Eleanor
—Tranquila, ya pasara —susurró levemente mientras me acariciaba la espalda con gentiliza.
Seguía sollozando, recargada en su hombro, después de que unas niñas me tiraran al piso y me dijeran cosas malas.
—Yo… solo quería ser… su amiga —le digo entrecortadamente por los sollozos.
—Ellas no te merecen como amiga, Elle.
Elle. Un diminutivo de mi nombre que Blake no suele usar, las únicas ocasiones son cuando estamos en situación como estas, el resto de tiempo me llama Eleanor. Dice que le gusta más.
—Pero casi no tengo amigas, solo te tengo a ti…
—¿Y no es suficiente? —cuestiona, frunciendo levemente los labios en un puchero.
—Sí, pero aun así quiero amigas —me separe de él al escuchar el timbre que anunciaba el fin de nuestro recreo. Entonces, vi pasar a las que creía mis amigas y al verme, comenzaron a reír.
Mis ganas de llorar aumentaron, y mi labio comenzó a temblar. Fue cuando sentí como alguien me abrazaba por los hombros.
—Hey. No te preocupes, ellas no volverán a hacerte nada. —me consuela.
Lo mire a los ojos y pude ver sinceridad en ellos, pero a la vez miraba que su cabeza estaba ideando un plan perverso. Y, en efecto, tuve razón.
Al día siguiente, las niñas llegaron con su cabello todo trasquilado y era claro que serían el centro de burlas durante toda una semana. Aunque mi querido mejor amigo de ojos avellana no había reconocido que había sido él, con solo verlo a los ojos lo sabía, y a eso agreguémosle que las niñas lo miraban con una mezcla de odio y terror.
Ese mismo día en nuestro descanso me acerque a él y lo abracé.
—Gracias Blake.
Me aleje y plante un pequeño beso en su mejilla. Pude notar el ligero color carmesí apareciendo en sus cachetes cuando me alejaba.
***
Estaba en clases de Neuropsicología, pero mi cabeza estaba en otro lugar.
Desde que desperté esta mañana, después del sueño que había tenido con Blake, no tuve el mejor ánimo. Era rara la vez soñaba con él, algunos sueños eran malos y otros buenos, pero aun así me sentía… apagada. Me sentía de la misma forma que cuando estaba con él.
Dentro de dos días se cumplirán 5 años desde que me separe de él, y desde hace cuatro años se convirtió en costumbre tener sueños donde él aparecía, mi ánimo por estas fechas casi siempre estaba por los suelos. No era algo que me orgullezca pero simplemente no podía evitarlo.
Al escuchar como uno libro se impactaba fuertemente sobre mi pupitre, provocó que diera un pequeño salto en mi lugar. Levante la vista y vi la mirada severa del profesor: me había metido en problemas.
—Señorita Jones, ¿está pensando en algo más interesante que mi clase? —me preguntó el terrible Profesor Saldaña.
—No señor —respondí cabizbaja.
—Entonces espero que la próxima vez preste más atención a mi clase, si desea pasar este año —y con eso se alejó de mi lugar hacia su escritorio. Escuche unas pequeñas risas de algunos compañeros, y solo les lance una mirada para que dejaran de hacerlo, y funcionó. La llamaba mirada Blake, lo sé, ridículo, pero con lanzar esa mirada puedes callar a cualquiera. Fue algo bueno que me dejo el patán de Blake.
Volviendo al Profesor Saldaña, simplemente es un dolor de cabeza. Desde que inicie este año se la ha clavado conmigo sin motivo alguno; reconozco que estos días he estado distraída, pero el resto del tiempo estoy implacable con mis trabajos y maestros ya que tengo una beca que mantener si quiero seguir estudiando.
Después de unos minutos, el profesor dio como concluida la clase y nos permitió irnos, gracias al cielo esta era mi última clase.
El profesor espero a que algunos alumnos salieran antes que él, y puedo apostar, que cuando miro que yo era de las pocas que quedaban, puso los ojos en blanco.
No entendía que tenía ese profesor en mi contra.
Guardaba mis cosas sin prisas, y cuando atravesaba el umbral de la puerta, una persona se interpuso en mi camino. Puse mis ojos en blanco al verlo.
—Hola linda.
—Hola Bruno —lo saludo algo cansada.
Les explico: Bruno es un chico de mi clase de Psicología General –donde veo cosas básicas de la misma–, desde que lo conocí sabía que no era alguien del quien podría fiarme y desde un inicio he marcado mi línea, pero él sigue insistiendo con invitarme a salir. Pase por su lado y seguí mi camino en dirección a la salida, pero lamentablemente me siguió.
—¿Te apetece ir a tomar algo?
Solté un suspiro de fastidio. —No puedo.
—Oh, vamos. Por favor.
Seguí ignorándolo pero aun podía escuchar sus pasos detrás de mí mientras bajaba las escaleras, mi salón se encuentra en el tercer piso. Estando a punto de salir por las puertas del edificio, se interpuso en mi camino.
—Un trago, al menos —intentó acariciarme la mejilla pero aparte mi cara de su tacto.
—Lo siento pero no puedo —esta no era la mejor semana para lidiar con el—. ¿Me dejas pasar por favor?
Sabía que no le gustaba ser rechazado, y menos por una chica.
Bruno podía definirlo en dos palabras palabra: engreído y pedante. Así de sencillo.
Creía tener siempre la razón y que sus palabras debían ser idolatras por la “razón” y “conocimiento” que aportaban al mundo. También portaba con un ego demasiado alto, lo cual no siempre resultaba malo pues daba a entender que alguien tenía buena autoestima, aunque eso no aplicaba con él.
Su tipo de ego alto es aquellos tediosos y molestos, que creen que pueden tener todo lo que quieran y nadie puede ni debe decirles que no.
A simplemente vista parecía alguien inofensivo, pero he generado buen radar para tipos como él, y no me ha dado buena espina desde el principio.
Note que mi rechazo no le gustaba ni un poquito, pero al menos, a duras penas, se hizo a un lado para dejarme pasar.
Cuando salí del edificio, sentí que pude respirar. Para mí, esta es mi peor semana del año.
Incluso no estando en mi vida, Blake sigue atormentándome. Ayer, de nueva cuenta he creído verlo, y esta vez, cuando intente seguirlo ya lo había perdido entre la oscuridad. Comenzaba a plantearme que estaba perdiendo la cabeza, o alucinando.
Baje las escalera de la entrada, y camine por el sendero que tomo todos los días para ir a la parada del autobús.
Cuando comenzaba a dar vuelta para rodear mi edificio y entrar al área del campus, sin querer choque con otro cuerpo, una persona que al parecer venia demasiado distraída como para mirar al frente. El choque me hizo tropezar hacia atrás, no obstante, la otra persona fue más rápida y alcanzo a sostenerme.
Levante la mirada y quede impactada con lo que mis ojos vieron.
Blake—Amigo, te juro que era la chica más guapa que he visto en esta universidad —siguió repitiendo mi amigo Nicolás, o como suelo llamarlo, Nico. Era mi único amigo en la universidad, de hecho lo consideraba como mi mejor amigo.Lo que tanto parlotea desde que nos encontramos esta tarde, es sobre una chica que conoció el día de ayer.—Esos ojos —su cara denotaba admiración—. Que ojazos tenía. Tan oscuros como la noche.Reí ante sus comentarios. —¿Y cómo se llama la chica?—No tengo idea —lo miro confundido— Hablamos un momento, nos disculpamos por haber chocado. Me parecía que estaba distraída, llegue a pensar que eras tú, tenían ligero parecido en su aura.—¿Aura? —cuestiono alzando una ceja.—Sí, esa aura distante, fría, extra&
BlakeCuando abrí los ojos supe dónde estaba al instante al ver una pequeña habitación, con sillones cafesosos, una mesita pequeña en el centro de la sala y un televisor algo maltratado enfrente de esta.Los volví a cerrar con fuerza y pellizcaba mi brazo como un niño para poder despertar, pero no servía de nada.Entonces una fuerza inexplicable, me hizo abrir los ojos de golpe y una escena tan conocida se presentó frente a mí:Eleanor estaba sentada en uno de los viejos sillón de la sala de estar, con su vista fija en un libro. Se veía en paz pero sabía que no duraría mucho.Intente acercarme a ella para sacarla de ahí, sin embargo, no podía moverme. Intente llamarla, pero tampoco tenía voz. Y en ese momento se oyeron unos pasos provenientes de las escaleras.Una vez
EleanorEran las 6:00 p.m. mi hora normal de salida.Mis clases inician a las 7:30 p.m. y terminan hasta las 11:30 de la noche, era agotador tomando en cuenta que al día siguiente tenía que levantarme temprano para tomar el autobús que me deja en la universidad para comenzar mi trabajo, además siempre tengo que estar antes de que llegue la bruja.La susodicha ya se había ido aproximadamente hace una hora y me había dado el resto de la tarde libre, ella no tenía ni la menor idea de que estudiaba por las noches, pero estaba atrasada con unas cosas que no quería dejar para después así que decidí quedarme hasta mi horario normal de salida.Este día había sido más agotador que de costumbre, además del hecho de que no había podido consiliar el sueño en ningun moemento despues de haberme despertado en la madrugada al soñar con el
BlakeSalí de mi departamento en dirección al elevador, con un fuerte dolor de cabeza.No era ningún niño como para no saber que no debía tomar entre semana, menos sabiendo que tengo clases al otro día, y muchos menos cuando tenía conciencia de que tendría pesadillas. No pude cerrar el ojo el resto de la noche, así que me resigne: mire televisión e hice tareas pendientes.Cuando el elevador llego a la recepción, me coloque unas gafas de sol antes de salir para que no se notaran demasiado mis ojeras y que la luz solar no me matara.Al pasar por el escritorio de Joe, el portero, me saludo como todos los días.—¿Noche alocada con el señor Nicolás? —pregunta sin intentar ser entrometido.—Algo así. —de cierta manera envidio su cara tan sonriente, yo no podría ni sonreír sin que me doliera
BlakeMuchas veces fantaseaba con este momento. Imaginaba que ella correría hacia mí, emocionada y me perdonaría todo, que reiríamos y volveríamos a ser amigos; ahora que lo vivo en carne propia, me doy cuenta que mi imaginación estaba muy lejos de la realidad, esto no era como lo imagine para nada.Solo nos mirábamos a los ojos sin saber que hacer o decir, estando aun en la misma posición. Yo con mis manos en su cintura y ella con las suyas en mis brazos.Ella no había hablado, ni soltado el más mínimo sonido. Solo porque la sostenía de la cintura, podía estar seguro de que era real y no un efecto de mi imaginación.Seguía esperando que todo esto tan solo fuera otra de mis pesadillas y que ella se evaporara para siempre en algún momento, pero eso no pasaba, así que cada vez estaba más seguro que esta era la realidad.
Eleanor¿Conocen la sensación de opresión?La opresión está definida como el acto de oprimir, sofocar, presionar, someter, ahogar…Aquella opresión que te oprime el pecho cuando muere algún personaje querido de algún libro que estés leyendo, o cuando te sofocas porque tu mascota escapa de casa y no lo vuelves a ver nunca más, o cuando la vida te somete a pasar por la muerte de algún familiar, es tanta la opresión que te produce dolor. Ese dolor que oprime tanto que sientes como si te dejara sin aire, como si te ahogaras.Esa sensación, esa opresión, ese dolor: oprime, sofoca, presiona, somete y ahoga tanto que te cuesta respirar ya que en el fondo sientes que no tienes salida, pero también sabes que en algún momento pasara y se volverá en un simple recuerdo. Que dejara de ser un
BlakeLa luz del día chocaba con mis parpados, molestándome un poco.Comencé a moverme para desperezarme, y me estire mientras soltaba un bostezo, me sentía tranquilo después de haber pasado una noche sin pesadillas después de tanto tiempo.Sin embargo, mi tranquilidad se vio interrumpida al recordar unos ojos café oscuro.Eleanor…Después de cinco años el destino nos volvía a reencontrar, o quizás fue solo una simple casualidad. Aunque de algo estaba seguro, no sería la última vez que la viera, me aseguraría de ello.Ayer al llegar a casa me prometí que la buscaría e intentaría arreglar las cosas, o tan siquiera buscaría su perdón.No me merecía nada de ella, ni que me mirara. Una parte de mí no dejaba de repetirme eso una y otra vez. Pero por una vez, quiero ser e
EleanorUn nuevo dia, otro seguimiento de la misma rutina.Despertar, desayunar, salir de casa y esperar el autobus. Llegar al campus universitario cuando el sol ni siquiera esta en su punto más alto por lo que los rayos de sol, no se sienten.Suelo ser de las primeras en llegar al edificio donde trabajo, no hablo con el resto de las asistentes de otros profesores pues son señoras grandes de edad que no se muestran muy amigables con la jovencita que en vez de estudiar, trabaja.Que fácil es juzgar aveces, ¿eh?Hoy el día pasa demasiado rapido, la bruja llego de buen humor, asi que no he tenido que soportar sus reclamos cuando cometo un minimo detalle como la falta de un acento en los reportes que le entrego.Esa mujer es demasiado perfeccionista.Al menos se ha ido, y no tengo pendientes.Guardo mis pertenencias laborales en los cajones y verifico que todo este apagado y guardado en m