Capítulo30
Isabela se sintió sedienta a medianoche y se levantó para ir a la sala a buscar un vaso de agua. Al llegar, vio una figura sentada en el sofá y, asustada, soltó un grito. Rápidamente encendió la luz de la sala y vio a Camila, llorando desconsoladamente.

Isabela corrió hacia ella y la abrazó.

—Camila, ¿qué te pasa?

Hace apenas unas horas, cuando salió del trabajo, estaba bien, pero ahora estaba así.

Camila se apoyó en su pecho y rompió a llorar aún más fuerte.

—Isa, ya no hay futuro para él y para mí.

Isabela no dijo nada, simplemente la escuchó en silencio.

Cuanto más escuchaba, más se daba cuenta de que ella y Camila compartían una tristeza similar: ambas amaban a alguien que no podían tener. En ese momento, no supo cómo consolarla, así que simplemente la abrazó y la dejó llorar en su regazo.

Finalmente, cuando Camila se agotó de tanto llorar, sus ojos estaban hinchados como nueces.

—Isa, él quiere que me case con alguien más. Dice que esa persona es buena y que me va a gustar.— Cam
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