Capítulo 34

María Dolores se encontraba en su oficina, miraba con atención las imágenes que Carter le mostraba; sin embargo, su mente se hallaba ausente, pensaba en una sola cosa: Alex, y ese sentimiento de intranquilidad que tenía desde que se marchó a visitar a Jacqueline.

—Pondremos unos sofás aquí, y en la mesa de centro una especie de chimenea artificial —señaló con su mano, mientras se acercaba demasiado a Lolita, e inhalaba su exquisita fragancia a lirios.

María Dolores parpadeó, y se sintió incómoda y prefirió ponerse de pie, miró su reloj, y luego su móvil y no tenía una sola llamada de Alex, bufó al desconocer lo que estaba sucediendo, y eso causaba que su estómago se hiciera nudos, temía tanto que Jacqueline lo hubiera vuelto a indisponer en delante de la pequeña.

—Me encanta —expresó sin mucho ánimo.

—Parece que no —contestó Jacob con un gesto de disgusto.

Lola sacudió su cabeza.

—Lo siento, estoy algo distraída —expresó entonces se movió de nuevo hacia el escritorio y tomó asie
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