Capítulo43
Isabela se apresuró a cubrirse la boca con la mano, tratando de estabilizar sus emociones. —Estoy bien, en un rato Matías… me llevará… de vuelta…— dijo, con la cara completamente roja, mientras su cuerpo se volvía extremadamente sensible por la vergüenza y la tensión.

—Relájate —la voz de Matías sonó, lo suficientemente alta como para que Diego la escuchara claramente.

Diego apretaba el volante con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.

—Doctor Espinosa, mejor regresa a casa —Isabela dijo rápidamente y colgó el teléfono de inmediato, lo que provocó una risa ligera de Matías.

Pasaron diez minutos, pero no se escuchaba el motor de ningún coche arrancando desde abajo.

Matías, con una mala intención en la mirada, de repente tuvo una idea. Isabela lo notó y, negando con la cabeza, le suplicó—: No, por favor, no lo hagas.

—Esta ya bastante tarde.

Matías la levantó en sus brazos, sosteniéndola por las caderas mientras caminaba paso a paso hacia la ventana. Corrió las cortinas, revelan
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