ALISSA BROWN
Retrocedí con las manos al aire y el miedo en las pupilas, pero ese hombre parecía que no quería dejar cabos sueltos. El arma se disparó en el momento que yo cerré los ojos. El calor y el ardor se apoderaron de mi pómulo, cuando me di cuenta estaba en el piso, con la mejilla sangrante. Intenté ponerme de pie de inmediato y entonces vi a Damián peleando contra ese hombre, forcejeando por el dominio del arma.
Me acerqué a la niñera que aún seguía viva y aproveché para liberarla, de inmediato le dije dónde estaba Amber. La mujer corrió hacia la cuna y tomó al pequeño George en brazos, el cual había comenzado a llorar desesperado por el ruido de la batalla. Mientras la niñera salía de la habitación, aterrada y cuidando de que no le tocara ningún golpe, yo me precipité a la cuna, cuando
HENRY CHAPMANVi mi reloj por decima vez, mientras mis pensamientos se habían convertido en un enjambre embravecido dentro de mi cabeza. Steve me había informado de la detención de John. Habían decomisado el auto con el que había matado a Rita. Este era mi momento para cobrar venganza y lo único que tenía que hacer era… no hacer nada, y solo esperar.—Mary es su hija —dijo Clary, rompiendo el silencio, llamando mi atención—. Rita se metió con un hombre casado para cumplir con su ambición. Me pregunto si lo cautivó desde un principio, tal vez la desesperación de Steve por no poder estar con ella como quería hacia que descargara toda su frustración en mí…—O tal vez siempre ha sido un golpeador… —contesté suspirando con molestia.—Eso no exenta a Rita de haber obrado mal. Los hombres casados no se tocan… ahí es donde te das cuenta lo vil que puede ser una mujer. Ya me doy cuenta del odio que le tenían Avril y John.Giré furioso hacia ella y me acerqué a su cama. —¿En verdad te molesta t
JOHN FOSTER Había llegado mi hora, Damián tuvo razón, debí deshacerme de ese auto mucho antes. Ahora estaba con un pie dentro de la cárcel y me temía que la pena capital fuera una opción. No había conseguido ningún abogado, y pese a que sabía que tenía todo para perder, me sentía particularmente tranquilo, supongo que era en parte porque no sentía culpabilidad por lo que hice. Aún escuchaba la voz desesperada de Avril, indignada cuando le pedí que no se presentara. Quería enfrentar esto yo solo y mantenerla lo más lejos de este problema, aún así volteaba de vez en vez, examinando las bancas detrás de mí, esperando verla sentada en alguna, sufriendo. El juicio siguió su curso y las pruebas eran difíciles de debatir. Todo estaba en mi contra y el detective solo sonreía, de seguro imaginándome en la silla eléctrica. Durante el breve receso se acercó para regodearse. —John Foster… Un gran empresario, joven y exitoso, condenado por matar a una mujer inocente —dijo entornando los ojos.
AVRIL STEELCubrí gran parte de mi cabeza con la capucha de mi sudadera. Unos pantalones de mezclilla cómodos y unos tenis resistentes por si tenía que correr, brincar o hacer cualquier malabar que demostrara mi escasa condición física.El lugar no era el más elegante o pretencioso, incluso me resultaba curioso que un policía viviera tranquilamente en un barrio de apariencia peligrosa. Me adentré en el callejón que llevaba a las escaleras para incendios. Intentando que estas no crujieran conforme subía.Conté las ventanas y llegué a la del departamento que sospechaba era del detective. Intenté abrirla, pero tenía el seguro puesto. Desviando el rostro y respirando profundamente, le di el primer codazo, hecho que solo me causó dolor. ¡No era la indicada para hacer vandalismo!—¿Avril? —escuché una vocecita dentro del departamento, se trataba de Scott quien me veía con los ojos bien abiertos, cargados de esperanza—. ¡Avril! —gritó angustiado y se precipitó hacia la ventana, comenzando a
AVRIL STEEL—¡John! —grité con todas mis fuerzas y la puerta se comenzó a sacudir. Me intenté levantar y correr hacia él, pero nuevamente Steve me tomó por la capucha de mi sudadera, tirando de mí.Con dificultad me quité la prenda, dejándola en la mano del detective y dándome la oportunidad de volver a correr hacia la puerta, pero apenas di un par de pasos antes de que me tomara por el brazo y me azotara contra la pared, al mismo tiempo que las bisagras cedían y la puerta caía al piso, dejando entrar no solo a John, sino también a Chapman.—Estas personas mataron a tu hija y tu ¿estás de su lado? —preguntó Steve encajando la punta de su pistola en mi abdomen, convenciéndome de esa manera para quedarme quieta.—Esto se acabó, Steve… Si lastimas a Avril… —dijo Chapman, pero de inmediato Steve lo interrumpió:—¿Cómo es que se pudo enamorar de una mujer como esta? ¿Se da cuenta de como lo está manipulando, doctor? ¡Abra los putos ojos! ¡¿De qué lado está?!—¿Enamorarme de Avril? Tal vez…
AVRIL STEELDespués de declarar la muerte del detective Steve dentro de la cárcel, nuestro juicio fluyó rápido y se resolvió de la misma manera gracias al equipo jurídico del doctor Chapman. La paz regresó a nuestras vidas y por fin John y yo pudimos tener la familia que tanto queríamos. La casa la vendió y se compró algo más lindo cerca de la de mis padres.Fue cuestión de tiempo para que la boda se celebrara, dos años sonaba mucho, pero en realidad pasaron como agua.—Te ves hermosísima —dijo Alissa acomodando mi cabello y viendo mi reflejo en el espejo.Posé mi mano sobre la suya, que aún cubría mi hombro y le sonreí. —Cuando regresemos de la luna de miel, te prometo que te daré un año sabático para que te vayas de aventura con Damián. ¡Pero!…—Ya sé… —Me interrumpió torciendo los ojos—. Damián y yo cuidaremos de los niños mientras John y tú regresan. Creo que cada vez somos mejores niñeros.Después de compartir una breve carcajada, la estreché con dulzura. En ese momento la puerta
AVRIL STEEL Fui la presidenta de la empresa que fundé, una mujer fuerte e independiente. Pero desde que estaba embarazada mi esposo insistía que yo debía estar en casa para cuidar nuestra niña y dejar los negocios a él. Y yo estaba de acuerdo ya que me confiaba en él, y también porque todo el mundo creía que tenía suerte de tener un matrimonio perfecto, incluía yo mismo. Y de esa manera pasaron cinco años, donde poco a poco me estabilicé en mi nueva rutina de ser madre, mientras Derek era quien trabajaba, a veces llegando hasta altas horas de la noche o hasta al día siguiente, demostrando que él podía comprometerse tanto como yo lo hacía. Esa tarde de primavera me preparé para ir por Amber, revisé el GPS y me di cuenta de que habían cerrado la avenida por la que siempre pasaba, así que tuve que tomar un atajo por una calle larga llena de restaurantes y cafeterías. Era agradable el olor a grano recién tostado, así que pasé lento, hasta que pisé el freno abruptamente, deteniendo mi
DEREK MALONE —Ya escuchó, señor Malone… Está hecho —dijo el señor Roberts, podría jurar que estaba sonriendo por la manera en la que se escuchaban sus palabras, arrastradas y venenosas—. Le mandaré el contrato corregido de esta… «renegociación», para que lo firme y me lo envíe por correo cuanto antes. Hacía un par de minutos, el señor Roberts me había informado de la llamada de Avril, desesperado, no pude más que pedirle su ayuda, aunque el costo iba a ser elevado. —Cincuenta por ciento extra es demasiado —agregué entre dientes. —Pero es lo que acordamos por mi aportación a su «causa» —contestó con sorna, sabía que tenía la sartén por el mango—. Solo le recuerdo que, en caso de que no quiera firmar o se tarde más tiempo de lo acordado, tengo la llamada grabada, tanto la de su esposa como la suya. —Usted también terminará embarrado con esto… —¿Cree que el público querrá atacarme a mí o al marido infiel que solicitó una grabación de una junta cualquiera para engañar a su espos
JOHN FOSTER Había comprado ese periódico y estaba tentado a recortar la fotografía. Avril se veía tan bella y realizada. Eso era lo que ella siempre había querido, tener éxito al forjar una empresa y formar una familia. Lo había logrado sin mí, aunque todo eso lo hubiéramos planeado juntos. Arrugué la primera plana de ese periódico y me quedé con la mirada perdida. Mi amor por ella aún vivía dentro de mi pecho, mi corazón latía por ella, pero… si la amaba, no podía acercarme después de tantos años y destruir su familia, no podía intentar volver a conquistarla. Había llegado tarde y tenía que aceptar mi derrota y respetar sus decisiones y al hombre que estaba a su lado. Por algo lo había escogido como su esposo y padre de su hija. Yo ya no tenía un lugar ni en su vida ni en su corazón, y tenía que aceptarlo por mucho que doliera. ↓ AVRIL STEEL Esa tarde, en cuanto la cena estaba puesta en la mesa, la puerta se abrió. Amber salió disparada, corriendo hacia su padre, quien tenía