No olviden las reseñas.
El rostro de Alma se volvió carmín, intentó negarlo, pero su rostro la delató. —No vayas a hacer nada —suplicó—, por favor, yo no quiero saber nada de él, no lo necesito. Los músculos del rostro de Alejandro se tensaron, dejó a un lado el peluche que le trajo a su hermana y se puso de pie y caminó hasta la ventana intentando contenerse. Inhaló y exhaló un par de veces. —Es un cobarde —gruñó—, además faltó a nuestra amistad, no se lo voy a perdonar jamás —bramó, y antes de que Alma pudiera detenerlo salió desaforado de la habitación de su hermana. —¡Alex! —gritó Alma, y hasta que ella fuera tras de él, Alejandro bajo corriendo las escaleras y lanzó la puerta con fuerza. —¡No! —exclamó la chica, y se sentó a llorar en una de las gradas. El joven Vidal encendió su Lamborghini y pisó el acelerador hasta el fondo, no pensaba en otra cosa que romperle la cara al traicionero de su amigo. Recordaba la mirada llena de decepción y tristeza de su alma y su corazón se fragmentaba. Inst
Acapulco - México. Lolita, Emma, y Alexa observaban maravilladas el lujoso complejo hotelero del grupo Vidal Espinoza. María Dolores elevó una ceja, consideró que Andrew era un buen arquitecto, y era una pena que alguien con tanto talento, estuviera metido en negocios ilegales. —¿Qué les parece? —cuestionó Alex, sosteniendo en sus brazos a su hija. —El mar se ve enorme —dijo Alexa observando maravillada el océano. —Nunca pensé estar en un lugar así —dijo Lolita. —¡Wao! —exclamó Emma. Alejandro sonrió y las condujo por la reluciente baldosa del jardín hasta la entrada principal del hotel. —¡Alex! —exclamó una hermosa y esbelta joven, de impresionante altura, piernas largas y firmes, cintura estrecha, grandes pechos, vestida con un traje sastre, que era el uniforme del hotel. La chica sin importarle que Alejandro tenía en sus brazos a su hija lo besó con mucha confianza en ambas mejillas—. Debiste avisarme que venías —susurró guiñándole un ojo. María Dolores observó atenta la es
Luego de dejar a las niñas en la habitación. Ambos se dirigieron a la alcoba principal. Lolita observó la decoración, y quedó impresionada al ver la enorme cama King, cuando ingresó al baño notó que la cabina era muy grande al igual que la tina, los acabados eran de lujo, ella jamás imaginó en toda su vida estar en lugar como ese. Alex la abrazó por la cintura, y ella sonrió al sentir su calidez.—¿Te gusta? —indagó él. —Más me agrada tu compañía —respondió ella—, el sitio es lo de menos. —Suspiró. Alex la giró para verla a los ojos y perderse en esos profundos ojos color chocolate. —En eso tienes razón, el sitio es lo de menos —susurró él, entonces se inclinó y pasó su lengua por el cuello de Lolita. La piel de María Dolores se erizó, una cálida corriente le recorrió el cuerpo, y más se encendió cuando Alex la apretó contra su virilidad. Las piernas de Lolita se aflojaron y en cuestión de segundos él la llevó hasta la cama, y la colocó sobre el lecho. Se inclinó ante ella, y co
Después de haber pasado un maravilloso día en Acapulco viajaron a la ciudad de Oaxaca, se hospedaron en el hotel, y luego de bañarse y arreglarse salieron rumbo a la casa de los Rodríguez con los regalos para el baby shower. Fueron los últimos invitados en llegar, y Alexa tuvo la oportunidad de conocer a Angelito y Norita, los hijos de Gaby y Sam, aunque la pequeña hija de Samantha dejó muy claro que el pequeño era su novio. Lolita y Alex carcajeaban al escuchar las ocurrencias de los chiquillos, luego saludaron con Sam. —Ese bebé cada día está más grande —dijo Lolita observando el vientre de Samantha, quién se veía hermosa y con una luz en su mirada muy especial. Samantha acarició su estómago. —Parece que será tan grande y fuerte como su papá —expresó mirando a Óscar—, ya faltan tres meses para conocer a mi pequeño —expresó con ilusión. Lolita suspiró profundo. —Será una gran dicha —comentó y luego se acercaron a saludar al resto de invitados. El baby shower se dio ent
Luego de que Alex se despidió de Óscar, los cuatro salieron rumbo al hotel, en el camino Lolita no dijo nada, a pesar de que Emma a cada instante reía recordando la boda de Angelito y Norita; la pequeña Alexa iba dormida. —¿Estás muy callada? —averiguó Alex a María Dolores. Ella sacudió su cabeza para volver a la realidad. —Solo estoy cansada, y algo triste —expresó sintiendo un nudo en la garganta—, no me agradan las despedidas —confesó. Alex la miró con ternura y la tomó de la mano. —Lo comprendo —expresó—, pero estaremos viajando constantemente a este lugar, recuerda que el grupo Vidal Espinoza tiene resorts en México. —Sonrió. Lolita ladeó los labios intentando quitarse aquel mal sabor de boca que vivió minutos atrás en casa de Sam, inhaló profundo y una vez que llegaron al hotel, se dedicó a desvestir a Alexa para colocarle el pijama, la pequeña abrió sus ojitos, y observó con atención a María Dolores. —¿Estás triste por qué Angelito no quiso casarse conmigo? —indagó con c
—¡Sos un imbécil! —gruñó con las mejillas rojas, abarrotadas de ira—. Casi me matas, idiota —expresó y nadó a la orilla, él se apresuró a hacerlo, y salió antes, entonces estiró su mano para ayudarla a salir, cuando ella correspondió el gesto, con delicadeza la tiró y la chica quedó a escasos centímetros de sus cuerpos. Sus miradas se cruzaron, y él se quedó hechizado ante esos ojos de cielo, entonces notó ese particular acento, que le recordaba mucho a su tierra natal. —Disculpadme, este chaval no me ha dicho que no sabe conducir un jeep —expresó con acento español. Malú elevó una de sus cejas. —Ostia, tío —expresó mofándose de él—, la gente como vos, no está acostumbrada a estos sitios. —Carcajeó. El hombre la miró atento, esa risa se quedó grabada en su memoria, además que la recorrió con los ojos, era una muchacha muy bella. —Solo viví en España, pero no soy europeo —confesó, sonriendo con amplitud, mostrando su perfecta dentadura bajo esos carnosos labios. —Eso no te
Lolita tomó asiento en un sillón, a un lado de la cama de Jacqueline, la mujer la miró con atención. —¿Estás bien? —indagó con aflicción al mirar el rostro lleno de palidez de María Dolores. Lola se aclaró la garganta. —No es nada, me desmayé en la empresa, vengo del hospital, y antes de irme a descansar pase a saludarte, y saber si necesitas algo. Jackie frunció los labios al instante que se acomodó para incorporarse. —Estoy estable. —Miró con ternura a Lolita—, hazle caso al doctor, ve y descansa, entre cuidarme a mí, a las niñas, la empresa, y Alex, te tienen agotada —expresó y extendió su mano hacia María Dolores. Lolita sintió su corazón estremecerse y apretó los dedos de Jacqueline con ternura. —Sí, eso haré, iré a dormir toda la tarde. —Sonrió. —Gracias, por ser mi amiga —le dijo Jackie—, y por estar pendiente de mí, pero deberías cuidarte también. —La observó con ternura. La mirada de Lolita se iluminó al escucharla. —No tienes nada de que agradecer, me encanta ser t
Alto Beni - Bolivia. —Malú, no creo que estos atuendos sean los adecuados para este pueblo —indicó Aurora mirándose al espejo, enfundada en un vestido turquesa brillante, entallado a su esbelta figura, con un escote discreto en el busto, la falda le llegaba más arriba de la rodilla. Malú entornó los ojos. —Ese hombre de la selva, debe darse cuenta de lo que se perdió —gruñó. —¿Cómo me veo? —indagó a Aurora. —Yo creo que esta noche los hombres del pueblo se van a quedar con la boca abierta al verte. —Al vernos —aseguró ella, sonrió y tomó su bolso—. Vamos prima —solicitó. Las chicas deslizaban sus pasos sobre las sandalias de tacón alto caminando con sensualidad por las calles del pueblo. Varias mujeres las miraban y murmuraban entre ellas, mientras que los hombres se quedaban con la boca abierta tal como Aurora lo predijo. Cuando ingresaron al bar, un profundo silencio se hizo en el ambiente al verlas, pues con su belleza y presencia captaron la atención de todos. Sayri