Capítulo 2: El regreso del antiguo amor: Ella ya está casada

DEREK MALONE

—Ya escuchó, señor Malone… Está hecho —dijo el señor Roberts, podría jurar que estaba sonriendo por la manera en la que se escuchaban sus palabras, arrastradas y venenosas—. Le mandaré el contrato corregido de esta… «renegociación», para que lo firme y me lo envíe por correo cuanto antes. 

Hacía un par de minutos, el señor Roberts me había informado de la llamada de Avril, desesperado, no pude más que pedirle su ayuda, aunque el costo iba a ser elevado. 

—Cincuenta por ciento extra es demasiado —agregué entre dientes. 

—Pero es lo que acordamos por mi aportación a su «causa» —contestó con sorna, sabía que tenía la sartén por el mango—. Solo le recuerdo que, en caso de que no quiera firmar o se tarde más tiempo de lo acordado, tengo la llamada grabada, tanto la de su esposa como la suya. 

—Usted también terminará embarrado con esto…

—¿Cree que el público querrá atacarme a mí o al marido infiel que solicitó una grabación de una junta cualquiera para engañar a su esposa y no solo eso, me pidió que mintiera por él para convencerla de que había tenido ese «viaje de negocios»? No se haga el tonto conmigo, solo espero que ese «negocio» lo haya satisfecho toda la semana que usted se ausentó. 

Colgué, impulsado por la rabia que crecía dentro de mi pecho, y me quedé por un momento sentado en el borde de la cama, pensando, con la mirada perdida en el rincón más oscuro de la habitación hasta que una tibia mano comenzó a acariciar mi brazo.

—¿Lo lograste? —preguntó Martina, mi joven  y hermosa amante. No podía decir que era tan bella como Avril, pero sí más dulce y cariñosa que mi fuerte y frígida esposa. 

—Eso creo —contesté entre dientes antes de levantarme de la cama y caminar por la habitación como león enjaulado—. ¡Maldita Avril! ¡Entrometida! ¡Chismosa! ¡Le he dado lo que toda mujer quiere, la saqué de trabajar y le doy una vida de reina! ¡¿Qué más desea de mí?! ¡¿No podía darme un puto descanso?! ¡Solo una m*****a semana! ¡Solo una!

Estaba harto de tener que convivir con Avril y de compartir la cama con ella. Había hecho un gran esfuerzo para mantenerme a su lado durante su embarazo y le había demostrado que la empresa estaba mejor en mis manos que en las de ella. Aun así, parecía que buscaba la manera de joderme la existencia. 

—Derek, no te enojes… —dijo Martina en un ronroneo y salió de la cama para abrazarme—. Eres más inteligente que ella, lo has demostrado, lograrás todo lo que te propongas y cuando la empresa sea tuya, por fin podrás deshacerte de Avril.  

Me enfoqué en sus ojos cargados de esperanza y admiración por mí, antes de arrastrarla de regreso a la cama y perderme entre sus piernas. 

JOHN FOSTER

Después de tanto tiempo, por fin regresaba a la ciudad que me vio nacer y donde pasé los mejores años de mi vida. La cadena hotelera de la familia había florecido en mis manos, llenandome los bolsillos de dinero y con ello, dandome poder.

Estaba dispuesto a retomar todo lo que había dejado inconcluso después de mi precipitada despedida, principalmente, reencontrarme con Avril Steel. La mujer que se quedó con mi corazón, mi primer y único amor.

Estaba dispuesto a recuperar su confianza y cariño, hasta que el periódico me hizo detenerme en el camino. La noticia era clara, ella había seguido con su vida después de mi partida. Estaba casada y tenía una pequeña niña. En la fotografía parecía tan feliz como su esposo y su hija, la familia perfecta. ¿Había llegado muy tarde?

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