Capítulo47
En ese momento, Matías se acercó al escritorio de Isabela, golpeó con la mano sobre la mesa y dijo:

—¡Ven conmigo!

Una frase corta y feroz que asustó a todos los presentes. El corazón de Paula se hundió.

...

Isabela se levantó, pasando junto a Paula y Catalina, y siguió a Matías a la oficina.

Matías se quitó la chaqueta del traje y, con dedos de huesos prominentes, desabrochó casualmente los puños de su camisa. Todo el movimiento fue fluido, muy agradable a la vista.

Preguntó casualmente:

—¿Cómo te sientes?

—Bien —respondió Isabela fríamente.

Matías, al ver su actitud, suspiró ligeramente y de repente se acercó para tocarle la frente.

Isabela rápidamente giró la cabeza para evitar su contacto. Después de todo, estaban en la oficina, y si alguien los veía, la acusarían de ser una zorra seduciendo a Matías.

Pero Matías no le dio oportunidad. Con un movimiento fuerte, la atrajo hacia sí y sus fríos labios tocaron su frente. Luego, bromeó:

—No quieres que use mi mano, ¿acaso prefieres que
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