calidez.—¿Te gusta? —indagó él. —Más me agrada tu compañía —respondió ella—, el sitio es lo de menos. —Suspiró. Alex la giró para verla a los ojos y perderse en esos profundos ojos color chocolate. —En eso tienes razón, el sitio es lo de menos —susurró él, entonces se inclinó y pasó su lengua por el cuello de Lolita. La piel de María Dolores se erizó, una cálida corriente le recorrió el cuerpo, y más se encendió cuando Alex la apretó contra su virilidad. Las piernas de Lolita se aflojaron y en cuestión de segundos él la llevó hasta la cama, y la colocó sobre el lecho. Se inclinó ante ella, y co
Después de haber pasado un maravilloso día en Acapulco viajaron a la ciudad de Oaxaca, se hospedaron en el hotel, y luego de bañarse y arreglarse salieron rumbo a la casa de los Rodríguez con los regalos para el baby shower. Fueron los últimos invitados en llegar, y Alexa tuvo la oportunidad de conocer a Angelito y Norita, los hijos de Gaby y Sam, aunque la pequeña hija de Samantha dejó muy claro que el pequeño era su novio. Lolita y Alex carcajeaban al escuchar las ocurrencias de los chiquillos, luego saludaron con Sam. —Ese bebé cada día está más grande —dijo Lolita observando el vientre de Samantha, quién se veía hermosa y con una luz en su mirada muy especial. Samantha acarició su estómago. —Parece que será tan grande y fuerte como su papá —expresó mirando a Óscar—, ya faltan tres meses para conocer a mi pequeño —expresó con ilusión. Lolita suspiró profundo. —Será una gran dicha —comentó y luego se acercaron a saludar al resto de invitados. El baby shower se dio ent
Luego de que Alex se despidió de Óscar, los cuatro salieron rumbo al hotel, en el camino Lolita no dijo nada, a pesar de que Emma a cada instante reía recordando la boda de Angelito y Norita; la pequeña Alexa iba dormida. —¿Estás muy callada? —averiguó Alex a María Dolores. Ella sacudió su cabeza para volver a la realidad. —Solo estoy cansada, y algo triste —expresó sintiendo un nudo en la garganta—, no me agradan las despedidas —confesó. Alex la miró con ternura y la tomó de la mano. —Lo comprendo —expresó—, pero estaremos viajando constantemente a este lugar, recuerda que el grupo Vidal Espinoza tiene resorts en México. —Sonrió. Lolita ladeó los labios intentando quitarse aquel mal sabor de boca que vivió minutos atrás en casa de Sam, inhaló profundo y una vez que llegaron al hotel, se dedicó a desvestir a Alexa para colocarle el pijama, la pequeña abrió sus ojitos, y observó con atención a María Dolores. —¿Estás triste por qué Angelito no quiso casarse conmigo? —indagó con c