—Adriano, ¿qué ocurre? —le preguntó, pero no tengo contestación. Así que busco rápido una solución, pasamos cerca de las escaleras y me sostengo del barandal de las para impedir que él siga jalándome. Él solo se da la vuelta, apartando mis manos y subiéndome en su hombro. —¡Adriano, bájame! —elevó la voz mientras golpeó su ancha espalda, intentando liberarme de su agarre, pero es en vano porque no logro que ni se inmute, además de que ni caso me hace, es como si me ignorara. Salimos de la casa en plena oscuridad, siento la brisa fresca tocar mi espalda y cómo mueve mi cabello que cae en mi rostro. —¡Arreglen todo, nos iremos esta misma noche! —les grita Adriano a sus hombres. Veo cómo algunos guaruras pasan por nuestro lado dirigiéndose a la casa. Adriano me baja de su hombro; estamos al lado de un auto oscuro de lujo. Max tiene la puerta abierta. —Entra, Mia —me ordena. —No voy a hacerlo —me niego y, debido a la poca luz, noto como él aprieta la quijada conteniendo la ira.
P.O.V. Adriano Me siento frustrado, molesto y con un sentimiento bastante extraño porque le acabo de decir algo a Mia, algo delicado, y ella lo toma como un juego. No sabe que ese hombre es malo y que solo querrá lastimarla, pero no discutiré con ella; prefiero ahorrarme palabras y no seguir molestándome.. Por fin, después de minutos, sintiendo esa aura pesada y una incomodidad terrible, él detuvo el auto. Miro cómo todo está listo, oigo cómo Max quita los seguros de las puertas y, antes de que pueda reaccionar, miro cómo Mia abre la puerta, saliendo disparada del auto. —Maldición. Salgo también del vehículo, corriendo detrás de ella que va a toda velocidad, pero para mí no es nada grave porque desde muy joven me la he pasado corriendo, así que esto es pan comido para mí. —¡Corre, Mia, corre porque el lobo va detrás de ti! —expresó de forma juguetona. Miro como uno de mis hombres que se acerca a toda velocidad para auxiliarme, pero le hago una señal con la mano para qu
P.O.V. Mia Abro los ojos al sentir un movimiento brusco, miro a todas direcciones, algo asustada y aturdida. —Tranquila, estamos por aterrizar. —Adriano me habla; yo lo veo de reojo, aunque no le digo nada. Volteo hacia la ventana corroborando lo que él me acaba de decir. La vista empieza a cambiar; antes se veían solo nubes y mar. Ahora se vuelve verde con algunas montañas y árboles. Cada vez estamos más cerca de la tierra y justo cuando menos me lo espero, se siente como el jet ha tocado tierra. Bajando cada vez más su velocidad hasta quedar completamente quieto. Adriano se levanta y miro cómo sus hombres pasan rápidamente abriendo la puerta. —Andando —habla Adriano de nuevo. Desabrocho el cinturón poniéndome de pie. Él me da el pase primero y me dirijo hacia la puerta. La luz empaña mis ojos; intento acostumbrarme a la luz teniendo por fin claridad. Contemplo la enorme pista de aterrizaje con varios autos oscuros al pie del jet y con bastantes guardaespaldas armados
P.O.V. Adriano. Me dirijo hacia la casa de mis padres; después de unos minutos, por fin hemos llegado. Bajo rápido para terminar rápido con esto y poder regresar con mi querida Mia. Voy por el pasillo de la mansión hasta llegar a la oficina de mi padre; entro sin tocar y lo veo ahí sentado, a mi viejo, teniendo la vista fija en sus documentos. Noto cómo su cabello cada vez se torna más y más blanco. Recuerdo cuando era niño que jugaba con él en el jardín y su cabello era de un mismo tono, pero bueno, eso fue hace muchos años. —Llegaste rápido —dijo mi padre mirándome por encima de los ojos. —Sí, decidí llegar a tiempo —mencionó con tranquilidad. —Ya veo —declaró en un tono bastante seco, es como si estuviera molesto conmigo. —¿Ocurre algo? Te noto algo raro —indagó tomando distancia. —No lo de tú dime —dijo—. Vi que compraste una nueva casa y que sacaste una cantidad exuberante de la cuenta, además de que me acaba de mandar esto —saca la hoja de divorcio. Y me hace
Cuando mi hijo se ha ido, salgo de mi habitación y voy directamente hacia la oficina de mi esposo. Entro sin tocar porque no lo necesito. Al abrir la puerta rápido, veo cómo él levanta la vista. —¿¡Qué demonios tienes en la cabeza!? —gritó furiosa. —¿Qué te pasa, cariño? —Todavía lo preguntas, ¿cómo te atreves a decirle eso a Adriano, decirle que tiene que darse con esa mujer que no ama? —Ya veo que te fue con el chisme —menciona, bajando la vista a sus papeles. —No me fue con ningún chisme, solo fue sincero conmigo y te advierto que no dejaré que te interpongas en esto. Recuerda que quedamos en algo: si él quería divorciarse, lo apoyaríamos —le recuerdo lo que hablamos. —Sí, lo sé, pero creí que sería con el tiempo, no a pocos meses de haberse casado. ¿Cómo crees que afectará eso a su imagen, que ya está totalmente manchada por Sara? —protestó, molesto. —A mí no me importa nada de eso, deja que él sea feliz. —Dejar que se quede con la prima de su esposa —agregó. —Si él
P.O.V. Tania —Debo de hacer esto bien, no puedo permitir que ese par estén ni un minuto más juntos. ¿Qué tal y esa zorra salga embarazada? Arruinaría mis planes y además que no sé si tendría el valor para asesinar a un bebé —digo mientras doy vueltas alrededor de mi habitación, pensando con claridad lo que haré. Y es que con toda la información que me dio ayer Ned, estoy más que segura de que tengo que viajar a Alaska y encontrarme con ese tal Bastian. He preparado todo; tengo lista mi mochila con lo más necesario porque solo sería un viaje de ida y vuelta. No me quedaré mucho tiempo; solo tengo una noche para convencerlo porque, si me quedo más tiempo, todos pueden sospechar. Ned me consiguió un vuelo para mañana temprano; solo tengo que esperar a que Nicola se vaya, y es que me dijo que se iría unos días con su madre, ya que está enferma. Sí, me dijo de qué, pero no le tomé importancia. Así que me quedo aquí en mi habitación leyendo la información que Ned me envió sobre
—Ayúdame a quitársela y Mia será para ti. Oigo las palabras de esa mujer. Habla de su prima como si se tratara de un animal en venta. No sé si sea buena idea ayudarle; ¿qué tal si es una trampa para ir de nuevo a España y, cuando me tengan donde quieren, me matan para que no siga con mi investigación de la verdad?—No lo sé, sigo creyendo que todo esto es una trampa, porque si tú eres su esposa, como lo dices, ¿por qué estás aquí y no estás allá peleando por él? Y si te amara de verdad, no creo que te haya cambiado tan fácil —agregó, mirándola con atención para averiguar lo que trama. —Él y yo tenemos algunos problemas, pero nada que no podamos superar, solo que no sé qué mosca le picó para llevarse a mi prima, así que ahora mismo te pido que me ayudes, así tú te llevas a Mia y yo podré estar con mi esposo. Estoy segura de que al quitarla del camino, él regresará a su normalidad —me sigue intentando convencer, pero sigo creyendo que hay algo extraño aquí.—No es que defienda a ese
P.O.V. Bastian Llego a mi departamento sintiéndome tan frustrado, molesto y lleno de dudas. Tiro algunos floreros de cristal que están en la mesa de centro, rompiéndolos en mil pedazos para intentar combatir mi estrés. —¡Ah! —grito, haciendo que mi voz resuene en cada rincón del departamento. Y es que no puedo creer que Mia, mi dulce Mia, esté en los brazos de Adriano Borbon, el hombre que me quitó lo que más quería, la única persona que me entendía, mi hermosa hermanita Sara. Aunque también tengo parte de culpa por dejarme influenciar por Félix, su padre, que tanto me insistió en que ellos debían de conocerse, que sería muy bueno que la familia Russo y los Borbon estuvieran unidos. Y que así nadie podría estar en su contra. Mi estúpida ambición me cegó; todavía recuerdo cuando le conté a Sara lo que había decidido. (Flashback) Era una tarde de verano; me había encontrado con Félix, discutimos un poco de cómo sería el encuentro entre ellos y al final citamos que todo