|07|

Eleanor

Eran las 6:00 p.m. mi hora normal de salida.

Mis clases inician a las 7:30 p.m. y terminan hasta las 11:30 de la noche, era agotador tomando en cuenta que al día siguiente tenía que levantarme temprano para tomar el autobús que me deja en la universidad para comenzar mi trabajo, además siempre tengo que estar antes de que llegue la bruja.

La susodicha ya se había ido aproximadamente hace una hora y me había dado el resto de la tarde libre, ella no tenía ni la menor idea de que estudiaba por las noches, pero estaba atrasada con unas cosas que no quería dejar para después así que decidí quedarme hasta mi horario normal de salida.

Este día había sido más agotador que de costumbre, además del hecho de que no había podido consiliar el sueño en ningun moemento despues de haberme despertado en la madrugada al soñar con el día que deje a Blake.

Hoy por fin se cumplían 5 años, y seguía doliendo con la misma maginitud de aquel dichoso día en el que él se alejó por el camino de la preparatoria.

Recuerdo perfectamente como al llegar a casa me puse a llorar como magdalena durante toda la tarde hasta las tantas de la noche. Muchas veces estuve a punto de sucumbir a mis verdaderos deseos y marcar el botón verde que aparecía en la pantalla de mi celular junto a su nombre, pero lo bueno era que finalmente me arrepentía al recordar las palabras que me dijo y utilizo contra mi, el cómo me llamo perra después de haberle confiado eso.

Él y yo nos conocimos en el peor momento de nuestras vidas, pero aun así encontramos un soporte el uno con en el otro durante muchos años. Desde que nos concocimos en aquel parque...

Al final no supimos manejar nuestros problemas, pues cuando estos mismos comenzaron a hacerse mucho más grandes y salirse de control, actuamos de la peor manera posible. Los convertimos en aquello que tratabamos de evitar en nuestros supuesto hogares.

Una horrible opresión comienza a exparsirse por mi pecho al recordar sus palabras.

“Por simple pena. Me das pena al saber todo lo que pasas”

“En que eres una completa perra”

“¿Qué? ¿A la pequeña perra no le gusta que le digan la verdad?”

Unas inmensas ganas de llorar igual aparecieron. E inhale varias veces para que las lágrimas no salieran como paso esta mañana al simplemente abrir lo ojos.

6:30 p.m.

M****a, no puedo creer que acabo de perder 30 minutos pensando en el patán de Blake; guarde con rapidez mis cosas en el escritorio y me aseguré de que todo estuviera bien resguardado y apagado para comenzar a caminar hacia el exterior.

Salí del edificio de despachos de los profesores. Revisé la hora en mi celular, 6:45 p.m.

Mi clase inicia en 45 minutos más, y por lo menos aún tengo tiempo, aunque decido ir andando de una vez para no andar corriendo por el campus para llegar puntual. Adémas, primero debo llegar a mi casillero para recoger mi mochila con mis útiles escolares, la cual me está esperando desde que la dejé esta mañana antes de irme a mi escritorio a trabajar.

Al comenzar a caminar por el campus podía ver a chicos riendo con sus grupos de amigos, otros yendo a la parada de autobús para irse a casa después de un largo día, algunas parejas acarameladas por aquí y por allá. Puse los ojos en blanco al verlos.

Tan siquiera ellos pueden tener una vida amorosa, me recordó mi conciencia.

Y tenía razón, simplemente no sirvo para eso de las relaciones. Solamente he tenido un novio en mi vida el cual solo duramos pocos meses durante mi último año de preparatoria, aunque al final como sea no funcionó. Los dos no funcionabamos juntos.

Y francamente era muy torpe: cuando intentó darme mi primer beso, calculó tan mal que terminó siendo un choque de cabezas.

Y sí, leyeron bien, casi 21 años y sigo virgen de mis queridos labios.

Lo sé, que patético, pero no me culpen; al salir de la preparatoria decidí enfocarme en lo más importante de esos dias: mis estudios…, obviamente no fue del todo así.

Había un chico, Daniel, de mi segundo año con el cual comenzaba a tener algo, pero como saben, tuve que dejar la universidad abruptamente. Y cuando regrese a la universidad fue con en el horario nocturno, él estaba en el de la mañana. Entonces ya no supe nada sobre él.

Tanto así es mi trágica vida amorosa.

Eso me hizo recordar al chico con el choque ayer. Era muy atractivo, sin embargo, lo que verdaderamente me cautivo fueron sus ojos, tenía un lindo color verde. Pero soy tan idiota que me aleje de él rápidamente sin la oportunidad de saber su nombre y ni él el mío. Otra vez había perdido una oportunidad con un chico lindo, y este me había agradado a la primera, y cabe aclarar que eso no sucedía con frecuencia.

Desde hace años descubrí que al final no me sentía del todo cómoda con… cualquier persona en realidad. En ocasiones chicos de mis clases se me han acercado con la clara intención de querer conocerme o sacarme el número telefónico, pero al fin de cuentas nunca me siento llena.

Suena algo precipitado, lo sé, quizás debería darles a ellos y a mi más oportunidad de conocernos, pero sabía cómo resultaría al final y prefiero no ilusionar a nadie.

En pocas palabras, algo faltaba en esos chicos. Seguía tratando de entender qué. Claro, excepto con Daniel, con él no sentía esa falta. 

Y, desde entonces, no hallaba eso en otro chico, bueno, no desde ayer que choque con alguien que me agrado al instante. Lo mismo sucedió con Daniel cuando se presento conmigo al verme tan solitaria.

Como sea, estaba segura que terminaría sola por el resto de mi vida. Quizás no sería tan malo como nos lo hacen quere ver siempre...

Iba tan sumida en mis pensamientos que termine chocando contra el pecho de alguien más con demasiada fuerza, –igual que ayer–, provocando que me fuera para atrás.

En verdad que mala suerte estoy teniendo estos días.

Comencé a prepararme mentalmente para el golpe en mi pobre trasero, cuando sentí como unas manos me tomaban con demasiada fuerza por la cintura haciendo que me estabilizara.

Por reflejo, para asegurar que no me cayera, puse mis manos en los brazos de la otra persona y me pegue al pecho del desconocido. Había cerrado los ojos de igual manera por reflejo y por la cercanía de un aroma peculiar que llego a mi nariz. Un aroma que se me hacía tan familiar, un aroma que llegue a conocer muy bien, su aroma.

Abrí los ojos de golpe y tuve frente a mí un pecho cubierto por una camisa fina negra, tenía miedo de levantar la cabeza y confirmar mis sospechas, el desconocido hasta el momento no había dicho nada ni hecho el intento de separarse, y eso solo aumentaba mi temor a que…

Con un gran nudo en la garganta y el corazón desbocado, alcé mi cabeza lentamente para toparme con los ojos color avellana de la persona a la cual jamás creía que volvería a ver. No ahora, no nunca.

—¿Eleanor?

Y en el peor momento, y con la peor persona, me sentí completa después de cinco años.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo